Archivo de la categoría: Película – Acción

Película – El niño

El niño poster

Reseñado por 0017

Ficha técnica

Título original: El niño

Año: 2014

Director: Daniel Monzón (El corazón del Guerrero, Celda 211)

Guión: Daniel Monzón, Jorge Guerricaechevarría

Música: Roque Baños

Fotografía: Carles Gusi

Reparto

  • Luis Tosar
  • Jesús Castro
  • Eduard Fernández
  • Sergi López
  • Mariam Bachir
  • Bárbara Lenie
  • Ian McShane
  • Luis Motilla
  • Jesús Carroza
  • Mousa Maaskri

Como suele pasar con las películas producidas por determinado grupo audiovisual español, de vez en cuando tenemos una avalancha mediática del último gran bombazo del cine español, siempre carente de grandes taquillazos que destaquen por sí mismos. En esta ocasión, el ex-crítico de cine Daniel Monzón sigue puliendo su estilo y mejorando su obra con este thriller policíaco de sugerente trasfondo. Con una mediocre inicial ópera prima (El Corazón del Guerrero), deslumbró a propios y extraños con la fabulosa “Celda 211” (pura intriga carcelaria con algún altibajo en su ritmo pero que en general rindió a niveles muy altos de calidad). Ahora tenemos esta incursión en el mundo del narcotráfico sureuropeo/norteafricano con persecuciones policíacas al más puro estilo Hollywood (salvando las distancias, no hay que pedir peras al olmo) y con un plantel de actores que aprovecha las mejores interpretaciones de veteranos consolidados (Luis Tosar, Eduard Fernández), recupera algún exiliado del cine francés (Sergi López) y brinda la gran oportunidad a jóvenes noveles y desconocidos (Jesús Castro). Y a mí que no me apasiona demasiado el cine español por su falta de acierto a la hora de combinar el cine de género con temas exclusivamente patrios (ya comenté que solo Amenábar y pocos más consiguen trascender las tramas bizarras y ofrecer entretenimiento que arrastren a la gente al cine), he de decir que en muchos momentos “El Niño” sabe dar en la tecla para cautivar con la mezcla de imágenes, argumento y personajes. Por fin se usa de una vez historias reconocibles sacadas de nuestros periódicos, para envolver una intriga con las dosis de acción justas sin decaer en su atractivo (¡y que no se queda a medio camino como las cintas de Enrique Urbizu y su “No habrá paz para los malvados”!).

El estrecho de Gibraltar, el punto más al sur de la península ibérica es una encrucijada de narcotráfico y contrabando donde se juntan dos continentes y tres países distintos (España, Reino Unido y Marruecos). Desde el punto de vista de un policía y su compañera, vemos la labor de los agentes de aduanas por frenar el trabajo de las bandas organizadas que operan al más alto nivel, así como de los trapicheos iniciáticos de todos aquellos jóvenes que buscan dinero fácil. Es aquí donde tenemos a un ambicioso chaval del sur apodado “El Niño”. Con su moto naútica, le encanta recorrer a diario las aguas del estrecho que separan los dos continentes sólo por diversión. Siendo consciente de su habilidad para moverse por estas zonas extremadamente vigiladas, decide hacer del contrabando su modo de vida y junto con un amigo (“El Compi”) se alía con un joven marroquí (Rachid) que les pone en contacto con las mafias del norte de África que controlan todos los movimientos de hachís. Lanchas rápidas y helicópteros de la policía, contrabando y narcotráfico, traiciones y engaños, doble juego e infiltrados… y sobre todo la joven hermana de Rachid, Amina, que fascina al Niño y le da motivos para que éste piense que, por una vez, quizás las cosas no sean un juego y merezca la pena pensar en un futuro más estable y menos peligroso.

La mayor gracia de esta “El Niño” es su habilidad para coger unos escenarios exóticos pero a la vez cercanos, y usarlos como trasfondo argumental que reviste de romanticismo al conjunto. Son habituales los momentos en los que la cámara se recrea con el paisaje en segundo plano, ya sea con el peñón al fondo, la zona portuaria, las aguas calmadas del estrecho que son el punto de encuentro entre un mar y un océano, o la pintoresca puerta al continente africano que es Marruecos. Todo ello con el oportuno simbolismo que supone la confluencia de dos mundos separados por pocos kilómetros. Ya se abordó este tema con la novela de Fernando Lalana “Morirás en Chafarinas” y su decente adaptación cinematográfica, donde teníamos una intriga cuartelaria en Melilla con los ingredientes exóticos adecuados para cautivar al lector. Ahora Daniel Monzón nos da esto y más, revisado con una puesta al día de la problemática del tráfico de drogas marroquí actual, el contrabando de Gibraltar, las porteadoras de la frontera con Ceuta, el desempleo español…

La verdad es que lo que tenemos delante es una buena muestra de género, aunque el mayor defecto que le veo es que en algún momento del metraje la cinta se va por las ramas y renquea un poco en su desarrollo argumental. De los 130 minutos se podría haber recortado una buena parte mejorando con ello el ritmo. Las persecuciones en lancha se quedan algo diluidas tras la adrenalina inicial y se echa en falta algo más de presupuesto para los fuegos artificiales, aunque Mozón lo suple muy bien con destreza cinematográfica (el derribo del helicóptero y su punto de vista interior en vez de exterior).

En el capítulo actoral, decir que tenemos un festival de interpretaciones. Tenemos a un Tosar totalmente creíble a pesar del (o gracias al) peluquín que le ha crecido, que nos demuestra que es un todoterreno capaz de hacernos creer que es un maltratador, un reo de voz rasgada, un conserje psicópata o un policía curtido. Junto a él, un debutante sin experiencia previa que se lleva la otra parte de los planos de la película: Jesús Castro, quien se revela como un auténtico Paul Newman patrio con pendientes de macarra, mirada glacial y boca torcida incluidos. La única parte negativa que achaco es la del marcado acento andaluz necesario para su personaje pero que le hace al espectador perder comba en los diálogos. Los otros veteranos del cine español, Sergi López y Eduard Fernández, también elevan el nivel de la cinta (ya era hora de recuperar al actor catalán autoexiliado en el cine francés para buenos papeles). Ambos echan chispas en sus duelos cara a cara con Tosar, sobre todo Fernández. Y tanto las chicas (la española y la marroquí) como el resto del reparto están a la altura de la historia que se nos ofrece.

En definitiva, buena muestra de por dónde deben ir los tiros en los thriller españoles, aunque habría que ir puliendo la manera de resolver las tramas: el planteamiento y nudo están más o menos bien, y el desenlace debería ir más al grano. Los personajes son lo suficientemente profundos como para que en momentos nos identifiquemos con ese ratero buscavidas al margen de la ley, pero que busca redimirse; o el policía que se debate entre el idealismo y la amistad. Bastante recomendable, a pesar de la publicidad incesante que tendremos en semanas venideras.

Calificación: Buena.

Lo Mejor: El inteligente uso de la trama para crear un thriller inusual en nuestro país, combinado con paisajes bien fotografiados y el trasfondo exótico que se le da al conjunto. Actores bien aprovechados, tanto los consolidados como los nuevos fichajes.

Lo Peor: En algún momento el metraje y la duración se van de las manos. El exagerado acento andaluz que impide seguir algunos diálogos.

La vería de nuevo: Sí.

La Recomiendo: Sí.

Películas similares: Morirás en Chafarinas, Celda 211, No habrá paz para los malvados, Grupo 7

Ficha en IMDB: http://www.imdb.com/title/tt2093990/combined

Tráiler en You Tube (español):

1 comentario

Archivado bajo Bueno, Película - Acción, Película - Drama, Película - Thriller, Pelicula, Puntuado

Película – Lucy

Lucy poster

Reseñado por 0017

Ficha técnica

Título original: Lucy

Año: 2014

Director: Luc Besson (Nikita, El quinto elemento, Arthur y los Minimoys)

Guión: Luc Besson

Música: Éric Serra

Fotografía: Thierry Arbogast

Reparto

  • Scarlett Johansson
  • Morgan Freeman
  • Amr Waked
  • Choi Min-sik

Suele ser habitual que la mayoría de mis reseñas tengan una alta puntuación. Esto se debe al sesgo que supone ir al cine eligiendo de antemano las películas que más me llaman la atención, junto con las revisiones de cintas que me gustaron en su día y que creo que merecen la pena recordar. Quizá en eso me diferencio de mis compañeros de blog, quienes leen con avidez todo tipo de géneros (aunque tengan sus preferencias, eso está claro) y son totalmente críticos y objetivos con las obras que se atreven. Por eso, resulta fuera de lo común que una cinta que me atrajera desde el trailer me acabe decepcionando de esta manera, y eso es lo que me ha pasado con Lucy. Luc Besson nunca me ha llamado la atención a pesar de que Nikita o “León, el profesional” sean buenos ejemplos de cintas con mujeres de armas tomar como protagonistas, lo que siempre se agradece. Y en esta ocasión ha contado con una sobreestimulada Scarlett Johansson, que lo mismo se atreve con papeles dramáticos de chica corriente (estaba fabulosa en “Lost in traslation”) o que demuestra que no tiene complejos con el género de acción (“Los Vengadores”, “Capitán América”). Pero ver el desastre en que va derivando “Lucy” desde los primeros momentos hace pensar que a Besson se le da mejor su papel de guionista en sus incursiones en el género (Taxi, Transporter, Venganza) que el de realizador.

Lucy es una joven estudiante occidental en Taiwan a la que una organización mafiosa la obliga a transportar una nueva droga dentro de su estómago. Pero la bolsa se abre y su organismo empieza a absorber la sustancia. El sorprendente efecto que causa esta situación es que su cerebro sufre una transformación y Lucy empieza a desarrollarlo por encima del 10% al que la humanidad está acostumbrada a usarlo normalmente. Aprendizaje exponencial, agudización de los sentidos y control de la materia son algunas de las nuevas capacidades que adquirirá Lucy. El profesor Samuel Norman lleva años investigando la teoría de lo que sucedería si el ser humano aprendiese a usar su cerebro por encima del nivel normal del 10%, y cuando Lucy se ponga en contacto con él para explicarle lo que la ha pasado, tendrán la oportunidad de estudiar los efectos prácticos de algo que hasta ahora solo era la formulación de una teoría. Al efecto contrarreloj de que no se sabe lo que ocurrirá cuando Lucy alcance el 100% de su capacidad cerebral, se une el hecho de que la organización criminal que colocó la sustancia en el interior de la protagonista buscará recuperar su mercancía sin importar lo que la pase a Lucy.

