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Película – Robocop

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Reseñado por 0017

Ficha técnica

Título original: Robocop

Año: 2014

Director: José Padilha

Guión: Joshua Zetumer

Música: Edro Bromfman

Fotografía: Lula Carvalho

Reparto

  • Joel Kinnaman
  • Gary Oldman
  • Michael Keaton
  • Abbie Cornish
  • Jackie Earle Haley
  • Samuel L. Jackson

La verdad es que no sé que hago reseñando esta película con todos los estrenos que hay pendientes en la cartelera, y habiendo mejores clásicos que revisionar antes que este subproducto; pero la verdad es que en 2014 se me había quedado pendiente de ver esta versión del clásico futurista de los 80 de Paul Verhoeven, y ha sido ahora cuando he tenido la ocasión de ver qué han hecho con ella. Partamos de la base de que el Robocop de 1987 se convirtió en un clásico de la década, flirteando entre la ciencia ficción distópica de la época (está ambientada en un hipotético futuro cercano con un mega capitalismo bestial), la serie B con unos efectos especiales previos a la implantación de la digitalización por ordenador, y violencia extrema y explícita que estaba hecha especialmente para sacudir conciencias si se veía con la adecuada distancia irónica. Unos años antes (en 1984) habíamos tenido otra historia futurista e igual de violenta con un robot asesino que venía del futuro para acabar con el líder aún no concebido de la resistencia humana en una guerra contra las máquinas (Terminator), con lo que estábamos en el momento propicio para este tipo de cine. Pero lo cierto es que Verhoeven supo darle otro enfoque a la trama con su particular sentido del humor y ese cinismo violento que luego seguiría explotando en Desafío Total (otra cinta remakeada sin sentido) y Starship Troopers. Pero ha tenido que venir Hollywood y su obsesión por profanar todo tipo de clásicos para volver a explotar una franquicia que se agotó con las sucesivas secuelas sin éxito de este policía robotizado.

Estamos en el año 2028, donde la multinacional Omincorp ha conseguido llevar la tecnogía robótica con aplicaciones militares a todo el planeta. Drones aéreos y robots terrestres de combate son construidos en masa para implantar el orden en países en conflicto, y sólo falta que esta tecnología se comercialice también en Estados Unidos. Pero una ley del senado impide la construcción y desarrollo en territorio USA de este tipo de robots, y es lo que le falta a Omnicorp para tener el monopolio absoluto a nivel mundial. Para sortear esto, y ante la presión mediática de los medios de comunicación más conservadores (como el periodista y líder de opinión Pat Nowak), el presidente de Omnicorp, Raymond Sellars, busca la manera de sortear la ley y hacer cambiar la opinión pública americana acerca de este tipo de tecnología. Es por ello por lo que se pone en contacto con el Dr. Norton (jefe de biomecánica de Omnicorp) para intentar crear un híbrido de humano y robot, un robot con partes humanas y partes mecánicas. Cuando el ejemplar agente de policía Alex Murphy sufra un atentado y esté a punto de perder la vida, se convertirá en el candidato perfecto para el experimento de crear el policía definitivo, imparable ante los criminales, para erradicar el crimen en la ciudad de Detroit.

La verdad es que esta nueva versión hace aguas por todos lados. Defrauda a aquellos que crecimos con la violenta versión de Paul Verhoeven, pues en aquella época no lo sabíamos pero la violencia del realizador holandés tenía su sentido en pantalla, como método de denuncia de los males del capitalismo, mientras que la descafeinada versión que nos presenta Padilha se queda a medio camino entre la denuncia de la política internacional de intromisión de los USA en el resto del mundo, y el corporativismo más descarnado que sólo se guía por la cuenta de pérdida y ganancias. También defrauda a las generaciones actuales, que se puedan acercar a esta versión por los tiros y las persecuciones, pues tampoco funciona como shooter de acción y donde en el cine actual hay mejores opciones y mejor rodadas que esta cinta. Hasta la historia familiar del policía Murphy resulta sonrojante por lo poco apropiada en comparación con la cinta original, donde el protagonista pugnaba por recordar su pasado y que se convertiría en el principal leitmotiv de la película. Todo el drama que estaba contenido en 1987 se ha dinamitado por los aires con la incursión de la nueva trama. Hasta el papel de Gary Oldman, uno de los pocos personajes idealistas del filme, resulta sobreactuado e innecesario ante el malo perverso que interpreta Michael Keaton como presidente de Omnicorp, mil veces visto y sin el adecuado trasfondo moral de su villano por mucho que lo intenten camuflar como víctima de la avaricia capitalista. Y ya no comento nada del reaccionario periodista interpretado por Samuel L. Jackson, cuya interpretación presenta unas intromisiones en la trama poco afortunadas e introducidas con calzador; ahí donde en la versión ochentera los noticiarios estaban fabulosamente intercalados en el argumento, aquí no vienen a cuento en la mayoría de las ocasiones y tratan como estúpido al espectador, desde el  primer momento en que el celebérrimo logo de Metro Goldwyn Mayer se confunde con la voz en off del presentador.

