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Película – After Earth

After earth poster

Reseñado por 0017

Ficha técnica

After Earth

Año: 2013

Director: M. Night Shyamalan (El Sexto Sentido, El Protegido, Señales, La joven del agua, Last Airbender

Guión: Gary Whitta, Will Smith

Música: James Newton Howard

Fotografía: Peter Suschitzky

Reparto

  • Will Smith
  • Jaden Smith
  • David Denman
  • Sophie Okonedo

El caso de M. Night Shyamalan es uno de los más extraños en el cine actual. Su trayectoria artística se puede definir como la de un globo aerostático que se ha ido desinflando paulatinamente con cada estreno sucesivo, conforme la calidad ha ido disminuyendo. El Sexto Sentido fue un agradable soplo de aire fresco en el cine de sustos, casi creando per se un nuevo subgénero cinematográfico, el de terror psicológico. El Protegido supuso un cambio en el tono, siendo más reflexiva pero conservando la capacidad de sorpresa con ese final que no defraudó por resultar inesperado. Pero con Señales se inició un declive del que ya no se recuperaría por culpa de la fama de aburrido que se ha ido granjeando progresivamente su cine. Desde entonces no ha habido género en el que se haya encontrado a gusto (con Airbender ya se le fue la olla directamente); y  la temática que ha ido trascendiendo en sus argumentos no ha logrado ser lo suficientemente cautivadora para que justificara la historia contada. Sus conflictos familiares y la incomunicación entre padres e hijos están mejor contados en el cine de Spielberg, mientras que la intriga de sus tramas son un remedo mal hecho del suspense de las cintas de Hitchcock (cameos del director incluídos).

Es por ello por lo que uno se acerca a After Earth con mucho recelo. Tanto por ser su primera incursión en la ciencia ficción (sus últimos cambios de género no han sido afortunados), como por estar protagonizada por Will Smith y lo que es peor, el propio hio de éste como co-protagonista.  Además, en el último año estamos asitiendo a todo un festival del género, con cintas que abordan de distintas maneras la Space Opera y la vertiente distópica de nuestro futuro más lejano (o cercano, según se mire), con lo que el nivel de saturación está siendo importante.

La base del argumento es la distante relación entre Cypher Raige, un capitán perteneciente al ejército de los Rangers y su hijo Kitai, aspirante a cadete que percibe el fracaso de su carrera militar como una forma de alejarse de su padre. Han pasado varios cientos de años desde que la humanidad abandonó la tierra por su falta de habitabilidad ante los desastres naturales. Se han intentado colonizar otros planetas aunque la guerra contra los alienígenas ha deparado una lucha contra los mayores depredadores del hombre vistos nunca: los ursas, unas criaturas especialistas en aniquilar humanos prácticamente sin visión y que sólo se guían por las feromonas desprendidas al asustarse sus presas (vamos, que huelen el miedo). Únicamente mediante la fantasmación puede un humano tener alguna oportunidad frente a estas criaturas; se trata de una técnica que consiste en inhibir el miedo para pasar desapercibido y poder luchar frente a frente con ellos. En un viaje interestelar en una nave espacial en el que viajaban padre e hijo, se produce un accidente y deben realizar un aterrizaje forzoso en el planeta más cercano. Resulta que se trata de la tierra mil años después del abandono de la humanidad, ahora convertida en uno de los entornos más hostiles del universo para el ser humano tanto por fauna, flora o condiciones climáticas. En el accidente el padre queda malherido y debe ser el hijo quien se guíe a través del planeta en una peligrosa carrera contrarreloj para conseguir resolver la situación. Aparte de los peligros inherentes del inhóspito planeta (y de una de las temibles criaturas que viajaban en la nave), padre e hijo deberán esforzarse para entenderse y poder sobrevivir en condiciones tan duras.

Bueno, lo primero que he de decir es que no me ha parecido tan mala como está siendo juzgada por toda la crítica y público. Lo mismo es que tenía tan pocas aspiraciones respecto a esta cinta que al final no me ha resultado demasiado aburrida. Y eso que tiene grandes  defectos principales, a saber: apesta a cienciología (la secta favorita de Hollywood) en cada fotograma, y la actuación del hijo de Will  Smith resulta bastante pésima. No podemos dejar de pensar en que se trata de uno de los enchufes más descarados del cine reciente, dando como resultado una labor actoral pobre e irritante. Su personaje está compungido en todo momento, preocupándose por la relación distante con su padre e intentando mejorarla. Y sin embargo, no hace más que mostrarse rebelde e ir en contra de las normas con cada decisión que toma, mostrando una incoherencia que hace que le tengamos poca empatía desde la butaca. Y la interpretación de Will Smith tampoco es que sea para tirar cohetes, con un personaje que por guión no mueve una ceja en todo el metraje (básicamente la trama gira en torno a la idea de que las emociones merman las posibilidades de supervivencia de los humanos). Nunca ha sido un actor del que tenga predilección, con lo que mi opinión no iba a cambiar viendo esta película, aunque por lo menos esta vez no se hace el graciosete.

Podría seguir enumerando más defectos (como por ejemplo, la previsibilidad de la trama) pero lo cierto es que al final de su hora y media escasa uno tiene la sensación de que podría haber sido peor. Ni el director ha hecho piruetas de guión para dejar su sello personal en esta obra de encargo, ni se han metido más minutos de los necesarios para hacer una cinta trascendente. El mensaje es pueril pero va al grano: ya que vamos camino del colapso ecológico (y con la revelación conceptual de que en un futuro los papeles de la humanidad y una revanchista naturaleza se invertirán), por lo menos que no perdamos nuestra capacidad de tener emociones como rasgo definitorio del ser humano. El diseño de producción nos aporta una visión minimalista y oriental de la tecnología del futuro, lo que no deja de ser una aportación algo original a un género tan manido por el cine.

El resultado es una cinta que se deja ver, a pesar de tantas críticas malas. Tiene lo que le pido básicamente a una película: que me haga pasar el tiempo rápidamente. No es una obra cumbre del género, ni llega siquiera al notable  (se queda en el aprobado raspado), y hay mejores opciones para ver en la cartelera, pero sirve para pasar el rato. No la recomiendo encarecidamente, pero después de ver tremendos rollos como El Hipnotista o Ahora me ves (que la reseñaré la semana que viene), al final resulta que After Earth gana en lo que a diversión sin más se refiere, sin demasiadas aspiraciones, y sirve para pasar esos ratos muertos que no sabemos qué hacer con ellos ahora en verano.

Calificación: Pasable

Lo Mejor: Con su noventa minutos escasos, que va directa al grano y no se hace pesada.

Lo Peor: Pensar que el joven protagonista haya sido elegido por ser hijo del actor principal, quien además ha escrito la historia. Que su personaje sea odiable no mejora mucho la situación, mientras que el de su padre resulta tan hierático que parece una que estemos viendo actuar a una piedra.

La vería de nuevo: No.

La Recomiendo: Para los amantes de la ciencia ficción con conflicto paterno-filial incluido y mensaje ecologista en el trasfondo.

Películas similares: Starship Troopers, Avatar, Perdidos en el espacio, Oblivion, Star Trek

Ficha en IMDB: http://www.imdb.com/title/tt1815862/combined

Tráiler en You Tube (español):

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Película – Gru, Mi villano favorito 2

Gru, mi villano favorito 2 poster

Reseñado por 0017

Ficha técnica

Despicable Me 2

Año: 2013

Director: Pierre Coffin, Chris Renaud (Gru, mi villano favorito; Lorax: En busca de la trúfula perdida)

Guión: Ken Daurio, Cinco Paul

Música: Pharrell Williams

Reparto (voces en el original):

  • Steve Carrell
  • Miranda Cosgrove
  • Kristen Wiig
  • Ken Jeong
  • Steve Coogan

 Hay una regla no escrita en el Hollywood actual que dice que toda película que tenga un comportamiento aceptable en taquilla debe tener una secuela en aras de rentabilizar al máximo por los grandes estudios ideas, personajes y líneas argumentales (realmente, sólo se excluyen aquellos títulos que hayan sido un fracaso absoluto, y aún así hay excepciones). Es una consecuencia última de una crisis de ideas que lleva décadas asediando la industria del séptimo arte. Cuando se estrenó Despicable Me (el título original de la primera parte de Gru) en 2010 básicamente lo que se nos ofreció en aquel momento fue una alternativa a Los Increíbles de Pixar o Shrek de Dreamworks. Es decir, una relectura del género de espías y superhéroes pero desde el punto de vista del villano, con parecidos toques familiares ofrecidos en Monstruos S.A. y la protagonista infantil de la misma (digamos que Agnes, la hija menor de Gru, es un trasunto de Boo algo más crecidita pero conservando la misma ternura).

Sin embargo, lo que no se esperaban los creadores de este calvo y malvado personaje era la bomba de relojería que habían inventado con el nombre de Minions: unos esbirros del villano de escaso tamaño y lenguaje ininteligible, dispersos por millares a lo largo del metraje, que no hacían más que robar escenas dando igual el momento del metraje que fuera. Siendo una película bastante entretenida y agradable, las carcajadas estaban aseguradas cada vez que aparecían en pantalla, lo que elevó el nivel de la cinta bastantes puntos. Es por ello que era previsible una secuela, y dado los trailers que habíamos visto hasta el momento, el protagonismo de estos seres amarillos tenía a bien incrementarse. De hecho, y vistos los resultados de Gru 2, ya hay Spin-Off a la vista, y para finales de 2014 tendremos película propia de los Minions. Algo normal cuando vemos en esta secuela la cantidad de gags que protagonizan, y cómo roban protagonismo al resto de personajes.

En esta ocasión tenemos a Gru, el villano de la primera parte, volcado totalmente en sus tareas de padre y habiendo abandonado la profesión de malvado. Los mayores problemas a los que se enfrenta ahora son el paso a la adolescencia de una de sus niñas y el intento de sus vecinas por buscarle pareja. En esta situación es reclutado por Lucy Wilde, una agente de la Liga-Anti-Villanos para que se pase al lado bueno de la ley y ayude en la captura de un nuevo y desconocido villano que ha robado una fórmula mágica. Aunque al principio es reticente, al final acaba aceptando la misión y es destinado a un centro comercial con Lucy para que investigue a los sospechosos que por allí rondan. Gru deberá dar lo mejor de sí mismo para resolver la misión y colaborar con su estrafalaria compañera, con la ayuda de sus amarillos esbirros, y sin perder de vista el amor que profesa a sus tres niñas.

