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Película – La Red Social (Revisión)

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Reseñado por 0017

Ficha técnica

Título original: The Social Network

Año: 2010

Director: David Fincher (The Game, Seven, El club de la lucha, Zodiac, Millenium)

Guión: Aaron Sorkin

Basado en el libro de Ben Mezrich, Multimillonarios por accidente: El nacimiento de Facebook. Una historia de sexo, talento, dinero y traición En versíón Kindle

Música: Trent Reznor

Fotografía: Jeff Cronenweth

Reparto

  • Jesse Eisenberg
  • Andrew Garfield
  • Justin Timberlake
  • Rooney Mara
  • Brenda Song
  • Rashida Jones
  • Max Mingella

Uno de los realizadores contemporáneos que más me gustan últimamente (con permiso de Christopher Nolan, que para mí juega en otra liga) es David Fincher. El director de Seven, El club de la lucha y la versión americana de Millenium gana con el tiempo conforme va dirigiendo nuevas películas y proyectos personales. La tercera entrega de Alien (su debut en la dirección) resultó excesivamente bizarra y la etiqueta de película de encargo pesó demasiado en su factura. Sin embargo, el toque que dio en El club de la lucha fue el de una cinta rompedora en todas sus facetas, desde el argumento con sorpresa final hasta el planteamiento antisocial y crítico que desprende toda la obra. Con Seven nos volvió a sorprender reformulando el género policíaco y de asesinos en serie, aunque con Zodiac no le salió tan redonda la jugada y nos brindó una película más densa todavía a lo que nos tiene acostumbrados.

La película es una adaptación libre de la biografía no autorizada de Mark Zuckerberg, y del proceso de creación que siguió para alumbrar uno de los mayores fenómenos de la informática del siglo XXI: la red social Facebook. De cómo una ruptura amorosa creó un proceso en cadena en la privilegiada y obsesionada mente del protagonista, ridiculizando a su novia en su blog primero y hackeando la base de datos estudiantil de Harvard después. El rápido número de visitas en una web creada para comparar las fotos de las chicas del campus y la caída del servidor del mismo le dio la idea para crear un sitio donde la gente crea amistades basadas en las invitaciones privadas para gente de la universidad. Mediante un oportuno juego de flashbacks y flashforwards simultáneos se nos muestra las múltiples demandas judiciales a las que se enfrenta por el robo de una de las mayores y más lucrativas ideas del siglo. Por un lado los gemelos Winklevoss, quienes se sienten estafados por Zuckerberg al que le contratan para desarrollar el código de una web similar. Por otro lado su amigo y cofundador Eduardo Saverin, quien colabora en la financiación del proyecto, se verá desplazado del mismo en cuanto aparezca la figura del oportunista Sean Parker, creador de Napster. La tensión empezará a aflorar en cuanto éste empiece a influenciar las relaciones entre los dos fundadores. Porque, como dice el lema de la película, “no haces 500 millones de amigos, sin hacer algunos enemigos”. Por mucho que empieces la empresa más lucrativa del momento por el desamor hacia una chica.

Que David Fincher es un director con un talento y carisma especial salta a la vista después de ver La Red Social. Nadie esperaba en 2010 que la insulsa historia de la creación de Facebook se convirtiera en un ensayo sobre la ambición y la envidia humanas, digno del mejor Shakespeare. Como suele ser habitual en sus películas, el protagonista es un tipo marginal con cualidades y obsesiones especiales que le hacen resaltar respecto al resto de la tipología humana que pueblan las tramas, como pueden ser Tyler Durden (El Club de la Ducha), Robert Graysmith (Zodiac) o Lisbeth Salander (Millenium). En este caso, la versión de Mark Zuckerberg que dibuja Fincher es la de un superdotado, un genio incomprendido que se sabe superior intelectualmente al resto de la humanidad y que suple con inteligencia sus carencias sociales. Sabe que nunca será un atractivo atleta del equipo de remo con una familia adinerada a sus espaldas, pero en agilidad mental nadie le gana y poca gente es capaz de seguirle en sus razonamientos. En la línea de Zodiac, donde la trama avanza incesantemente sin dar un respiro al espectador, con nuevos datos y giros argumentales, aquí asistimos como meros convidados de piedra al proceso mental del protagonista, donde a veces se nos hace cuesta arriba entender los diálogos del mismo. La diferencia con aquella será que en La Red Social, las conversaciones son más rápidas y fluidas, mejorando el ritmo de la cinta y haciendo que se nos pase en un suspiro.