Hasta el desconocido actor que da vida al nuevo Murphy pierde en comparación con el hierático Peter Weller, por aportar bien poco a un personaje cuya falta de expresividad le viene bien al personaje por asuntos de guión, al igual la de Schwarzenegger en Terminator o Keanu Reeves en Matrix. A este Robocop le pasa lo mismo que al remake de Tim Burton de “El planeta de los simios”: el original no es que fuese una perla del cine como séptimo arte, a pesar de que con el paso de los años devinieron en película de culto; pero para hacer una nueva versión no basta con una puesta al día de los efectos especiales ni nuevas vueltas de tuercas en unos argumentos que tenían de por sí su gracia. Y es que hay veces que es mejor dejar en paz a determinados títulos de cine. La verdad es que las comparaciones son odiosas, pero es cierto que si la industria cinematográfica actual se empeña en seguir profanando viejos y nuevos clásicos, aquellas van a ser más necesarias que nunca.

Calificación: Mala

Lo Mejor: Poca cosa se salva.

Lo Peor: Que se intente comparar con la original.

La vería de nuevo: No.

La Recomiendo: Ni a jóvenes ni a adultos que crecieron con la original.

Ficha en IMDB: http://www.imdb.com/title/tt1234721/combined

Tráiler en You Tube (español):

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Película – Venganza (revisión)

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Reseñado por 0017

Ficha técnica

Título original: Taken

Año: 2008

Director: Pierre Morel

Guión: Luc Besson, Robert Mark Kamen

Música: Nathaniel Mechaly

Fotografía: Michel Abramowicz

Reparto

  • Liam Nesson
  • Famke Janssen
  • Maggie Grace

Aprovechando el recorrido comercial de esta saga de serie B, que aparca ahora en las carteleras con la tercera y ¿definitiva? entrega de este ex-agente de la CIA en la piel de un hombre normal obligado a retomar sus antiguas habilidades para defender a su familia, aprovecho para revisitar la primera parte de esta serie que me impresionó en su día por el ritmo y el estilo que se le impregnó a la historia ya varias veces contada de la persona que se toma la justicia por su mano y se enfrenta a criminales profesionales por motivos personales. Ya lo hemos visto en multitud de cintas, cualquier héroe de acción (Harry el Sucio, Arma Letal, Jungla de Cristal) se puede volver un vengador personal en mitad del argumento de una película en el momento en que el tipo malo de la función se guarda un as en la manga y toma represalias contra algún familiar del protagonista. En los 80, Charles Bronson fue el maestro del género en el que entronca este personaje encarnado por Liam Nesson, dado el nivel de violencia sin miramientos que despliega desde el principio. Y también recuerda a la cinta menor de Schwarzenegger, “Comando”, en el que la hija de un antiguo militar de las fuerzas especiales USA es raptada y vemos al protagonista tomar las riendas en una situación que parecía inicialmente en la que estaba atado de pies y manos.

Bryan Mills es un agente de la CIA retirado. Mientras su hija está de vacaciones en Francia, y en mitad de una llamada de teléfono rutinaria para comentarle qué tal ha ido el viaje, es secuestrada por una red albanesa de trata de blancas y él lo oye todo de primera mano. A partir de entonces, y en una carrera contrarreloj en la que las primeras 96 horas son cruciales para no perder la pista antes de que la obliguen a prostituirse en cualquier rincón del mundo, Mills viaja a Paris empezando a usar sus antiguos contactos de espía y sus habilidades de combate personal para abrirse paso en una misión personal para evitar la tragedia en su familia. Los miembros de esta mafia todavía no son conscientes de que se han metido con la persona equivocada…

Lo primero que llamó la atención de Venganza allá en la fecha de su estreno en 2008 fue ver las capacidades de Liam Nesson como héroe de acción ya maduro, sobre todo por no tenernos acostumbrados a este tipo de papeles tan vigorosos. Y esta elección de casting fue el mayor acierto de la cinta, pues la credibilidad de verle como padre de familia que en un momento de la trama se revela como experimentado agente de la CIA experto en artes marciales es total. No cuesta imaginárnoslo algunos años más joven en mitad de operaciones encubiertas repartiendo a diestro y siniestro, de la misma forma que le hemos visto en papeles dramáticos sufrir igual que aquí sufre por su hija al principio de la cinta. Y a partir del planteamiento inicial de la trama, angustioso por lo real que puede ser la trata de blancas en occidente por parte de mafias organizadas (cuya punta del iceberg hemos visto más de una vez en las páginas interiores de los periódicos), tenemos una situación límite en la que cualquiera de nosotros no tendría la menor posibilidad de éxito; y sin embargo es ahí donde comienza una carrera adrenalítica que nos hace simpatizar con los poco ortodoxos métodos del protagonista para que dé caza a los inquietantes malvados (que no presentan un rostro visible al que focalizar las iras del público, más bien son mafias anodinas como sabemos que son en la realidad). La rapidez con la que avance la trama a base de ágiles y breves escenas de lucha y tiroteos será otro punto a favor del filme. Aquí no tendremos espectaculares explosiones ni media ciudad destruida mientras el protagonista sale indemne. Más bien tendremos prostíbulos en pisos y zonas de construcción, con excavadoras y coches europeos implicados en las persecuciones. Es decir, se pretendió hacer una cinta a lo Jason Bourne, sin más aspiraciones que las que la serie B proporcionaba.

Dirigida por un poco prodigado Pierre Morel (de las siguientes entregas se encargará Olivier Megaton), una de las cosas que más llama la atención de “Taken” es que esta cinta lleva el sello de Luc Besson en el guión y la producción, al igual que la también estimulante “Transporter”. Digo que llama la atención porque, a pesar de ser cintas con menos presupuesto y pretensiones, son superiores en calidad a las que le da por dirigir al realizador francés, ya sea la futurista “El quinto elemento”, o la ridícula “Lucy” (que ya reseñé anteriormente, y con un último tercio final que da risa a la vez que sonroja). Es decir, que es éste es un caso en el que el subproducto es de mayor calidad que el producto en el que se basa. Es como para decirle a Monsieur Besson que se olvide de la realización de cintas, que se le dan mejor las tareas de producción, visto el resultado.

