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Película – El Hobbit, la batalla de los cinco ejércitos

El Hobbit - la batalla de los cinco ejércitos poster

Reseñado por 0017

Ficha técnica

Título original:

Año: 2014

Director: Peter Jackson (El Señor de los anillos, King Kong, Agárrame esos fantasmas, Criaturas Celestiales, The Lovely Bones)

Guión: Philippa Boyens, Peter Jackson, Guillermo del Toro, Fran Walsh

Basado en el libro de J.R.R Tolkien, El Hobbit

Música: Howard Shore

Fotografía: Alan Ferertor, Jammie Bag

Reparto

  • Martin Freeman
  • Ian McKellen
  • Richard Armitage
  • Evangeline Lilly
  • Orlando Bloom
  • Lee Pace
  • Luke Evans
  • Benedict Cumberbatch
  • Cate Blanchett
  • Ian Holm
  • Christopher Lee
  • Hugo Weaving

Con un retraso de un par de meses tras el estreno del cierre de esta trilogía desde navidades, al final he sacado un hueco para reseñar la última entrega del Hobbit, más por falta de tiempo y de ocasiones para ir al cine que otra cosa, aunque tampoco descarto la desgana a la hora de dedicarle un rato a esta cinta. Y es que las sensaciones con el final de esta saga-precuela son las mismas que cuando se empezó: un exceso de metraje hecho ex profeso para estirar las entregas y sacar más tajada en taquilla. Donde en “El señor de los anillos” podía tener cierto sentido por el abrumante material literario al que nos enfrentábamos, en “El Hobbit”, resulta todo redundante y excesivo, con unos clímax sacados de la novela original y colocados en partes estratégicas de la trama para dar la sensación de consistencia y continuidad al ritmo de la trama. Al final, lo que se preveía como precuela que saciara la añoranza del espectador medio y ya no digo nada del fan, se ha convertido en un producto vacío y carente de vida interna imposibilitado para hacer destacar estas distintas partes entre el cine actual sobrado de fantasía y aventuras. Sólo falta poner el epitafio de “Descanse en paz”, y rezar para que pasen los años suficientes antes de que nadie se decida a resucitar este mundo y estos personajes algo usados ya.

Retomando lo ocurrido al final de “El Hobbit, la desolación de Smaug”, tenemos al equipo compuesto por los enanos y el Hobbit Bilbo Bolsón habiendo despertado al dragón Smaug de su letargo de años, para quedarse con su tesoro y el antiguo reino de los antepasados de Thorin, escudo de roble, en el interior de la Montaña Solitaria. Smaug está furioso y desata su ira sobre la cercana Ciudad del Lago, donde los humanos que la habitan intentan desalojarla en mitad del caos, sabiendo del desastre que supone el ataque del dragón. Solo el valeroso Bardo reúne la valentía y la destreza para atacar a la criatura con flechas negras, consiguiendo derribarla para alegría de su gente. Mientras tanto, los enanos se dedican a buscar enfervorecidamente la Piedra del Arca, la mayor pieza de joyería del tesoro, sin éxito, tarea que consumirá a Thorin haciendo que su carácter cambie y le convierta en un déspota. Esta preocupación impedirá a los enanos ver el verdadero problema al que se enfrentarán: la noticia de la muerte del dragón se extenderá como un reguero de pólvora por toda la zona, y huestes de todo tipo de ejércitos serán atraídos por el fabuloso tesoro que ahora ha quedado desprotegido: desde los orcos de Azog hasta los elfos de Thranduil, pasando por los habitantes de Ciudad del Lago comandados por Bardo en busca de refugio. Pronto, lo que parecía una batalla para defender unas cuantas monedas, se convertirá en una lucha entre el bien y el mal, con distintas alianzas para evitar que éste triunfe, y donde Thorin, Bilbo, Gandalf, y el resto de implicados descubrirán la faceta más heroica y menos egoísta de ellos mismos, en una búsqueda del honor y la integridad.

