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Victoria – Paloma Sánchez-Garnica

Reseñado por Malosa

A ver si me convenzo y de una vez, dejo de leer los premios Planeta…porque es que nunca me gustan. Bueno, realmente no es tan así. Alguno me ha entretenido, y en algún caso podríamos decir que estamos ante novelas de cierta calidad, como la que nos ocupa hoy…pero hasta el extremo de ser merecedoras de un galardón y un prestigio como el que se supone otorgan estos premios…pues no. Y llevo ya unos cuantos leídos a la espalda.

Como podréis suponer con esta introducción, no me ha entusiasmado la propuesta de Sánchez-Garnica. Y es el primer libro que leo de ella, así que no puedo decir si es peor o mejor al resto de su bibliografía. Lo que sí puedo afirmar es que, si bien me ha resultado un buen libro, no puedo creer que sea el mejor de los que optaron al Planeta. Ni me parece una novela de 10.

Sinopsis

Recién terminada la Segunda Guerra Mundial, en un Berlín arrasado y sin futuro aparente, Victoria sobrevive cantando cada noche en el club Kassandra. Pese a tener una mente prodigiosa, capaz de crear un poderoso sistema de cifrado de mensajes, su hija Hedy y su hermana Rebecca dependen de ese mísero sueldo para sobrevivir. Un chantaje sin escrúpulos por parte de los rusos obligará a Victoria a viajar sola a Estados Unidos, donde, sin embargo, disfrutará del amor incondicional del capitán Norton. Allí descubrirá que la que parecía la sociedad más democrática del mundo esconde una rancia capa de racismo e injusticias de la mano del Ku Klux Klan y el senador McCarthy.

Opinión personal

No me sorprende no coincidir con las opiniones mayoritarias de los lectores (la rara soy yo, no lo dudéis), es algo que me pasa a menudo. Pero sí me sorprende la cantidad de comentarios positivos que cosecha esta novela. Hasta el punto de que no he encontrado ni uno solo claramente negativo.

Sobre su autora, comentar que Paloma Sánchez-Garnica no es ninguna aficionada en esto de escribir. Madrileña, licenciada en derecho, geografía e historia, ha publicado muchas novelas de cierto éxito y con alguna adaptación a la pantalla. Especialmente sus dos últimos libros, La sospecha de Sofía (2019) y Últimos días en Berlín (2021), la han consagrado como una escritora de referencia. Yo he de reconocer que no la conocía hasta su Victoria.

La autora ha dicho que su novela no debería encuadrarse en la novela histórica. Dirá lo que quiera, pero en mi opinión la parte histórica es lo que mejor está tratado. Y este relato no se sostendría si el momento histórico fuera distinto. O inexistente. Porque es justo esto lo que da pie al argumento, a las relaciones entre los personajes y a las idas y venidas por los dos escenarios principales, Alemania y USA.

Toda la parte histórica está perfectamente recreada y bellamente tratada. Paloma nos mete de lleno en un momento sobre el que se ha escrito mucho, la segunda guerra mundial, pero lo trata desde otra perspectiva: el después del conflicto. Asistiremos a la situación de Alemania en la post-guerra, a la pobreza y falta de oportunidades, a la desesperación por sobrevivir, a cómo la Rusia comunista campa a sus anchas y participa en la desolación de un país. De aquí la autora nos lleva al escenario contrario y viajamos a la tierra de las oportunidades, los Estados Unidos. Y vemos cómo no es oro todo lo que reluce, y cómo el racismo y la segregación racial eran moneda frecuente en este país tan supuestamente liberal. Por en medio, Paloma nos pasea también por un campo de trabajo de la Rusia comunista y nos finaliza su recorrido de nuevo en Alemania, en plena guerra fría, culminando con otro acontecimiento histórico relevante como fue la caída del muro de Berlín.

