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Película – El Hobbit, un viaje inesperado

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Reseñado por 0017

Ficha técnica

Año: 2012

Director: Peter Jackson (Trilogía El Señor de los Anillos, The Lovely Bones, King Kong, Agárrame esos fantasmas, Criaturas Celestiales)

Guión: Fran Walsh, Philippa Boyens, Peter Jackson, Guillermo del Toro

Basada en el libro “El Hobbit” (J.R. Tolkien)

Música: Howard Shore

Reparto

  • Martin Freeman
  • Ian McKellen
  • Richard Armitage
  • Ken Stott
  • Andy Serkins
  • Hugo Weaving
  • Cate Blanchett
  • Christopher Lee

Mucho se había hecho esperar esta historia previa de los acontecimientos contados en El Señor de los Anillos. Por esa lógica interna que rige los destinos monetarios de los proyectos que se llevan a cabo en Hollywood, la adaptación del Hobbit se ignoró hace unos años y se estrenó directamente la historia cronológicamente posterior escrita por Tolkien. Eso se notó en el nivel de madurez de la obra, puesto que el Señor de los Anillos es una historia épica que narra la lucha eterna entre el bien y el mal, mientras que el Hobbit es un cuento infantil que hace apología de la aventura y de los mundos que hay por descubrir más allá de nuestras fronteras interiores.

Ya pasó en 1977 con la Guerra de las Galaxias. El estudio cinematográfico que financia los sueños de los creadores pasa por alto las historias previas surgidas de la imaginación para centrarse (y con razón la mayoría de las veces) en las historias más jugosas que puedan dar más juego en taquilla. Es así como directamente se rodó el Episodio IV y nos metieron de lleno en una rebelión intergaláctica sin saber (ni falta que hacía) quién era padre de quién ni cuando se pasó al lado oscuro. Estos detalles de intrahistoria son los que enaltecen una película al crear un universo argumental cuya gracia está en imaginarlo implícitamente, más que mostrarlo explícitamente. El pasar de puntillas sobre estos detalles enriquece la trama y el carácter de los personajes.

Sólo cuando un estudio tiene una crisis de ideas acuciante y le puede la avaricia de la taquilla, es cuando vuelve sobre sus pasos y recicla historias ya contadas. En el caso del Hobbit, la gracia hubiera estado en rodarla antes que el Señor de los Anillos, la aventura como preludio de la épica. Pasar de puntillas sobre un anillo que se encuentra por casualidad, plantear a lo largo de varias entregas la importancia de un objeto como icono de la lucha del bien contra el mal, y acabar en clímax in crescendo haciendo desaparecer ese símbolo para siempre.

Es por eso que El Hobbit sabe a poco. Nos deja esa sensación de que es más de lo mismo, de que repite situaciones que nos gustaron anteriormente (vemos otra vez a Elrond, Saruman, Galadriel, Gollum; tiene el buen gusto de mostrarnos a Frodo y a Bilbo tal y como los vimos justo antes de que se formara la Comunidad del Anillo; la banda sonora nos traslada en momentos clave a las películas anteriores), pero que por muchos eventos que ocurran, no van a ser tan relevantes ni tener trascendencia como lo que vendrá después.

Vaya por delante que la trilogía anterior no me apasionó, ni entiendo ese entusiasmo que aunó a crítica y público (por una vez) culminando en una montaña de premios. Me gustó cómo se desarrolló el fenómeno, y me pareció bien su desenlace, pero visto con una cierta distancia crítica, desde la barrera. Reconozco que El Señor de los Anillos tenía una manufactura impecable, personajes carismáticos y una gran historia detrás, pero no me llegó al alma como a la mayoría de espectadores. Mi crítica principal es su excesivo metraje, el querer trasladar a la pantalla todo lo que ocurre en 1000 páginas, y eso no es posible. Son lenguajes artísticos distintos. Complementarios entre sí, pero diferentes en el tempo y ritmo narrativo. Y ese epílogo de El Retorno del Rey de más de tres cuartos de hora después del clímax final, me acabó de rematar.

Como Malosa ya reseñó el libro en su momento, el argumento ya es mayoritariamente conocido. Un hobbit, Bilbo Bolsón, habitante de la Comarca en la Tierra Media, recibe la visita de un mago conocido como Gandalf. Esa misma noche, inesperadamente irrumpen en su casa uno tras otro 13 enanos que se acomodan en su hogar y acaban con sus vituallas, sin saber muy bien porqué, hasta que empiezan a discutir el propósito de su reunión. El motivo es recuperar el antiguo reino perdido de los enanos, que años atrás fue invadido por un dragón atraído por sus inmensas riquezas, expulsando a los legítimos habitantes y condenándolos al destierro. Para el diminuto personaje, la aventura y el enfrentamiento con dragones no forma parte de su modo de vida, pero pronto se arrepiente y decide dar un vuelco a su tranquila existencia y es cuando arranca una historia que parece que no podrá ser contada en el metraje habitual, con lo que, para alegría de los productores, continuará durante dos entregas más.