Con el pretexto de que la ciencia lleva años sugiriendo la posibilidad de que la capacidad del cerebro humano esté siendo infrautilizada, Luc Besson nos propone una incursión en el thriller de acción y ciencia ficción que nos prometía a una superheroína como protagonista absoluta, y a Scarlett Johansson como excelente elección. Tiros, persecuciones y desafíos a las leyes de la física parecían las cartas de presentación del filme. Sin embargo, ni siquiera la actriz es capaz de remontar una cinta que es decepcionante desde el principio, con los trucos baratos de narración que nos presenta Besson. Esa técnica de intercalar imágenes de documentales de ciencia y naturaleza mientras la protagonista está a punto de caer en la trampa de los mafiosos taiwaneses, o mientras Morgan Freeman imparte sus conferencias sobre la capacidad cerebral humana me parecieron artificiosas y falsas. Como si considerara que el espectador usa un nivel ínfimo de su capacidad mental, y por ello refuerza su narración con imágenes accesorias e innecesarias. Ya comenté en mi anterior reseña cómo me gusta la manera en que Christopher Nolan apela a la inteligencia de sus espectadores, obligándoles a pensar; pues bien, parece que aquí Besson hace lo contrario al considerar que necesitamos ayuda adicional para entender el planteamiento de la película. Y las referencias a la primera homínido que evolucionó la raza humana y que los científicos llamaron como a la protagonista de la película son tantas y tan toscas como el resto de la trama; algo que hubiera funcionado como metáfora sutil acerca de la evolución humana que propone la cinta, pero que resulta cansino verle dar vueltas una y otra vez sobre el mismo detalle.

Pero lo peor de “Lucy” es que sus defectos no se limitan sólo a eso. A pesar de su escasa hora y media de metraje, el ritmo se resiente continuamente por lo poco efectivas que son las escenas de acción (la persecución en el coche de policía es bastante sosa); lo poco verosímil de algunas situaciones, que apelan al sentimentalismo barato (el momento de la llamada a su familia en mitad de un quirófano); y, sobre todo, la deriva filosófica de su tercio final que supone una de las peores conclusiones de una película que haya visto nunca. Una especie de acercamiento al final sorprendente e inexplicable de “2001: una odisea en el espacio”, pero que resulta un insulto que ambas cintas se intenten equiparar. Si la inmortal película de Kubrick ya se estableció como la obra definitiva acerca de los niveles de la evolución humana, ¿para qué se empeña Besson en hacerle un plagio en una cinta de acción?

Como ya he dicho, ni la siempre adecuada Johansson (y de hecho aquí está más que correcta) hace remontar una película tan fallida como ésta, que no funciona como cinta de acción, ni como cinta de ciencia ficción, ni de filosofía evolutiva. Tampoco consigue nada Morgan Freeman, más anodino aquí que en otras muestras de su filmografía. Sólo tiene algo de gracia al principio el toque oriental de los villanos taiwaneses, que nos retrotrae al violento cine coreano actual y de otros países del entorno. Pero en el momento en que se obcecan con la persecución a toda costa de la persecución de la protagonista, se pierde el interés y la -poca- credibilidad que daba la cinta a estas mafias taiwanesas, para caer en la misma espiral de absurdez que inunda el final de la película.

Calificación: Mala

Lo Mejor: Scarlett Johansson siempre será Scarlett Johansson. Merecería algún papel más protagonista de acción para seguir demostrando sus dotes actorales todo terreno.

Lo Peor: Casi todo, pero me quedo con las irritantes imágenes accesorias para reforzar determinados momentos de la narración, y con la manía de explicar el origen del nombre de la protagonista.

La vería de nuevo: No

La Recomiendo: No

Películas similares: El quinto elemento, Wanted

Ficha en IMDB: http://www.imdb.com/title/tt2872732/combined

Tráiler en You Tube (español):

4 comentarios

Archivado bajo Malo, Película - Acción, Película - Ciencia Ficción, Película - Thriller, Pelicula, Puntuado

Película – Minority Report (Revisión)

Minority Report Poster

Reseñado por 0017

Ficha técnica

Título original: Minority Report

Año: 2002

Director: Steven Spielberg (La Lista de Schindler, Atrápame si puedes, Lincoln)

Guión: Scott Frank, Jon Cohen

Basado en un relato corto de Philip K. Dick (The Minority Report)

Música: John Williams

Fotografía: Janusz Kaminski

Reparto

  • Tom Cruise
  • Colin Farrell
  • Max Von Sydow
  • Samantha Morton
  • Steve Harris
  • Neal McDonough

En el año 2054 se han erradicado todos los crímenes en la ciudad de Washington. Una unidad especial del departamento de policía llamada Precrimen es capaz de previsualizar los asesinatos antes de que ocurran, gracias a una tecnología formada por una especie de videntes llamados “precog”. Estos seres son mutantes que tienen visiones de los delitos y Precrimen los visualiza en sus pantallas para analizar la situación de la escena del crimen y evitar que ocurra. El agente John Anderton es el jefe de policía y el mejor en su trabajo de capturar al potencial asesino antes de que cometa el delito. Pero la pérdida de su hijo hace años y su adicción a las nuevas drogas futuristas puede hacer peligrar su empleo si el representante del Departamento de Justicia, Danny Witwer, descubre algún fallo en el sistema. La iniciativa de Precrimen se va a implantar a nivel nacional y no puede haber el más mínimo fallo a la hora de ajusticiar a alguien que por un delito que no ha cometido – aún. Pero los problemas no tardarán en llegar cuando, en un análisis rutinario, Anderton descubre un nuevo intento futuro de asesinato en el que… el asesino es él mismo. Sin conocer de nada a la víctima, con sus propios compañeros persiguiéndole como a un criminal, y sobre todo con un Witwer deseoso demostrar la falibilidad del sistema, Anderton tendrá que abrirse paso en un futuro en el que las maneras de controlar a la población coparán todos los estamentos sociales y probar su propia inocencia por un crimen que -todavía- está por ocurrir.

Con este argumento tan sugerente Steven Spielberg se pasó al thriller urbano-futurista, en la línea de -la insuperable- Blade Runner y reinaugurando un género al que en los últimos años se han intentado subir otros títulos como “Yo, Robot”, “Paycheck” o el remake de “Desafio Total”. Todas con mucha menor calidad, a pesar de beber de los clásicos de la literatura de ciencia ficción como Asimov o Philip K. Dick. Precisamente adaptar obras de este autor suele ser garantía de éxito por lo animoso de sus historias, que dan pie a tramas en las que cabe filosofía existencial, reflexiones acerca del fin último de las sociedades modernas, el uso de la tecnología y los avances técnicos frente a los conflictos éticos y morales, mezclado con intrigas policíacas y acción trepidante,… Si bien “Minority Report no llega al nivel de complejidad filosófica y argumental de “Blade Runner”, sí que plantea unos cuantos dilemas humanos. Y aderezado con unas escenas de acción francamente estupendas y una trama que maneja el suspense a base de persecuciones a lo “Misión Imposible” o del mismísimo Hitchcock, con un falso culpable que debe demostrar su inocencia por algo que aún no ha hecho, mientras huye a través de coches futuristas y scanners visuales que tienen fichada a la población.

Desde luego, mientras que Blade Runner no tiene acción tan trepidante (su trama va por otros derroteros, y el personaje de Harrison Ford parece en algunos momentos dejado llevar por el transcurso de la historia), sí que es una reflexión profunda acerca de la naturaleza humana de hombre, en una época en la que la tecnología es capaz de todo, y en mitad de una mega ciudad gris y sucia. En Minority Report no tenemos esa visión tan oscura de las futuras urbes, y el tono de la fotografía y del diseño de producción se mueve en tonos azules claros. Spielberg es tan inteligente como para hacernos un retrato futurista de la sociedad actual, reconocible en todo momento en las casas y los callejones. A su vez, los dilemas morales sobre el control gubernamental que plantea son escalofriantes a la vez que necesarios. ¿Seríamos capaces de otorgar nuestro libre albedrío a los poderes públicos, a cambio de erradicar el crimen? ¿Hasta qué punto se puede ser culpable por algo que no se ha cometido aún (pero sabemos que ocurrirá)? ¿Podemos cambiar el futuro, si éste ya está escrito? Mención aparte merece la tecnología mostrada en la cinta, donde pequeños robots son capaces de escanear la retina de la gente para conocer la identidad de los sospechosos, a pesar de que invadan la intimidad de las personas. O el uso de esta tecnología para técnicas de marketing personalizado, con una protección de datos personales bastante escasa. Las armas aturdidoras o las escopetas de plasma, los coches automatizados o las pantallas táctiles… todo el diseño de producción es francamente acertado y genial. Da igual que sean cosas que no vayamos a ver nunca (hace años que renunciamos a ver los coches voladores de Blade Runner, y no por ello se puede decir que la obra maestra de Ridley Scott ha envejecido mal).

Con esta cinta, Spielberg volvió a la senda del cine comercial y blockbuster de éxito. No sólo demostró que no había perdido la buena mano para hacer películas entretenidas capaces de llevar a la gente al cine. Además entró en una fase de madurez demostrando que su cine no sólo era acción superficial, sino que rascando algo más en la superficie podíamos encontrar interesantes lecturas. Siempre digo que cuando no se pone serio y trascendental, es cuando hace los mejores largometrajes (independientemente de que luego cuele mensajes serios y trascendentales). Y la maestría a la hora de llevar la trama hace que sus dos horas y media pasen volando. El planteamiento de la historia está bien descrito (primero vemos al equipo de policías en acción, para después ver al personaje de Colin Farrell entrar en el argumento y esbozar el conflicto), el nudo está inteligentemente desarrollado, y el desenlace es sorprendente e inesperado. Y cuando en una película el tiempo pasa sin darte cuenta, el primer objetivo está cumplido con creces. Y si luego te hace pensar, y con cada nuevo visionado percibes nuevos matices y no se te hace pesada, ya tenemos conseguido otro objetivo que debe cumplir toda obra cinematográfica.