Ante nosotros tenemos una hilarante prueba de la buena salud de la animación fuera de las grandes ligas, con una secuela que mejora el original conforme los Minions tienen más minutos en pantalla. Con un estilo pop y llena de referencias cinéfilas, el trazo de los personajes no ha mejorado con respecto a la primera parte, pero se ha ganado en profundidad psicológica y desarrollo argumental. Era difícil retomar el concepto inicial y continuar por nuevos derroteros sin traicionarlo, pero la verdad es que la trama se hace entretenida y no decae en ningún momento, gracias en parte a los secundarios de lujo de la función, los Minions. Sus escenas funcionan por sí solas y ayudan a levantar esas transiciones entre tiempos muertos conforme avanza el argumento. Las carcajadas están aseguradas, pocas veces lo hemos pasado tan bien en un cine los espectadores a nivel global, y eso es de agradecer. Y cuando no salen los Minions, tenemos otros puntazos como las escenas del nuevo supervillano mexicano, El Macho, que también nos hará llorar de la risa.

Como punto en contra destacaría el doblaje en español de Patricia Conde, la simpática presentadora vallisoletana, pero que aquí resulta algo cargante. Apenas disimula la voz al interpretar y se hace demasiado reconocible en las escenas en las que sale Lucy, lo cual resta bastante puntos a la fantasía puesto que no somos capaces de ver su personaje sin imaginárnosla a ella. Lo cual contrasta con la labor de Florentino Fernández y su mimética capacidad de cambiar de registro vocal.

En definitiva, una buena alternativa a Pixar que, si bien adolece de su calidad tecnológica, no tiene nada que envidiar en lo que a personajes y diversión se refiere. Con un mensaje y trasfondo que resulta adecuado para los niños, creo que nadie se arrepentirá si elige Despicable Me 2 para pasar una buena tarde.

Calificación: Muy buena

Lo Mejor: Definitivamente, los Minions, que son los que se llevan la tostada en todas las escenas que aparecen.

Lo Peor: La voz en español de Patricia Conde; me cae simpática, pero se la reconoce demasiado en el doblaje y eso no es especialmente bueno.

La vería de nuevo: Sí.

La Recomiendo: Sí, como alternativa a Pixar y disfrutar de unas buenas carcajadas.

Películas similares: Gru, mi villano favorito; Los Increíbles; Shrek

Ficha en IMDB: http://www.imdb.com/title/tt1690953/

Tráiler en You Tube (español):

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Película – El Hombre de Acero

poster-promocional-el hombre de acero

Reseñado por 0017

Ficha técnica

Año: 2013

Director: Zack Snyder (300, Watchmen, Sucker Punch)

Guión: David S. Goyer, Christopher Nolan

Música: Hans Zimmer

Fotografía: Amir Mokri

Reparto

  • Henry Cavill
  • Amy Adams
  • Michael Shannon
  • Rusell Crowe
  • Kevin Costner
  • Diane Lane
  • Laurence Fishburne

El mundo en el que ahora estamos es bastante más distinto de lo que era hace treinta años, y la mejor manera de comprobarlo es ver la evolución cinematográfica que han tenido los personajes de cómic en la gran pantalla. En 1980, el personaje estrella era Superman, y sus películas suponían el no-va-más en lo que a efectos especiales, historia y personajes se referían. Superman era el mejor superhéroe, el primero, el más fuerte, el más rápido y el más noble. Se habían hecho seriales para TV desde los años 50 (la película Hollywoodland nos cuenta en modo de biopic la tragedia de uno de los primeros actores que lo encarnó) pero cuando Christopher Reeve lo interpretó en la gran producción de 1978 rompió el molde, de manera similar a lo que hizo Connery con el personaje de 007. El mundo asistió con la boca abierta a lo que nos mostraron en pantalla, empezando por el cameo más caro y breve hasta la fecha (Marlon Brando), pasando por una historia grandiosa, y terminando con un final apoteósico. Desgraciadamente el deterioro de esta saga fue más progresivo que la del agente secreto, y ya en la cuarta entrega el agotamiento a nivel creativo fue total. Series como Lois y Clark en los 90 mantuvieron el mito vivo de manera algo deshonrosa, pero tuvo que ser la visión adolescente de Smallville la que devolvió la dignidad al personaje. Quizás fue este éxito el que animó a los productores a retomar el personaje en Superman Returns (2006), intentando seguir con el espíritu ochentero de las películas (hasta Brandon Routh parecía el doble de Christopher Reeve en versión rejuvenecida) pero ya era tarde. El cine había cambiado hacía años y los reyes en adaptaciones de superhéroes eran la Marvel (Spiderman, X- Men, y sucesivos). De hecho, el género ha recibido todo tipo de visiones y evoluciones argumentales en estos 30 años. Están las cintas que se lo toman en serio (The Punisher, V de Vendetta), las que se lo toman en broma (Mistery Men, Mi super ex-novia), las que son crepusculares y reflexivas (Watchmen), las que son diversión Pixar (Los Increíbles), las sagas infinitas (Spiderman, Iron Man, X-Men), los Spin-Off (Lobezno), los Cross-Over (Los Vengadores), las gamberradas (Kick-Ass, Hancock), las bizarras (Batman de Burton), los regresos fallidos (Batman Returns), los intentos de reflote (Batman Forever), los reboots (The Amazing Spiderman, X-Men: Primera Generación, Batman Begins), … En fin, que la lista es exhaustiva y da para toda una tesis doctoral.

Son precisamente éstas últimas (el reboot o reinicio) las más interesantes para las grandes productoras, puesto que les permite hacer un borrón y cuenta nueva si una saga se aparta del camino de la rentabilidad. Se coge a un nuevo actor, se vuelve a contar la historia de los orígenes desde otro punto de vista y se le da un nuevo enfoque. Esta visión acertada ha dado algunas de las películas más interesantes de éste y otros géneros y ha hecho tomar nuevos rumbos a sagas que estaban ya agotadas (Casino Royale y esa idea de contar los orígenes de Bond estaba totalmente influenciada por el éxito del Batman Begins de Nolan, que hizo olvidar a Burton por completo, dándole al caballero oscuro una verosimilitud que nunca habríamos llegado a imaginarle).

Es en este marco conceptual en el que se encuadra esta nueva versión del primer gran superhéroe. Una necesidad de que el personaje creado hace 75 años tuviera su exitosa adaptación a los nuevos tiempos, y se peleara cara a cara con sus competidores en papel. Precisamente por tener todas las posibles opciones tan explotadas, fue el motivo del fracaso tan estrepitoso que supuso que Bryan Singer no fuera una garantía de éxito (tras triunfar con las dos primeras entregas de X-Men), y se la pegara en 2006 con Superman Returns. Ahí comprendimos que Reeve no iba a volver, y que ni el parecido del joven Routh, ni la música reminiscente de Williams, ni el buen hacer de Kevin Spacey como Lex Luthor, ni un argumento continuista, ni los efectos especiales más espectaculares, y ni siquiera resucitando a Marlon Brando (usando metraje de archivo) iban a mejorar un personaje y una historia tan trillada, y con tan poca capacidad de sorpresa.

Es por ello por lo que se ha cogido al artífice de la resurrección del caballero oscuro, Nolan, que en tareas de guión y producción se ha encargado de crear una nueva línea argumental a base de un lavado de cara totalmente novedoso que es más deudor de Smallville que de las cintas de Donner/Lester. Hasta aquí bien, y de hecho se han hecho renuncias dolorosas como prescindir de la reconocible partitura de Williams o modificar el traje de superhéroe (ya no lleva los calzoncillos por fuera). Se obvia la línea argumental que empieza con un Clark Kent con sus gafas y su trabajo de periodista, y se centra en una historia con un Krypton con mayor protagonismo, para pasar a un viaje iniciático junto con unos flashbacks sobre la infancia y juventud de un Superman más atormentado y perdido de lo habitual.

La historia es conocida por todos, aunque lo novedoso ahora es la manera de contarlo, y los detalles en los que se adentra. Estamos en el lejano planeta Krypton, y uno de los científicos más reputados llamado Jor-El advierte a las autoridades del inminente colapso del planeta. Pero el consejo de sabios decide ignorar las advertencias justo antes de que el poderoso general Zod dé un golpe de estado e invada el planeta para evitar su fatídico destino. Jor-El y su esposa Lara intentan entonces salvar a su hijo recién nacido Kal-El enviándole en una cápsula espacial al planeta tierra, como esperanza del destino último de la raza kryptoniana, junto con una muestra del código genético de la civilización. Tras capturar a los líderes de la rebelión y condenarlos a un exilio espacial de cientos de años, Krypton es destruido tal como vaticinó Jor-El. Afortunadamente, el joven Kal-El llega sano y salvo a la tierra, y es adoptado y criado en secreto por el matrimonio Kent en una granja de Smalville, Kansas. Las especiales condiciones de la gravedad terrestre y la influencia de los rayos solares, otorgan superpoderes al joven Clark, tales como una fuerza sobrehumana, una resistencia al límite y la capacidad de volar. A lo largo de su vida veremos como intenta equilibrar este secreto para pasar inadvertido entre la población terrestre, e intentar usar estos poderes para hacer el bien. Todo ello mientras se pregunta acerca de sus orígenes y se busca a sí mismo. El descubrimiento de una nave de origen alienígena que llevaba siglos en el planeta enterrada en la nieve, junto con el rescate que hace de una periodista llamada Lois Lane que cubre la noticia, desencadena una serie de acontecimientos que culmina con la invasión del planeta por parte del General Zod y sus secuaces, únicos supervivientes de Krypton, y la presentación pública de un superhéroe dispuesto a salvar la humanidad, el hombre de acero.

Decía que hasta aquí todo bien, la parte Nolan de la historia funciona y se nota claramente su rúbrica en la manera de arriesgar y de contar una historia mil veces narrada en papel, cine o televisión. Aunque la parte inicial en Krypton es algo larga y con unos toques de fantasía futurista -dragones voladores incluídos- que sorprenden, con un Rusell Crowe con un protagonismo que nos hace olvidar a Marlon Brando, se nota una vuelta a los orígenes de un cómic que se ha reinventado a lo largo de los años. La parte central de la película nos retrae directamente a lo que hacía Nolan en Batman Begins, otorgándole al personaje una verosimilitud que jamás creíamos que le iban a devolver. Vemos la parte humana y débil del superhéroe, sus conflictos internos, y un Kevin Costner en su mejor papel en años (ya era hora que se le hiciese justicia a sus arrugas) nos hace partícipes del drama familiar y de la educación humana del personaje, así como el recelo humano por lo diferente.