En definitiva, y a pesar de que las secuelas es posible que sean efectivas aunque innecesarias, con “Taken” tenemos una excelente muestra de cine de género que le da unas cuantas vueltas de tuerca al espionaje y a la acción frenética. Su mayor virtud es su falta de pretensiones cuidando a la vez el casting (además del peso argumental que lleva Liam Nesson él solito, tenemos a una Famke Janssen vista en Goldeneye o en X-Men) y la credibilidad en la trama. Además, el toque europeo siempre es bienvenido, con lo que hace que esta cinta sea una buena elección para una tarde de lluvia.

Calificación: Buena, sin más.

Lo Mejor: Liam Nesson y el ritmo trepidante que le insufla el ser un ex-agente de la CIA en busca de su hija secuestrada por la mafia albanesa en Francia.

Lo Peor: Sus secuelas probablemente innecesarias.

La vería de nuevo: Con el paso del tiempo.

La Recomiendo: Para amantes de la acción que busquen aires nuevos fuera de los Blockbuster habituales.

Ficha en IMDB: http://www.imdb.com/title/tt0936501/combined

Tráiler en You Tube (español):

 

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Película – Dios Mío, ¿pero qué te hemos hecho?

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Reseñado por 0017

Ficha técnica

Título original: Qu’est-ce qu’on a fait au Bon Dieu ?

Año: 2014

Director: Philippe de Chauveron

Guión: Philippe de Chauveron, Guy Laurent

Música: Marc Chouarain

Fotografía: Vincent Mathias

Reparto

  • Christian Clavier
  • Chantal Lauby
  • Émilie Caen
  • Frédéric Chau
  • Frédérique Bel
  • Élodie Fontan

Taquillazo del cine francés en 2014, ante nosotros tenemos una de esas películas revelación que traspasa las fronteras que inicialmente estaban reservadas para el mercado doméstico de su país de origen. Al estilo de la reciente y patria “Ocho apellidos vascos” (con la que comparte el humor fino de los estereotipos culturales basados en la denominación de origen de los personajes), mezcla situaciones y gags que recuerdan a la británica “Cuatro bodas y un funeral” (cuatro bodas hay, desde luego). Desde luego que su éxito ha merecido que se exporte al país vecino, y más en estas fechas navideñas que entre las finalizaciones de las sagas de “Los Juegos del Hambre” y “El Hobbit” ha permitido que este título se colara en la cartelera.

Su argumento mezcla tanto situaciones ya vistas anteriormente, como originalidad a partes iguales. El matrimonio Verneuil, una madura pareja con cuatro hijas adultas, ve como cada una de las tres primeras se va casando con hombres de distintas razas y religiones. Un musulmán, un judío y un chino se convierten sucesivamente en yernos de los Verneuil. El padre es el clásico hombre de provincias francés con cierta tendencia al conservadurismo, por lo que no es de extrañar que estos matrimonios le produzcan cierto escozor, a pesar de la conocida tolerancia francesa en temas de inmigración y prejuicios. Como las comidas familiares resultan un fracaso ante la imposibilidad de realizar comentarios sin evitar las típicas susceptibilidades raciales, para la siguiente reunión se decide hacer una comida navideña que entierre el hacha de guerra entre todos. Sin embargo, cuando todo parece más o menos encauzado, la hija menor anuncia su compromiso con su novio católico… pero que es de raza negra, de Costa de Marfil. El revuelo que ocasionará que la última hija en casarse no cumpla con las expectativas de traer un yerno “normal” a la familia revolucionará a padres, hermanas y yernos… mientras se realizan los preparativos de la boda y los padres de la novia tienen que conocer a los padres del novio.

Como se puede comprobar, la clásica comedia ligera basada en amoríos y bodas que nos recuerda a “Los padres de ella” y sucesivas, con un toque de moraleja que se mueve entre un intento de crítica sin cristalizar a la conocida tolerancia francesa interracial (que se esfuma cuando la mezcla racial amenaza la familia propia) y el humor fino que intenta no pasarse de la línea gamberra en ningún momento. La película es muy, pero que muy francesa; no ya por escenas y personajes, sino por situaciones y diálogos que transitan rápido, con esa agilidad que proporciona el idioma. Su mayor punto fuerte es el de hacer reír; a veces levemente, a veces a carcajadas. El punto álgido de la trama (el momento de la presentación del último novio) llega a mitad de metraje y no es una sorpresa argumental, sino que es un gag cómico más de la cinta. En algún momento pierde su identidad pero rápidamente vuelve a la senda de la previsibilidad para que triunfe el amor por encima de las barreras sociales.

No sé si seré yo pero me temo que la comedia no es mi género favorito, siendo muy difícil innovar en un género en el que los mayores revolucionarios en Hollywood son los Coen (puaj) o los Farrelly (escatología pura). Es por eso que esta película ni destaca por arriba ni por abajo, como sí hicieron por ejemplo “Tres solteros y un biberón” o “Mon pére, ce héros” (sendos ejemplos que llamaron la atención de la industria americana para convertirse en versiones remakeadas). En este caso, su anodino realizador (Chauveron) consigue un inexplicable éxito en su país de origen, que sólo gracias a la labor de Christian Clavier remonta el vuelo por momentos. Resulta curioso ver cómo se puede llegar a añorar anteriores trabajos del actor como sus papeles de Ásterix o “Los Visitantes”. El resto de intérpretes se limitan a cumplir su papel de comparsas de la función, con estereotipos como la hija depresiva, el cura pasota y cachondo, o el consuegro más racista y reaccionario si cabe.

