Ni idea de quién era este escritor…ni me sonaba el nombre, ni el título del libro, ni nada de nada. Pero tengo que reconocer que me llamó muchísimo la atención el título. Y la portada del libro parecía decir a gritos, léeme.
El libro empieza muy bien. Condenadamente bien, diría yo. En el primer capítulo se relata un exorcismo que recuerda mucho al presentado por William Peter – Blatty en su conocidísimo ibro. Así, para empezar. Con lo cuál, con un precedente tan alto te esperas un desarrollo de la novela que casi no te deje ni respirar. Pues no. Más aburrimiento que otra cosa.
En plena celebración del Pentecostés irrumpe en la plaza de San Pedro un trueno espantoso que rompe un obelisco. De repente, el exorcista del Papa fallece. Algún secreto debía esconder, pues en su despacho se encuentra el Clavis Nigra, e investigando qué mató al exorcista y por qué tenía tanto miedo, se descubre que muchos años atrás en un pueblo de Valencia, una joven llamada Adela necesitó de un exorcismo.
En la investigación se descubrirá, además del exorcismo, misas negras, curas suicidas, monjas embarazadas…de todo.
¿Parece un libro trepidante, verdad? Pues no. Es bastante peñazo. Entendédme bien. No digo que el libro sea malo per sé. Sino que no es entretenido, ni dinámico, ni interesante…ni siquiera pedagógico. El autor es teológo y filósofo, y sin pretender menospreciar estas ciencias, reconozco que hay que estar muy atento, ser muy versado en temas filosóficos e interesarte mucho por la teología, para que disfrutes del libro.
Yo me pasé mirando cuántas páginas me quedaban…bastante tiempo. Tenía que dejar el libro cada cierto tiempo porque me aburría mortalmente. Las múltiples disquisiciones sobre los orígenes de los objetos supuestamente relacionados con el demonio (arquitectura, cerámicas, personajes,etc.) me agotaban de tal forma, que en muchas ocasiones tuve que releer páginas enteras porque me había puesto a pensar en otra cosa y ni me había dado cuenta.
No sé…para mí, que un libro no consiga captar mi atención y que me aburra y me haga contar sus páginas hasta el final, automáticamente me hace meterlo en el cajón de los malos. So sorry, Señor Asensi…prometo volverlo a intentar con otro libro suyo. Pero por ahora, suspenso.
Por qué decidí leerlo: hace años lo ví en la estantería de Bitterblink y pensé en leerlo. El otro día me lo ofreció y no lo dudé ni un momento.
Lo mejor: El título, la portada y las primeras 50 páginas.
Lo peor: Que no me enganchó en ningún momento.Que en más ocasiones de las deseadas me puse a pensar en otra cosa.
¿Volvería a leerlo?: Ni hablar.
¿Lo recomendaría?: A los muy puristas del tema…y a los que les encanten las disquisiciones teológicas y filosóficas.
Link al libro en Amazon.es
Otros libros del estilo que podrían gustarte:
– La herejía (Romain Sardou)
– Tratado de demonología (José Antonio Fortea)
– El exorcista (William Peter-Blatty).
Malosa