Lo malo viene en el último tercio de la cinta (y eso es mucho cuando dura más de dos horas). Todo el excelente planteamiento, más bien intimista y sin apenas escenas de acción desde las escenas de Krypton, se derrumba a golpe de porrazo con las peleas caóticas que vemos entre los personajes principales. De repente asistimos a un desfile de puñetazos, derrumbe de edificios, lucha grecorromana a base de vuelos supersónicos y destrucción sin fin más propio del cine de catástrofes japonés estilo Godzilla (o peor, un episodio de Bola de Dragón). Toda la película esperando a que el héroe pasara a la acción y usara sus poderes, para acabar lamentándolo. Es aquí donde se ve la aportación a base de esteroides de Snyder al personaje, más adecuado para los guerreros espartanos que para Clark Kent. Si bien tenía más sentido la adaptación de Watchmen por seguir más o menos fielmente el cánon de la gigantesca novela gráfica que revolucionó el cómic (dado que fue la obra revolucionaria y desmitificadora del género de superhéroes), aquí pincha por completo al intentar mostrarnos a Superman en acción. Probablemente lo que yo echo de menos es una línea argumental más progresiva, con una presentación en sociedad del héroe con reminiscencias algo más clásicas, y confrontaciones cada vez mayores. Lo que ha hecho Snyder es usar la artillería pesada, usando directamente los villanos de Superman II que eran los que más atemorizaban en toda la saga (los que presentan los mismos superpoderes que el protagonista), y nos presenta un desenlace confuso y cansino capaz de estropear todo lo que se ha rodado previamente.

Como puntos positivos nos queda Henry Cavill, el chico anteriormente famoso en los últimos años por perder en las rondas finales los papeles de 007 y de Batman. Sin el  flequillo característico del personaje, pero con músculos de sobra (hasta un personaje femenino comenta sin tapujos lo bueno que está), nos transmite el idealismo férreo y la bondad sin fisuras típica del personaje cuando tiene la capa puesta (aunque como Clark Kent sea falible y con dilemas morales). Sólo echo de menos una faceta del personaje que se inmortalizó en 1978 y de la que nadie habla (y no sé si las siguientes continuaciones incidirán en ello vista la escena final de El Hombre de Acero); pero es que me encantaba la torpeza que imbuía Christopher Reeve al personaje cuando se ponía las gafas y era Clark Kent, como medio de pasar desapercibido y no levantar sospechas. Únicamente él era capaz de hacer que un triunfador idealista como Superman pareciera un inútil encantador y pusilánime sólo con ponerse unas gafas y cambiarse la raya del pelo.

En fin, que el bueno de Cavill nos da esperanzas sobre el devenir del personaje en próximas entregas, puesto que se han abierto nuevas líneas argumentales para ser exploradas (y explotadas) de manera más afortunada que en las anteriores. De ésta, nos quedamos con muchas cosas, pero desde luego que no incluyo ese último tercio de cinta decepcionante y cansino, que hace que añoremos para próximas entregas a un Nolan en la dirección haciendo apartar a un lado a Snyder.

Calificación: Pasable/Entretenida

Lo Mejor: Henry Cavill y Kevin Costner en la parte central de la cinta. Que puede ser el inicio de la puesta al día que merece el personaje.

Lo Peor: El caótico último tercio que desaprovecha y estropea todo lo anterior.

La vería de nuevo: Puede.

La Recomiendo: Un poco difícil encontrar adeptos. Sólo a fanáticos del personaje, y no creo que les guste a todos. Los que busquen movimiento y mamporros se aburrirán en su parte central, y los que no sean amantes de la acción se aburrirán en su tercio final.

Películas similares: Superman, la película; Superman II; Superman Returns; Batman Begins;

Ficha en IMDB: http://www.imdb.com/title/tt0770828/

Tráiler en You Tube (español):

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Película – El Atlas de las Nubes (Revisión)

Poster Atlas de las nubes

Reseñado por 0017

Ficha técnica

Año: 2012

Director: Lana y Andy Wachowski (Matrix, V de Vendetta, Speed Racer), Tom Tykwer (Corre, Lola, Corre; El Perfume, historia de un asesino)

Guión: Hermanos Wachowski, Tom Tykwer

Basado en el libro de David Mitchell (link al libro en Amazon)

Música: Tom Tykwer, Johnny Klimek, Reinhold Heil

Fotografía: Frank Griebe, John Toll

Reparto

  • Tom Hanks
  • Halle Berry
  • Jim Broadbent
  • Hugo Weaving
  • Jim Sturgess
  • Bae Doona
  • Ben Wishaw
  • Hugh Grant
  • Susan Sarandon

Ante nosotros tenemos una de las películas más complejas de 2012, uno de los posibles  taquillazos que sin embargo pinchó estrepitosamente en la taquilla americana y quizás por esa razón su estreno en España pasó en marzo pasado sin pena ni gloria. Un fracaso dado lo coral de su reparto y la reputación de sus directores – productores, unos hermanos Wachowski (tras el cambio de sexo de Larry a Lana) que buscaban repetir el éxito de Matrix; y un Tom Tykwer que ya demostró su buen hacer con el bizarrismo de Corre, Lola, Corre y El Perfume. Con un reparto coral de gran nivel y uno de los planteamientos más audaces de los últimos tiempos, El Atlas de las nubes se basa en una novela de David Mitchell, con una estructura narrativa también rompedora. Las distintas partes e historias que se narran en el libro tienen una simetría concéntrica según la época, y cada una de ellas está escrita con un estilo propio (en forma de diario, cartas entre dos amantes, etc). Este proceder ha hecho que los Wachowski hayan intentado innovar en el lenguaje narrativo del filme, adaptando todo aquello que no funcionaría en la pantalla. En su lugar, han hecho una exquisita labor de montaje a base de cortes de escenas en momentos claves, para pasar a otra historia estableciendo las conexiones cósmicas de la película a base de sugerencias implícitas, algunas muy sutiles y otras no tanto, pero que exigirá de seguro varios visionados para acabar de entender obra tan magna.

El denso argumento nos desgrana varias narraciones expuestas a lo largo de los siglos con cierta conexión entre cada una de ellas ya sea por similitudes con los personajes (los actores interpretan varios papeles cambiando en ocasiones de sexo y de raza incluso) o interacciones entre ellos. El mismo actor puede interpretar a un personaje puramente malvado que con sus actos se redime en un futuro. Por lo tanto, toda la película coquetea con la idea del karma y la redención cósmica a través de nuestros actos. Las distintas historias que se entrecruzan el la cinta son las siguientes (en el libro cada una de ellas tiene un título):

  • Pacífico sur, 1849, Un joven abogado es encargado de volver a California con un contrato comercial para su futuro suegro. Durante el viaje de vuelta cae enfermo y pasa a recibir los cuidados del médico del barco, aunque probablemente esté más motivado por la codicia que por la salud del joven. La amistad del abogado con un esclavo que se ha colado de polizón en el barco será clave para que aquél pueda llegar a los USA y volver a ver a su prometida.
  • Cambridge, 1936. Frobisher, un joven compositor homosexual y su amante Sixmith, estudiante de ciencias, viven un amor prohibido narrado a través de las cartas que le escribe el primero al segundo. En ellas se explica como Frobisher es contratado por un gran compositor musical en el final de sus días para que le ayude a transcribir las obras musicales que todavía le rondan por la cabeza. Mientras realiza esta labor, el joven Frobisher logra obtener la inspiración para crear El Atlas de las Nubes, su gran obra maestra. Sin embargo, pronto surgirán las disputas acerca de la autoría de tan magna obra, y la disoluta vida de Frobisher supondrá el desencadenante de la tragedia.
  • San Francisco, 1973. Una periodista afroamericana, Luisa Rey, recibe una información de un anciano físico nuclear llamado Sixmith, acerca de un posible sabotaje en la central nuclear de la zona, motivado por oscuros intereses empresariales. La investigación se torna más peligrosa cuando un asesino a sueldo empieza a liquidar a todos los que pueden tener información acerca de la trama. Una historia de amor inacabada con un técnico de la central, y el continuo peligro a los que estará expuesta Luisa, hará que ésta se esfuerce por descubrir el escándalo energético.
  • Londres, 2012. Un editor literario en el ocaso de su vida, Timothy Cavendish, debe desaparecer del mapa cuando su último bombazo editorial escrito por Hoggins, un mafioso con ínfulas de escritor, es un éxito y éste, desde la cárcel, le exige un porcentaje mayor de las ganancias. El hermano de Cavendish simula ayudarle pero acaba internándole en una clínica de la tercera edad regido de manera dictatorial por una enfermeras con poco aprecio por sus ancianos residentes. Lo tragicómico de la situación exigirá a Cavendish lo mejor de él para escapar de la clinica.
  • Neo Seul, Corea, 2144. En un futuro distópico, las empresas crean clones para que trabajen como sirvientes. En un restaurante de comida rápida, una de las camareras llamada Sonmi-451 empieza a tener consciencia acerca de su destino y es liberada por un joven miembro de un grupo rebelde que buscan cambiar el esclavista sistema de capas sociales. Ambos emprenden un viaje a una estación de radio en Hawai donde Sonmi pueda enviar un mensaje a todas sus compañeras clones, mientras son perseguidos por agentes del orden, antes de liderar una revolución que cambie todo el orden establecido.
  •  Hawai, 2321. Una tierra postapocalíptica en la que los humanos que quedan han involucionado tecnológicamente y están establecidos en diferentes tribus. Zachry, un pastor de cabras es testigo de la muerte de su cuñado a manos de una tribu caníbal rival. El miedo y la visión de un antiguo diablo que permanece en su mente y que despierta sus más bajos instintos de supervivencia le impiden hacer nada. Zachry recibe la visita de Meronym, una viajera espacial perteneciente a una raza humana con tecnología avanzada que han colonizado otros planetas y que están en peligro de extinción. Meronym necesita la ayuda de Zachry para alcanzar una estación de radio abandonada y dirigirse a todos los antiguos habitantes de la tierra, para así salvar el destino último de las distintas razas supervivientes de la humanidad.