La película la se ha estrenado en 3D (que es como la vi), con lo que flechas y bolas de fuego volarán hacia la pantalla para justificar el desembolso pecuniario que realizan los espectadores, aunque creo que la podría haber visto en normal sin perderme gran parte de la magia. Lo que no recomiendo para nada es realizar el desembolso adicional que supone verla en 48 fps (frames per second, o fotogramas por segundo, el doble de lo habitual). Una nueva técnica que se supone que aporta más realismo al acercarse a la visión humana, y que permite ver con toda claridad hasta los defectos del maquillaje de los protagonistas. Mi impresión es que toda la película me la pasé con la sensación de que estaba rodada a cámara rápida, como revolucionada (igual que los videos caseros de ataño), e incluso hasta el doblaje de las voces estaba desacompasado. Las opiniones son para todos los gustos (hay quien dice que uno se acaba acostumbrando a los pocos minutos) pero la polémica está servida. Para mí esto desmerece mucho la labor del encargado de la fotografía del filme.

Las interpretaciones las vi algo forzadas, sobre todo en el desigual caso de Martin Freeman, que en algunas escenas parece no saber qué hacer con las manos. En otras ocasiones, sin embargo, lo hace realmente bien al aportar una dignidad a su papel que me gustó mucho, realmente cae simpático. Tanto, que no parece el mismo personaje repelente que luego heredará Ian Holm en las siguientes entregas (a ver si es verdad que el anillo único puede cambiar a las personas… umm…). El Dr Watson de la contemporánea versión de Sherlock Holmes me gusta más como hobbit que el resto de versiones de los habitantes de la Comarca.

Los mejores momentos los encontramos en el inicio de la historia, con flashbacks que narran los sucesos pasados sobre los que se sustentará la trama, al igual que ya hacía Jackson con cada una de las películas de El Señor de los Anillos anteriores. Otra escena reseñable es la de la pelea de acertijos con Gollum, y la lucha de montañas con los protagonistas atrapados en un acantilado. Esta escena, que no estaba en el libro y que proporciona cierta perplejidad a los puristas de Tolkien, supone la culminación de la aventura en estado puro, viendo como nuestros héroes no pueden sino ser meros espectadores de la pelea. Otra licencia que se toma Jackson con respecto a la novela es la de la figura de un nuevo Orco Pálido, visto por la necesidad de rellenar metraje y enemigos adicionales antes de que el dragón Smaug tome un papel más protagonista en las sucesivas secuelas.

Entre los peores momentos encontramos aquellos que están sacados directamente de la novela, como por ejemplo el de las canciones, ya que creo recordar que cada dos páginas los enanos se ponían a cantar como si de un musical en plena Tierra Media se tratase, algo que me enojaba y me hacía perder el interés por la trama de lo que estaba leyendo. Si bien en la película no ocurre más que un par de veces al principio, el temor de que sea algo que se repita con más frecuencia sobrevuela la película.

En resumidas cuentas, esta primera parte del Hobbit nos ofrece un cierto alivio por pensar que podría haber sido peor, aunque sea más de lo mismo pero con un tono más ligero que la anterior trilogía. No nos quita la sensación de relleno artificial para adulterar una ración que se ha convertido por arte de magia en tres, pero tampoco malogra el universo de una historia previamente contada y elevada a la categoría de mito instantáneo (como sí pasó con las trilogías galácticas). Aunque esté totalmente enfocada para los adictos enganchados a la épica de Tolkien que se quedaron huérfanos tras El Retorno del Rey, y que quizá no logre calmar su síndrome de abstinencia por completo.

Calificación: Entre Entretenida y Pasable

Lo Mejor: Volver a este mundo después de tantos años. La introducción inicial ya habitual en Jackson a la historia. El encuentro por primera vez con el anillo que tanta lata dará después, y la pelea de acertijos. La lucha de montañas inédita en la novela.

Lo Peor: Los momentos musicales con las canciones de los enanos. Su metraje excesivo, como en toda la saga.

La vería de nuevo: Espero que no, antes debería volver a ver la anterior trilogía.

Lo Recomiendo: Para fanáticos empedernidos (y no tan empedernidos) de Tolkien. Para el resto, la recomiendo pero con la coletilla “consúmase con moderación bajo su responsabilidad”.