Calificación: Muy buena

Lo Mejor: El desarrollo genial de la acción y la trama, los conflictos que plantea y el diseño de producción futurista.

Lo Peor: Que sus sucesoras no hayan alcanzado el mismo nivel de calidad.

La vería de nuevo: Sí

La Recomiendo: Sí

Películas similares: Blade Runner, Desafío Total, La Isla, Paycheck, Yo robot

Ficha en IMDB: http://www.imdb.com/title/tt0181689/combined

Tráiler en You Tube (inglés):

Deja un comentario

Archivado bajo Muy bueno, Película - Acción, Película - Ciencia Ficción, Película - Thriller, Pelicula, Puntuado

Película – Licencia para matar (revisión)

Licence to Kill poster1

Reseñado por 0017

Ficha técnica

Título original: Licence to Kill

Año: 1989

Director: John Glen (Sólo para sus ojos, Octopussy, Panorama para matar, Alta Tensión)

Guión: Richard Maibaum, Michael G. Wilson

Basado en el personaje de Ian Fleming (parte de la trama de los libros “The Hildebrand Rarity” y “Vive y deja morir”)

Música: Michael Kamen

Fotografía: Alec Mills

Reparto

  • Timothy Dalton
  • Carey Lowell
  • Robert Davi
  • Talisa Soto
  • Benicio del Toro
  • David Hedison
  • Desmond Lewelyn
  • Robert Brown
  • Caroline Bliss

Como homenaje al 25 aniversario del estreno de 007 : Licencia para matar, he aquí mi acercamiento crítico y reivindicativo del título. Caí en la cuenta el otro día que leí un artículo de online de la revista Squire, que hablaba de “The most underrated Bond movie” como una de las películas más infravaloradas de la franquicia 007, algo en lo que no puedo estar más de acuerdo. Como fan acérrimo del personaje de Fleming, veo en la segunda incursión de la interpretación de Dalton una de las mejores historias jamás rodadas del agente secreto. Irónicamente, la cinta estuvo a punto de acabar con la franquicia más longeva del cine, puesto que a la fría acogida que tuvo en la taquilla se le unieron los postreros problemas legales entre United Artist y Metro Goldwyn Mayer, lo que hizo que expirara la posibilidad de que Dalton consolidase la visión del personaje en una tercera entrega mientras transcurrió el período más largo desde 1962 sin una cinta de 007 (de 1989 a 1995), antes de que Brosnan relanzara la saga con Goldeneye.

En mi línea de defender posturas marginales, he de decir que Dalton es mi 007 favorito de todos los tiempos. No digo que Connery sea malo ni que Craig esté haciendo un mal papel (para nada, no hay más que revisitar mi reseña de Skyfall). Pero esta visión de un 007 duro y vengativo, con problemas sentimentales y humanos detrás de ese frío cinismo que le convierte en la máquina perfecta de matar, ya se abordó con esta cinta mucho antes de Casino Royale (2006) y siguientes. La fina ironía y el humor caricaturesco de las décadas anteriores ya estaba en declive y el cine de acción en los 80 demandaba un cambio de modelo. Dalton quiso volver al Bond de las novelas, más terrenal y menos fantasioso. Su tipología de actor supuso que en Alta Tensión (1987) le tuvieran que readaptar los diálogos que estaban originalmente escritos para el humor autoparódico y socarrón de un Roger Moore que ya estaba en las lonas, muy envejecido para un personaje que exige gran vigor físico. Aún así, dicha primera incursión de Dalton resultó demasiado amable para el lado oscuro que quería resaltar para el oficio de agente secreto, que necesita de cierta tortura psicológica para justificar una profesión tan poco común y políticamente incorrectísima. Sin embargo, aquí en “Licencia para matar” (título que comparte en español con la película de Clint Eastwood de 1975 “The Eiger Sanction”) se hizo un Bond tan oscuro que la película fue clasificada con la clasificación PG-13 en USA por el uso de algunas escenas violentas, lo que seguro lastró su carrera comercial.

De hecho, al igual que otro de los títulos de culto de la franquicia “Al servicio secreto de su majestad”, uno de los puntos fuertes es el argumento que se sale de la clásica estructura del canon, donde no hay villano que quiera dominar el mundo ni una misión al uso. Lo que tenemos es una historia de venganza personal, con un 007 que se enfrenta su jefe y la consecuencia directa de que su licencia para matar es revocada por primera vez. La cinta comienza con Bond dirigiéndose a la boda de su antiguo colega de la CIA y amigo, Félix Leiter, de la que es padrino. En el camino se enteran de que un narcotraficante llamado Franz Sánchez del que llevan mucho tiempo detrás de él, ha cruzado la frontera y es la ocasión perfecta para atraparle, cosa que hacen antes de hacer una entrada triunfal en la iglesia y llegar con un leve retraso. El problema es que Sánchez logra escapar gracias a sobornos y lo primero que hace es tomar represalias contra Leiter y su mujer, a quien dejan gravemente malherido. Ante la pasividad de los compañeros de Leiter, Bond decide tomarse la justicia por su mano y es cuando su jefe le prohíbe ir detrás de Sánchez y le anula la licencia para matar. Perseguido por su propio gobierno, 007 se hará pasar por matón a sueldo en busca de trabajo y se intentará infiltrar en la organización de Sánchez para vengar a su amigo, en una de las misiones más peligrosas a la que se haya enfrentado.

La verdad es que “Licencia para matar” es un Bond serio y adulto, lo que probablemente impactó al espectador de 1989 (recordemos que en la taquilla de ese año teníamos a Indy, Arma Letal y Batman). Pasa algo similar a la escena final de “Al servicio secreto de su majestad” rodada 20 años antes, donde el público de la época no se esperaba un cambio de registro tan brutal. Es paradigmático pensar que precisamente el éxito del Bond actual de Craig tenga sus raíces en el de Dalton, solo que quizás el público de finales de los 90 no estaba todavía preparado. El registro interpretativo de Timothy Dalton, forjado en interpretaciones de personajes de Shakespeare, intentó sin éxito aproximarse al Bond de las novelas originales de Fleming, más terrenal y mundano, que es en lo que ha triunfado Craig. Una de las cosas que más me gustan de Dalton es que algunas veces como 007 da miedo, por la frialdad de su mirada no sabes lo que va a hacer ni lo que está pensando, aunque te puedes temer lo peor. Ejemplos en esta cinta lo tenemos cuando un personaje le da un puñetazo cariñoso en el brazo y le dice “tú debes de ser Bond”, lo cual suponemos que no le gusta; o el diálogo con el villano en el que éste le pregunta a qué se dedica y Bond le contesta que “elimina problemas”. Tampoco se anda con medias tintas en la manera que tiene de ir eliminando a los malos de la función, más directa y cruel que de costumbre. La idea de jugar con el miedo de Sánchez a que le traicionen y su manera de recompensar la lealtad hace novedosa la manera en que Bond menoscaba su organización. Y por primera vez el villano da realmente miedo, porque le crees capaz de las muertes más horribles. Y sobre todo, es un villano real, sacado de la época y de las mismas portadas de la prensa, con su plan de extender su imperio de la droga por todo el continente. Y además, el joven ayudante de Sánchez era un debutante Benicio del Toro, más mortífero si cabe que su propio jefe.

Las escenas de acción son muchas y variadas, y corresponden a la manera de hacer cine del momento, con lo que la franquicia se actualiza y se pone un poco al día frente a los principales competidores de la década (con quienes había perdido terreno, si tenemos en cuenta que Bond fue el padre fundador del género de evasión en los sesenta y setenta). La escena de los camiones cisterna llenos de gasolina nos retrotrae a las persecuciones de “En busca del arca perdida” y tienen su toque de fantasmada propio de Bond, pero totalmente creíble (más o menos…). Al igual que la mezcla de escenas aéreas y acuáticas, en las que la franquicia es especialista, y que están perfectamente insertadas en la trama; como ese momento en el que arponea lleno de furia a un secuaz para acto seguido lanzarse al agua y hacer esquí acuático con un hidroavión en marcha… vamos, Bond en estado puro, sólo que esta vez realmente furioso. Y la banda sonora acompaña magistralmente estas escenas, con una variación del clásico “James Bond Theme” que para muchos no alcanzó el nivel de las suites de John Barry, pero que para mí le dio un toque genial con ese aire hispano que pegaba con la ambientación de la película en una imaginaria república bananera sudamericana.

Otra razón por la que la cinta pasó sin pena ni gloria fue que las chicas Bond escogidas para la ocasión no alcanzaron la notoriedad típica de otras películas, como Ursula Andress o Barbara Bach. Y tremendamente injusto en mi opinión, puesto que Carey Lowell y Talisa Soto están magníficas aquí, alejadas del estereotipo machista de chicas tontas de otros títulos, y anticipando al estilo de chica Bond guerrera y peleona que vendrá años después, sobre todo el papel de piloto de la CIA de Lowell (Talisa Soto hace un papel de novia florero de Sánchez decorativo pero esencial en la trama, con ese toque de latina ardiente y temperamental). Además, las chispas que saltarán entre ellas por llevarse a 007 al huerto serán antológicas…

Pero no todo iba a ser nuevo y extraño en esta entrega, y de hecho tenemos otra vez al familiar personaje de Q interpretado por el incombustible Desmond Llewellyn. En una trama en la que Bond actúa por su cuenta, Q aparece por sorpresa y tendrá un papel un poco más extenso que de costumbre, lo cual siempre es de agradecer y le da un toque novedoso a la franquicia, donde los secundarios siempre han estado relegados al mismo tipo de escenas.