Como ya he dicho, la cinta pasó sin pena ni gloria en su momento, siendo un fracaso para las expectativas que se tenían proyectadas y el presupuesto invertido (más de 100 millones de dólares). La complejidad de la novela y de la trama desde luego que no han ayudado en su carrera comercial, así como el denso metraje de tres horas que dura la obra. Sin embargo, una cosa juega a favor de ella, y es que el escaso público que ha acudido a verla no ha quedado indiferente ante el filme, teniendo papeletas para convertirse en una cinta de culto si es que en los años venideros al público le da por redescubrir esta obra. Lo que sí que está claro es que quien se anime a verla necesitará varios visionados y echar un vistazo a alguna lista del casting actoral (http://es.wikipedia.org/wiki/Cloud_Atlas#Reparto) para volver a captar detalles inadvertidos colocados estratégicamente por el guión y el montaje. Tenemos a los mismos actores interpretando distintos papeles una y otra vez, en distintas épocas, razas e incluso sexo (Halle Berry pasa por esclava negra del XIX, mujer blanca en los años 30, periodista afroamericana en los 70, belleza fugaz en una fiesta en 2012, cirujano cibernético coreano en 2144, y mujer humana de una raza evolucionada en 2321,… ahí es nada…). A modo de ejemplo he encontrado en internet este esquema con los distintos actores protagonistas y los papeles que interpretan. Simplemente, necesario una vez la hayas visto.

El atlas de las nubles quien es quien

En algunos momentos puede hasta resultar ridículos los maquillajes para hacer pasar por coreanos a algunos personajes (Jim Sturgess, Hugo Weaving) o a la inversa, pero yo creo que el resultado es intencionado para que el público los reconozca, con lo que me chirría pero lo veo necesario.

A favor yo veo algunos puntos como pueden ser la imaginería visual que crea en cada historia, algo que con Matrix ya vimos que los Wachowski eran especialistas. No solo en los segmentos futuristas, también las escenas ambientadas en Cambridge y en el Pacífico merecen mención. Otro acierto es que la citada complejidad argumental da para muchas reflexiones acerca del karma, del destino y de la redención a través de nuestros actos, de la lucha del bien y del mal dentro de cada uno de nosotros,… Distintos tonos y líneas argumentales, que va desde el thiller ciberpunk hasta la comedia costumbrista, pasando por el drama de época y el cine policíaco setentero. Tiene incluso la capacidad de hacer que Hugh Grant nos sorprenda con sus dotes actorales estando creíble en sus papeles decimonónicos así como los contemporáneos (el dueño del lobby nuclear), algo risible como anciano en 2012 y coreano en 2144 e, increíblemente sorprendente como malvado líder de la tribu rival en el lejano 2321 – quién lo iba a decir…

Es posible que el ritmo narrativo haga aguas en algunos momentos, haciendo que el espectador se pregunte muchas veces que es lo que está viendo y a donde se quieren dirigir los realizadores. Todo ello da como resultado una película extenuante que hace que salgamos del cine agotados por intentar haber seguido la trama sin perdernos. Eso es un punto negativo que se va difuminando con posteriores visionados, y es la razón por la que recomiendo dar a El Atlas de las Nubes no una, sino varias oportunidades. Como también animo a la lectura de la novela de David Mitchell, solo por el espíritu renovador con el que se afronta el caleidoscopio coral que suponen todas las historias.

Calificación: Buena

Lo Mejor: El planteamiento novedoso de la historia. Las escenas de introducción iniciales; los detalles de los que está plagado el argumento.

Lo Peor: Su excesivo metraje; la labor de maquillaje necesaria pero sonrojante en algunos casos

La vería de nuevo: La he visto dos veces y la vería una tercera, es algo necesario en esta cinta en concreto

La Recomiendo: Sí, por lo menos un par de visionados si la primera vez no te disgusta en demasía.

Si quieres comprar el DVD de El Atlas de las Nubes

El Atlas De Las Nubes [DVD]

Películas similares: Matrix, Forrest Gump, La Fuga de Logan, El Árbol de la Vida, La delgada línea roja

Ficha en IMDB: http://www.imdb.com/title/tt1371111/

Tráiler en You Tube (español):

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Película – Wall•E (Revisión)

Wall·E Pixar poster

Reseñado por 0017

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Ficha técnica

Año: 2008

Director: Andrew Stanton (Bichos, Buscando a Nemo)

Guión: Andrew Stanton, Pete Docter, Jim Reardon

Música: Thomas Newman

Sonido: Ben Burtt

Fotografía: Jeremy Lasky, Danielle Feinberg

Reparto (voces)

  • Ben Burtt
  • Elissa Knight
  • Jeff Garlin
  • Fred Willard
  • Sigourney Weaver

Tengo predilección por Pixar/Disney, no hay más que comprobar mi histórico de reseñas publicadas. Sobre todo en el caso de Pixar, que sorprende la velocidad de crucero con la que fabrican obras maestras año tras año. Ocurre con la película que tengo enfrente, que se convirtió en clásico instantáneo. Wall·E (Batallón de Limpieza), estrenada en 2008 , nominada a seis Óscar (y consiguiendo el de Mejor Película de animación), alcanzó unas cotas tales de excelencia que está considerada por muchos la mejor obra de Pixar (con Up, Ratatouille, Toy Story, Monstruos y Nemo rondando cerca). Pero es que cuando catalogo a esta cinta como imprescindible, lo que realmente hace es superar esta calificación para pasar a jugar en otra liga, la de las obras maestras cumbres de una categoría artística, en este caso el cine. No es baladí el compararla con Chaplin, Buster Keaton o 2001, una odisea en el espacio, con una primera parte que es puro cine mudo en un planeta desolado y vacío. Increíblemente arriesgada esta propuesta de cine experimental que, sin embargo, cuenta y emociona más en media hora sin palabras, que en cincuenta años de cine hablado sin parar. Para luego pasar a una segunda parte que no tiene nada que ver con la anterior, rápida y trepidante, rompiendo el ritmo por completo. Al final de su escaso metraje (no llega a los 100 minutos), tenemos la sensación de que ha pasado mucho más tiempo por la gran cantidad de cosas que nos han contado, y no podemos evitar tener una sonrisa de oreja a oreja por el buen sabor que deja.

El planteamiento del argumento tiene ecos del de la última reseña que he hecho, Oblivion, pero es obvio que el género y el público al que va dirigida, así como el resultado, difieren bastante. En esta ocasión estamos en el año 2800, y tenemos al planeta tierra convertido en un gigantesco vertedero de basura como consecuencia de la acción del ser humano siete siglos antes. El último habitante es un robot diseñado para recoger y ordenar toda esta cantidad de desperdicios, que es a su vez el último de un ejército de robots de los que ya no queda ninguno más en activo. Wall·E, que así se llama nuestro protagonista, se pasa el día compactando residuos, categorizando cacharros, y viendo por las noches escenas del musical Hello Dolly!, añorando la compañía de otro ser con el que compartir sus momentos de soledad. Un día, aterriza una nave espacial de la que emerge EVA, otro robot más moderno y resplandeciente que tiene una misión específica para realizar. El rastreo que realiza por todo el planeta hace que ignore a nuestro protagonista, pero es obvio que Wall·E siente desde el principio curiosidad y fascinación por EVA a partes iguales. El enternecedor robot acabará ganándose la amistad de EVA, aunque cuando ésta descubra uno de los objetos más curiosos que Wall·E ha recogido y categorizado, su misión habrá llegado a un punto sin retorno y entrará en una suerte de hibernación en stand-by, para desgracia de la historia de amor que estábamos presenciando. La nave en la que llegó volverá a por ella, y Wall·E no se resignará y la seguirá en su viaje interestelar, comenzando entonces una aventura totalmente distinta en la que averiguaremos la historia de la humanidad en estos setecientos años, y en cuyo devenir de acontecimientos nuestros robóticos protagonistas tendrán un papel esencial.

Con este planteamiento tan simple en un primer momento, Andrew Stanton supera con creces sus anteriores aportaciones en Pixar como director o guionista, para deleitarnos con una historia enternecedora como pocas. Su capacidad para tocar la fibra sensible del espectador no se había visto en años, si buscamos fuera de la empresa de animación creada por John Lasseter. Con Wall·E se trasciende por fin el género infantil (si alguien tenía dudas de ello tras Toy Story), para entrar de lleno en la animación “seria”. Como ya he dicho, tiene una primera parte arriesgada y experimental, sin casi ningún diálogo salvo los sonidos robóticos. Los efectos de sonido, que nos recuerdan a los de los protagonistas mecánicos de la saga Star Wars, son brillantes y ayudan a dar ese toque romántico y gracioso a la historia de amor. Todo un ejemplo de virtuosismo cinéfilo, que nos remite al cine mudo de inicios del siglo XX, a Chaplin y a Búster Keaton. Sólo estos dos maestros eran capaces de conmover y provocar una sonrisa a partes iguales sin emitir una palabra.

Cuando parecía que no nos podía sorprender más, llegando a un punto de delicadeza de no retorno, la cinta da un giro inesperado y nos lleva a la ciencia ficción más clásica (sin perder ni un ápice de ternura), para aportarnos una visión crítica de lo que puede ser las últimas consecuencias para la humanidad de un consumismo desaforado y sin límites, con una tecnología que nos separe más que nunca del resto de humanos, aunque estemos sentados codo con codo. Todo ello a golpe de guión, sin sobrar ni un solo minuto del metraje. Una delicia.

Básicamente Wall·E es una declaración de principios de Pixar, una contraposición de opuestos manifestado en los dos robots. La ciencia más vanguardista frente al clasicismo tecnológico, el pasado nostálgico frente al futuro innovador, walkman analógico frente al digital  iPod. El que ambos protagonistas se den la mano hace que todas estas antagonías no sean excluyentes sino complementarias, y que el desarrollo científico no renuncie al placer de la creación artística tradicional. Nuestro robotito protagonista es la salvaguardia de los sentimientos humanos en la tierra, pero a su vez precisa de la ayuda del robot femenino moderno para garantizar la subsistencia del planeta.

Por todo esto y por muchas más razones, esta maravilla se antoja imprescindible como joya cinéfila de los últimos años. Hay que agradecer a Stanton y el resto del equipo creativo de Pixar el haber creado un personaje tan carismático como este protagonista, mezcla de ET y del Número 5 de Cortocircuito, con una capacidad extrema de emocionar únicamente con la mirada. Es una conjugación perfecta de cine y poesía visualmente plasmada de manera magistral en imágenes y sonido. Un punto y aparte fundacional de lo que se puede conseguir si juntamos las últimas técnicas de animación con historias de siempre, lo que ha contado el cine desde sus inicios.

Calificación: Imprescindible

Lo Mejor: Unas cotas cinematográficas difícilmente alcanzables por el resto de competidores.

Lo Peor: Un metraje que hace que nos sepa a poco.

La vería de nuevo: Sí

La Recomiendo: Sí, como todo Pixar, para niños y para mayores; todos disfrutarán viéndola.