En definitiva, una película aceptable, a la que se le puede perdonar sus carencias por el esfuerzo a la hora de hacer reír, a pesar de unas situaciones más que mil veces vista y a la que su crítica social se queda a un palmo de traspasar las puertas de lo políticamente correcto.

Calificación: Entretenida

Lo Mejor: Determinados gags por los que se esfuerza la cinta en hacernos reír.

Lo Peor: Un tanto repetitiva.

La vería de nuevo: No.

La Recomiendo: Sí, para pasar un buen rato y olvidarnos de nuestras penas.

Películas similares: Los padres de ella, Los padres de él, Cuatro bodas y un funeral, Ocho apellidos vascos.

Ficha en IMDB: http://www.imdb.com/title/tt2800240/combined

Tráiler en You Tube (español):

 

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Película – Guardianes de la galaxia

Guardianes de la galaxia poster2

Reseñado por 0017

Ficha técnica

Título original: Guardians of the Galaxy

Año: 2014

Director: James Gunn

Guión: James Gunn, Nicole Perlman

Basado en el cómic de Marvel (Dan Abnett, Andy Lanning)

Música: Tyler Bates

Fotografía: Ben Davis

Reparto

  • Chris Pratt
  • Zoe Saldana
  • Dave Bautista
  • Bradley Cooper (voz)
  • Vin Diesel (voz)
  • Lee Pace
  • Michael Rooker
  • John C. Reilly
  • Djimon Hounsou
  • Benicio del Toro
  • Glenn Close

Aunque ya lleva unos cuantos meses alejado de las carteleras españolas (y de hecho ahora está empezando el circuito comercial del mercado del visionado doméstico), Guardianes de la Galaxia ha sido uno de estrenos revelación de este verano. Basado en un cómic menor de Marvel, y perteneciente a la llamada fase II del su plan cinematográfico (que incluye los estrenos de las secuelas de Los vengadores, Iron Man, Capitán América, etc.), es la primera incursión de la productora en el mundo de las Space Operas, y debuta con nota. Con los repetitivos lanzamientos de secuelas, precuelas, reboots y spin offs de sus superhéroes de toda la vida (en los que ya perdemos la cuenta y la noción de si estamos en la tercera parte de Iron Man, la segunda de Los Vengadores, el reinicio de la saga de Spiderman o el spin off de lobezno), el cansancio ya se empieza a notar y la falta de ideas está siendo una constante en cada nuevo capítulo. Sin embargo, la epopeya espacial de un grupo de inadaptados cósmicos nos retrotrae a la época dorada de la saga Star Wars con todo aquello que nos encandiló en los 80, como puede ser una amplia y variada tipología de extraterrestres y alienígenas que campan por la galaxia; unos personajes a priori gamberros pero que devienen en tipos bondadosos; persecuciones de naves espaciales a través de asteroides; villanos malísimos de los que dan miedo; un tercer acto final con distintos clímax en paralelo (en la mejor tradición de “El retorno del Jedi”); y un final totalmente cerrado pero que a la vez deja abierto la posibilidad (y seguro que será así en vista del resultado final) de subsecuentes secuelas u otras formas de explotar una gallina de los huevos de oro en la que nadie había reparado hasta este verano.

Peter Quill es un niño en 1988 que, tras la muerte de su madre, es secuestrado por unos seres extraterrestres y llevado a otros planetas. Varios años después, es Star Lord, un forajido espacial buscador de fortunas que vender al mejor postor. Precisamente uno de sus últimos trabajos es encontrar un misterioso orbe por el que se pagará una verdadera fortuna cuando encuentre comprador. El problema es que el señor de la guerra Thanos y su lugarteniente Ronan está obsesionado con declarar la guerra al planeta Xendar y para ello necesita el poder destructor que se encuentra dentro del orbe, capaz de destruir la misma galaxia. Y para complicar más las cosas, Star Lord es perseguido por su antiguo grupo de compañeros forajidos, quienes han puesto precio a su cabeza y está en el punto de mira de todos los cazarecompensas del sistema. Como Rocket, un mapache modificado genéticamente, y su fiel guardaespaldas Groot, un ser que consiste en un árbol de tres metros y que su vocabulario no pasa de decir su nombre y poco más. Thanos envía a su hija Gamora para que capture a Star Lord y le arrebaten el orbe, pero algo sale mal y son arrestados todos y llevados a una prisión espacial de alta seguridad. Star Lord, Gamora, Rocket y Groot, junto con otro recluso llamado Drax (que intenta vengar a su familia a manos del villano Ronan) unen sus fuerzas para intentar salir de la prisión y el variopinto grupo se da cuenta de la necesidad de evitar que el orbe caiga en las manos de Ronan y Thanos, por el desastre que supondría y la destrucción inmediata de la galaxia. En última instancia, este grupo de inadaptados sociales y palurdos espaciales se convierten en los llamados Guardianes de la Galaxia…