¿Es una película mala esta última entrega de las aventuras del Hobbit? Bueno, yo no diría eso, pero al igual que le pasaba a su anterior entrega, sí que es harto repetitiva y poco destacable en su imaginería visual. La abrumadora sucesión de secuencias y planos contrapicados de grandes paisajes da una sensación de deja-vu de la que esta saga es incapaz de quitarse. Sigo diciendo que contar en tres películas de más de dos horas y media lo que ocurre en las páginas de un librito medio juega en contra de la narración, por hacer ésta poco ágil y demasiado abigarrada. Lo que en “El Señor de los Anillos” era estilo gótico, en “El Hobbit” se ha hecho barroco, donde el exceso de épica ya resulta cansino y poco novedoso. Que el clímax del dragón se haya dividido entre varias entregas no ayuda en nada a la fluidez de la narración; y puede que haya gente que al inicio de esta cinta tenga frescos los acontecimientos de la película anterior, pero que tras un año desde el estreno de ésta, a la mayoría nos cuesta recordar qué pasó entre los personajes y sus historias. Esta costumbre cada vez más extendida en el cine actual de rodar películas de manera industrial, con las segundas y terceras partes ya en la mente de los guionistas dispuestas a ser rodadas tras el estreno de las primeras, hace que cada vez se prodiguen más los finales abiertos como si de una serie de televisión se tratase, dejando al espectador con las ganas de más para el siguiente episodio. Y es lo que pasa aquí, que durante media película estamos pensando en lo que pasó en la anterior.

El resto de piezas de la obra están correctas, en su sitio. Las interpretaciones son buenas, no hay ningún pero que hacer. Martin Freeman se convierte en el mejor Hobbit que haya visto antes, mucho mejor que Frodo o su predecesor en el papel, tal es el desparpajo y la nobleza que le imprime a su personaje. Los personajes de Orlando Bloom y Evangeline Lilly están demasiado forzados, al igual que en anteriores entregas, denotando unos personajes que no estaban en el libro original, al igual que las escenas con Christopher Lee, Cate Blanchet y Hugo Weaving, viniendo a cuento de poco salvo para el guiño al espectador del Señor de los anillos. Todo ello hace una película correcta pero innecesaria. Dejemos que este mundo y estos personajes se queden donde están y los nuevos proyectos decidan ir por otros derroteros y se exploren nuevas ideas.

 Calificación: Entretenida

Lo Mejor: Martin Freeman como Bilbo se confirma una de las mejores interpretaciones de la cinta.

Lo Peor: La sensación de hartazgo y repetición es continua en la trilogía.

La vería de nuevo: Cuando pase algún tiempo.

La Recomiendo: Solo para fans irredentos de Tolkien.

Ficha en IMDB: http://www.imdb.com/title/tt2310332/combined

Tráiler en You Tube (español):

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Película – El Atlas de las Nubes (Revisión)

Poster Atlas de las nubes

Reseñado por 0017

Ficha técnica

Año: 2012

Director: Lana y Andy Wachowski (Matrix, V de Vendetta, Speed Racer), Tom Tykwer (Corre, Lola, Corre; El Perfume, historia de un asesino)

Guión: Hermanos Wachowski, Tom Tykwer

Basado en el libro de David Mitchell (link al libro en Amazon)

Música: Tom Tykwer, Johnny Klimek, Reinhold Heil

Fotografía: Frank Griebe, John Toll

Reparto

  • Tom Hanks
  • Halle Berry
  • Jim Broadbent
  • Hugo Weaving
  • Jim Sturgess
  • Bae Doona
  • Ben Wishaw
  • Hugh Grant
  • Susan Sarandon