0017

Ficha en IMDB: http://www.imdb.es/title/tt0903624/?ref_=fn_al_tt_1

Tráiler en You Tube (español):

Películas similares: Trilogía anterior del Señor de los Anillos; Éragon; Harry Potter y la Piedra Filosofal; Harry Potter y el prisionero de Ázkaban; Las Crónicas de Narnia; Las Crónicas de Spyderwick; Willow; La Historia Interminable; Legend… La verdad es que las adaptaciones de Tolkien por Peter Jackson representan la cima del género, que en los 80 tenía buenos representantes y que después sólo ha conocido malas imitaciones.

Libros similares: Básicamente todas las películas que he nombrado en el apartado anterior están basadas en libros (y comentadas en el blog). Los dragones de Éragon y sus continuaciones (Eldest, Brisingr y Legado), de Christopher Paolini. Las 4 partes de Las Crónicas de Narnia (El león, la bruja y el armarioEl príncipe CaspianLa travesía del viajero del albaLa silla de plata), de C.S. Lewis. Las sagas de Harry Potter (Harry Potter y la piedra filosofalHarry Potter y la cámara secretaHarry Potter y el prisionero de AzkabánHarry Potter y el cáliz de fuegoHarry Potter y la orden del FénixHarry Potter y el misterio del príncipeHarry Potter y las reliquias de la muerte), de J.K.Rowling. La Historia Interminable (Michael Ende). Las crónicas de Spiderwick,  por Tony DiTerlizzi y Holly Black.

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Película – La vida de Pi

Reseñado por 0017

Ficha técnica

Año: 2012

Director: Ang Lee (Deseo, peligro; Brokeback Mountain; Hulk; Tigre y Dragón)

Guión: David Magee

Basado en el libro de Yann Martel

Música: Michael Danna

Reparto

  • Suraj Sharma
  • Irrfan Khan
  • Tabu
  • Adil Hussain
  • Gerard Depardieu

Esta semana, aprovechando que se trata de un libro que Bitterblink acaba de comentar, y dada la naturaleza literaria de este blog, la crítica va a ser sobre la película “La vida de Pi” reseñada desde el punto de vista estrictamente cinematográfico, dirigida por Ang Lee y basada en el libro de Yann Martel. De esta manera realizamos un ejercicio de equilibrio temático y complementamos la visión literaria. De paso, y leyendo las dos reseñas,  se puede ver si la adaptación a la gran pantalla desmerece o no el trabajo de una obra en papel, algo habitual en la historia del cine (y más en el cine moderno, donde la falta de ideas acuciante que impera en Hollywood ha sido la seña de identidad en las últimas décadas).

Desde luego si hay algo que no se le puede reprochar a Ang Lee es la mezcla de géneros. Ya sorprendió, escandalizó y triunfó (todo de una vez) al pasearse por las arenas movedizas de la tempestuosa relación homosexual en la oscarizada Brokeback Mountain, a la vez que dinamitaba los cimientos del género cinematográfico americano por excelencia. Más sorprendente resulta examinando sus películas anteriores: la comiquera Hulk, o la matrixiana Tigre y Dragón. Resulta clara la naturaleza de obra de encargo de, sobre todo, la primera de éstas. Sin embargo, las similitudes formales afloran en su filmografía, y en este caso la marca de la casa de Lee son los juegos de pantallas partidas y las originales transiciones entre escenas, que en Hulk le ayudaba a recordarnos la naturaleza de cómic, y aquí le da un toque poético a la historia. Además, ya venía de adaptar a Jane Austen en Sentido y Sensibilidad, con lo que se puede confirmar el tipo de películas en las que está más interesado.

La novela llevaba varios años en busca de director con personalidad para ser llevada a la pantalla. M. Night Shyamalan, Alfonso Cuarón,  Jean Pierre Jeunet fueron algunos de los tanteados, hasta que cayó en las manos de Lee.

Aunque Bitterblink ya ha desgranado el argumento del libro, para aquellos que lean antes esta reseña, comentar que la historia trata de lo siguiente: un escritor, en busca de material para su próximo libro, contacta con Piscine Molitor, quien tiene una gran historia de descubrimiento personal digna de ser contada. Desde muy pequeño, el joven Piscine rebosa personalidad propia, como lo demuestra el hábil truco que realiza para que sus compañeros de colegio obvien su malsonante diminutivo -Pis- y le llamen por el nombre que tiene la famosa constante matemática. El joven Pi vive en la India francesa, sus padres regentan un zoo y sus inquietudes religiosas y existenciales le llevan desde muy pequeño a la búsqueda de una religión que dé sentido a su vida. Por motivos económicos, su familia decide trasladarse de la India a Canadá, pero en el viaje en barco por el océano, se produce una tormenta y acaban naufragando y a la deriva en un bote salvavidas Pi y un enorme tigre del zoo de sus padres que, por mucho que Pi haya querido convertirlo en su mascota, no deja de ser un depredador capaz de acabar con cualquiera que le sirva de alimento.