Con un argumento tan enrevesado al final nos encontramos con una cinta que es resulta ser toda una sorpresa visual para los sentidos. Un soplo de aire fresco en un género con el que hacía años que nos disfrutábamos como niños (desde que George Lucas nos sorprendió a finales de los 70). Un western puesto al día, con un humor tan gamberro como puro en su mensaje (al final, después de ver a todos estos gañanes espaciales intentar tirar cada uno por su lado, descubren que la unidad y la amistad les dará más y mejores frutos que desenvolverse por su cuenta). El espíritu de Han Solo retomado y puesto al día en el cine del siglo XXI (¿quién necesita Episodio VII?). En este sentido, el primer gran acierto de la película es el tono que se le ha dado. Mensaje buenrollista, pero sin caer en la ñoñez. Y el segundo gran acierto, derivado del primero, es el diseño y profundidad de los personajes. Tiene más carisma y aristas el personaje del mapache que cualquiera de Woody Allen (el momento en que se emborracha y se queja de que todos le ven como a un bicho no tiene precio). No en balde, la voz en versión original la pone Bradley Cooper, uno de los actores del momento. Y Vin Diesel es el árbol con una inteligencia plana pero de gran corazón y fuerza. Zoe Saldana da el toque perfecto a la mujer verde de armas tomar. Y Chris Pratt resulta toda una deliciosa sorpresa como protagonista mayor de la función, un gran descubrimiento destilando musculitos y siendo un caradura con todas la de la ley. Pero es que el plantel de secundarios no acaba ahí, ya que tenemos a los secundarios de toda la vida (John C. Reilly y Michael Roorker) junto con grandes cameos en papeles episódicos (Glenn Close y Benicio del Toro).

Otras virtudes de “Guardianes de la Galaxia” es el espectacular diseño de producción, fruto de los cómics originales de los años 70. Naves espaciales, planetas misteriosos, una variada tipología de seres de cualquier parte de la galaxia… todo lo que aparece en pantalla es digno de convertirse en iconos del imaginario colectivo del séptimo arte. Y sobre todo, la principal cualidad de la cinta, es su argumento que engancha desde el principio. Al ritmo de canciones de los 80, que nos marca el tono por donde van a ir los tiros desde el principio, socarrona y gamberra la película (al igual que la historia que cuenta el protagonista, acerca de una leyenda de su planeta llamada… Footlose). Con una presentación de personajes y una resolución de conflictos brillante. Y lo más importante, no se dedica a dejar pendiente tramas argumentales abiertas para que se exploten en posteriores secuelas. La historia es la que es y punto, independientemente de que el grupo vaya a vivir posteriores aventuras.

En definitiva, altamente recomendable por el buen regusto que deja esta “Guardianes de la galaxia”, que destila humor, amor y sentido épico del espectáculo a partes iguales. Poco que ver con la mayoría de estrenos de la cartelera de estos últimos meses, y que funciona como reverso perfectamente complementario de la también reciente “Interstellar”.

Calificación: Muy buena

Lo Mejor: El tono de la película en global. Socarrona, buenrollista, agradable y aventurera.

Lo Peor: Que fastidien la saga a base de explotarla como otros cómics de la Marvel

La vería de nuevo: Sí.

La Recomiendo: Sí, ejemplo de blockbuster palomitero hecho con buen gusto.

Películas similares: La saga Star Wars, más próxima por sus efectos visuales a los tres primeros episodios pero en calidad se acerca a los tres últimos.

Ficha en IMDB: http://www.imdb.com/title/tt2015381/combined

Tráiler en You Tube (español):

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Película – Exodus: Dioses y Reyes

Exodus poster

Reseñado por 0017

Ficha técnica

Título original: Exodus: God and Kings

Año: 2014

Director: Ridley Scott (Alien, el Octavo pasajero; Blade Runner; Black Rain; Thelma y Louise; Gladiator; El reino de los cielos; Red de mentiras; Robin Hood)

Guión: Adam Cooper, Bill Collage, Jeffrey Caine, Steven Zaillian)

Música: Alberto Iglesias

Fotografía: Dariusz Wolski

Reparto

  • Christian Bale
  • Joel Edgerton
  • Aaron Paul
  • María Valverde
  • Sigourney Weaver
  • Ben Kingsley
  • John Turturro

Viendo la filmografía de Ridley Scott uno podría preguntarse de dónde sacó la inspiración para la creación de obras maestras tan tempranas como “Blade Runner” y “Alien, el octavo pasajero”. Creador de blockbusters poderosos (Black Rain, Thelma y Louise), entre sus películas tenemos algunos fiascos de taquilla (“La teniente O’Neill”, “El reino de los cielos”), el resurgimiento de antiguos géneros (Gladiator) y cintas que pasan sin pena ni gloria (Robin Hood, Prometheus). Pero solo por habernos sembrado de dudas con la historia del cazareplicantes Rick Deckard y asustarnos en el espacio donde nadie puede oír los gritos de Ripley, ya merece la pena el hueco que se le ha abierto en la historia del cine y la atención mínima que hay que prestarle con cada nuevo estreno. Y tras la última película de Darren Aronofsky, que resucita la figura de Noé, parece que resurge el género bíblico con fuerza de la mano de directores como este Ridley Scott. En este caso merece la pena mencionar la producción en la que se ha involucrado con un alto porcentaje de participación española, pues no sólo se ha rodado en tierras almerienses y canarias; también ha contado con la española María Valverde para un papel de relevancia (Séfora, la esposa de Moisés) y con el músico Alberto Iglesias para la confección de la banda sonora.

