Última parte de la famosísima trilogía sueca. Si bien no llega a las cotas magistrales de la primera, sí supera con creces el tropezón del autor en su segunda entrega. Comienza inmediatamente después del final de «La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina», de modo que te aconsejo que leas los 2 libros muy seguidos para enterarte bien del argumento. Sobre todo porque Larsson se caracteriza por ser bastante denso e inundar el relato de personajes y subtramas, así que como no recuerdes bien la segunda parte, no te enterarás de nada de la tercera.
En el anterior libro habíamos dejado a Lisbeth debatiéndose entre la vida y la muerte, con un tiro en la cabeza gentileza de su padre, Zalachenko. Como cualquier lector puede suponer, Lisbeth no está muerta aunque sí muy grave. Es ingresada en un hospital junto a su padre y necesita un milagro. Allí la trata un habilidoso cirujano (Anders Jonanson), que entenderá y cuidará muy bien de Lisbeth.
Aún así, le esperan semanas de confinamiento en el mismo centro donde un paciente muy peligroso sigue acechándola, su propio padre. Pese a su estado, Lisbeth se mantiene alerta y de nuevo saldrá victoriosa gracias a sus habilidades informáticas.
Por otro lado, encontramos a Mikael bajo de moral y solo (debido a la caída de ventas y anunciantes), con una Erika Berger inmersa en las luchas de poder y las estrategias comerciales del poderoso periódico Svenska Morgon-Posten.
Además, Lisbeth le ha apartado de su vida pero Mikael sigue intentando ayudarla, ya que la justicia y el Estado parecen amenazar su vida y libertad (le acusan de 3 asesinatos que no ha cometido). Sobre ella pesan durísimas acusaciones que hacen que la policía mantenga la orden de aislamiento, así que Mikael tendrá que ingeniárselas para llegar hasta ella, ayudarla y hacerle saber que sigue allí.
Aunque esta entrega me gustó mucho más que la anterior, reconozco que sigue pecando de los mismos defectos aunque en menor medida. Por un lado, es demasiado largo y enrevesado. Tiene partes en las que Larsson nos cuenta hasta el número de la seguridad social de algunos personajes, que la verdad no son tan importantes en la trama. Especialmente tediosos se hacen los capítulos dedicados a miembros de la Säpo. Creo que el autor no nos hace nada entretenidas la descripción de las redes de espionaje político.
Además, de nuevo incluye muchísimos personajes y tramas argumentales que creo le sobran. Sobre todo porque algunos de estos personajes no dicen nada, son muy planos y aparecen para poner de manifiesto el distintivo principal de los protagonistas. Por ejemplo, Monica Figuerola, inspectora que colaborará en el caso de Lisbeth. Está porque por supuesto Mikael tenía que conquistar de nuevo a una mujer en este libro, con lo que el autor la incluye para enfatizar el carácter seductor de Blomkvist. Pero aparte de eso, es francamente sosa, antipática y aporta muy poco a la trama principal. Y como ella hay otros tantos.
Pero no todo es negativo. El ritmo de esta novela está mucho mejor llevado que la anterior, las subtramas interesan mucho más y es el desenlace de la historia, lo que acrecenta el interés por leer. Curiosamente toda la parte del juicio y el proceso legal está muy bien desarrollado y logra enganchar al lector. Influye que Larsson nos cuente más detalle de la abogada de Lisbet, Annika (la hermana de Michael). Tiene un carácter muy interesante y es uno de los personajes menos maniqueos de la novela.
También encontramos más profundidad en secundarios en los que Larsson no había ahondado tanto y que son muy interesantes, especialmente la ex-directora de Millenium y amante de Michael, Erika Berger. Para mí, de lo mejor de esta saga junto con Lisbeth. Por no hablar sólo de los femeninos (que la verdad, son los que más tirón tienen de esta trilogía), destacaría también al cirujano que tratará a Lisbeth. Es un personaje que te cae muy bien y te resulta inteligente a la par que entrañable.
Y por supuesto, destacar también la acción trepidante que caracteriza ciertas partes de la novela, especialmente al inicio y al final de la misma, donde se produce el enfrentamiento final entre Lisbeth y su hermano Niedermann.
Si tuviera que calificar a toda la trilogía de Larsson lo haría con un notable y destacaría la capacidad de Larsson de ensalzar al género femenino en general, ya que casi todas las mujeres de sus libros tienen una personalidad muy marcada, una inteligencia elevada y una fortaleza envidiables.
Por qué decidí leerlo: Es casi indispensable conocer el final de la trilogía tras haber leído la segunda parte.
Lo mejor: La historia concluye. Los personajes femeninos de Lisbeth, Annika y Erika. Todo el desarrollo del juicio contra Lisbeth.
Lo peor: Monika, es un personaje sosísimo. Las partes en las que Larsson se flipa sólo con la Säpo y el espionaje. Que el ritmo decae en la parte intermedia de la novela.
¿Volvería a leerlo?: Como libro independiente no, toda la saga es posible.
¿Lo recomendaría?: Sí. Definitivamente esta saga es un referente en la novela negra moderna.
Otros libros del estilo que podrían gustarte:
– Departamento Q. La mujer que arañaba las paredes (Jussi Adler-Olsen)
– La princesa de hielo (Camilla Läckberg)
– El verano de los juguetes muertos (Toni Hill)
– Linda, como en el asesinato de Linda (Leif G.W.Persson)
Malosa.
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La reina en el palacio de las corrientes de aire (Booket Logista)