Las penurias que el joven Pi pasará a la deriva intentando sobrevivir con tan inesperado compañero de balsa, les llevarán a ambos a un viaje trascendental en busca de lo divino y lo humano que se oculta en las grandes miserias y alegrías de la vida, tanto en el interior de cada uno, como en el exterior del mundo que les rodea, capaz de mostrarnos la naturaleza en su estado más hermoso y poético, pero también en la crudeza sin piedad de los elementos más embravecidos.

En La vida de Pi tenemos una fábula religiosa, bíblica como si de Noé se tratara, pero también oriental, bebiendo de la obra de Rudyar Kipling. La búsqueda vital del protagonista a través de Dostoievski o Albert Camus, y a través de todas las religiones que va probando, nos pone en antecedentes del viaje épico e interior que va a vivir el protagonista, y de la lucha perpetua que se produce en todo momento para que el bien triunfe sobre el mal.

La fotografía de la película, con tonos apastelados (en ocasiones la pantalla parece un fresco impresionista decimonónico) produce momentos de gran espectáculo visual e incluso oníricos, necesarios para profundizar acerca del sentido de la vida y de la naturaleza creada por alguien supremo. Los mayores efectos visuales de la película (aparte de las características pantallas verdes usadas para simultanear en el mismo lugar al tigre y al protagonista) son los utilizados en el diseño de producción, que incluyen paisajes preciosistas de amaneceres y atardeceres, incluso hasta la estructura de las nubes. Además, la película se ha rodado en 3D, con lo que se garantiza la espectacularidad de algunas escenas (el naufragio, las ballenas luminosas o los peces voladores), demostrando que esta tecnología se puede aplicar a cintas de cualquier género sin que necesariamente se trate de aventuras, acción o terror.

En el capítulo de interpretaciones, la mayoría del peso de éstas recae en el trabajo del joven actor protagonista, Suraj Sharma, quien interpreta a Pi de joven. Pasa por todo el abanico de emociones posibles: miedo, rabia, desesperación, odio, tristeza, alegría,… Se puede decir que supera con nota la prueba. Irrfan Khan, el actor que interpreta al Pi adulto, transmite la serenidad y madurez de un hombre que ha alcanzado el conocimiento que buscaba gracias a esa epopeya en balsa que vivió de joven. Cabe destacar en el elenco una breve aparición de Gerard Depardieu como el cocinero francés del barco.

No voy a decir que sea una película densa. Sin haberme llamado mucho la atención antes de entrar en el cine, lo que sí que puedo decir es que es profunda, colorista y animada, que te hace salir del cine con ganas de vivir, cualquiera que sea la religión que profeses (o ninguna, como el personaje del escritor) con un final que abre la puerta a nuevas interpretaciones de lo narrado y te hace replantearte la historia que acabas de ver desde nuevos prismas.

El resultado de La vida de Pi es la concepción del cine como arte en el sentido más estricto, diseñado para provocar sentimientos y emociones; en este caso se nos permite reflexionar acerca de la existencia o no de la fe, a través de la plasticidad vitalista de unas imágenes y una historia. Aunque en algún momento decaiga en su ritmo, se puede decir que es una obra que cumple los objetivos de aquello para lo que se ha creado, funcionando mejor a nivel visual y sensorial.

Calificación: Muy buena

Lo Mejor: El espectáculo visual casi pictórico, que logra conectar directamente con la historia que  cuenta.

Lo Peor: Que no entusiasme si no es éste el tipo de cine que te guste ver.

La vería de nuevo: Probablemente no, salvo para revisar algún aspecto que se haya pasado por alto.

Lo Recomiendo: Es una película para ver con la pareja, o para aquellos con inquietudes intelectuales que creen que hay vida más allá de la existencia del Blockbuster hollywoodense. También es perfecta para verla cuando no tengas el día muy animado.

0017

Ficha en IMDB: http://www.imdb.es/title/tt0454876/fullcredits

Tráiler en You Tube (español):

Películas similares: Naúfrago, El libro de la selva, Slumdog Millionaire, Titanic (sí, lo sé; pero la escena del hundimiento del barco le debe mucho al taquillazo de Cameron)

Libros similares: La vida de Pi (obviamente),

El Emperador – Frederick Forsyth (por lo de supervivencia en alta mar y la superación personal)

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