Cinta fundacional de la era online en la que nos ha tocado vivir, en la que la paradoja de su planteamiento da pie a la tragedia que se articula después: el creador de una de las mayores herramientas de unión de nuestra época, es un marginado social que no logra integrarse en el sistema de exclusividad y fraternidades de la élite universitaria. El catalizador de tal creación que es la chica que rompe con él por considerarle un capullo y un creído con un ego desmedido, es medio y a la vez fin de tal proceso de creación intelectual, una excusa para mostrarnos el ascenso del genio y la caída de los que se encuentran a su lado. Los paralelismos que se despliegan entre la vida social que se destila por aquellos que forman parte de la élite, y el aislacionismo de los que permanecen al margen, alcanza su punto culmen en los momentos en que nuestro protagonista se bebe una cerveza mientras alumbra su idea frente al ordenador, mientras la fraternidad más exclusiva realiza una de sus fiestas más privadas con las mejores chicas y el mejor ambiente. La dificultad para formar parte de esa élite la plasma su amigo Saverin y las pruebas que pasa para entrar en el grupo de los más afortunados. Y la escena de la regata de los hermanos gemelos es brillante en su conjunción y mixtura formal de música e imágenes.

Salvo en estos detalles en los que se aprecia claramente el estupendo toque del director, la que puede que sea la película más redonda de Fincher es probablemente la que menos se nota su labor en detrimento del estupendo trabajo actoral y de guión. Es decir, que salvo algunas escenas, la mayor parte del mérito de la cinta es del guionista, Aaron Sorkin, y la visión de Zuckerberg que brinda Jesse Eisenberg, un tipo que roza la genialidad y la falta de cordura a partes iguales. Rooney Mara ya apuntaba maneras antes de ser la estrella en la versión USA de Millenium, mientras que Andrew Garfield dio motivos más que suficientes para que después le ofrecieran papeles de superhéroes.

Es una película que se convirtió en clásico instantáneo, imprescindible por ello y que ganó varios Globos de Oro y tres Óscar por su guión, música y montaje. Es de esas películas que es para ver varias veces, básicamente porque la primera vez los personajes irán demasiado rápidos para nuestro gusto. Y en posteriores visionados iremos captando más detalles de la trama y se nos desplegarán cada vez más matices en la cinta. Y eso, en mi opinión, sólo lo suelen conseguir las obras maestras.

Calificación: Imprescindible

Lo Mejor: El guión, el montaje, los actores, los diálogos,…

Lo Peor: Que nuestra inteligencia quede en entredicho al no seguir los diálogos con toda la rapidez que quisiéramos.

La vería de nuevo: Sí, los posteriores visionados son imprescindibles en esta cinta.

La Recomiendo: Totalmente, por la reflexión de la era de Internet en la que vivimos y la manera en que han evolucionado las relaciones sociales.

Ficha en IMDB: http://www.imdb.com/title/tt1285016/combined

Tráiler en You Tube (español):

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Película – Millennium (Revisión)

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Reseñado por 0017

Ficha técnica

The Girl with the Dragoon Tattoo

Año: 2011

Director: David Fincher (Seven, El Club de la Lucha, Zodiac, El curioso caso de Benjamin Button, La Red Social)

Guión: Steven Zaillian

Basado en el libro de Stieg Larsson (enlace a la trilogía en Amazon).

Enlace a la reseña de la novela que hizo Malosa haciendo click aquí.

Música: Trent Reznor, Atticus Ross

Fotografía: Jeff Cronenweth

Reparto

  • Daniel Craig
  • Rooney Mara
  • Christopher Plummer
  • Stellan Skarsgârd
  • Steven Berkoff
  • Robin Wright
  • Goran Visnjic