Por todas estas cosas, he de acabar mi reseña señalando a “Licencia para matar” como una de las tres mejores cintas de Bond; no es para los puristas de la saga, desde luego (a ellos les recomiendo mejor “Desde Rusia con amor” o “Goldfinger”), para los que adoran el humor socarrón de Moore (“La espía que me amó” u “Octopussy” son buenos títulos) o para los que prefieren la moderna visión de Craig (“Skyfall” les gustará más), pero desde luego que, junto con la ya mencionada “Al servicio secreto de su majestad” o “Casino Royale”, componen un acercamiento al personaje bastante atípico que merecen la pena por lo arriesgado de su propuesta de salirse de la estructura establecida de la época.

Calificación: Para mí, imprescindible. Una del top 3 de la saga Bond. Es posible que si fuera algo objetivo, hubiera algunas por encima de ésta.

Lo Mejor: Nunca hubo un Bond tan duro como el de Timothy Dalton, ni siquiera Craig. Las escenas de acción intercaladas con la versión musical del tema de 007 de esta película son de las mejores de la saga.

Lo Peor: Algunos momentos de la trama cogidos por los pelos. Que la cinta no tuviera una buena vida comercial y que por los problemas legales de la productora Dalton no hiciera una tercera entrega de 007.

La vería de nuevo: Sí.

La Recomiendo: No es un 007 para todos los gustos, por su dureza y por alejarse de la estructura habitual de la saga. No la recomiendo si eres de los que piensan que Connery sigue siendo el mejor.

Películas similares:

Ficha en IMDB: http://www.imdb.com/title/tt0097742/combined

Tráiler en You Tube (inglés):

Deja un comentario

Archivado bajo Imprescindible, Película - Acción, Película - Espionaje, Película - Thriller, Pelicula, Puntuado

Película – El fugitivo (revisión)

El fugitivo poster 

Reseñado por 0017

Ficha técnica

Título original: The Fugitive

Año: 1993

Director: Andrew Davis (Alerta Máxima, Reacción en cadena, Daño colateral)

Guión: David Twohy, Jeb Stuart

Música: James Newton Howard

Fotografía: Michael Chapman

Reparto

  • Harrison Ford
  • Tommy Lee Jones
  • Sela Ward
  • Jeroen Krabbé
  • Julianne Moore
  • Joe Pantoliano
  • Andreas Katsulas

Cuando todavía Hollywood no tenía esa falta de ideas acuciantes de hoy en día, la técnica de traspasar ideas de series de televisión de probada solvencia y convertirlas en una gran superproducción de cine con grandes actores apenas estaba probada. Fue en 1993 cuando la historia del doctor Richard Kimble (quien capítulo tras capítulo intentaba escapar de la ley por el asesinato de su esposa que nunca cometió, en busca de un hombre manco que era el verdadero culpable) fue la elegida para que Harrison Ford nos hiciera sentir las mismas sensaciones y el mismo tono de una serie mítica de los sesenta, algo que sólo había intentado Star Trek y poco más. Y lo cierto es que, al igual que haría Tom Cruise con Misión Imposible tres años después, y antes de que la maquinaria del cine USA empezara a estropear grandes ideas con proyectos apresurados y mal adaptados (léase El Equipo A, sin ir más lejos), El Fugitivo resultó ser una deliciosa propuesta en la que todo encajaba como un guante, ya fueran los actores, la trama y su desarrollo, el aroma de la serie original, o la música.

El doctor Richard Kimble, cirujano vascular de Chicago, encuentra una noche a su mujer moribunda en su casa. La llamada que hizo a la policía mientras estaba siendo atacada, y el resto de pruebas que había en su casa hacen que le encuentren culpable como principal sospechoso de su asesinato. Kimble no hace más que reclamar su inocencia y proclamar que el verdadero culpable era un hombre manco, a quien encontró en su casa y con quien forcejeó antes de que escapara. Por supuesto nadie le cree en el juicio, y es condenado a pena de muerte por dicho crimen. Una serie de circunstancias mientras es trasladado a la penitenciaría hace que el autobús de los presos tenga un accidente y sea arrollado tras caer a la vía de un tren. Gracias a la suerte consigue librarse de los grilletes y escapar in extremis del desastre, pero la maquinaria de la policía federal se pone en marcha y llegan poco tiempo después los Marshall, investigadores especializados en la persecución de fugitivos huidos de la justicia. Sam Gerard, el mejor de todos ellos, no cree desde el primer momento que Kimble haya fallecido en el accidente y se pone en marcha la maquinaria de persecución a través del condado para darle caza. En un primer momento le encuentran en un hospital de la zona y le persiguen hasta la presa de un embalse, pero consigue escabullirse tras una huída asombrosa y espectacular. Con más tranquilidad y algo de tiempo, el doctor Kimble vuelve a Chicago y decidido a encontrar al asesino de su mujer empieza a urdir un plan para probar su inocencia. La terquedad de Sam Gerard en encontrarle dificultará las cosas y las persecuciones a distintos niveles serán una constante durante la complicada tarea de encontrar al hombre manco.

Lo cierto es que El Fugitivo fue un gran acierto en su día, tanto por la elección de Harrison Ford como Tommy Lee Jones. El primero hacía encajar perfectamente la interpretación de hombre abrumado por las circunstancias que tan bien se le da hacer. En escenas anteriores a la muerte de su mujer tiene su punto de chulería pero tras el terrible drama la preocupación en su rostro será una constante el resto de la película y en su filmografía, ya que Ford se especializará en bordar este tipo de personajes corrientes superados por los acontecimientos. Y el segundo consiguió el Óscar aquel año por su interpretación de policía obcecado en el fugitivo (la cinta tuvo siete nominaciones, incluyendo la de mejor película). Y de hecho años después se hizo una especie de secuela/spin-off con su personaje, “U.S. Marshall”. Sin Harrison Ford porque era obvio que no pegaba mucho volver a traer el personaje de Kimble, lo carismático del personaje de Gerard y resto de su equipo de investigadores intentaron repetir el éxito de la película de Andrew Davis a base de calcar el planteamiento argumental y darle nuevas vueltas de tuerca a cada cual más espectacular e inverosímil (en vez de autobús los presos se fugan tras el accidente de un avión; en vez de médico inocente tenemos un espía algo culpable pero con encerrona; en vez de hospitales en Chicago tenemos Nueva York y el edificio de la ONU; etc). Por supuesto, la calidad fue bastante peor en esta segunda entrega que en la original…

Otro acierto fue el de reproducir el tono de la serie a lo largo de sus 130 minutos de metraje. No en las subtramas que se crearon durante los años de emisión, eso está claro; pero sí en la historia principal de persecución y fijación entre los personajes principales. La película va al grano desde el principio. Tras una introducción que te mete de lleno en la trama, tiene sus momentos álgidos de acción muy al principio y luego se va relajando hasta que llega la famosa escena de la presa que también nos pone taquicárdicos. En ese momento la película vuelve a calmarse durante la mayor parte del metraje para centrarse en la investigación hasta que volvemos a tener una nueva situación de tensión. La manera en que la trama juega con momentos de clímax y tranquilidad es digna de ser estudiada, con montañas rusas que continuamente nos llevan al borde del infarto (además de la presa, también es reseñable la persecución por las calles en medio de los desfiles de Saint Patrick). Y una nota que normalmente no tenemos en consideración: la banda sonora de Newton Howard está compuesta de manera magistral para encajar en la trama, con sus crescendos en las persecuciones y sus momentos de tensa relajación entre escenas (ese regreso a Chicago cuando las aguas parecen que se han calmado algo; la manera en que la música resalta esa languidez del protagonista mientras intenta recuperar su vida normal).

En definitiva, al igual que hago con todas las películas antiguas que reviso en mis reseñas, la recomiendo fervientemente porque no ha envejecido nada mal. Más de veinte años después (sí que pasa el tiempo… ¡todavía recuerdo el día que la vi en el cine!) no ha perdido la frescura original y nos permite recrearnos con la interpretación de estos dos actores que estaban en un gran momento de sus carreras interpretativas. Y la manera en que la trama combina momentos de relax con momentos de clímax hace que merezca la pena verla cada cierto tiempo.

Calificación: Muy buena.

Lo Mejor: La estructuración de los distintos clímax en la trama. Las interpretaciones de Ford y Lee Jones. El personaje de Sam Gerard. La manera en que se salvaguardó la esencia de la serie original.

Lo Peor: Que con esta película empezara el boom del transvase TV-cine, con más malos resultados que otra cosa.

La vería de nuevo: Sí

La Recomiendo: Sí

Películas similares: Frenético, U.S. Marshall,

Ficha en IMDB: http://www.imdb.com/title/tt0106977/combined

Tráiler en You Tube (inglés):

Deja un comentario

Archivado bajo Muy bueno, Película - Acción, Película - Thriller, Pelicula, Puntuado

Película: X-Men, días del futuro pasado

X Men dias del futuro pasado poster

Reseñado por 0017

Ficha técnica

Título original: X-Men: Days of future past

Año: 2014

Director: Bryan Singer

Guión: Simon Kinberg, Matthew Vaughn, Jane Goldman, Bryan Singer

Música: John Ottman

Fotografía: Newton Thomas Sigel

Reparto

  • Hugh Jackman
  • James McAvoy
  • Michael Fassbender
  • Jennifer Lawrence
  • Peter Dinklage
  • Ian McKellen
  • Patrick Stewart
  • Halle Berry
  • Ellen Page
  • Nicholas Hoult
  • Famke Janssen
  • James Mardsen

Si la anterior semana hice la reseña del reboot de esta franquicia con superhéroes mutantes, esta toca la continuación del reinicio en la que además se entronca con los mismos personajes interpretados por los actores de la anterior saga, con lo que da como resultado una película que, por lo menos cabe señalar como fascinante sólo por el reparto que reúne. Y lo malo es que la noticia más destacable de esta entrega ha sido la acusación de abusos sexuales del director Bryan Singer, quien tuvo que retirarse de la promoción de la película para no empañar la carrera comercial de la misma. La verdad es que, lejos de la polémica creada por este asunto, Singer no lo hizo mal con las dos primeras entregas de la saga X-Men, las cuales supusieron el inicio del boom de las películas de superhéroes adaptadas de la Marvel allá por el año 2000. Sin X-Men no hubiera habido Spiderman, Hulk, Vengadores, Capitán América,… Ni tampoco se hubieran aventurado la casa de cómics rival, la DC, a realizar nuevas versiones de Batman y Superman. Por desgracia, Singer no acertó cuando declinó rodar la tercera entrega de X-Men para retomar el personaje de Superman en Superman Returns. Ambas cintas no estuvieron a la altura de lo que se esperaba y ha costado lo suyo hacer borrón y cuenta nueva con unos personajes que han llegado a dar peligrosos síntomas de agotamiento. Tampoco hay que olvidar que el director que sorprendió con Sospechosos Habituales pero no entusiasmó con Valkiria, hizo los primeros capítulos piloto de la serie de TV House, la cual ha llegado a convertirse en serie de culto gracias a un personaje carismático y odioso a partes iguales. Todo esto hace preguntarse qué tipo de cinta será esta entrega de X-Men, en la que ha podido tanto errar el tiro y realizar un producto del montón, como acertar de pleno y hacer una película sobresaliente. Y la verdad es que parece que se trata más bien de los segundo.