Enlace al Blue-Ray en Amazon.es

Películas similares: E.T. (El Extraterrestre); 2001, Una Odisea del Espacio; Up; Buscando a Nemo; El Chico (Charles Chaplin);

Ficha en IMDB: http://www.imdb.com/title/tt0910970/combined

Tráiler en You Tube:

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Película – Oblivion

Oblivion-poster

Reseñado por 0017

Ficha técnica

Año: 2013
Director: Joseph Kosinski (Tron Legacy)
Guión: Joseph Kosinski, William Monahan, Michael Arndt, Karl Gajdusek
Basado en la novela gráfica de Joseph Kosinski
Música: M83
Fotografía: Claudio Miranda
Reparto

  • Tom Cruise
  • Olga Kurilenko
  • Morgan Freeman
  • Andrea Riseborough
  • Nicola Coster-Waldau

Oblivion es un término anglosajón que viene a significar “olvido”. Conviene tener esto en mente mientras se ve esta película puesto que todo tendrá más sentido al término de la misma, donde las interpretaciones y reflexiones encajarán como las piezas de un puzzle para darle un sentido global a la obra. Efectivamente, es una cinta sobre el olvido y el recuerdo, y nuestras ansias de trascender lo rutinario para perpetuarse en la memoria individual y colectiva. En este caso, el material del que se ha sacado el concepto inicial de Oblivion es de una novela gráfica de su director, Joseph Kosinski.

Nuevamente tenemos a Tom Cruise en uno de esos papeles que le encantan y que tan bien saber llevar adelante, porque le permite ser el rostro visible de una gran superproducción y cohesionar todo el conjunto a golpe de liderazgo basado en la interpretación de la mayoría del metraje, el rodaje personalizado de las escenas de riesgo y la cesión de parte del protagonismo a secundarios solventes (firmemente establecidos como Freeman o recientemente iniciados como Kurilenko o Risenborough). Al igual que ocurrió en Jack Reacher, su sola presencia atrae a público a las salas e impregna su sello y su carisma personalizado a la cinta.

Estamos en el año 2077. Sesenta años después de una invasión galáctica de una raza alienígena, la humanidad ha ganado la guerra pero a costa de devastar con armas nucleares el planeta tierra. Todos los habitantes se han ido a colonizar la luna de Saturno, y los últimos recursos naturales están siendo extraídos por alta tecnología antes de abandonar definitivamente el planeta. Jack Harper es un técnico reparador de drones, unos centinelas robóticos equipados con armamento avanzado que protegen y evitan el boicot de la operación por los últimos alienígenas derrotados tras la guerra. Jack se dedica a patrullar el planeta en soledad, ayudado por su compañera de equipo de trabajo y también pareja, Victoria. Ambos con la memoria borrada por cuestiones de seguridad, Vic le asesora e informa desde la torre de control en las alturas en la que viven, mientras reciben órdenes e instrucciones del contacto que tienen en el centro de control espacial de la misión. Con suerte, les quedan pocas semanas para acabar la tarea que han recibido y poder marcharse a Saturno con el resto de la humanidad. Aunque Vic está emocionada con la idea de emprender una nueva vida, Jack tendrá no obstante algunas dudas sobre el abandono del planeta, agravadas por sueños recurrentes con una mujer en una época anterior a que él naciera, antes de la devastación terráquea, en medio de la antigua civilización humana. Con la cantidad de tiempo que pasa solo recorriendo el planeta, añorando épocas pasadas y con un refugio secreto en mitad de un paisaje idílico, en el que va recopilando todos los vestigios de la antigua civilización que puede recoger, la tranquilidad de Jack se verá alterada por la llegada de una cápsula espacial con humanos hibernados, entre ellos la misteriosa mujer con la que sueña recurrentemente. Este descubrimiento provocará una serie de acontecimientos que harán a Jack replantearse sus convicciones y sus sentimientos, poniendo en sus manos el destino último de la civilización y del planeta.

Con Oblivion tenemos una interesante aportación al género de la ciencia ficción en el cine. Bebiendo de una gran mayoría de conceptos ya tratados, el resultado es novedoso y nos deja una nueva visión de un futuro apocalíptico y del destino de nuestra civilización. Tenemos la idea conceptual del hombre solitario deambulando con un arma por los últimos vestigios de la civilización (El Planeta de los Simios), y enfrentándose a misteriosas criaturas (Soy Leyenda, El último hombre vivo); sueños extraños acerca de un pasado y con mujeres misteriosas que, aparentemente, nunca han existido (Desafío Total); el último técnico que tiene la misión de reparar tecnología en un entorno devastado mientras va recopilando trastos pertenecientes a anteriores épocas, símbolos de una cultura que ya no volverá, capaz de apreciar la belleza de un vegetal que sobrevive en un inhóspito territorio (Wall-E); una humanidad que se ha visto en la necesidad de emigrar y colonizar otros mundos (Blade Runner y su fundacional “Sueñan los androides con ovejas eléctricas”); supervivientes que han conseguido superar el cataclismo nuclear y malviven escondidos en catacumbas (La máquina del tiempo)…

Como se puede ver, la lista de fuentes de ciencia ficción de las que bebe esta cinta es muy amplia. Un mérito a mi modo de ver, es que a pesar de todo, no resulta repetitiva. En ningún momento explica algo que ya se haya abordado con anterioridad. Se adentra en nuevos terrenos filosóficos, y nos da una nueva visión de las preocupaciones humanas que siempre existirán estemos en la época que sea.

Otro mérito que veo es el presentar un buen e hilvanado argumento. Con menos escenas de acción de las que podríamos haber pensado que tendría la cinta, el metraje se toma su tiempo para ir al grano y provocar el desenlace. Digamos que dura más el planteamiento y el nudo. En algunos momentos estamos solos con el personaje de Cruise, observamos el paisaje con él (magnífica labor de fotografía y de diseño de producción) y somos testigos silenciosos de su devenir por las ruinas de un planeta otrora suntuoso. Los momentos reflexivos le ganan la partida a la acción continua. Y, en un determinado punto, cuando el público se pregunta por donde irá la resolución de la cinta, se produce una sorpresa de guión muy agradable por inesperada que lleva el argumento por otros derroteros y es ahí cuando el término Oblivion adquiere el sentido de “olvido” del que hablaba en mi primer párrafo.

Quizás el mayor fallo sea precisamente el que Kosinski, (al igual que en Tron Legacy) no sea capaz de rematar la conclusión de la cinta en un tiempo (y tempo) adecuado. Ha preferido decantarse en el último tramo por un final convencional pero que peca de excesiva tranquilidad. Si en Minority Report teníamos una trama que avanzaba continuamente a golpe de persecución, aquí tenemos una cierta lentitud que recorre el metraje y con la que se ha tomado su tiempo en presentarnos al dúo protagonista (antes de que se convirtiera en trío con las implicaciones emocionales que presenta). Toda una metáfora sobre la vida en pareja y nuestra compatibilidad con las personas con las que compartimos la vida, donde a veces un equipo eficiente (según una frase sacada de la película) no resulta la mejor unión sentimental.

En esta ocasión, a pesar de los minutos que Cruise acapara en pantalla (a diferencia de Jack Reacher), deja algo más de protagonismo a las secundarias, tanto Olga Kurilenko como Andrea Riseborough, para su lucimiento personal. Ambas brillan con luz propia aunque el papel de ex-chica Bond sea más convencional por especializarse en «chicas guerreras»; mientras que el papel de Riseborough crea más desosiego por hacer que planee la desconfianza y su interés por abandonar el planeta, por encima de la relación que mantiene con Cruise. Morgan Freeman se muestra menos y quizá su personaje esté más desaprovechado, dado que podría haberse prodigado algo más en pantalla.

En definitiva, película entretenida y bastante agradable de ver. Mejor que la adapación de Cruise/Spielberg de «La Guerra de los Mundos«, aunque por debajo del nivel de la excelente «Minority Report«; con muchas aportaciones al género aunque no resulte obra maestra imprescindible del mismo, puesto que como simple obra del séptimo arte le falta algo más de garra en su ritmo (siempre el ritmo… la clave fundamental para mí en cualquier película). Sin embargo, las implicaciones argumentales y temáticas que deja al salir de la sala para que las reposemos un par de días son tan importantes que por eso merece que recomiende el verla.

Calificación: Entretenida
Lo Mejor: El argumento y sus vueltas de tuerca.
Lo Peor: Caer en el convencionalismo.
La vería de nuevo: Sí
La Recomiendo: Para los amantes de la ciencia ficción que deseen ver una nueva vuelta de tuerca al género. Para el público en general, no disgustará pero en algún momento puede aburrir y/o hacer que decaiga en el interés.
Películas similares: Desafío Total (edición Schwarzeneger); Desafío Total (edición Farrell); El Planeta De Los Simios; Wall·E; Minority Report; Soy Leyenda; El último hombre… vivo; La Guerra de los Mundos; Blade Runner; La Máquina del Tiempo
Ficha en IMDB: http://www.imdb.com/title/tt1483013/combined
Tráiler en You Tube (español):

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Película – Un amor entre dos mundos

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Reseñado por 0017

Ficha técnica

Año: 2012

Director: Juan Solanas

Guión: Juan Solanas

Música: Benoit Charest

Fotografía: Pierre Gill

Reparto

  • Jim Sturgess
  • Kirsten Dunst
  • Timothy Spall
  • Neil Napier

Estrenada hace un par de meses en las carteleras españolas, Un amor entre dos mundos (Upside Down en el original) es una producción canadiense del director argentino Juan Solanas, con un reparto basado en rostros internacionales para garantizar la afluencia de público. Se trata de una cinta que cuenta con un cautivador punto de partida y una idea original para diferenciarse del resto de taquillazos actuales, pero acaba siendo poco satisfactorio en su resultado final.

El argumento es el siguiente: estamos en un particular universo donde existen dos planetas que orbitan juntos, uno justo encima del otro. Cada uno con su propia gravedad, existen unas reglas físicas que se cumplen como resultado de esta particular situación. Como por ejemplo, la materia perteneciente a cada planeta se verá atraída por su propia gravedad, incluyendo personas, edificios, fauna y flora. Estos dos planetas dan lugar a dos mundos diferentes, uno arriba y otro abajo, con sus propios habitantes que tienen prohibido el contacto entre ellos, salvo en determinadas zonas de unión, como en un edificio construido con el fin de unir los dos planetas y realizar tareas de investigación común. La consecuencia de la separación de estos dos mundos es que en el planeta de arriba tenemos a una sociedad próspera y rica, mientras que el mundo de abajo es un sitio lúgubre, menos avanzado y con la gente luchando por malvivir.