Ante nosotros tenemos una de las películas más complejas de 2012, uno de los posibles  taquillazos que sin embargo pinchó estrepitosamente en la taquilla americana y quizás por esa razón su estreno en España pasó en marzo pasado sin pena ni gloria. Un fracaso dado lo coral de su reparto y la reputación de sus directores – productores, unos hermanos Wachowski (tras el cambio de sexo de Larry a Lana) que buscaban repetir el éxito de Matrix; y un Tom Tykwer que ya demostró su buen hacer con el bizarrismo de Corre, Lola, Corre y El Perfume. Con un reparto coral de gran nivel y uno de los planteamientos más audaces de los últimos tiempos, El Atlas de las nubes se basa en una novela de David Mitchell, con una estructura narrativa también rompedora. Las distintas partes e historias que se narran en el libro tienen una simetría concéntrica según la época, y cada una de ellas está escrita con un estilo propio (en forma de diario, cartas entre dos amantes, etc). Este proceder ha hecho que los Wachowski hayan intentado innovar en el lenguaje narrativo del filme, adaptando todo aquello que no funcionaría en la pantalla. En su lugar, han hecho una exquisita labor de montaje a base de cortes de escenas en momentos claves, para pasar a otra historia estableciendo las conexiones cósmicas de la película a base de sugerencias implícitas, algunas muy sutiles y otras no tanto, pero que exigirá de seguro varios visionados para acabar de entender obra tan magna.

El denso argumento nos desgrana varias narraciones expuestas a lo largo de los siglos con cierta conexión entre cada una de ellas ya sea por similitudes con los personajes (los actores interpretan varios papeles cambiando en ocasiones de sexo y de raza incluso) o interacciones entre ellos. El mismo actor puede interpretar a un personaje puramente malvado que con sus actos se redime en un futuro. Por lo tanto, toda la película coquetea con la idea del karma y la redención cósmica a través de nuestros actos. Las distintas historias que se entrecruzan el la cinta son las siguientes (en el libro cada una de ellas tiene un título):

  • Pacífico sur, 1849, Un joven abogado es encargado de volver a California con un contrato comercial para su futuro suegro. Durante el viaje de vuelta cae enfermo y pasa a recibir los cuidados del médico del barco, aunque probablemente esté más motivado por la codicia que por la salud del joven. La amistad del abogado con un esclavo que se ha colado de polizón en el barco será clave para que aquél pueda llegar a los USA y volver a ver a su prometida.
  • Cambridge, 1936. Frobisher, un joven compositor homosexual y su amante Sixmith, estudiante de ciencias, viven un amor prohibido narrado a través de las cartas que le escribe el primero al segundo. En ellas se explica como Frobisher es contratado por un gran compositor musical en el final de sus días para que le ayude a transcribir las obras musicales que todavía le rondan por la cabeza. Mientras realiza esta labor, el joven Frobisher logra obtener la inspiración para crear El Atlas de las Nubes, su gran obra maestra. Sin embargo, pronto surgirán las disputas acerca de la autoría de tan magna obra, y la disoluta vida de Frobisher supondrá el desencadenante de la tragedia.
  • San Francisco, 1973. Una periodista afroamericana, Luisa Rey, recibe una información de un anciano físico nuclear llamado Sixmith, acerca de un posible sabotaje en la central nuclear de la zona, motivado por oscuros intereses empresariales. La investigación se torna más peligrosa cuando un asesino a sueldo empieza a liquidar a todos los que pueden tener información acerca de la trama. Una historia de amor inacabada con un técnico de la central, y el continuo peligro a los que estará expuesta Luisa, hará que ésta se esfuerce por descubrir el escándalo energético.
  • Londres, 2012. Un editor literario en el ocaso de su vida, Timothy Cavendish, debe desaparecer del mapa cuando su último bombazo editorial escrito por Hoggins, un mafioso con ínfulas de escritor, es un éxito y éste, desde la cárcel, le exige un porcentaje mayor de las ganancias. El hermano de Cavendish simula ayudarle pero acaba internándole en una clínica de la tercera edad regido de manera dictatorial por una enfermeras con poco aprecio por sus ancianos residentes. Lo tragicómico de la situación exigirá a Cavendish lo mejor de él para escapar de la clinica.
  • Neo Seul, Corea, 2144. En un futuro distópico, las empresas crean clones para que trabajen como sirvientes. En un restaurante de comida rápida, una de las camareras llamada Sonmi-451 empieza a tener consciencia acerca de su destino y es liberada por un joven miembro de un grupo rebelde que buscan cambiar el esclavista sistema de capas sociales. Ambos emprenden un viaje a una estación de radio en Hawai donde Sonmi pueda enviar un mensaje a todas sus compañeras clones, mientras son perseguidos por agentes del orden, antes de liderar una revolución que cambie todo el orden establecido.
  •  Hawai, 2321. Una tierra postapocalíptica en la que los humanos que quedan han involucionado tecnológicamente y están establecidos en diferentes tribus. Zachry, un pastor de cabras es testigo de la muerte de su cuñado a manos de una tribu caníbal rival. El miedo y la visión de un antiguo diablo que permanece en su mente y que despierta sus más bajos instintos de supervivencia le impiden hacer nada. Zachry recibe la visita de Meronym, una viajera espacial perteneciente a una raza humana con tecnología avanzada que han colonizado otros planetas y que están en peligro de extinción. Meronym necesita la ayuda de Zachry para alcanzar una estación de radio abandonada y dirigirse a todos los antiguos habitantes de la tierra, para así salvar el destino último de las distintas razas supervivientes de la humanidad.