En un futuro apocalíptico los mutantes y gran parte de resto de la población humana han sido aniquilados por los Centinelas, un ejército de máquinas diseñadas específicamente para detectar y destruir esta anomalía de la raza humana. Los pocos que quedan intentarán sobrevivir y entre ellos están el Profesor Xavier, Magneto y Lobezno. Al borde de la extinción, consiguen trazar un plan por el que envían a Lobezno al pasado para encontrar a sus versiones jóvenes y evitar que el científico Bolivar Trask sea asesinado por la versión joven de Mística. Trask es el responsable directo de la creación de los Centinelas, y la intervención de Mística supondrá además que su ADN mutante sea clonado e incorporado a las armas de aquéllos. El joven Charles está muy lejos de ser el brillante Profesor que unirá, guiará y hará ver a los mutantes el lado positivo de su poderes, ya que en los años 70 (once años después de los sucesos narrados en la cinta X-Men: Primera Generación) luchará por superar la decepción vital que supuso que Magneto y Mística le abandonaran y siguieran sus propios y criminales caminos. La escuela de adiestramiento para jóvenes mutantes de los X-Men estará clausurada y Lobezno deberá intentar convencer al descarriado Xavier de que le ayude a evitar el asesinato de Trask y a la vez, la creación de los Centinelas. En una carrera contrarreloj, sin tener mucha idea de cómo manejar los jóvenes e impulsivos espíritus de los mutantes que se convertirán en los más poderosos, Lobezno intentará salvar el destino de la humanidad en una época en la que prevalecerá la ambigüedad moral acerca de la naturaleza del bien y del mal.

El mayor cambio respecto a la anterior entrega ha sido la ambientación setentera de la cinta, época más estridente que los elegantes 60 en la que se ambientaba la anterior. Además, tenemos una trama paralela ambientada en el futuro en el que nuestros protagonistas están ciertamente abrumados por las circunstancias. Si bien estas escenas con las versiones adultas de los protagonistas no suponen más que una pequeña parte del metraje, su importancia en la trama es capital. Lo verdaderamente importante de esta entrega es la evolución del inicio de unos personajes definidos claramente en la anterior cinta pero con una evolución en sus personalidades que continua aquí. Fassbender sigue igual de estupendo y además se enfrenta ahora al duro de la función, Lobezno (en la anterior entrega solo había un cameo fugaz y genial de Hugh Jackman, el único que ha salido en todas las entregas), y saltarán chispas de las interpretaciones de estos antagónicos personajes. Pero es que lo que yo consideraba el mayor defecto en la anterior película, aquí se transmuta en otro de sus puntos fuertes. Me refiero a la interpretación de McAvoy y su versión joven de Xavier, quien vemos como pasa de ser un jovial idealista con la vida resuelta, a un amargado cínico desilusionado y de vuelta de todo. Aquí sí que es más creíble que el personaje entronque con el paciente y filosófico profesor interpretado por Patrick Stewart, todo gracias a la evolución moral que presenciaremos en esta entrega. E incluso Hugh Jackman está más reposado y menos peléon de lo habitual (sus escenas de acción no son tantas como cabría esperar del papel protagonista). Lo que destaca en esta cinta es la ambigüedad moral de los personajes y los diferentes estadios que atraviesan durante el metraje. Con la excusa de viajar al pasado para salvar el futuro, los dilemas morales que suponen los viajes en el tiempo y los cambios que ocurren si se realizan determinadas acciones nos harán replantearnos continuamente si el fin justificaría los medios o no. Y el personaje del joven Magneto oscila continuamente entre la maldad y la bondad, de tal manera que corremos el riesgo de sufrir trastorno bipolar a base de identificarnos o no con él en determinados momentos.

La verdad es que la cinta intenta corregir los errores argumentales que cerraban X-Men 3, con la técnica ya usada en las nuevas películas de Star Trek de la excusa del viaje en el tiempo para modificar eventos que sucedían en las anteriores entregas clásicas. De esta manera se abre un nuevo esquema argumental que permite usar personajes como Cíclope o Jean Grey para próximas películas. Las similitudes con la saga de la nave Enterprise también afloran no solo con Patrick Stewart recordándonos su papel icónico como Capitán Pickard; además tenemos momentos en el que el mismo personaje se enfrenta a sus versiones en distintas épocas para darnos una idea de por dónde evolucionará a nivel moral.

Salvo algunas incoherencias argumentales (esa escena espectacular de Magneto levantando el estadio que no tiene sentido para atacar a algunos personajes), la cinta está a la altura de su predecesora. Nos ofrece acción y buen ritmo las más de dos horas de metraje, y en algunos momentos nos recuerda incluso a la desigual Watchmen, otra película de superhéroes más adulta y profunda si cabe. Con lo que la recomiendo para todos aquellos que disfrutaron con la anterior entrega. ¡Ah! Y un aviso para los impacientes: después de los títulos de crédito del final, tenemos escena sorpresa que nos da un jugoso avance sobre futuras entregas de la saga…

Calificación: Muy buena

Lo Mejor: Que McAvoy mejora su anterior interpretación mientras que Fassbender continua con su alto nivel.

Lo Peor: Algunas vueltas de tuerca argumentales.

La vería de nuevo: Sí

La Recomiendo: Sí, si te gustó X-Men: Primera Generación

Películas similares: Watchmen, saga X-Men

Ficha en IMDB: http://www.imdb.com/title/tt1877832/combined

Tráiler en You Tube (español):

2 comentarios

Archivado bajo Muy bueno, Película - Acción, Película - Aventuras, Película - Ciencia Ficción, Pelicula, Puntuado, Uncategorized

Película: X-Men, Primera Generación (revisión)

X Men primera generación póster

Reseñado por 0017

Ficha técnica

Título original: X-men: First Class

Año: 2011

Director: Matthew Vaughn (Layer Cake; Kick-Ass)

Guión: Ashley Miller, Zack Stentz, Jane Goldman, Matthew Vaughn

Música: Henry Jackman

Fotografía: John Mathieson

Reparto

  • James McAvoy
  • Michael Fassbender
  • Jennifer Lawrence
  • Kevin Bacon
  • Rose Byrne
  • Nicholas Hoult
  • January Jones

La idea esta semana era reseñar X-Men: Días del futuro pasado, por ser la única película atrayente de la cartelera, pero problemas de agenda me lo han impedido. En su lugar, me pondré en antecedentes con la predecesora X-Men: Primera generación. El problema con esta saga es que entre secuelas, reboots, y spin-offs uno acaba por perder la cuenta no de la línea argumental de cada cinta, sino más bien de los personajes que aparecen y desaparecen de la trama y su relación entre ellos. Y la gracia que tiene un reboot es que se pueden redefinir y explicar estas relaciones desde el inicio, mientras los guiños argumentales al espectador sobre el futuro de la trama son continuos. Uno de los aciertos de esta cinta fue el aire sesentero que desprendía en cada fotograma y su tono a lo cinta de James Bond que consiguió, con una trama que mezclaba los superhéroes mutantes (y los problemas de personalidad, autoconfianza y superación personal que eso generaba) con los espías y los supervillanos en mitad de una crisis nuclear en plena guerra fría.

Antes de que los más importantes mutantes se convirtieran en Magneto y el Profesor Xavier (líder de los X-Men), ellos eran simplemente Erik y Charles. Estamos en 1944, en un campo de concentración para judíos en Polonia durante la segunda guerra mundial. Un joven es sometido a un experimento y para ello su madre es cruelmente asesinada delante de él. El joven en cuestión se llama Erik Lehnsherr y descubre en ese momento que tiene una extraña mutación genética por la que puede mover o manipular el metal a distancia como si de un poder magnético se tratase. El responsable es el doctor Klaus Schmidt e intentará aprovecharse de este don. A la vez, en una lujosa mansión de Nueva York un niño llamado Charles Xavier descubre una intrusa en su casa con la habilidad para transformarse en cualquier persona. Se trata de una niña llamada Raven y su estado natural es con la piel azul. El joven Xavier tiene poderes psíquicos con los que leer las mentes, comunicarse e influir en los pensamientos de la gente. Decide acoger a Raven en su casa al descubrir con alegría alguien más con una extraña mutación genética como la suya. Al pasar los años y adentrarnos en la década de los sesenta, el joven Xavier está a punto de presentar su tesis acerca de la evolución y mutaciones genéticas de la humanidad y graduarse en Oxford, mientras que Erik está obsesionado con la búsqueda del asesino de su madre, el doctor Klaus. Sus caminos se cruzan y deciden aunar fuerzas para colaborar en la creación de la “División X”, una sección ultrasecreta de la CIA formada por individuos que presentan mutaciones genéticas y diversos poderes sobrehumanos, para luchar contra otros mutantes que supongan una amenaza para la humanidad. Gracias a los poderes de Xavier pueden buscar por todo el mundo mutantes que no encajen en su entorno social para ofrecerles un modo de ganarse la vida. Pero Erik seguirá obsesionado con la venganza y no cesará en su empeño de encontrar a Klaus Schmidt, ahora convertido en Sebastian Shaw, quién también tiene su grupo de mutantes para unos fines menos pacíficos. La guerra fría está en su apogeo y las tensiones entre los USA y la URSS alcanzarán su punto álgido con la crisis de los misiles en Cuba. Y estando Shaw y demás mutantes invencibles detrás de la escalada militar, la única salvación será este extraño grupo de superhéroes mutados a los que ni el resto de los humanos verán con buenos ojos por suponerlos una amenaza contra su existencia. La ambigüedad moral acerca del uso de los poderes mutantes para el bien o para el mal estará servida…

El principal punto fuerte de “X-Men: Primera Generación” fue su originalidad al hacer un reinicio de franquicia ambientado en los años 60. El diseño de producción está muy logrado y le da un tono agradable a la cinta, lo cual le permite diferenciarse claramente del resto de secuelas, algunas de las cuales no eran poseedoras de una elevada calidad. Y además, el argumento de espionaje también encaja muy bien en la época retratada. Entre medias, tenemos los orígenes de estos personajes cada uno con entidad y personalidad propia, sus propias motivaciones y su explicación acerca de los caminos que tomarán en un futuro.