La historia bíblica de Moisés, el liberador del pueblo de Israel que siglos antes del nacimiento de Jesucristo guió a los judíos a la Tierra Prometida y les libró del yugo de los egipcios que los esclavizaban para la construcción de obras megalómanas. Rescatado de una cesta del río, adoptado por la familia del faraón, y hermanastro de Ramsés, cuando descubre su origen es exiliado y tras una travesía por el desierto descubre una tribu de pastores y conoce a Séfora, la que será su mujer. Pero Dios se le manifiesta indicándole que él es el elegido para rescatar a su pueblo y que debe volver a Egipto para convencer a Ramsés  de que deje marchar a los esclavos. Por supuesto que esta tarea no será tan fácil frente al que fue su amado hermanastro en otros tiempos, y es entonces cuando Dios envía las diez plagas que diezman la población egipcia para que los judíos sean liberados, dando comienzo al Éxodo judío y la búsqueda de la tan ansiada Tierra Prometida, en una huída hacia la libertad en la que la fe pondrá a prueba las creencias del pueblo elegido y de uno de los mayores profetas de la historia.

Lo primero que uno piensa al conocer el rodaje de esta cinta es si resultaba necesario volver a contar una de las historias más conocidas del cine, de la que tenemos dos películas filmadas por el megalomaníaco Cecil B. De Mille (la segunda de ellas celebérrima por la actuación de Charlon Heston y sus fabulosos efectos especiales para la época) y uno de los mejores ejemplos de animación fuera de la factoría Disney (“El príncipe de Egipto”). Después de ver Exodus, no se puede dejar de dar vueltas a esta idea por muy bien resuelta que esté y la puesta al día de la historia. Es decir, se cambian detalles para hacerlos más creíbles en el siglo XXI y mostrar las plagas como algo científico y plausible, y el paso por el Mar Rojo como un efecto de mareas y tsunamis. Las apariciones divinas de Moisés no dejan de recordarnos que tienen algo de psicológico más que de real, y que  está más relacionado con el cambio interior que se produce cuando Dios se nos ha revelado para someternos a un cambio profundo (en este sentido Moisés es al inicio un guerrero valiente alejado de la figura mística que conduciría al pueblo).

Porque no se puede negar el esfuerzo de Scott en que la cinta tenga buena presencia. Renunciando a los efectos digitales actuales (la famosa pantalla verde con la que se pueden recrear escenarios y pirotecnia variada), el diseño de producción es más real que nunca. Al igual que en Gladiator, tenemos un inicio legendario, con batallas que nos introducen en la historia, para ir luego mostrándonos la historia épica de un hombre que fue guiado por la mano de Dios para ser pastor de su pueblo. En este sentido, un siempre formidable Christian Bale está más que correcto. Hace olvidarnos en algunos momentos que ha sido un superhéroe y un psicokiller, de la misma que la barba postiza de Charlton Heston no impedía que viéramos al vaquero o policía de los años cincuenta y aún así no nos importaba. Y aunque su actuación puntúa en niveles elevados, en ocasiones es superado por su réplica en pantalla de Ramses, el australiano Joel Edgerton (que éste sí que nos hace olvidarnos de Yul Brinner), transmitiéndonos todos los matices posibles para que no caigamos en la trampa de culparle como villano de la función; hasta el propio Dios se muestra más cruel y sanguinario que él.

Sin embargo, y a pesar de todos los esfuerzos, se nota alguna carencia en Exodus, precisamente por ser una historia mil veces contada. La sensación de que aporta poco y que faltan pasajes que hemos visto en otras cintas es latente en toda la cinta. La acción de las batallas no pega mucho para un personaje religioso como Moisés, a pesar del cambio moral que sufre durante el metraje y que no nos acabamos de creer. Los secundarios están igual de desaprovechados, y se echan en falta más minutos de Sigourney Weaver o John Turturro, por ejemplo. Quizás sea porque a mí Gladiator nunca me llegó a entusiasmar (aunque reconozco su grandeza), y todo lo que sea repetir ese éxito a base de copiar sus fórmulas no me acaba de convencer. Con todo, recomiendo ver este Exodus que llega al notable raspado (por ser el director y el protagonista quienes son), siendo una buena opción para estas fiestas navideñas que se acercan ahora, y por la sequía de títulos que lleva asolando la cartelera los últimos meses. Pero que no quita la sensación de añoranza de los grandes clásicos de Ridley Scott y su aportación tempranera a la ciencia ficción.

Calificación: Buena

Lo Mejor: El diseño de producción, y el personaje de Joel Edgerton que no desentona ante un Christian Bale siempre correcto.

Lo Peor: La sensación de una historia que tiene poco que aportar al género.

La vería de nuevo: Puede.

La Recomiendo: Sí, a pesar de todo no está mal.

Películas similares: Los Diez Mandamientos, El príncipe de Egipto, La pasión de Cristo, Noé, El reino de los cielos, Gladiator.

