“Lugar triste, rencoroso y con olor a sacristía, gobernado por estraperlistas y gentuza mediocre. Paraíso de la envidia, la barbarie y la vileza”.
Una descripción tan pesimista y a la vez tan real de nuestra querida España, no podía ser obra de otro que no fuera Reverte. Y comienzo así la reseña de una de sus últimas novelas más esperadas los fans, El tango de la guardia vieja. Y por cierto que yo también me encuentro entre los citados fans. aunque con matices…
Reconozco haber esperado un poco antes de empezar este libro, para ver si los primeros comentarios por Internet eran alentadores y decidirme así por la lectura de este novela. No es la primera vez que lo digo pero Reverte me resulta un escritor irregular, con algunos libros fantásticos casi de obra maestra y otros tremendamente aburridos aunque mantengan intacta su calidad literaria. Esta novela es muy revertiana. Y le ha salido bien a nuestro autor, así que es de las buenas y me sumo a los positivos comentarios que hay por la red.
El libro es como una obra de teatro contada en 3 actos pero superpuestos. Es decir, la novela transcurre en 3 épocas históricas distintas, emplazadas en lugares diferentes y en torno a los mismos personajes: Max Costa y Mecha Inzunza.
La narración está contada en Sorrento en el año 1966, por un Max de sesenta años, chófer de un rico y reconocido psiquiatra e intentando olvidar su pasado al margen de la ley. De repente y casi 40 años después se reencuentra con Mecha, madre de Jorge Keller, aspirante a campeón del mundo de ajedrez en el torneo que va a celebrarse próximamente en Sorrento.
A partir de aquí se suceden los capítulos en los que Max «recuerda» sus años pasados en los que Mecha Inzunza jugó un papel clave. Seremos testigos del encuentro de ambos protagonistas en un crucero hacia Buenos Aires en 1928, en el que un tango y una caprichosa apuesta marcó sus vidas y posteriormente presenciaremos su reencuentro en Niza en 1937, donde se entremezcla una historia de espionaje, traiciones y también amor en la que nuestros protagonistas, de nuevo, se verán involucrados.
Como decía antes, esta es una novela muy revertiana, en la que encontramos muchos de los toques habituales del autor. Por un lado se incluye esa visión decadente de España y sus habitantes, esa atmósfera nostálgica que impregna todo el relato y que se deja ver no sólo en la concepción del país sino también en el conjunto de la propia Europa. En la novela se plasma la caída de la vieja Europa, de su forma de vida y costumbres tras la irrupción de la segunda guerra mundial. Con cierto regusto melancólico que rememora las historias clásicas de siempre, recordándome un poco esta novela, en su estilo y forma, a la conocida película de Casablanca. Asimiso, se incluyen también en el relato otros temas fetiches del autor como son el espionaje y el ajedrez.
Y por supuesto, punto y aparte merecido para sus personajes. En este caso la novela mantiene el pulso de la historia alrededor de los dos principales. Su femenino recuerda mucho al de otras novelas publicadas por el autor: la mujer hermosa, elegante y sobre todo misteriosa (prototipo utilizado en la piel del tambor, el club Dumas, la reina del sur…aunque no por ello poco efectivo en esta novela). Su masculino también es marca de la casa, el hombre como héroe fracasado, como superviviente de la calle pero elegante caballero.
Es quizá esta contraposición lo que hace únicos a estos caracteres. La mujer misteriosa y elegante pero inevitablemente fatal, frente al pícaro brillante, el ladrón de guante blanco, el rufián encantador, el héroe en decadencia.
Y en esta lucha de personajes por la supremacía vence claramente Max frente a Mecha. Creo que los personajes masculinos de Reverte casi siempre ganan la partida, aunque él intente denotadamente que brille el femenino y acabando él mismo inexorablemente enamorado de las mujeres que protagonizan sus historias. Y especialmente le ocurre en este tango narrado.
Sobre las diferencias principales que se incluyen en esta obra, tenemos como destacado el tratamiento del sexo. Se incluye el sexo como tema principal del relato, resolviéndose además de forma impecable en las escenas más explícitas. Con un buen hacer que roza en la elegancia, Reverte logra impregnar al lector de la lujuria desenfrenada y la pasión que embarga a sus protagonistas, a pesar de lo explícito en su tratamiento. Algo poco usual en este autor, pero que hace muy bien en esta novela.
También sería destacable como diferencia, comentar que esta es una obra más seria, más pausada y menos provocadora de lo que nos tiene acostumbrados el de Cartagena. Se muestra aquí mucho más romántico y más enamorado que nunca. Menos espadachín y más profundo, desplegando su maestría habitual pero abriendo su alma como nunca lo había hecho hasta ahora.
Por último, decir que la novela funciona muy bien en su conjunto porque sabe entremezclar temás más enfocados en el suspense, como el espionaje de la segunda guerra mundial o las luchas de ingenio en torno al ajedrez con otros de mayor carga sentimental, como la relación intermitente en 4 décadas de sus protagonistas o el simbolismo escondido en objetos tan mundanos, melancólicos y a la vez intensos como son el collar y el guante.
Sin duda, una de las mejores obras de Reverte.
Por qué decidí leerlo: Independientemente de que a este escritor le salga una novela entretenida o no, todos sus escritos son sinónimo de calidad literaria.
Lo mejor: El personaje de Max. Toda la descriptiva del Buenos Aires de finales de los 20 y alrededor del tango. Su simbolismo. Su conmovedor final, que probablemente te robe una lágrima.
Lo peor: No es un libro para todos los públicos y es muy posible que no guste a determinados lectores. Creo que requiere un nivel de lectura elevado, cierta madurez y sensibilidad, así como polivalencia en los géneros que frecuentes. Si sólo lees fantasía pura, cómic o thriller policíaco, no creo que disfrutes con una novela de este estilo.
¿Volvería a leerlo?: Sí, es un libro de segunda y tercera relecturas.
¿Lo recomendaría?: No a todo el mundo, porque como decía hay que estar en disposición de apreciarlo, pero desde luego sí a todos los fans de Reverte y lectores que consideren tienen ya cierto poso literario. Esto no es un best-seller típico.
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Otros libros del estilo que podrían gustarte:
– El juego del ángel (Juan Carlos Ruiz Zafón)
– La reina del sur (Arturo Pérez Reverte)
– Retrato de una bruja (Luis de Castresana)
– Firmin (Sam Savage)
Malosa
Considero que El Tango de la Guardia Vieja de Pérez-Reverte es una obra descriptiva de la época muy buena. Por el contrario exceptuando al Sr. Armand de Troeye los personajes son muy pobres. De no ser por el Sr. Armand de Troeye que es el Eje, que el Héroe libertario contracorriente católica, victoriana y por ello condenado, por la incomprensión, a la soledad luego a su autodestrucción, los demás personajes no existirían.
Él es el hombre maduro,el hombre culto, el genio sensible, es músico, que lanza como peonzas a los demás personajes a la pista de baile ávido de inspiración en un mundo para él, que es superior, tedioso. Por su cultura es el trasgresor. Él retrocede al resto de los personajes a las pinturas orgiásticas etruscas o romanas, es el culto. Mecha, claro está, no es la Gala de Dali y no le valora, al contrario se enamora de un gigoló inculto,un gigoló que de ser su esposo no la daría, quizá hasta la negaría la libertad de escoger, de Troeye la desinhibe de su represión sexual sin usar la violencia física y/o spíquica , su vida sexual. Tanto es así que de Troeye indiréctamente intenta liberar al propio Max. El fallo de el Sr. Armand de Troeye es que eligió a la musa por el físico y no como Dali u otro artistas.
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