En 2005 Stieg Larsson revolucionó la novela policíaca con su trilogía Millennium, creando el subgénero escandinavo del thriller de misterio y asesinatos. Semejante éxito editorial no pasó desapercibido y tuvo su correspondiente adaptación cinematográfica en 2009 made in Suecia, dando como dignísimo resultado tres películas y una versión para televisión con el exceso de material filmado. La verdad es que, al contrario de lo que suele suceder con las  adaptaciones de libros a películas, la versión del realizador Arden Oplev es bastante completa y fidedigna, y las dos horas y media no se hacen pesadas. El gran descubrimiento que fue Noomi Rapace supuso un nuevo fichaje para las grandes producciones posteriores del cine americano (Prometheus, Sherlock Holmes), su Lisbeth Salander estaba dibujada a base de retazos breves que sintetizaban muy bien lo descrito en la novela (y que no ralentizaban la marcha del metraje), y el resto de personajes estaban interpretados con solvencia y credibilidad. Además, no se metía demasiado en los jardines políticos que abundaban en el libro, y que resultaban especialmente irritantes por la polarización ideológica del personaje protagonista y la ausencia de réplicas coherentes en el bando contrario.

Parecía difícil superar este hito del cine nórdico, el material de partida no contenía excesivos requerimientos de alardes técnicos y escenas de acción, con lo que un remake americano se antojaba redundante cuando no destinado al fracaso por comparación con el original. Es decir, el original ya parecía una co-produción lo suficientemente vinculada a Hollywood, lo cual siempre es un éxito. Es por ello que cuando alguien del talento de David Fincher se hizo cargo del proyecto la perplejidad se instaló en sus seguidores más acérrimos, dado el buen hacer y la elevada calidad final de la mayoría de sus filmes, a medio camino entre el cine de autor con sello Indie propio y la gran producción típica de la industria. Uno de los mejores realizadores actuales para mi gusto, capaz de coger la insulsa historia de la creación de Facebook y convertirla en una metáfora épica de los conflictos empresariales y las relaciones sociales que ríase usted de Falcon Crest; o contar en El Club de la Lucha una historia con el mayor trasfondo anarquista que haya podido existir en el cine (¡nada que ver con V de Vendetta!).

Mikael Blomkvist es un periodista cofundador de la revista especializada en temas económicos Millennium. No está pasando por uno de sus mejores momentos debido a la condena por difamación impuesta por un tribunal tras escribir un artículo en contra de un gran magnate financiero llamado Wennerström. Debido a ello se ve obligado a esconderse una temporada cuando contacta con él Henrik Vanger, un empresario dueño de un gran imperio familiar sueco quien tiene una proposición que hacerle: resolver un misterio que le atenaza desde hace cuarenta años. Todos los años por su cumpleaños recibe un cuadro similar a los que le regalaba su sobrina Harriet, desaparecida y probablemente asesinada en 1966. Quien quiera que lo haga o es el culpable o está relacionado con el crimen, pero los investigadores locales han sido incapaces de resolver el misterio a lo largo de los años. Si Blomkvist decide colaborar para arrojar algo de luz sobre el caso, Vanger le aportará información sobre su rival Wennerström que le puede ayudar a recuperarse del golpe recibido por la denuncia por difamación. Para ello debe investigar durante unos meses a la familia Vanger con el pretexto de escribir una biografía sobre Henrik, pero pronto descubrirá en el seno de la familia oscuras historias relacionadas con el pasado nazi de varios de ellos, maltrato y religión, envidias y conspiraciones empresariales,… Pronto su vida correrá peligro conforme vaya avanzando en la investigación, así que para poder enfrentarse al caso requerirá los servicios de una colaboradora muy especial: Lisbeth Salander, una investigadora punk especializada en hackear ordenadores, con memoria fotográfica y problemas para integrarse en la sociedad.

Desde el inicio de la cinta, con unos títulos de crédito totalmente ciberpunk destinados a excitar nuestros sentidos, nos metemos en esta historia que nos muestra, tal como quería Larsson, la cara más oculta y sádica de la, supuestamente idílica, sociedad escandinava. Aparte de estas espectaculares introducciones, Fincher se está especializando en centrar sus películas en personajes con escasas habilidades sociales y/o marginales, de la que Lisbeth Salander es un gran ejemplo. La versión que hace aquí Rooney Mara quizá no supera a la de Noomi Rapace puesto que estaba el listón muy alto, pero por lo menos está a la altura al darle matices distintos tales como una cierta fragilidad inherente a su complexión física. Tampoco tenemos una explicación detallada de su pasado, y sin embargo aquí no hace falta para comprender la complejidad del carácter de Salander. En cambio, Daniel Craig hace suyo el personaje de Mikael siendo capaz de apartar ese halo de héroe de acción que le da el interpretar a 007, para sumergirse en la piel de un periodista gafapastil totalmente verídico, poco dado a la aventura y metido en una investigación muy a su pesar.