Lo que entronca con el segundo punto fuerte de la cinta, las interpretaciones de McAvoy pero sobre todo de Fassbender, quien despuntó levemente en “Malditos Bastardos” pero que aquí se coronó como uno de los actores más prometedores de los últimos años. El tono cínico y cruel que le da a su tempranero Magneto se engarzará perfectamente con el que Ian McKellen ha interpretado previamente con más edad. Sólo que aquí le vemos sufrir y comprenderemos los orígenes de dicho sufrimiento, será más vulnerable y el espectador empatizará más con él, en esa tendencia del cine actual de hacer a los villanos más creíbles y justificables.

Quizás por el nivel demostrado por Fassbender es por lo que McAvoy no brilla tanto en esta cinta. De su papel en Trance maduro y serio pasa a éste rol más infantil y diseñado para caer bien al adolescente hormonalmente revuelto, en la línea de la mamarrachada de Wanted. McAvoy se empeña en presentar la parte jovial y ligona de un Profesor Xavier que después se convertirá en un adulto responsable, reposado y cerebral atado a su silla de ruedas. Es posible que una minusvalía haga que la personalidad de alguien se vuelva más amargada, pero no cuela demasiado para mi gusto. Aunque nadie puede culpar a McAvoy de intentarlo, eso está claro; y el resto de engranajes de la cinta encajan tan bien que se le puede perdonar a su interpretación exagerada.

El resto de actores engalanan esta cinta tal como por ejemplo el villano trasnochado de Kevin Bacon, o la chica de moda que es Jennifer Lawrence y su versión de Mística que nos hace olvidar a Rebeca Romijn. Además, tal como ocurría en la tercera parte de X-Men, la película no está dulcificada y vemos personajes que fallecen justificados por el guión, y la moralina típica del cine USA no empaña las actuaciones de algunos de los personajes, encajando con su perfil perfilado en el argumento.

Película de reparto multicoral y aroma sesentero, las lecturas entre líneas y las referencias a los personajes en que se convertirán en un futuro son continuas. Se trata de una cinta fundamental -y fundacional- para entender los capítulos anteriores de la saga y las motivaciones de los personajes. El juego de referencias funciona e incluso algunas veces no será fácil percibir la fina ironía de determinadas situaciones que luego serán claves para entender la personalidad y la manera de actuar de personajes clave en la saga. Por supuesto que el fan purista detectará algunos fallos de continuidad entre el canon original de los cómics y las películas originales, pero como compensación tenemos un cameo inimitable de Hugh Jackman como Lobezno mandando a paseo a nuestros dos protagonistas, y eso es compensa hasta los fallos de racord*, si los hubiera.

Y lo que verdaderamente importa, para el fan ocasional que no se haya asomado antes a ninguna de las aproximaciones a este mundo, tanto cinematográficas como impresas, su disfrute no se resentirá ni se agobiará por una carencia de conocimientos de esta parte del Universo Marvel. Vamos, que esta entrega funciona de manera autónoma y el desarrollo de la trama no se ve entorpecido por la ausencia o exceso de referencias cruzadas de los personajes, épocas o situaciones. Es por esta razón por la que esta “X-Men: Primera Generación” se lleva una buena nota y merece que preste mi atención a su secuela que lleva más lejos el reparto, expande el universo de estos personajes, y enlaza con las anteriores trilogías.

Calificación: Muy buena.

Lo Mejor: Fassbender y su personaje que nos muestra cómo era Magneto antes de ser Magneto. La ambientación de los 60 está muy conseguida y le da un buen toque a la cinta.

Lo Peor: Algún detalle en la caracterización del personaje de McAvoy hace que se pase un poco de frenada al versionar a Xavier de joven.

La vería de nuevo: Sí, sus más de dos horas no se hacen pesadas y dosifica muy bien la trama e incluso el largo clímax.

La Recomiendo: Sí, es una digna adaptación del cine de superhéroes.

Películas similares: Los Increíbles, saga de X-Men,

Ficha en IMDB: http://www.imdb.com/title/tt1270798/combined

Tráiler en You Tube (español):

2 comentarios

Archivado bajo Muy bueno, Película - Acción, Película - Aventuras, Película - Ciencia Ficción, Película - Espionaje, Película - Historia, Pelicula, Puntuado

Película – El caso Bourne (Revisión)

El caso Bourne Poster

Reseñado por 0017

Ficha técnica

Título original: The Bourne Identity

Año: 2002

Director: Doug Liman (Sr .y Sra. Smith, Al filo del mañana)

Guión: Tony Gilroy, William Blake

Basado en el libro de Robert Ludlum

Música: John Powell

Fotografía: Oliver Wood

Reparto

  • Matt Damon
  • Franka Potente
  • Chris Cooper
  • Clive Owen
  • Brian Cox
  • Julia Stiles

Con el estreno la pasada semana de “Al filo del mañana”, he aprovechado para revisitar uno de los primeros éxitos de Doug Liman que fue El Caso Bourne. La cinta de 2002 supuso un punto y aparte en el género de espionaje por combinar lo mejor del género heredado de los años 60 y 70 con una puesta al día de las escenas de acción basadas en artes marciales y persecuciones adrenalíticas. El buen hacer de Liman y su solvencia a la hora de presentarnos la trama y rodar las grandes escenas tiene su contrapunto en las dos secuelas que dirigió Paul Greengrass (El Mito de Bourne y el Ultimátum de Bourne); también de igual o mayor éxito que esta primera aunque para mí peores por intentar ofrecernos más de lo mismo y cambiarnos a un estilo de rodaje y fotografía más agresivo y movido. Greengrass tiene un estilo de rodar “cámara en mano” nervioso e inquieto que personalmente no me ha acabado nunca de gustar. Hay una cuarta secuela de Bourne ya sin Damon, Liman ni Greengrass (El Legado de Bourne) que intentaba seguir la trama de manera paralela con nuevos agentes secretos y que Jeremy Renner se encargó de capitanear en el papel principal pero la buena es la primera, por el soplo de aire fresco que supuso en el género y lo bien rodada que resultó.

La historia está basada en los libros de Robert Ludlum, quien murió un año antes de que estrenara la película y, por lo tanto, no llegó a presenciar el éxito de su personaje. También hay una película anterior protagonizada por Richard Chamberlain pero que, evidentemente, no llegó a cuajar ni a tener la acogida que supuso la recreación de Damon del personaje.

Un barco pesquero marsellés rescata en mitad de una tormenta en el Mediterráneo a un hombre joven inconsciente y con varias heridas de bala. El médico del barco después de curarle descubre que tiene implantado un microchip con un número de cuenta de un banco suizo. Tras recuperar la consciencia el hombre no recuerda nada de su vida ni de su pasado, ni tan siquiera su nombre. Sin embargo, sabe hablar varios idiomas y domina la lucha cuerpo a cuerpo. Después de varios días a bordo desembarca en tierra firme y decide dirigirse a la sede suiza del banco donde tiene la cuenta para descubrir que tiene una caja de seguridad a su nombre. Dentro de la misma hay dinero, una pistola, pasaportes con su foto y distintas identidades. Una de ellas, la del pasaporte americano, está a nombre de Jason Bourne, y también descubre que tiene su domicilio en París. Decide visitar la embajada americana al día siguiente, pero antes se enfrenta a dos policías urbanos a los que deja fuera de combate sin pretenderlo, dándose cuenta de que es más letal de lo que había pensado en un momento. Al día siguiente, en la embajada, es detectado por los servicios de inteligencia y se da orden a todos los operativos del edificio de detenerle e impedir que escape. De nuevo deja fuera de combate a varios guardias y en su huida conoce a una chica alemana llamada Marie, a quien la ofrece dinero a cambio de que le ayude a llegar a París en su modesto Mini rojo. Durante el camino decide confiar plenamente en la chica y le cuenta toda su historia, y Marie ayudará a Bourne en su empeño para conocer su identidad y la de quien le persigue; y a partir de este momento se verán envueltos en un peligroso juego a través del continente donde asesinos profesionales intentarán darles caza y evitar que conozcan la verdad.