En este entorno es donde tenemos a Adam, un niño del planeta inferior que conoce a Eden, una niña del mundo de arriba y se hacen amigos. Ambos empiezan una relación prohibida que continúa con el paso de los años, donde sus furtivos y amorosos encuentros tendrán lugar en zonas elevadas donde los dos planetas se acercan casi hasta tocarse. Un día, las policías fronterizas de los dos mundos les descubren, y las consecuencias de su actitud prohibida supondrán la separación de la pareja. De esta manera, pasarán los años en sus respectivos mundos sin que ninguno tenga más noticias del otro. Pero Adam está demasiado enamorado como para olvidar a su platónico amor, y traza un plan para infiltrarse en el mundo de arriba. Con la ayuda de una sustancia de su invención que tiene las características de la gravedad de los dos mundos, se hará pasar por un habitante del mundo opuesto al suyo para encontrar a Eden, ayudarla a recordar sus sentimientos, y continuar una relación prohibida e imposible a la vez que se hacen todo tipo de cabriolas físicas, sociales y argumentales para que triunfe el amor verdadero por encima de las normas establecidas.

La verdad es que hay que reconocer un esfuerzo por el planteamiento tan original que supone esta película. No ya por la historia de amor imposible con tintes shakesperianos en sí, más bien por la vuelta de tuerca argumental y el reto visual que resulta por llevarla a cabo y hacerla realidad. Es decir, que a nivel visual y conceptual la película triunfa. Un planteamiento tan inverosímil como que exista un mundo paralelo en un plano opuesto al nuestro, con sus habitantes y su sociedad prohibiendo la interacción recíproca, se plasma en imágenes hermosas y metafóricas, donde funciona el juego de perspectivas contrapuestas y planos fotográficos de paisajes y personajes dados la vuelta. En el tema artístico y de diseño de producción la propuesta de Solanas ya se anota varios tantos. Esta premisa argumental permite tanto escenas románticas de gran calado (parece que a Kirsten Dunst le van los besos en posiciones que desafían la ley de la gravedad) como momentos de aventura y persecuciones por las alturas (o bajuras, según se mire). Como en toda historia en la que el protagonista se cuela en sitios que no debe, con un tiempo límite para entrar y salir, tenemos tensión y emoción que le da un toque trepidante a la cinta.

Sin embargo, y a pesar de estos logros, la cinta hace aguas en cuanto le aplicamos algo de lógica al argumento. No se trata de ser incrédulos con una historia que es más bien una fábula de fantasía, un cuento de hadas moderno. En un primer acercamiento, bien haremos en creernos sin rechistar lo que nos proponen. El problema surge según avanza el metraje, con esos fallos de guión y de continuidad en el planteamiento que nos han explicado al principio. Hay momentos de interacción entre los dos mundos opuestos que están cogidos por los pelos, incursiones del protagonista y otros habitantes del mundo de abajo en el mundo de arriba (y viceversa) que no tienen sentido o que deberían estar mejor explicadas, y eso al final, hace que la calidad fílmica se resienta. Pero lo que es más grave, durante toda la película orbita la idea de que no tiene nada relevante que contarnos. Asistimos a situaciones de amor y desamor, para que luego vuelva a triunfar el amor y nuevamente fracase. El ritmo de la trama se resiente con este trasunto de Romeo y Julieta, de los que sabemos que no deben estar juntos y que sin embargo ignoran continuamente las convenciones sociales, políticas e incluso cosmológicas.

Por otro lado, también hay una fallida lectura social acerca de las diferencias económicas entre zonas ricas y zonas pobres, pero incluso en este capítulo resulta infantil la lección que nos quieren inculcar. Es decir, que los dos mundos están separados y no existe apenas contacto, pero uno es más rico que el otro porque se explotan de manera egoísta los recursos naturales sin destinar nada de los beneficios. La pobreza, la marginación, (parece que hasta incluso el frío), son consecuencia de que en el mundo de arriba sean todos prósperos. Abajo son más pobres, su aspecto es más desaliñado pero son felices;  y el que la estética (como los coches patrulla, la represión policial) sea más parecida a la de la Alemania del Este supongo que no es culpa de nadie de abajo.

Todo esto da como resultado una película que funciona y se mueve mejor en el plano visual que en el argumental o ideológico.  Un planteamiento brillante, con buena factura técnica e interpretaciones correctas, que se va desinflando poco a poco, perdiendo fuelle conforme pasa el metraje y resultando decepcionante en su tramo final. Una pena, porque a pesar de varios aciertos, la cinta de Juan Solanas podría haber dado para bastante más.

Calificación: Entre pasable y entretenida

Lo Mejor: La idea, la fotografía, los hallazgos visuales. Su historia cargada de poesía.

Lo Peor: Que la poesía se va convirtiendo en prosa sin darse cuenta y acaba lastrando el resultado final hacia la mediocridad, haciendo pesado el argumento. 

La vería de nuevo: Es posible, para ver si la doy una nueva oportunidad con una nueva calificación o no.

La Recomiendo: Para ir al cine en pareja, pues es una historia de amor algo almibarada, aunque también la recomiendo para aquellos amantes de la ciencia ficción de fantasía.

Ficha en IMDB: http://www.imdb.com/title/tt1374992/combined

Tráiler en You Tube (español):

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Película – Diamante de Sangre (Revisión)

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Reseñado por 0017

Ficha técnica

Año: 2006

Director: Edward Zwick (Leyendas de Pasión, El Último Samurai, Resistencia, Amor y Otras Drogas)

Guión: Charles Leavitt

Música: James Newton Howard

Fotografía: Eduardo Serra

Reparto

  • Leonardo DiCaprio
  • Jennifer Connelly
  • Djimon Hounsou
  • Arnold Vosloo
  • Michael Sheen

Diamante de Sangre es una película de 2006 dirigida por Edward Zwick, director de Leyendas de Pasión y El Último Samurai. He querido escogerla como objeto de revisión dado que pasó semi inadvertida en su día y no es considerada por la mayoría de la crítica como una gran obra. Sin embargo, creo que es una pequeña joya del cine de aventuras ambientada en África con mensaje de denuncia humanitaria que no cae en sermones baratos, y que hizo que en su día Leonardo DiCaprio demostrara su carisma como actor para despegarse de la etiqueta de chico guapo que sólo presta su cara bonita en el taquillazo del momento. Fue con esta cinta y con algunos títulos de la época con los que maduró a nivel interpretativo, dándonos títulos de tanta calidad como Atrápame si puedes, Infiltrados, Shutter Island o la sobresaliente Origen.

Edward Zwick estaba en estado de gracia cuando rodó esta cinta. Ya había demostrado su capacidad de trabajo con ídolos multitudinarios de Hollywood en Leyendas de Pasión y El Último Samurai. En la primera, teníamos un vehículo para el lucimiento de Brad Pitt, en una película diseñada específicamente para provocar histeria en el público femenino. En la segunda, intentó profundizar en el mensaje y la trama con un Tom Cruise algo más guerrero de lo habitual, pero resultó excesivamente densa en el metraje y no fue difícil que acabara cayendo en el olvido. Sin embargo, dio en la diana cuando se decidió a dirigir y producir Diamante de Sangre. Supo superar los defectos de sus títulos anteriores para realizar una cinta de aventuras eminentemente divertida, ambientada en el peligroso y conflictivo África contemporáneo y con una denuncia social subyacente que hace que se tome en serio más que a otros títulos de evasión que pudieran parecer más mundanos y superficiales. La película optó a cinco premios Óscar en la ceremonia de 2007, incluyendo nominaciones al mejor actor y mejor actor secundario, pero no fructificó en ningún galardón.

La historia está ambientada en 1999, durante la década con el conflicto bélico que asoló Sierra Leona. El protagonista es Salomon, un pescador de una aldea que vive con su mujer y sus tres hijos, hasta que un día las fuerzas rebeldes atacan la aldea y masacran a sus habitantes. Su mujer consigue escapar con sus hijas, él es capturado y forzado a trabajar en las minas de diamantes, y su hijo es reclutado como parte de las terribles milicias infantiles, un ejército de niños soldados a los que les lavan el cerebro para cometer las mayores atrocidades en nombre de la rebelión. Por casualidad, Salomon descubre un diamante gigantesco, uno de esos que se ven raras veces y que le pueden cambiar la vida a su poseedor, y tras esconderlo, consigue escapar de los campos de trabajo forzados. Su camino se cruzará con el de Danny Archer, un buscavidas nacido en Rhodesia y antiguo militar del ejército sudafricano, que se dedica al tráfico de armas y diamantes como medio para salir algún día del continente africano y empezar una nueva vida. Por supuesto, cuando Archer se entere del descubrimiento del diamante de Solomon, intentará por todos los medios asociarse con él y buscarlo en las montañas de Sierra Leona. El caos producido cuando la capital, Freetown, sea tomada por las fuerzas rebeldes, les permitirá emprender la búsqueda; y la ayuda que recibirán de Maddy Bowen, una reportera de guerra americana que busca escribir el artículo definitivo sobre la catástrofe humanitaria en África, será clave para abrirse camino en medio de un país asolado por la guerra y el saqueo de los recursos naturales. Los humanitarios motivos que mueven a Maddy chocarán con la falta de escrúpulos de Archer por enriquecerse y con la obsesión de Solomon de encontrar a su familia. La mezcla de semejante conflicto de intereses desembocará en una búsqueda épica a través de un país desolado y peligroso. Pero incluso en este mundo apartado de Dios, donde la violencia más descarnada campa a sus anchas, todos aprenderán algo del resto, aunque sea la dificultad para dejar un continente donde hasta la tierra es de color rojizo, como metáfora de toda la sangre que se ha derramado a lo largo de su historia.

De esta película me gustan las aspiraciones con las que se mueve. Zwick ha realizado una cinta de aventuras con la acción dosificada y justa, nada de fantasmadas rodadas a golpe de presupuesto. El personaje de DiCaprio está muy bien perfilado, un ex-mercenario del ejército sudafricano que engaña más de lo que al principio parece. Uno puede pensar en un primer momento que interpretará el típico papel de norteamericano sobrado y vacilón, que al final se lleva a la chica y que está por encima del bien y del mal. Pero mientras va avanzando el metraje se nos va desvelando parte de su pasado y de sus motivaciones. Su actitud sigue siendo igual de cínica, sólo que ahora ya sabemos que tiene las mismas razones que el resto de la gente de color para considerarse africano, por haber nacido, crecido y luchado en el continente, mientras era apartado de su familia a temprana edad. Tiene los clichés típicos del anti-héroe egoista, para acabar redimiéndose al final y ser entronizado dentro de la categoría de la épica moderna (su foto en el reportaje de Maddy). Lo que digo, aquí DiCaprio empezaba ya a dar muestras de madurez confirmándose como uno de los grandes del sector, adecuado para cualquier tipo de papel.

