Reseñado por 0017
Ficha técnica
Título original: The Bourne Identity
Año: 2002
Director: Doug Liman (Sr .y Sra. Smith, Al filo del mañana)
Guión: Tony Gilroy, William Blake
Basado en el libro de Robert Ludlum
Música: John Powell
Fotografía: Oliver Wood
Reparto
- Matt Damon
- Franka Potente
- Chris Cooper
- Clive Owen
- Brian Cox
- Julia Stiles
Con el estreno la pasada semana de “Al filo del mañana”, he aprovechado para revisitar uno de los primeros éxitos de Doug Liman que fue El Caso Bourne. La cinta de 2002 supuso un punto y aparte en el género de espionaje por combinar lo mejor del género heredado de los años 60 y 70 con una puesta al día de las escenas de acción basadas en artes marciales y persecuciones adrenalíticas. El buen hacer de Liman y su solvencia a la hora de presentarnos la trama y rodar las grandes escenas tiene su contrapunto en las dos secuelas que dirigió Paul Greengrass (El Mito de Bourne y el Ultimátum de Bourne); también de igual o mayor éxito que esta primera aunque para mí peores por intentar ofrecernos más de lo mismo y cambiarnos a un estilo de rodaje y fotografía más agresivo y movido. Greengrass tiene un estilo de rodar “cámara en mano” nervioso e inquieto que personalmente no me ha acabado nunca de gustar. Hay una cuarta secuela de Bourne ya sin Damon, Liman ni Greengrass (El Legado de Bourne) que intentaba seguir la trama de manera paralela con nuevos agentes secretos y que Jeremy Renner se encargó de capitanear en el papel principal pero la buena es la primera, por el soplo de aire fresco que supuso en el género y lo bien rodada que resultó.
La historia está basada en los libros de Robert Ludlum, quien murió un año antes de que estrenara la película y, por lo tanto, no llegó a presenciar el éxito de su personaje. También hay una película anterior protagonizada por Richard Chamberlain pero que, evidentemente, no llegó a cuajar ni a tener la acogida que supuso la recreación de Damon del personaje.
Un barco pesquero marsellés rescata en mitad de una tormenta en el Mediterráneo a un hombre joven inconsciente y con varias heridas de bala. El médico del barco después de curarle descubre que tiene implantado un microchip con un número de cuenta de un banco suizo. Tras recuperar la consciencia el hombre no recuerda nada de su vida ni de su pasado, ni tan siquiera su nombre. Sin embargo, sabe hablar varios idiomas y domina la lucha cuerpo a cuerpo. Después de varios días a bordo desembarca en tierra firme y decide dirigirse a la sede suiza del banco donde tiene la cuenta para descubrir que tiene una caja de seguridad a su nombre. Dentro de la misma hay dinero, una pistola, pasaportes con su foto y distintas identidades. Una de ellas, la del pasaporte americano, está a nombre de Jason Bourne, y también descubre que tiene su domicilio en París. Decide visitar la embajada americana al día siguiente, pero antes se enfrenta a dos policías urbanos a los que deja fuera de combate sin pretenderlo, dándose cuenta de que es más letal de lo que había pensado en un momento. Al día siguiente, en la embajada, es detectado por los servicios de inteligencia y se da orden a todos los operativos del edificio de detenerle e impedir que escape. De nuevo deja fuera de combate a varios guardias y en su huida conoce a una chica alemana llamada Marie, a quien la ofrece dinero a cambio de que le ayude a llegar a París en su modesto Mini rojo. Durante el camino decide confiar plenamente en la chica y le cuenta toda su historia, y Marie ayudará a Bourne en su empeño para conocer su identidad y la de quien le persigue; y a partir de este momento se verán envueltos en un peligroso juego a través del continente donde asesinos profesionales intentarán darles caza y evitar que conozcan la verdad.