La verdad es que “El Caso Bourne” es una delicia para los amantes del género de espías, heredado directamente de la fundacional “Con la muerte en los talones” de Hitchcock y su continua huida hacia adelante argumental. Es decir, la historia es el punto fuerte de una trama que nos presenta un misterio que resolver acerca de la enigmática identidad de un hombre que no tiene más que interrogantes a los que responder, y que en un determinado momento activa todas las alertas del Servicio Secreto para comenzar una persecución a través de los escenarios clásicos del género. Suiza, Marsella, Francia, estaciones de tren, consignas de un banco, pisos francos,…

En un momento del rodaje, a Damon le preocupó el intentar enfocar de manera realista y científico el tema de la amnesia parcial (no saber nada de tu pasado pero recordar idiomas y destrezas varias relacionadas con la peligrosa profesión anterior) pero rápidamente Liman le sugirió que no se preocupase de ello, puesto que no se trataba de realizar un tratado médico sobre la enfermedad sino de usar un recurso narrativo para que la trama avanzase como una mera excusa argumental. Y en eso consiste esta cinta, en no dar un minuto de respiro al espectador y sorprender en sus giros narrativos. Además, el personaje resulta atractivo desde el punto de vista físico (es igual de bueno que el resto de asesinos entrenados para capturarle, verdaderas máquinas de matar en las que la gente de a pie no tienen ninguna opción contra ellos) y moral (tiene remordimientos y conciencia, y aunque era uno de los mejores en su antiguo trabajo, al perder los recuerdos decide resetear de nuevo y llevar una vida normal). Matt Damon resultó ideal para el papel, dando ese aspecto de americano perdido por Europa, desvalido al principio pero de armas tomar al final, conforme va experimentando una transformación moral durante la trama y conforme nuevas piezas de información se van desvelando. Y el contrapunto perfecto lo aporta Franka Potente, ya que no es una belleza al uso como podríamos esperar en una cinta similar de gran presupuesto y actrices despampanantes. La actriz alemana, famosa por la experimental “Corre, Lola, Corre”, aporta ese toque de normalidad que podríamos encontrar en cualquier chica europea que viaje de Interrail, y la relación que mantendrán ambos personajes es totalmente definitoria sobre la clase de persona en la que el personaje de Damon se convierte y desea llegar a ser.

Pero actores semidesconocidos europeos (también tenemos a un excelente Clive Owen que ya empezaba a despuntar por la época) no significa que sea una cinta barata. De hecho parece que el presupuesto no se lo gastaron en grandes deportivos que luego destrozan en persecuciones, sino en las persecuciones en sí mismas. Me refiero, está claro, a la icónica escena del Mini rojo por las calles de París, conduciendo por escaleras peatonales y avenidas en dirección prohibida, mientras la gendarmería francesa y la Interpol tiene a todas las patrullas detrás de los huidizos personajes. Gracias a “El Caso Bourne” y su gran éxito, se cambió en parte la manera de rodar este tipo de cine en Hollywood. De hecho, las peleas y escenas de lucha cuerpo a cuerpo incorporaron un novedoso arte marcial rápido y coreografiado que luego personajes como 007 y Batman no dudaron en usar para sus propias franquicias.

En definitiva, todo un clásico instantáneo del género que lo actualizó y lo puso al día. Se agradece que la trama se desarrollara por Europa dándole ese aire de clasicismo y vieja decadencia, pero con el toque del mejor cine de evasión actual. Totalmente recomendable.

Calificación: Imprescindible, fue un clásico instantáneo del género en su día y vuelta a ver no pierde ni un ápice de su frescura.

Lo Mejor: La factura con la que está rodada y la manera con la que se integra la acción con la trama de espionaje. Revisita los clichés clásicos del género de manera afortunada.

Lo Peor: Que Liman no continuara con posteriores películas de la saga y se encargara Paul Greengrass

La vería de nuevo: Sí.

La Recomiendo: Como película de espionaje es una de las mejores que he visto.

Películas similares: Ronin, Los últimos días del cóndor, Con la muerte en los talones

Ficha en IMDB: http://www.imdb.com/title/tt0258463/combined

Tráiler en You Tube (inglés):

3 comentarios

Archivado bajo Imprescindible, Película - Acción, Película - Espionaje, Pelicula, Puntuado

Película – Al filo del mañana

Al_filo_del_mañana poster

Reseñado por 0017

Ficha técnica

Título original: Edge of tomorrow

Año: 2014

Director: Doug Liman (El Caso Bourne, Sr. y Sra. Smith)

Guión: Christopher McQuarrie, Jex Butterworth, Jon-Henry Butterworth

Basado en el libro de Hiroshi Sakurazaka

Enlace a la reseña de Bitterblink

Música: Christophe Beck

Fotografía: Dion Beebe

Reparto

  • Tom Cruise
  • Emily Blunt
  • Bill Paxton
  • Kick Gurry
  • Brendan Gleeson
  • Jonas Armstrong

Como siempre que ocurre cuando es anunciada la adaptación a la gran pantalla de alguno de los libros favoritos de Malosa o Bitterblink, permanecemos a la expectativa a ver en qué desemboca el proyecto. En este caso, la novela ligera de Hiroshi Sakurazaka “All you need is kill” no tardó en encontrarse en el punto de mira de los grandes estudios americanos y el anuncio de la incorporación de Tom Cruise al papel protagonista le dio un relumbre especial a la película. Desde luego no se le puede negar al actor olfato para unirse a blockbusters de éxito, como ya ocurrió en Oblivion o Jack Reacher.

Lo que sobre todo me apasionó del planteamiento fue saber que el responsable elegido fue Doug Liman, director de “Sr. y Sra. Smith” y sobre todo “El caso Bourne”. Se trata de dos ejemplos de cine de acción actual rodados con impecable factura y grandes dosis de entretenimiento puro y duro. Si en la primera hace una comedia de acción acerca de la lucha de sexos en sentido literal (que ríase usted de “La guerra de los Rose”), la segunda redefinió el cine de espionaje en el siglo XXI heredando las estructuras clásicas del género de los 60 y 70. De hecho se trata de una de mis cintas favoritas del género a pesar de que no comparto en absoluto la visión que le dio Paul Greengrass en las secuelas. Quedaba por ver si Liman era capaz de aportar su grandioso toque en el cambio de registro que supone un argumento de ciencia ficción futurista mezclando invasiones alienígenas estilo Oblivion, acción militar como “Salvar al soldado Ryan”, trajes de batalla exoesqueléticos parecidos al de Elysium o los de las secuelas de Matrix (Reloaded y Revolution) y, por encima de todo, la inverosímil situación de un personaje encerrado en un bucle temporal infinito (condenado a vivir el mismo día una y otra vez) vista en “Atrapado en el tiempo”, la comedia de culto que protagonizó Bill Murray en 1993.

Porque la referencia más inmediata de All you need is kill y Al filo del mañana es precisamente la película de Harold Ramis, que recrea el mito de Sísifo (condenado a empujar la misma piedra repetidas veces). En el caso que nos ocupa, estamos en un futuro cercano en el que una invasión alienígena tiene a casi toda Europa conquistada. La única esperanza para la humanidad consiste en una invasión de la costa francesa desde las islas británicas. El coronel Bill Cage, un oficial americano más preocupado en el marketing que en la guerra, llega a Londres para enterarse de que va a participar en la que puede ser la batalla más decisiva y sangrienta de la humanidad. Ante su renuncia, es trasladado forzosamente y contra su voluntad al frente, donde sin entrenamiento militar le obligan a enfundarse un traje militar de batalla y luchar contra los invasores. En pocos minutos se da cuenta que la invasión será una completa carnicería sin ninguna posibilidad para los humanos, y es abatido junto a uno de los alienígenas. Sin embargo, de manera inexplicable, en vez de morir vuelve a despertarse en el comienzo del día justo antes de la batalla. Vuelve a vivir el desembarco y vuelve a presenciar la masacre de los batallones, para volver a morir de nuevo. Y vuelve a despertarse antes de la batalla. Se da cuenta de que está condenado a revivir el mismo día una y otra vez como consecuencia de haber heredado el poder de uno de los alienígenas, atrapado en un ciclo temporal infinito. Es entonces cuando conoce a la soldado Rita Vrataski, una heroína de guerra famosa por haber exterminado ella sola a cientos de invasores en una batalla, quien le explica el origen del misterioso fenómeno que sufre ya que ella también tuvo ese don antes de perderlo. Le dice que la busque todos los días cuando se despierte para que se entrene con ella y aprenda a luchar en combate contra los invasores, y juntos trazan un plan para evitar que la invasión aliada sea un fracaso condenado a la extinción de la raza humana. De esta manera, iremos viendo como el coronel Cage no solo se convierte en una valerosa arma de aniquilación y la única esperanza para la humanidad, sino que también evolucionará moralmente para conseguir evitar un destino al que parece que, hagamos lo que hagamos, estaremos condenados a sufrir.

El reto que presenta Al filo del mañana es, precisamente, el enfoque que se le debe dar a un argumento que va a repetir lo mismo una y otra vez, y es precisamente en lo que triunfa la cinta. La película gana enteros cuando presenta y resuelve los conflictos a los que se enfrenta el protagonista cada día, la manera en la que evoluciona el personaje de Tom Cruise. Un personaje que al igual que el de Bill Murray, es moralmente reprobable desde el comienzo del metraje, un farsante que se ha aprovechado de una situación tempestuosa al que el karma le juega una mala pasada (o buena según se mire). Y entre momentos realmente dramáticos y épicos como por ejemplo las distintas muertes que presencia de sus compañeros una y otra vez, Liman nos cuela pequeñas cápsulas cómicas que nos harán esbozar una sonrisa entre tanta batalla trágica.

Sin embargo, este gran acierto que es mantenerte pegado a la pantalla durante dos tercios de la película fascinado por como avanza la trama y resuelve el argumento y la relación chico – chica entre Tom Cruise y Emily Blunt, se acaba diluyendo en un último acto que hace concesiones al género de acción más convencional. Todo el ritmo frenético del inicio se desperdicia y ralentiza en la misión final, peor rodada (la fotografía nocturna es bastante insulsa) y menos sugerente. Este defecto de resolución del argumento, junto con el diseño de producción de los alienígenas invasores (se nota demasiado su artificialidad a la hora de ser creados con animación digital y los combates contra ellos no resultan tan espectaculares) son, en mi opinión, los mayores defectos de la cinta.

A pesar del agridulce sabor de boca que te deja la película por esto, hay que reconocer los atributos positivos de este blockbuster por encima de la media del género, infinitamente superior a la saga Transformers, por citar un ejemplo. Tom Cruise cada vez tiene más arrugas y ya no puede hacer papeles de jovencito engreído estilo aviador en Top Gun. En su lugar, y sin renunciar a las piruetas acrobáticas, asume cada vez más dramatismo y matices sombríos en los personajes que interpreta. El contrapunto perfecto se lo da una Emily Blunt de armas tomar (al igual que en Looper), perfectamente creíble y con un toque vulnerable al que nos costará llegar.