Porque lo interesante de la novela de Larsson era la manera que tenía de atrapar al lector con un misterio planteado en las primeras páginas y que luego le va sirviendo para desarrollar los personajes, centrados en torno a la incomprensión y falta de entendimiento que despierta Salander. Que por supuesto, es Mikael con su mente abierta uno de los pocos que es capaz de conectar con ella, claro. Todo ello lo tenemos en esta cinta, creándose una química entre los personajes que nos va guiando durante el metraje mientras nos llega el desenlace y se van cerrando tramas y cabos sueltos. Hasta el epílogo está mejor logrado que su equivalente sueca, metiéndose con material del inicio del segundo libro y sugiriéndonos a través de algunos planos la complejidad de esa relación triangular que lleva Mikael con Lisbeth y con su editora. Un punto a favor de la versión de Fincher que ahonda más en la compleja psicología del personaje de Rooney Mara, la auténtica protagonista de la trilogía. No se llevó el Óscar pero estuvo nominada a la estatuilla en 2011 (tuvo cinco nominaciones, al final se llevó el de Mejor Edición).

Otros secundarios como Christopher Plummer o Stellan Skarsgärd sobresalen con un gran trabajo (este último quizás algo menos que su equivalente sueco) haciendo que sus minutos en pantalla sean una delicia. A una gran labor actoral hay que añadir el trabajo del director de fotografía de la cinta, que hace que no sobre ni falte nada de lo que hay en pantalla. En esto también gana frente a la versión sueca, puesto que los planos están mejor enfocados y las texturas mejor mostradas en pantalla. Sirvan como ejemplo las escenas de flashbacks en las que se explica lo que ocurrió el día de la desaparición de Harriet, cambiando a una paleta de colores más asalmonados en línea con el color de las fotografías setenteras (en la versión sueca esto se cambia por el visionado de una película antigua rodada en super-8, lo que le resta dinamismo a la escena y no nos sumerge tanto en los incidentes narrados).

El gran mérito de Millennium es que funciona de manera autónoma; es decir, uno puede disfrutarla sin haberse acercado previamente al material previo, lo cual da idea del éxito de esta adaptación. La conclusión es que sólo directores con personalidad son capaces de levantar películas que, por distintas razones, estaban condenadas al fracaso. En este caso, la manía de Hollywood de usar material reciclado en sus películas actuales (remakes, reboots, secuelas, precuelas) suele volverse en su contra más veces de las debidas; como en el caso que nos ocupa que nos hacía pensar a priori sobre la poca necesidad de volver a llevar esta trilogía a la gran pantalla. David Fincher ha hecho la cuadratura del círculo y ha mejorado algo que ya era bueno, a base de ponerle su toque personal (en mi opinión, está mejor mostrada Suecia en esta cinta que en la anterior). Ahora sólo queda esperar a la continuación en 2014 (esperemos que no hagan la tontería de rodar las dos continuaciones a la vez, y se tomen su tiempo con la tercera), aunque de momento, Fincher no está confirmado como director. Lástima, esperemos que se acabe animando.

Enlace al Blu-ray en Amazon.

Enlace a la reseña de la novela que hizo Malosa haciendo click aquí.

Calificación: Muy Buena

Lo Mejor: La secuencia de créditos, fundamental para engancharte desde el principio. Los actores, en particular Craig y su Blomkvist, y la versión de Salander que ha hecho Rooney Mara. La fotografía, y la manera de capturar el país nórdico.

Lo Peor: Que se tengan que hacer comparaciones con la versión sueca, y con la Salander de Rapace.

La vería de nuevo: Sí, aunque dura más de dos horas y media, no se hace muy larga.

La Recomiendo: Es bastante imprescindible para el que ha leído la novela y/o ha visto las otras versiones. También funciona viéndola por primera vez, sin saber a priori nada de ella.

Películas similares: El hipnotista

Ficha en IMDB: http://www.imdb.com/title/tt1568346/

Tráiler en You Tube (español):

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