La elección de Djimon Hounsou para el papel de Salomon también fue muy acertada puesto que borda el papel de pescador chabolista africano. Sus momentos de desesperación y rabia por todo lo que le han hecho a él y a su familia son totalmente creíbles. Nos transmite el drama diario de millones de familias africanas que se ven abocadas a emigrar por la conflictividad de sus países. El trío protagonista se completa con Jennifer Connelly, una actriz que cada vez que aparece en una cinta eleva la categoría actoral con su sola presencia, demostrando que el Óscar que ganó por Una Mente Maravillosa no fue casualidad. A uno le hace añorar más papeles suyos en el Hollywood actual, dado que la frescura que demuestra aquí como periodista nos hace preguntar porqué no cuentan con ella más directores para otros trabajos.

Como no podía ser de otra manera, estando rodada en África, en ocasiones la dirección de fotografía se centra en los preciosistas y variados paisajes que ofrece el continente, estando al nivel de Memorias de África. Hacía años que no veíamos una película donde pudiéramos decir que  se ha plasmado la belleza de África como en ninguna otra. La naturaleza en su esplendor, como contraposición a los momentos de crueldad que vivimos en las escenas de acción. La banda sonora con toques étnicos ayuda a la inmersión en los escenarios, la historia y la idiosincrasia de aquellos pueblos.

Todo ello da como resultado una película que se mueve perfectamente entre el género de aventuras y el cine con mensaje. En ningún momento da lecciones de moralidad ni es ingenua con el tema que trata. Sabemos que vivimos en un mundo con desigualdades, y muchas de éstas se sustentan con nuestro modo de vivir. Se denuncia el tema de los diamantes de sangre, aquéllos que financian conflictos  y que hace que se perpetúen los abismos que median entre el primer y el tercer mundo. Pero en ningún momento apela al buenrollismo ingenuo del espectador. Se buscan culpables, y como siempre, hay un malvado y avaricioso empresario occidental al que echarle la culpa. Pero no deja de insistir en que los países africanos tienen muchos culpables africanos en todos los estamentos, siendo el indígena de a pie el que acaba sufriendo todas las desigualdades del sistema. Y por muchos reportajes que se escriban en las revistas más glamorosas y concienciadas de occidente, poco se puede hacer desde la otra parte del mundo para cambiar un sistema que está corrupto desde sus mismos cimientos, si el cambio no empieza desde ellos mismos.

En definitiva, una cinta más que digna que pasó desapercibida en su estreno (o inmediatamente después de él) pero que merece rescatarse para disfrutarla un par de horas. Mucho mejor opción y mejor rodada que la mayoría de películas que inundan la cartelera, su trasfondo le da un aire de seriedad que hace que el espectador tenga motivos para la reflexión. Como dice un personaje: “no hay hombres buenos y malos, son los actos los que los definen”.

Calificación: Muy buena

Lo Mejor: La factura con que está rodada. Es solvente, es ágil, y el ritmo de la cinta no decae en ningún momento. Es la aventura en su estado más puro (con permiso del dr Jones), y la trama está sabiamente distribuida a lo largo de los acontecimientos que se van presentando.

Lo Peor: Que hay otros títulos peores que pasan menos inadvertidos que estas pequeñas maravillas del cine.

La vería de nuevo: Sí.

La Recomiendo: Sí, es una buena mezcla de cine de evasión con denuncia social.

Si quieres comprar el DVD (junto con otras 2 películas: Red de mentiras e Infiltrados)

Red de mentiras + Diamante de sangre + infiltrados [DVD]

Películas similares: La Reina de África, Memorias de África, Hotel Rwuanda, Amar Peligrosamente, El jardinero Fiel, El último Rey de Escocia, Tras el Corazón Verde, La Joya del Nilo

Ficha en IMDB: http://www.imdb.com/title/tt0450259/combined

Tráiler en You Tube (español):

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Película – Django Desencadenado

CartelCine Django vBlanca.ai

Reseñado por 0017

Ficha técnica

Año: 2012

Director: Quentin Tarantino (Reservoir Dogs, Pulp Fiction, Kill Bill, Malditos Bastardos)

Guión: Quentin Tarantino

Reparto

  • Jaimie Foxx
  • Christoph Waltz
  • Leonardo DiCaprio
  • Kerry Washington
  • Samuel L. Jackson
  • Don Johnson

Me temo que a Tarantino no le tengo muchas simpatías. A la hora de hacer reseñas de películas me considero muy condescendiente con la mayoría de títulos, les doy una oportunidad a casi todos porque creo que muchas veces lo merecen. Siempre hay algo positivo en casi todas las películas e intento liberarme de prejuicios. Pero tengo unos pocos realizadores y géneros en mi lista negra, y junto con los hermanos Coen -aburridos y lentos hasta la médula- Tarantino es de aquellos que no recomendaré nunca pagar por ver sus películas. Es más, no suelo estar a favor de la piratería, pero en este caso haré una excepción porque creo que no merece ni mi dinero ni el del resto de la gente.

Creo que Tarantino está excesivamente sobrevalorado, desde Sundance y Reservoir Dogs. Él lo sabe y se lo tiene creído. Es engreído y prepotente en lo personal, y si la industria no le premia lo que hace es sacar a pasear sus deslenguados comentarios y no dejar títere con cabeza, para que por lo menos se lleve la etiqueta de enfant terrible e ir de realizador sobrado tangencial con el mercado.

Es engreído y prepotente en lo fílmico, porque se piensa que cualquiera que se siente en una butaca tiene que aguantar más de dos horas de metraje con diálogos lentos y estirados como un chicle, alargando la tensión de escenas que sabes que van a acabar mal, con sangre y vísceras salpicando las paredes. Si eso no se lo perdono a Kubrick (que éste sí que tiene un pase, y por lo menos tiene el buen gusto de no mostrar gore), menos a él ni a los Coen. El tema de mostrar violencia explícita dando un festival de hemoglobina en pantalla también demuestra lo mediocre que es como director. En vez de sugerir y demostrar delicadeza, que sería lo difícil, se sumerge en lo más bajo de la serie B de todos los tiempos pretendiendo causar emociones en forma de impresión desagradable al espectador con sus tomas explícitas.

Lo peor de todo es que lo disfraza de homenaje a la serie B y a los subgéneros fílmicos (en este caso mezcla el espagueti-western con el cine blaxploitation negro de los 70), y para ello recubre sus películas de una pátina de cutrez y casposidad falsamente lograda, dando una presuntuosa sensación de conocimientos del cine de bajo presupuesto de otras épocas. La diferencia está en que el sentido de hacer una película de serie B es la falta de dinero y medios, mientras que sólo con el presupuesto de sangre falsa que utiliza una cinta de Tarantino se podrían rodar varias películas. Y sin embargo, resulta sonrojantemente estúpido verle realizar un zoom precipitado de primer plano con un falso movimiento de cámara amateur. Mil veces mejor presenciarlo en una cinta de Sergio Leone o -nos ha fastidiado- al George Roy Hill de El Golpe.

Tampoco soporto esa manera de tomar por tontos a los espectadores a base de hacer a los villanos repelentes. Nazis muy malos, terratenientes esclavistas y racistas, asesinos sin escrúpulos… Polariza a sus personajes malvados, lo que carga de razones al protagonista de la función para tomarse la justicia por su mano, haciendo que el público empatice y desee el momento último de violencia gratuita. Me encanta el cine de acción y los protagonistas duros, pero odio esa manera de manipular a la audiencia.

Hasta el momento se habrá comprobado que no he mencionado casi nada en concreto de la película objeto de crítica, ni falta que hace. Todo lo que estoy diciendo se aplica a Django Desencadenado y a toda su filmografía, a priori, dispar. Pulp Fiction se salvó la primera vez que la vi, pero después de ir pasando por otros títulos del director (sobre todo Death Proof) desistí y me prometí no volver a darle ninguna oportunidad. La siguiente revisión que hice de Pulp Fiction, me di cuenta que la gracia de la película eran los segmentos desordenados temporalmente de la historia, y para eso lo hace mil veces mejor Christopher Nolan en Memento, sacando menos sangre en pantalla, yendo más al grano y presuponiendo más inteligencia al espectador. Antes que recomendar Malditos Bastardos, sugiero al espectador la coetánea Valkiria. Y si lo que buscan es un revival del western, es mil veces mejor Sin Perdón, con la misma violencia pero con mejor gusto, y un homenaje en toda regla a todas las películas del género.

El argumento es lo de menos. Django es un esclavo negro de la América sudista previa a la guerra civil. Es liberado por el doctor Schultz, un falso dentista alemán que es en realidad un cazarecompensas. Django decide asociarse con él con el fin de ganar un dinero e ir en busca de su esposa Broomhilda, vendida al dueño esclavista de una plantación llamado Calvin Candie. El papel que representarán los dos asociados, siendo Django un negro en libertad en un mundo donde no se les permite ni montar a caballo, causará revuelo y sorpresa. Lo cual no será óbice para pegar tiros por doquier y hacer reflexiones sobre el racismo pasado y presente en los USA, en el viejo Oeste en general y en el género cinematográfico del western en particular.

Ku Kux Klan, plantaciones de algodón, peleas clandestinas, tiroteos,… hasta el personaje de Samuel L. Jackson es sintomático del tema del racismo que se trata, básicamente por comparación, con el resto de películas de género o temática similar, sin protagonistas de color reseñables en ningún papel (salvo Lo que el viento se llevó). Tarantino se erige en defensor de la causa anti-racista investido con un autoesgrimido rigor histórico (ya lo hizo en Malditos Bastardos) y que, contradictoriamente, le da un look a su protagonista más parecido a Wild Wild West o a Matrix (no digo que no existiesen, pero ¿qué precio tendrían unas gafas de sol en aquella época?).

No es que me esté poniendo a favor del esclavismo, por supuesto. Pero esa manía de ser más blaxploitation que Spike Lee hace que se acerque más a las maneras forzadas de Eddie Murphie por meter gente de raza negra en la temática de películas donde nunca la ha habido (son más realistas películas como “El Sargento Negro”). Y que encima me lo disfracen de verosimilitud, pues como que no trago, oiga.