En resumen, Liman nos ofrece casi dos horas de entretenimiento con un declive al final pero en las que nos ofrece interesantes reflexiones entre disparo y persecuciones (al igual que en sus otros trabajos) acerca del destino y de la naturaleza del honor y el valor (la escena en la que se toma una cerveza en un pub de Londres). Y ya solo por eso, merece la pena acercarse al cine.

Calificación: Muy buena

Lo Mejor: El dúo protagonista y la manera de resolver las distintas situaciones que supone estar atrapado en un loop temporal en medio de una guerra

Lo Peor: El último tercio está rodado de manera poco brillante y convencional

La vería de nuevo: Puede

La Recomiendo: Sí

Películas similares: Oblivion, Atrapado en el Tiempo, Matrix Reloaded, Matrix Revolution, Elysium, Starship Troopers, Salvar al soldado Ryan,

Ficha en IMDB: http://www.imdb.com/title/tt1631867/combined

Tráiler en You Tube (español):

3 comentarios

Archivado bajo Película - Acción, Película - Ciencia Ficción, Pelicula

Película – Jack Ryan: Operación Sombra

Jack Ryan Operación Sombra poster

Reseñado por 0017

Ficha técnica

Jack Ryan: Shadow Recruit

Año: 2014

Director: Kenneth Branagh (Los amigos de Peter, Mucho ruido y pocas nueces, Frankenstein de Mary Shelley, Hamlet, Thor)

Guión: Adam Cozad, David Koepp

Basado en los libros de Tom Clancy

Música: Patrick Doyle

Fotografía: Haris Zambarloukos

Reparto

  • Chris Pine
  • Kevin Costner
  • Keira Knightley
  • Kenneth Branagh

Nueva precuela del personaje creado por el escritor de espionaje e intriga política USA Tom Clancy. Jack Ryan va camino de convertirse en uno de los espías de la ficción que menos termina de calar en el gran público. Recordemos que lo interpretó por primera vez Alec Baldwin en La Caza del Octubre Rojo en 1990, donde el protagonismo se lo arrebató Sean Connery como el medio-villano de la función. A continuación, Harrison Ford le dio un toque humano y familiar, propio del que es más estratega que soldado, en Juego de Patriotas y Peligro Inminente. Y con Ben Affleck intentaron hacer un reboot de la saga tomando al personaje en sus inicios, llevándolo al período actual e introduciendo elementos de la guerra fría, nazis e incluso el estallido de una bomba atómica en suelo estadounidense. Después del escaso éxito que logró la adaptación (y la pobre interpretación) de Affleck, tenemos una nueva pirueta argumental y, usando un guión que no se basa específicamente en ninguna obra de Clancy, otro reinicio de los orígenes del personaje para intentar dar en el clavo de una nueva saga que pueda hacer frente a otros agentes secretos fílmicos que se prodigan una y otra vez en películas más o menos rentables. Para ello tenemos al guapo y joven Chris Pine, al que no le resulta novedoso el meterse en la piel de antiguos héroes y darles un lavado de cara. Me refiero está claro, a su interpretación de un joven capitán James T. Kirk en las dos recientes películas de Star Trek.

Jack Ryan actores

Los cuatro Jack Ryan hasta el momento.

 

La verdad es que Ryan tiene su hueco en el olimpo particular de espías y agentes secretos, ya que se sitúa en terreno que no exploran otros personajes. James Bond es mujeriego, elegante y letal. A Ethan Hunt le van las cabriolas imposibles y las misiones con escasas posibilidades de éxito. El desmemoriado Jason Bourne es un eficaz y experimental instrumento de contrainteligencia gubernamental que sólo busca tranquilidad emocional. Y ya no digo nada si buceamos en los personajes literarios de Le Carré o Forsyth, con espías más parecidos a tranquilos funcionarios que se encuentran con la acción de manera ocasional (Alec Leamas o John Preston serían los paradigmas). El personaje de Clancy rondaría esta tipología del espía pensante, ya que es un tipo que no le gusta volar, tuvo una lesión de espalda que le hizo volver a aprender a andar (explicado en La Caza del Octubre Rojo y mostrado en Jack Ryan: Operación Sombra), está felizmente casado y con hijos, es un analista financiero con un título de doctorado y las armas no le gustan nada.

De describir todo esto con un toque actual y saliéndose ligeramente del cánon creado por Clancy va esta precuela (no olvidemos que la guerra fría queda muy lejos, los sucesos del 11 de septiembre cambiaron todo el panorama geopolítico, y las altas finanzas se han convertido en parte fundamental de cualquier intriga internacional). Un mucho más joven que de costumbre Jack Ryan está acabando sus estudios de económicas en Londres cuando presencia por televisión los atentados de las torres gemelas en 2001. En ese momento decide ser parte activa en la defensa de su país y se enrola en el cuerpo de marines. Cuando alcanza el grado de teniente, y mientras hace un viaje de rutina en un helicóptero en Afganistán, es víctima de un atentado aéreo y sufre un accidente que le provoca graves lesiones de espalda. Obligado a una lenta y dolorosa rehabilitación, conoce a la doctora Cathy Muller, de quien se enamora en un primer momento. También conoce a William Harper, un alto oficial de la CIA, quien le «sugiere» que acabe su rehabilitación, prosiga sus estudios de doctorado, y consiga un trabajo en una firma de inversión de Wall Street. Todo ello mientras es un agente encubierto del servicio de inteligencia, para dedicarse al análisis económico y detectar transacciones financieras sospechosas que supongan actividad terrorista. Tras realizar este trabajo unos cuantos años, un día detecta movimientos extraños en los mercados que no tienen la adecuada correlación con las últimas noticias geopolíticas y económicas que vienen de Rusia y de las Naciones Unidas. También descubre que organizaciones y fondos rusos están despareciendo liquidando sus posiciones y que el responsable de estas cuentas es un magnate de los negocios ruso llamado Viktor Cherevin, antiguo veterano en Afaganistán. Al no tener acceso a sus cuentas personales Harper fuerza a Ryan a viajar a Moscú para entrevistarse con él con la excusa de hacer una auditoría a sus fondos. Pronto se dará cuenta de que la misión es más peligrosa de lo que se imaginaba un simple analista financiero, con lo que Ryan es activado como agente operativo para descubrir una trama que planea desestabilizar la economía americana mediante atentados terroristas en suelo USA. Ryan intentará vencer sus miedos y reticencias iniciales al trabajo de agente secreto sobre el terreno para evitar la conspiración, aunque el hecho de que Cathy haya decidido darle una sorpresa y aparezca en Moscú complicará las cosas aún más, añadiendo un nuevo factor de riesgo a la misión para desenmascarar los planes de Cherevin.

Para esta entrega se ha decidido contratar a un Kenneth Branagh cada vez menos preocupado por versionar a Shakespeare y demás clásicos, y más centrado en el blockbuster de encargo destinado a reventar taquillas. Además, se ha reservado el papel de villano con acento ruso. De su interpretación, decir que es sobria y elegante, derrocha buen gusto y además tiene el punto adecuado de angustia e inquietud, creyéndole capaz de cualquier cosa en su lucha. Uno de los mejores villanos de película de acción que he visto en los últimos meses. Como director, ha resuelto un intento de reboot de manera efectiva y sin demasiadas florituras. Si bien en las escenas de acción es bastante convencional y no se arriesga mucho (el declive de la cinta viene en un apresurado último tercio final donde descubren toda la trama y el objetivo terrorista en apenas pocas horas, para dar acto seguido a las típicas escenas carentes de credibilidad), ha sido capaz de contarnos los inicios del personaje sin que perdamos el interés en todo momento, mientras nos regala alguna que otra escena de intriga propia del género. La novedad aquí es la introducción del personaje de la novia (que en posteriores entregas será su mujer) en la acción, jugando la trama con las peleas conyugales en medio de una misión internacional. Si bien aquí Keira Knightley se muestra como una inadecuada elección (a primera vista parecía estimulante tenerla en el reparto), dado que su interpretación no está a la altura, con un personaje mal dibujado que resulta irritante e incoherente a partes iguales como novia celosa y desconfiada.

La verdad es que esta cinta, como entretenimiento, cumple su cometido. No se hace larga y los momentos en que Ryan juega su papel de espía más interesado en el análisis geopolítico y económico son los más convincentes. También resultan convincentes los momentos iniciales en los que se ve envuelto en acción por primera vez. Lo malo es que todo esto se tira por la borda en las escenas finales en las que se olvida de estos temores iniciales y se convierte en un héroe de acción convencional. O esas escenas con un ordenador que en cinco minutos es capaz de hacer lo que nosotros en nuestros equipos domésticos nos lleva horas. Por lo menos Chris Pine está correcto para lo guaperas que es, al igual que Kevin Costner, que está por fin escogiendo buenos papeles después de toda una carrera equivocándose (en la última Superman también hacía un gran papel). Desde luego, lo que tenemos aquí es un prometedor reinicio de franquicia que está por encima de la anterior Pánico Nuclear, a pesar de que sea un remedo de varias películas del género. Esperaremos con interés nuevas entregas.

Calificación: Entretenida

Lo Mejor: Los inicios de la cinta y del personaje, perfilándonos un nuevo Ryan. Las escenas de intriga en Moscú. Branagh, Costner y Pine hacen buenas interpretaciones.

Lo Peor: Keira Knightley no está muy sembrada, y el final de la película está muy forzado-

La vería de nuevo: Puede.

La Recomiendo: Sí, es una cinta de acción y espionaje convencional pero que cumple su función sin aburrir.

Películas similares: El Cuarto Protocolo, La Caza del Octubre Rojo, Juego de Patriotas, Peligro Inminente, Pánico Nuclear, Misión Imposible III, Casino Royale

Ficha en IMDB: http://www.imdb.com/title/tt1205537/combined

Tráiler en You Tube (español):

1 comentario

Archivado bajo Bueno, Entretenido, Espionaje, Película - Acción, Pelicula, Puntuado