Qué ganas le tenía a este libro … no por su título, ni por su sinopsis, ni por el estilo, ni siquiera por su bonita portada. Le tenía ganas porque la autora es Diane Setterfield, la escritora que me conquistó del todo con su primera incursión en la literatura, El cuento número trece. Entre lo mucho que me había gustado este libro y el tiempo que estaba tardando en sacar el siguiente, me sentí entusiasmada cuando esta novela salió a la luz. Quizá también por esto mi decepción ha sido tan grande cuando lo he finalizado.
El hombre que perseguía al tiempo me ha parecido tan poco ameno, tan mal escrito y tan tópico, que he llegado a dudar que su autora fuera realmente Diane Setterfield.
Sinopsis
William acababa de cumplir diez años cuando consiguió la admiración de todos sus amigos: su ojo experto apuntó a un grajo que descansaba en un árbol lejano y, tras un instante de concentración, el tirachinas dio en el blanco. Nada grave, en apariencia; solo una chiquillada, pero desde entonces su vida cambió y William se propuso olvidar el pasado, trabajando duro para adelantarse al tiempo y a sus leyes.
Los años fueron pasando, y un hombre vestido de negro empezó a rondar a William en las circunstancias más trágicas. Nació así una extraña unión entre los dos caballeros, y se inauguró en Londres una tienda espléndida, donde se exponían las telas y los complementos adecuados para el duelo de los difuntos. El negocio fue un éxito, y William durante un tiempo pensó que su apuesta por el olvido era acertada, pero llegó un día en que un grajo muy negro surcó el techo acristalado del almacén y de golpe el pasado volvió, cargado de secretos y dispuesto a tomarse su venganza.
Opinión personal
Lo digo como lo siento: casi 5 años tarda Diane Setterfield en publicar su segunda novela … y el resultado es esto!! Mejor que no la hubiera escrito, la verdad. Como firme defensora de la autora, cogí esta novela con muchas ganas y desoyendo los comentarios mayoritarios negativos que hay por la red. ¡Craso error! Me sumo a la mayoría esta vez y os digo que este libro no merece la pena.
Hay una cosa que sí quiero reconocerle a Setterfield, y es su capacidad para cambiar radicalmente el tipo de historia y los personajes, aunque siga encuadrada en la novela victoriana. Esta nueva entrega no tiene nada que ver con su ópera prima y yo aprecio mucho la valentía de los autores que se atreven a salir de la rutina y a escribir cosas distintas. Aunque es cierto que en este caso a la británica le ha salido el tiro por la culata…
Sinceramente, poco más positivo puedo sacar … se trata de la historia de William Bellman, cómo pasa de muchacho avispado pero indeciso (cuyo suceso con un grajo en la infancia le marca para siempre) a hombre de negocios de éxito. Para ello, la autora describe con profusión la industria de los tintes (llegando hasta el máximo detalle del negocio textil de finales del S.XIX) en primera instancia y posteriormente lo relacionado con la empresa funeraria (también al detalle). Como intento de novela costumbrista y pormenorizada, vale. El problema es que, a mi juicio, la ambientación es errada porque ni es atractiva para un lector medio ni la autora nos la hace atractiva (se pasa de descriptiva y la historia en torno a, no ayuda en absoluto a dinamizar el tema). Todo esto hace que, por supuesto, el ritmo se resienta continuamente.
Todo el relato gira alrededor de Bellman que es un personaje que se hace francamente antipático, yo al menos no logré empatizar con él en toda la novela. La autora no entra demasiado en su psique real, a pesar de que todo se cuenta en torno a su figura, sino que le envuelve en una especie de obsesión con el trabajo traumatizada por un suceso infantil, incomprensible por otro lado. Los secundarios tampoco dicen demasiado, a excepción de Dora, la hija de Bellman. Pero que está totalmente desaprovechada en cuanto a su papel en el libro y en cuanto a las nulas interacciones que mantiene con el personaje principal, lo que nos hace no relacionarla demasiado con el hilo conductor de la historia (¿qué pinta Dora realmente?¿Es el pretexto de la relación entre Bellman y Black? Muy original este último nombre, por cierto. Se nota que la autora ha visto la película protagonizada por Brad Pitt, ¿Conoces a Joe Black?).
Y ya no es que sea aburrido, que no haya quien le pille el punto al personaje y a su vida, que nos importen un comino los tintes del siglo pasado…lo peor de todo, es que no acabo de verle el sentido a la historia. ¿Pero qué quiere decirnos Setterfield? Por ahí he leído algunas opiniones que describen esto como una novela gótica sobre la ambición. Yo discrepo, no creo que el problema del personaje principal sea la ambición. Bellman no trabaja de sol a sol por ganar dinero (al final del libro, de hecho, vemos que en realidad le importa un comino su fortuna), sino por una especie de deuda contraída, por un sentimiento de culpa desgarrador que le asola desde la infancia (lo del grajo, que tampoco acabé de entender) y se ve acentuado por un hecho traumático que le acontece en su edad adulta. He visto mucho de desesperación, de obsesión, del sentimiento de culpa del superviviente…y nada de ambición.
Por tanto, se acaba el libro y yo como lectora no he acabado de entender el mensaje de la autora, ni el papel de los grajos (cuyas descripciones y hábitos de conducta se detallan de forma intercalada en el libro hasta el hartazgo), ni qué significa realmente el personaje de Black. Dicen por ahí que esto es una fábula sobre la muerte … ahí puedo coincidir un poco más, pero no me hacían falta tantas páginas y una historia tan absurda y tan poco entretenida para hacer una metáfora sobre el paso del tiempo.
En fin que … un fiasco total y absoluto. Leeré la tercera novela de Setterfield si decide escribirla, pero desde luego el trompazo ha sido estrepitoso tras su fantástica ópera prima. Como decía al principio, si me dicen que esto no lo ha escrito Diane Setterfield … me lo creo.
Por qué decidí leerlo: Porque El cuento número trece fue una novela que literalmente me entusiasmó.
Lo mejor: La decisión de la autora de escribir algo radicalmente distinto a lo anterior. Su capacidad para hacernos creer en ella ciegamente y acabarnos este libro, pensando continuamente que algo iba a pasar y que algo trascendente nos quería decir con esta historia.
Lo peor: No hay ritmo, ni personajes de calado, ni ambientes interesantes, ni secundarios significativos, ni interés despertado, ni entretenimiento ni, lo que es peor, sentido y lógica en esta novela. ¿Pero qué, qué diablos nos quería decir la autora con este libro?
¿Volvería a leerlo?: Ni hablar, con lo que me ha costado terminarlo.
¿Lo recomendaría?: No, a ningún tipo de lector.
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El hombre que perseguía el tiempo
Otros libros del estilo que podrían gustarte (mucho mejores cualquiera de ellos):
– El cuento número trece (Diane Setterfield)
– El legado (Katherine Webb)
– Jane Eyre (Charlotte Brönte)
Malosa
Estoy de acuerdo con ésta crítica. Terminé de leerlo y aún dudo de que la autora sea la misma que El cuento número trece… No tiene sentido alguno el incidente de la infancia, ni la presencia de Black, ni la afinidad que había entre Bellman y Black… éste libro es un desastre le doy 4 de 10