Como ya he dicho, la cinta pasó sin pena ni gloria en su momento, siendo un fracaso para las expectativas que se tenían proyectadas y el presupuesto invertido (más de 100 millones de dólares). La complejidad de la novela y de la trama desde luego que no han ayudado en su carrera comercial, así como el denso metraje de tres horas que dura la obra. Sin embargo, una cosa juega a favor de ella, y es que el escaso público que ha acudido a verla no ha quedado indiferente ante el filme, teniendo papeletas para convertirse en una cinta de culto si es que en los años venideros al público le da por redescubrir esta obra. Lo que sí que está claro es que quien se anime a verla necesitará varios visionados y echar un vistazo a alguna lista del casting actoral (http://es.wikipedia.org/wiki/Cloud_Atlas#Reparto) para volver a captar detalles inadvertidos colocados estratégicamente por el guión y el montaje. Tenemos a los mismos actores interpretando distintos papeles una y otra vez, en distintas épocas, razas e incluso sexo (Halle Berry pasa por esclava negra del XIX, mujer blanca en los años 30, periodista afroamericana en los 70, belleza fugaz en una fiesta en 2012, cirujano cibernético coreano en 2144, y mujer humana de una raza evolucionada en 2321,… ahí es nada…). A modo de ejemplo he encontrado en internet este esquema con los distintos actores protagonistas y los papeles que interpretan. Simplemente, necesario una vez la hayas visto.

El atlas de las nubles quien es quien

En algunos momentos puede hasta resultar ridículos los maquillajes para hacer pasar por coreanos a algunos personajes (Jim Sturgess, Hugo Weaving) o a la inversa, pero yo creo que el resultado es intencionado para que el público los reconozca, con lo que me chirría pero lo veo necesario.

A favor yo veo algunos puntos como pueden ser la imaginería visual que crea en cada historia, algo que con Matrix ya vimos que los Wachowski eran especialistas. No solo en los segmentos futuristas, también las escenas ambientadas en Cambridge y en el Pacífico merecen mención. Otro acierto es que la citada complejidad argumental da para muchas reflexiones acerca del karma, del destino y de la redención a través de nuestros actos, de la lucha del bien y del mal dentro de cada uno de nosotros,… Distintos tonos y líneas argumentales, que va desde el thiller ciberpunk hasta la comedia costumbrista, pasando por el drama de época y el cine policíaco setentero. Tiene incluso la capacidad de hacer que Hugh Grant nos sorprenda con sus dotes actorales estando creíble en sus papeles decimonónicos así como los contemporáneos (el dueño del lobby nuclear), algo risible como anciano en 2012 y coreano en 2144 e, increíblemente sorprendente como malvado líder de la tribu rival en el lejano 2321 – quién lo iba a decir…

Es posible que el ritmo narrativo haga aguas en algunos momentos, haciendo que el espectador se pregunte muchas veces que es lo que está viendo y a donde se quieren dirigir los realizadores. Todo ello da como resultado una película extenuante que hace que salgamos del cine agotados por intentar haber seguido la trama sin perdernos. Eso es un punto negativo que se va difuminando con posteriores visionados, y es la razón por la que recomiendo dar a El Atlas de las Nubes no una, sino varias oportunidades. Como también animo a la lectura de la novela de David Mitchell, solo por el espíritu renovador con el que se afronta el caleidoscopio coral que suponen todas las historias.