Como decía, este escenario histórico es el marco principal de la novela y lo que le permite denunciar muchas cosas, por ejemplo el racismo de América en clara comparación con el comunismo de Alemania, dando a entender que la segregación y el sentirse por encima de los demás es el germen de la violencia, la pobreza y el dolor. Pero también le permite recrear temas universales como son el impacto terrible y desolador de la envidia y cómo desemboca en el odio, la fuerza del amor, el poder y la valentía de la honestidad o la capacidad redentora del perdón. Todos estos temas están bien tratados y son desarrollados a través de la protagonista y resto de personajes secundarios.

Y hablando de personajes, mencionar que aunque la novela se llame Victoria, el protagonismo es compartido entre el femenino, Victoria y el masculino, Robert. Y cada uno de ellos sigue una línea argumental casi paralela y recrea una temática. Victoria, Alemania, post-guerra y pobreza. Robert, USA, racismo y honestidad. En mi opinión, el personaje femenino es mucho menos plano y tiene más fuerza y enganche, que el masculino. Alrededor de ambos pululan varios secundarios, sobre todo a destacar la hermana e hija de Victoria, Rebecca y Hedy, respectivamente. El odio y las consecuencias terribles del adoctrinamiento, la primera. El perdón y la juventud, la segunda. Ambas personalidades bien conseguidas y capaces de evolucionar a lo largo de las páginas. Al igual que la protagonista.

Hasta aquí todo son cosas buenas e igual que os decía al principio que consideraba Victoria un buen libro, también os decía que no me ha entusiasmado. Y es verdad, sobre todo por dos cosas principales:

– Su carácter melodramático. Vale que el momento no es de bonanza, pero es que hay tanta desgracia junta…que se me atraganta un poco. No me gusta tanto el drama en lo personal, prefiero leer cosas que me dejen buen sabor de boca. Y ya que hay tanto drama, al menos, pido un poco de emoción. Que se me caiga alguna lágrima. Tampoco. Ninguna de las desgracias que sufre la protagonista me enternecieron lo más mínimo.

– Sus altibajos. Y esto me pareció casi lo peor. El inicio me gustó mucho y me enganchó sobremanera. Toda la vida inicial de Victoria en Alemania, la relación con su hija y hermana, su encuentro con Robert…apuntaba todo muy bien y volvía a la lectura con ganas. Pero cuando nos vamos a USA y Robert toma el protagonismo, la novela se desinfla de mala manera. Y todas las andanzas de Robert y la vida de Victoria allí, se me hicieron eternas. El último cuarto del libro vuelve a despegar y llegamos a un final convincente, aunque un poco cliché. Pero a estas alturas yo ya había perdido todo el interés en esta historia. Y reconozco que acabé el libro por poder incluir la reseña aquí. Si no, igual a la mitad lo hubiera dejado.

En resumen, diría que bien, si atendemos a las bondades literarias. Pero se me quedó muy justo en entretenimiento. Igual pensáis que el género histórico no es lo mío, pero hay muchas novelas de este género que me han encantado y se me han hecho muy entretenidas. Aparte de que aquí también hay mucha narrativa. El tema es que esta obra no ha conseguido engancharme en todas sus páginas. Y esto, para mí, le hace bajar puntos de manera inmediata.

Calificación: Entretenido. Podría incluso rozar el bueno, depende para qué lectores.

Por qué decidí leerlo: Por mi relación amor-odio con los premios Planeta. Yo tampoco lo entiendo, no le busquemos explicación…

Lo mejor: La parte histórica, sin ninguna duda. Los diversos temas que trata y que denuncia, de una forma bastante valiente y no siempre concordante con el ideario popular.

Lo peor: El ritmo variable. Que se nos hace largo. El personaje de Robert y su línea argumental.

¿Volvería a leerlo?: No.

¿Lo recomendaría?: Si te gusta la novela histórica, sí, probablemente lo disfrutes. Pero si eres de los que prefieres estar enganchado a una historia, aunque no esté impecablemente escrita, ni te acerques.

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Malosa

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