Ficha en IMDB: http://www.imdb.com/title/tt1528100/combined

Tráiler en You Tube (español):

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Película – Los tres días del cóndor (revisión)

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Reseñado por 0017

Ficha técnica

Título original: Three days of the condor

Año: 1975

Director: Sydney Pollack (Tootsie, Memorias de África, La tapadera, La intérprete)

Guión: Lorenzo Semple Jr, David Rayfiel

Basado en el libro ‘Six Days of the Condor”, de James Grady

Música: Dave Grusin

Fotografía: Owen Roizman

Reparto

  • Robert Redford
  • Faye Dunaway
  • Cliff Robertson
  • Max Von Sydow

De vez en cuando no está de más echar la vista atrás y analizar clásicos modernos, películas que fueron rompedoras en su momento y de las cuales la influencia en el género de las actuales está todavía patente. Y para el aficionado al género de espías, tras las cintas de Hitchcock en la época dorada del cine, y las de 007 a partir de los 60, tenemos el cine conspiranoico que se inauguró en los 70 con “Los tres días del cóndor”. De hecho hoy en día tenemos todo un subgénero donde el argumento no es un superespía que trabaja solo conquistando mujeres y salvando al mundo de maneras inverosímiles, sino que se nos muestran las cloacas del sistema, las operaciones encubiertas y los tejemanejes de los gobiernos occidentales para mantener el status quo de primeras potencias. Ya sea mostrando el lado lúdico como las cintas de Bourne, o el lado serio y realista (Syriana, Red de mentiras, Argo, Zero Dark Thirty). Pero todo esto empezó con la cinta de Sydney Pollack que trajo las conspiraciones propias de los 70 (el escándalo Watergate estaba en su punto álgido) suponiendo el fin de la inocencia de la sociedad americana. Los malos ya no eran tan malos y los buenos podían ser tan malos como los que más, y el enemigo podía estar dentro de la casa. La crisis energética del petróleo había demostrado un nuevo tipo de crisis económica y social, y esto añadía un nuevo prisma a la complejidad de las relaciones internacionales.

Joseph Turner es un analista de la CIA que trabaja en un piso franco de Nueva York con varios compañeros más. Su trabajo consiste en leer todo tipo de libros y publicaciones para descifrar conspiraciones ocultas y tramas inverosímiles que se podrían aplicar a las operaciones encubiertas de la agencia. Su labor, por tanto, se limita a la de simple rata de biblioteca sin ninguna experiencia militar o de combate como agente de campo. Pero un día vuelve del almuerzo y se encuentra a todos sus compañeros asesinados. Tras este golpe de suerte que le salva la vida, se pone en contacto con sus superiores de Washington para informarles del trágico suceso y que le pongan a salvo. Sin embargo, tras ser víctima de nuevos intentos de asesinato se da cuenta que los responsables están más infiltrados en su propia organización de lo que creía, y el peligro de una conspiración dentro de la CIA hará que Turner agudice el ingenio para sobrevivir como simple aficionado en un mundo de sicarios y asesinos a sueldo profesionales.

Reconozco que como aficionado al género no tenía muy localizada esta película, tal vez porque siempre la confundía con “Todos los hombres del presidente”, también con Robert Redford y de la misma época y estética, aunque en vez de espías y CIA tenemos periodistas y Watergate. Pero resulta que esta película es clave en el género desde hace 40 años por ser un punto y aparte, y sentando a la vez lo que fueron las nuevas bases del espionaje a partir de ese momento. Es fundacional y a la vez continuadora del cine de Hitchcock, y tiene un toque setentero que resultó bastante innovador para la época. La música distorsionada con sintetizadores, los peinados a base de litros de laca y los pantalones acampanados, y una tecnología que hoy nos hace sonreír pero que el espectador del momento tuvo que frotarse los ojos (atentos al escáner automático de libros y los ordenadores que codifican la información). Los más superficiales considerarán que esta película ha envejecido mal por estas razones (los mismos que puedan decir que Ridley Scott erró al considerar que en 2019 tendríamos coches voladores tal como aparecen en “Blade Runner”) pero si obviamos la estética lo que nos queda es una cinta con muy mala leche, con un final agridulce y abierto, y toda una crítica al gobierno que maneja los destinos de occidente desde hace casi un siglo. Es cierto que peca de cierta inocencia e infantilidad en algunos momentos: la relación de Redford con Faye Dunaway está metida con calzador y su papel es de mujer florero clarísimo. Eran los 70 y la revolución femenina no había hecho más que comenzar, todavía quedaba mucho camino para que los papeles de mujeres en el cine superasen el ser meras comparsas decorativas en la trama. O por ejemplo la adaptabilidad de Robert Redford para pasar de mero ratón de biblioteca a hombre de recursos frente a asesinos y espías experimentados (el momento en que cruza las llamadas de teléfonos es poco creíble).

Pero si contextualizamos la película en su época adecuada, podremos disfrutar de un Nueva York que hoy en día ya no se puede ver (esa sucursal de la CIA en las torres gemelas) y que es un personaje más, con sus alcantarillas humeantes y sus callejones con cubos de la basura metálicos (donde puede ocurrir cualquier trapicheo a punta de pistola), sus puentes conectando Manhattan con el resto de barrios,… También tenemos alguna pelea memorable sin necesidad de los artificios de explosiones y persecuciones habituales, y Pollack no tiene necesidad de ser excesivamente explícito con la violencia mostrada en pantalla. Los fallecimientos de algunos personajes impresionan sin más florituras, y dan ese toque a la cinta para que nos la tomemos en serio.