La verdad es que “El Caso Bourne” es una delicia para los amantes del género de espías, heredado directamente de la fundacional “Con la muerte en los talones” de Hitchcock y su continua huida hacia adelante argumental. Es decir, la historia es el punto fuerte de una trama que nos presenta un misterio que resolver acerca de la enigmática identidad de un hombre que no tiene más que interrogantes a los que responder, y que en un determinado momento activa todas las alertas del Servicio Secreto para comenzar una persecución a través de los escenarios clásicos del género. Suiza, Marsella, Francia, estaciones de tren, consignas de un banco, pisos francos,…
En un momento del rodaje, a Damon le preocupó el intentar enfocar de manera realista y científico el tema de la amnesia parcial (no saber nada de tu pasado pero recordar idiomas y destrezas varias relacionadas con la peligrosa profesión anterior) pero rápidamente Liman le sugirió que no se preocupase de ello, puesto que no se trataba de realizar un tratado médico sobre la enfermedad sino de usar un recurso narrativo para que la trama avanzase como una mera excusa argumental. Y en eso consiste esta cinta, en no dar un minuto de respiro al espectador y sorprender en sus giros narrativos. Además, el personaje resulta atractivo desde el punto de vista físico (es igual de bueno que el resto de asesinos entrenados para capturarle, verdaderas máquinas de matar en las que la gente de a pie no tienen ninguna opción contra ellos) y moral (tiene remordimientos y conciencia, y aunque era uno de los mejores en su antiguo trabajo, al perder los recuerdos decide resetear de nuevo y llevar una vida normal). Matt Damon resultó ideal para el papel, dando ese aspecto de americano perdido por Europa, desvalido al principio pero de armas tomar al final, conforme va experimentando una transformación moral durante la trama y conforme nuevas piezas de información se van desvelando. Y el contrapunto perfecto lo aporta Franka Potente, ya que no es una belleza al uso como podríamos esperar en una cinta similar de gran presupuesto y actrices despampanantes. La actriz alemana, famosa por la experimental “Corre, Lola, Corre”, aporta ese toque de normalidad que podríamos encontrar en cualquier chica europea que viaje de Interrail, y la relación que mantendrán ambos personajes es totalmente definitoria sobre la clase de persona en la que el personaje de Damon se convierte y desea llegar a ser.
Pero actores semidesconocidos europeos (también tenemos a un excelente Clive Owen que ya empezaba a despuntar por la época) no significa que sea una cinta barata. De hecho parece que el presupuesto no se lo gastaron en grandes deportivos que luego destrozan en persecuciones, sino en las persecuciones en sí mismas. Me refiero, está claro, a la icónica escena del Mini rojo por las calles de París, conduciendo por escaleras peatonales y avenidas en dirección prohibida, mientras la gendarmería francesa y la Interpol tiene a todas las patrullas detrás de los huidizos personajes. Gracias a “El Caso Bourne” y su gran éxito, se cambió en parte la manera de rodar este tipo de cine en Hollywood. De hecho, las peleas y escenas de lucha cuerpo a cuerpo incorporaron un novedoso arte marcial rápido y coreografiado que luego personajes como 007 y Batman no dudaron en usar para sus propias franquicias.
En definitiva, todo un clásico instantáneo del género que lo actualizó y lo puso al día. Se agradece que la trama se desarrollara por Europa dándole ese aire de clasicismo y vieja decadencia, pero con el toque del mejor cine de evasión actual. Totalmente recomendable.
Calificación: Imprescindible, fue un clásico instantáneo del género en su día y vuelta a ver no pierde ni un ápice de su frescura.
Lo Mejor: La factura con la que está rodada y la manera con la que se integra la acción con la trama de espionaje. Revisita los clichés clásicos del género de manera afortunada.
Lo Peor: Que Liman no continuara con posteriores películas de la saga y se encargara Paul Greengrass
La vería de nuevo: Sí.
La Recomiendo: Como película de espionaje es una de las mejores que he visto.
Películas similares: Ronin, Los últimos días del cóndor, Con la muerte en los talones
Ficha en IMDB: http://www.imdb.com/title/tt0258463/combined
Tráiler en You Tube (inglés):
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