Calificación: Buena

Lo Mejor: El planteamiento novedoso de la historia. Las escenas de introducción iniciales; los detalles de los que está plagado el argumento.

Lo Peor: Su excesivo metraje; la labor de maquillaje necesaria pero sonrojante en algunos casos

La vería de nuevo: La he visto dos veces y la vería una tercera, es algo necesario en esta cinta en concreto

La Recomiendo: Sí, por lo menos un par de visionados si la primera vez no te disgusta en demasía.

Si quieres comprar el DVD de El Atlas de las Nubes

El Atlas De Las Nubes [DVD]

Películas similares: Matrix, Forrest Gump, La Fuga de Logan, El Árbol de la Vida, La delgada línea roja

Ficha en IMDB: http://www.imdb.com/title/tt1371111/

Tráiler en You Tube (español):

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Película – El Hobbit, un viaje inesperado

El-Hobbit_poster

Reseñado por 0017

Ficha técnica

Año: 2012

Director: Peter Jackson (Trilogía El Señor de los Anillos, The Lovely Bones, King Kong, Agárrame esos fantasmas, Criaturas Celestiales)

Guión: Fran Walsh, Philippa Boyens, Peter Jackson, Guillermo del Toro

Basada en el libro “El Hobbit” (J.R. Tolkien)

Música: Howard Shore

Reparto

  • Martin Freeman
  • Ian McKellen
  • Richard Armitage
  • Ken Stott
  • Andy Serkins
  • Hugo Weaving
  • Cate Blanchett
  • Christopher Lee

Mucho se había hecho esperar esta historia previa de los acontecimientos contados en El Señor de los Anillos. Por esa lógica interna que rige los destinos monetarios de los proyectos que se llevan a cabo en Hollywood, la adaptación del Hobbit se ignoró hace unos años y se estrenó directamente la historia cronológicamente posterior escrita por Tolkien. Eso se notó en el nivel de madurez de la obra, puesto que el Señor de los Anillos es una historia épica que narra la lucha eterna entre el bien y el mal, mientras que el Hobbit es un cuento infantil que hace apología de la aventura y de los mundos que hay por descubrir más allá de nuestras fronteras interiores.

Ya pasó en 1977 con la Guerra de las Galaxias. El estudio cinematográfico que financia los sueños de los creadores pasa por alto las historias previas surgidas de la imaginación para centrarse (y con razón la mayoría de las veces) en las historias más jugosas que puedan dar más juego en taquilla. Es así como directamente se rodó el Episodio IV y nos metieron de lleno en una rebelión intergaláctica sin saber (ni falta que hacía) quién era padre de quién ni cuando se pasó al lado oscuro. Estos detalles de intrahistoria son los que enaltecen una película al crear un universo argumental cuya gracia está en imaginarlo implícitamente, más que mostrarlo explícitamente. El pasar de puntillas sobre estos detalles enriquece la trama y el carácter de los personajes.

Sólo cuando un estudio tiene una crisis de ideas acuciante y le puede la avaricia de la taquilla, es cuando vuelve sobre sus pasos y recicla historias ya contadas. En el caso del Hobbit, la gracia hubiera estado en rodarla antes que el Señor de los Anillos, la aventura como preludio de la épica. Pasar de puntillas sobre un anillo que se encuentra por casualidad, plantear a lo largo de varias entregas la importancia de un objeto como icono de la lucha del bien contra el mal, y acabar en clímax in crescendo haciendo desaparecer ese símbolo para siempre.