Algunos de los actores no lo hacen mal, pero si la película es mala no es culpa suya. Chris Waltz es buen actor y hace un buen trabajo; su personaje es agradable y cae muy bien (al contrario que en Malditos Bastardos),  pero a estas alturas no me dan gato con liebre y veo más allá del guión que le han puesto en bandeja. Jaime Foxx realiza una penosa interpretación creyendo que ni el mismísimo Will Smith o Denzel Washington le superarían, pero en la segunda parte del metraje se desprende de la careta de tembloroso pistolero del inicio para pasar a ser un vengador sin escrúpulos bastante inverosímil (ya no te digo nada del personaje de su esposa). Mención especial a uno de los habituales cameos del director, que se me atragantó cuando lo vi. A ver cuando se da cuenta de que no es Hitchcock y que éste, además, tenía la consideración de no tener más afán de protagonismo -ni diálogo- de lo necesario.

Por lo menos nos queda DiCaprio. Actor que me ha demostrado con creces que es capaz de salir del club de los guapos para aprovechar su tirón en pantalla y hacer cosas interesantes. Ya puso en boga su valía en la temprana A quién ama Gilbert Grape. Nos hizo creer que era el eterno ídolo para jovencitas en Titanic. Me hizo reconciliarme con Spielberg en la divertida Atrápame si puedes; pero desde luego que fue en Diamante de Sangre donde me cautivó (y se consagró en mi opinión), haciendo una gran interpretación que desde lejos parecía otro típico papel de chuleras protagonista. Y Origen, confirmó que era capaz de llevar el peso de un thriller de matrícula de honor. Aquí es el villano repelente, sin mérito por lo que ya he dicho antes, pero si leemos entre las líneas de su interpretación, vemos unos ademanes de actor profesional (ese ligero amaneramiento, por ejemplo). Y si además le sumamos el hecho de que no se llevó muy bien con el director durante el rodaje (debieron de llegar a las manos), ya acaba de gustarme del todo.

En definitiva, recomiendo no perder el tiempo ni el dinero. Mucha sangre recubierta de poesía barata; diálogos interminables que llevan la tensión hasta límites insoportables; personajes inverosímiles; relectura del western a su manera; casposidad pretendida -y pretenciosa- de serie B en el montaje, en los planos y en la banda sonora; homenaje a subgéneros que no deberían homenajearse (más bien superarse para intentar hacer mejor cine);… Todo esto da como resultado mi primera reseña con una nota francamente mala.

Calificación: Muy mala.

Lo Mejor: DiCaprio, Chris Waltz y, a ratos, Samuel L. Jackson.

Lo Peor: Todo. Básicamente lo resumo en mi último párrafo.

La vería de nuevo: Ojalá que no vuelva a ver nada de este director, pero sé que no será así.

La Recomiendo: No. Ya he dado otras alternativas a su cine. En este caso en concreto, la excelente Sin Perdón.

Películas similares: Sin Perdón (obra maestra de Eastwood que también tiene de coprotagonista a una persona de raza negra, más verosímil); Grupo Salvaje (Sam Peckhinpack fue pionero con la violencia en el western); La muerte tenía un precio; El bueno, el feo y el malo; El sargento negro (John Ford también era creíble con el tema del racismo en el Oeste en esta cinta); Lo que el viento se llevó (una joya que nos muestra sin tanta parafernalia la situación esclavista de la época); Kill Bill (por la historia de venganza sangrienta que narra Tarantino, también malísima); Wild Wild West (por lo anacrónico de las situaciones y personajes del Oeste)

Ficha en IMDB: http://www.imdb.es/title/tt1853728/

Tráiler en You Tube (español):

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Película – ¡Rompe Ralph!

Rompe Ralph

Rompe Ralph

Reseñado por 0017

Ficha técnica

Año: 2012

Director: Rich Moore

Guión: Phil Johnston, Jennifer Lee

Música: Henry Jackman

Reparto

  • John C. Reilly
  • Sarah Silverman
  • Jack McBrayer
  • Jane Lynch

¿Qué es lo que hacen los videojuegos de un salón recreativo cuando se marchan los clientes y se cierran las puertas? Creíamos que ya nos habían respondido a la pregunta no una, sino tres veces en Toy Story y sus secuelas (y de manera sobresaliente), sólo que en vez de videojuegos, aquéllos eran juguetes en la habitación de un niño. Pero visto los buenos  resultados de la saga de animación de Pixar, no podemos menos que dejar que nos vuelvan a contar la historia por la empresa matriz, Disney.

Y hacemos bien en confiar en la fábrica de sueños, puesto que el resultado vuelve a ser fresco y novedoso, una apuesta segura para dejar que los más pequeños disfruten a nivel primario de la historia mientras que los mayores descubren relecturas más profundas y se diviertan aún más, si cabe, que los primeros.

En este caso Disney, otrora entidad dominante en la animación, perdió dicho estatus cuando su filial Pixar acabó fagocitando a sus jefes, y a punto estuvo de desaparecer cuando la animación digital hizo su aparición a finales de los noventa. Fue precisamente gracias a uno de los creadores de Pixar, John Lasseter, quien evitó el hundimiento de la empresa fundada por el tío Walt, ya que se negó en redondo a que desapareciera esa rama de la animación dibujada a mano (Tiana y el Sapo; Enredados).

En el caso en concreto de ¡Rompe Ralph!, puede parecer que la técnica digital ha ganado definitivamente la batalla y que Disney está empezando a recuperar el terreno perdido frente a Pixar en su propia especialidad, pero si investigamos un poco respecto a las técnicas usadas en la creación de la película vemos cómo el repaso del dibujo a mano todavía ha ocupado una parte importante del proceso creativo.  Para que no quede ninguna duda, el corto que precede a la película –Paperman– es una joya en blanco y negro de animación tradicional con algún toque en 3D, que nos remite directamente a la época de Aladdin, y nos viene a decir que todavía puede haber lugar para la ternura y la poesía en la animación tradicional si se realiza con alma y buen hacer.

El protagonista de la historia es Ralph, un grandullón que trabaja como el malo de la historia rompiendo todo a su paso en el videojuego ¡Rompe Ralph!, un trasunto del popular Donkey Kong y los juegos de Mario. Aquí el álter-ego bonachón es Félix-arregla-todo, quien día tras día se dedica a derrotar al villano y a ganar medallas y la simpatía del resto de habitantes del videojuego. Pero Ralph no está contento con su vida y las antipatías que su trabajo genera, con lo que decide cambiar de videojuego con el trastorno (y el peligro de desenchufar la máquina) que ello conlleva. Tras su paso por un videojuego de guerra llamado Hero’s Duty, acaba en un empalagoso juego de carreras de golosinas llamado Sugar Rush, donde conocerá a la impertinente Vanellope von Schweetz, una marginada participante del juego con la que tendrá más cosas en común de las que él se pensaba…

Como ya he dicho antes, las películas infantiles se hacen pensando cada vez más en la doble lectura de los potenciales espectadores;  decir, los padres y los niños, con lo que se garantiza que los mayores no vayan a ver esta clase de títulos como un mero trámite. En este caso es más que evidente que el mundo de los videojuegos de las recreativas de los últimos treinta años toca directamente la fibra de los padres de nueva generación, que son los que han crecido con este tipo de ocio. Aquí la película gana su primer tanto con la cantidad de guiños a la historia de los videojuegos que podemos ver. Están personajes de videojuegos reales como Street Fighter, Pacman, Sonic, …

Por otro lado, el atractivo fílmico que para los más pequeños pueda suponer las texturas y decorados de la película llega a su punto culminante en la parte que transcurre en el mundo de carreras de coches de gominolas que supone Sugar Rush; toda una delicia visual que, por muy empalagosa que pueda parecerle a los espectadores, le quita de manera subliminal oscuridad a la trama, aportando una personalidad y vida propia a la película. No olvidemos que es eso de lo que se trata, puesto que el primer objetivo de una buena película es que la misma perdure en nuestro imaginario individual después de salir de la sala.

Como segundo objetivo podemos considerar el conseguir una trama consistente y entretenida, hacer que la película avance rápidamente y sin darnos cuenta. Esto también lo logra, puesto que, como en toda buena película de Disney, cuando parece que el argumento se ha encallado con el conflicto inicial del protagonista, es cuando aparecen nuevos personajes y situaciones que le dan un empujón a la trama que la llevan a nuevos niveles temáticos, y es cuando cobra sentido detalles iniciales que habíamos pasado por alto. Puede que ocurra en muchas otras películas de cualquier otro género, pero hay que reconocer la maestría de Disney en manejar este tipo de situaciones a golpe de guión. Entre medias, la dosis habitual de buenrollismo temático que nos hace salir de la sala pensando en ser un poquito mejores. En este caso, ¡Rompe Ralph! nos enseña a aceptar nuestras limitaciones y a usarlas para hacer cosas positivas, y a aprender a ver lo bueno que hay en los demás, por muy diferente que sean las etiquetas que les hayan colgado.

Todo esto se logra gracias a la cantidad de secundarios que tiene la cinta, muy al estilo de Toy Story, donde cada uno tiene su momento/s de gloria y su propia personalidad. Ninguno desentona, todos están en su línea, interpretando el papel que los programadores de cada videojuego les han asignado (genial la agresiva soldado de Hero’s Duty), emocionándonos de una manera que ya quisieran muchos actores reales. Incluso la repelente niña de Sugar Rush, Vanellope, que muchos podrán encontrar cargante, a mí me pareció graciosísima y con un punto de ternura, a pesar de que en algún momento rozaba la escatología impertinente (quizá una de las situaciones menos afortunadas y apropiadas para el público infantil, junto con alguna otra situación como la del zombie en la terapia de villanos con el personaje de Mortal Kombat; en mi opinión, es en estos momentos en los que se aleja de Pixar y se acerca a Dreamworks, en los que sale perdiendo Disney).

En definitiva, un título con el que Disney eleva el listón de los títulos de sus últimos años, llegando casi a la altura de los clásicos instantáneos de Pixar, y estableciéndose como otra referencia a batir por el resto de compañías de animación.

Calificación: Muy buena

Lo Mejor: El personaje de Vanellope; el mundo visual que nos ha creado Disney para nuestro regocijo. La manera de encajar las piezas del puzzle del guión.

Lo Peor: Algún momento de humor burdo con el que intenta hacerse cómplices de los más pequeños.

La vería de nuevo: No (de momento)

La Recomiendo: Lo mejor de animación infantil que puede haber en la cartelera, hasta que Pixar traiga este 2013 la precuela de Monstruos, S.A. Para niños y padres, y sobre todo esos adultos que pasamos de veintimuchos y que hemos crecido con toda clase de generación de videojuegos.

0017

Link a la BSO en Amazon.es

Rompe Ralph (Wreck It Ralph)

Ficha en IMDB: http://www.imdb.es/title/tt1772341/

Tráiler en You Tube (español):

Películas similares: Toy Story, Shrek, Alicia en el País de las Maravillas, Tron

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