Es por eso que El Hobbit sabe a poco. Nos deja esa sensación de que es más de lo mismo, de que repite situaciones que nos gustaron anteriormente (vemos otra vez a Elrond, Saruman, Galadriel, Gollum; tiene el buen gusto de mostrarnos a Frodo y a Bilbo tal y como los vimos justo antes de que se formara la Comunidad del Anillo; la banda sonora nos traslada en momentos clave a las películas anteriores), pero que por muchos eventos que ocurran, no van a ser tan relevantes ni tener trascendencia como lo que vendrá después.

Vaya por delante que la trilogía anterior no me apasionó, ni entiendo ese entusiasmo que aunó a crítica y público (por una vez) culminando en una montaña de premios. Me gustó cómo se desarrolló el fenómeno, y me pareció bien su desenlace, pero visto con una cierta distancia crítica, desde la barrera. Reconozco que El Señor de los Anillos tenía una manufactura impecable, personajes carismáticos y una gran historia detrás, pero no me llegó al alma como a la mayoría de espectadores. Mi crítica principal es su excesivo metraje, el querer trasladar a la pantalla todo lo que ocurre en 1000 páginas, y eso no es posible. Son lenguajes artísticos distintos. Complementarios entre sí, pero diferentes en el tempo y ritmo narrativo. Y ese epílogo de El Retorno del Rey de más de tres cuartos de hora después del clímax final, me acabó de rematar.

Como Malosa ya reseñó el libro en su momento, el argumento ya es mayoritariamente conocido. Un hobbit, Bilbo Bolsón, habitante de la Comarca en la Tierra Media, recibe la visita de un mago conocido como Gandalf. Esa misma noche, inesperadamente irrumpen en su casa uno tras otro 13 enanos que se acomodan en su hogar y acaban con sus vituallas, sin saber muy bien porqué, hasta que empiezan a discutir el propósito de su reunión. El motivo es recuperar el antiguo reino perdido de los enanos, que años atrás fue invadido por un dragón atraído por sus inmensas riquezas, expulsando a los legítimos habitantes y condenándolos al destierro. Para el diminuto personaje, la aventura y el enfrentamiento con dragones no forma parte de su modo de vida, pero pronto se arrepiente y decide dar un vuelco a su tranquila existencia y es cuando arranca una historia que parece que no podrá ser contada en el metraje habitual, con lo que, para alegría de los productores, continuará durante dos entregas más.

La película la se ha estrenado en 3D (que es como la vi), con lo que flechas y bolas de fuego volarán hacia la pantalla para justificar el desembolso pecuniario que realizan los espectadores, aunque creo que la podría haber visto en normal sin perderme gran parte de la magia. Lo que no recomiendo para nada es realizar el desembolso adicional que supone verla en 48 fps (frames per second, o fotogramas por segundo, el doble de lo habitual). Una nueva técnica que se supone que aporta más realismo al acercarse a la visión humana, y que permite ver con toda claridad hasta los defectos del maquillaje de los protagonistas. Mi impresión es que toda la película me la pasé con la sensación de que estaba rodada a cámara rápida, como revolucionada (igual que los videos caseros de ataño), e incluso hasta el doblaje de las voces estaba desacompasado. Las opiniones son para todos los gustos (hay quien dice que uno se acaba acostumbrando a los pocos minutos) pero la polémica está servida. Para mí esto desmerece mucho la labor del encargado de la fotografía del filme.

Las interpretaciones las vi algo forzadas, sobre todo en el desigual caso de Martin Freeman, que en algunas escenas parece no saber qué hacer con las manos. En otras ocasiones, sin embargo, lo hace realmente bien al aportar una dignidad a su papel que me gustó mucho, realmente cae simpático. Tanto, que no parece el mismo personaje repelente que luego heredará Ian Holm en las siguientes entregas (a ver si es verdad que el anillo único puede cambiar a las personas… umm…). El Dr Watson de la contemporánea versión de Sherlock Holmes me gusta más como hobbit que el resto de versiones de los habitantes de la Comarca.

Los mejores momentos los encontramos en el inicio de la historia, con flashbacks que narran los sucesos pasados sobre los que se sustentará la trama, al igual que ya hacía Jackson con cada una de las películas de El Señor de los Anillos anteriores. Otra escena reseñable es la de la pelea de acertijos con Gollum, y la lucha de montañas con los protagonistas atrapados en un acantilado. Esta escena, que no estaba en el libro y que proporciona cierta perplejidad a los puristas de Tolkien, supone la culminación de la aventura en estado puro, viendo como nuestros héroes no pueden sino ser meros espectadores de la pelea. Otra licencia que se toma Jackson con respecto a la novela es la de la figura de un nuevo Orco Pálido, visto por la necesidad de rellenar metraje y enemigos adicionales antes de que el dragón Smaug tome un papel más protagonista en las sucesivas secuelas.

Entre los peores momentos encontramos aquellos que están sacados directamente de la novela, como por ejemplo el de las canciones, ya que creo recordar que cada dos páginas los enanos se ponían a cantar como si de un musical en plena Tierra Media se tratase, algo que me enojaba y me hacía perder el interés por la trama de lo que estaba leyendo. Si bien en la película no ocurre más que un par de veces al principio, el temor de que sea algo que se repita con más frecuencia sobrevuela la película.

En resumidas cuentas, esta primera parte del Hobbit nos ofrece un cierto alivio por pensar que podría haber sido peor, aunque sea más de lo mismo pero con un tono más ligero que la anterior trilogía. No nos quita la sensación de relleno artificial para adulterar una ración que se ha convertido por arte de magia en tres, pero tampoco malogra el universo de una historia previamente contada y elevada a la categoría de mito instantáneo (como sí pasó con las trilogías galácticas). Aunque esté totalmente enfocada para los adictos enganchados a la épica de Tolkien que se quedaron huérfanos tras El Retorno del Rey, y que quizá no logre calmar su síndrome de abstinencia por completo.

Calificación: Entre Entretenida y Pasable

Lo Mejor: Volver a este mundo después de tantos años. La introducción inicial ya habitual en Jackson a la historia. El encuentro por primera vez con el anillo que tanta lata dará después, y la pelea de acertijos. La lucha de montañas inédita en la novela.

Lo Peor: Los momentos musicales con las canciones de los enanos. Su metraje excesivo, como en toda la saga.

La vería de nuevo: Espero que no, antes debería volver a ver la anterior trilogía.

Lo Recomiendo: Para fanáticos empedernidos (y no tan empedernidos) de Tolkien. Para el resto, la recomiendo pero con la coletilla “consúmase con moderación bajo su responsabilidad”.

0017

Ficha en IMDB: http://www.imdb.es/title/tt0903624/?ref_=fn_al_tt_1

Tráiler en You Tube (español):

Películas similares: Trilogía anterior del Señor de los Anillos; Éragon; Harry Potter y la Piedra Filosofal; Harry Potter y el prisionero de Ázkaban; Las Crónicas de Narnia; Las Crónicas de Spyderwick; Willow; La Historia Interminable; Legend… La verdad es que las adaptaciones de Tolkien por Peter Jackson representan la cima del género, que en los 80 tenía buenos representantes y que después sólo ha conocido malas imitaciones.

Libros similares: Básicamente todas las películas que he nombrado en el apartado anterior están basadas en libros (y comentadas en el blog). Los dragones de Éragon y sus continuaciones (Eldest, Brisingr y Legado), de Christopher Paolini. Las 4 partes de Las Crónicas de Narnia (El león, la bruja y el armarioEl príncipe CaspianLa travesía del viajero del albaLa silla de plata), de C.S. Lewis. Las sagas de Harry Potter (Harry Potter y la piedra filosofalHarry Potter y la cámara secretaHarry Potter y el prisionero de AzkabánHarry Potter y el cáliz de fuegoHarry Potter y la orden del FénixHarry Potter y el misterio del príncipeHarry Potter y las reliquias de la muerte), de J.K.Rowling. La Historia Interminable (Michael Ende). Las crónicas de Spiderwick,  por Tony DiTerlizzi y Holly Black.

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