Por el contrario, a pesar que Dunaway luce bien en pantalla, resulta muy forzado su personaje y las interacciones con el de Redford, digamos que es lo más débil de la cinta y lo que le resta enteros a su nota final. Gracias a ella avanza la trama y nos tomamos un respiro gracias al giro argumental de tener que explicarla la situación, pero podría haber sido de un modo más fluido. Redford está genial, como siempre; llenando la pantalla con su sola presencia e interactuando con el resto de secundarios como Cliff Robertson (famoso por ser años mas tarde el famoso tío Ben de Peter Parker en “Spiderman”) o un sobresaliente Max Von Sydow, con unos diálogos finales con Redford impresionantes. Y aunque la escena del ascensor se sostiene con palillos (tiene poco sentido), por lo menos crea la tensión necesaria en una cinta de estas características.

En resumen, cinta muy recomendable para el público en general e imprescindible para el amante del género en particular, fundamental para entenderlo de aquí en adelante. Muy superior a la posterior cinta de Pollack “La intérprete”, donde los defectos que aquí se vislumbran pero se pasan por alto, allí se acentúan y lastran la cinta protagonizada por Nicole Kidman.

 Calificación: Muy buena

Lo Mejor: El planteamiento de la trama resulta fundacional en el género.

Lo Peor: El personaje de Dunaway es poco creíble con los cánones de hoy en día

La vería de nuevo: Sí.

La Recomiendo: Sí

Películas similares: Todos los hombres del presidente, La intérprete, El caso Bourne, Misión Imposible, Syriana, Red de mentiras, Argo, Zero Dark Thirty

Ficha en IMDB: http://www.imdb.com/title/tt0073802/combined

Tráiler en You Tube (inglés):

[http://youtu.be/hq_NjOePAC4]

 

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Película – Zodiac (revisión)

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Reseñado por 0017

Ficha técnica

Título original: Zodiac

Año: 2007

Director: David Fincher (Seven, The Game, El Club de la lucha, La Red Social, Millenium, Perdida)

Guión: James Vanderbilt

Basado en el libro Zodiac, de Robert Graysmith

Música: David Shire

Fotografía: Harry Savides

Reparto

  • Jake Gyllenhaal
  • Mark Ruffalo
  • Robert Downey Jr.
  • Anthony Edwards
  • Chloë Sevigny
  • Brian Cox
  • Elias Koteas

Tras el último estreno de David Fincher, uno siente la necesidad de volver sobre los propios pasos y revisitar otras cintas del genial cineasta. Entre otras cosas porque “Perdida” es una película desconcertante que en algún momento hace que uno se pregunte si no estará bajando la calidad de su cine, ya que por momentos tiene demasiados giros inexplicables. Como antecedentes del género de intriga con personajes excéntricos y trama con misterio para resolver incluido, Fincher dirigió en 2007 Zodiac, película basada en hechos reales sobre el conocido como asesino del Zodíaco que atemorizó en la década de los 60 y 70 a la población de San Francisco. Un asesino en serie cuya identidad nunca se pudo desvelar y que fue la inspiración para películas como las del personaje de Clint Eastwood Harry el Sucio. Todavía hoy en día no se sabe quién puedo haber sido el autor material siete personas, aunque el hecho diferencial de este psicokiller era que enviaba cartas a los periódicos afirmando que había asesinado a unos 37 hombres y mujeres, junto con símbolos zodiacales que codificaban los mensajes y una gran vanidad para que publicaran su carta y sembrara el pánico en la ciudad. Casi cincuenta años después la investigación se ha ido reabriendo intermitentemente, con nuevas pruebas que no conducían a nada y con la labor de un caricaturista del San Francisco Chronicle que se obsesionó con el caso y fue reuniendo todas las pruebas dispersas por distintas jurisdicciones policiales para escribir un libro en 1986 que ayudara a su detención. Esta película está basada en la historia de este dibujante, Robert Graysmith, y de cómo fue recopilando las pruebas de este misterio personaje para intentar dar un par de sospechosos como posibles autores de los crímenes.

Estamos en 1968, una pareja tiene estacionado su coche en las afueras de San Francisco. Un hombre se acerca y dispara a los jóvenes con una pistola. Unos meses después, otra pareja también sufre el ataque de un misterioso hombre cerca de donde se produjo el primer ataque. A las redacciones de varios periódicos llegan las cartas de alguien que confiesa ser el autor material de los crímenes junto con varios símbolos criptográficos; se le pone el nombre de “Zodiac” por este motivo. En las cartas, Zodiac amenaza con matar a nuevas personas si su carta no es publicada en primera plana. Para sembrar más el caos, llega incluso a decir que puede disparar contra un autobús escolar de algún colegio indeterminado de San Francisco si no se atienden sus peticiones y se le toma en serio. En el periódico San Francisco Chronicle, las cartas llegan hasta las manos del dibujante Robert Graysmith, un chico algo peculiar y reservado que rápidamente se obsesiona con el caso y empieza a seguir la investigación con el periodista a cargo, Paul Avery. También ofrece su ayuda a los inspectores de policía David Toschi y William Armstrong, aunque en principio no la necesitan de un investigador amateur como Graysmith. Varias personas más son atacadas e incluso se llega a un intento de secuestro. Pero pasan los años y el caso no avanza; los ciudadanos prosiguen sus vidas y nadie es arrestado. Graysmith decide entonces juntar todas las pruebas reunidas durante años de investigación en un libro para facilitar la investigación del caso, y tanto Avery como Toschi han dejado de lado este misterio de un asesino que nunca fue capturado, a pesar de lo mediático de la investigación.

La historia de este asesino que copó las primeras planas de los periódicos de la época y que buscó la publicidad fácil por medio de cartas codificadas con el consiguiente riesgo para que le atraparan, es comparable a la obsesión del protagonista por desvelar el misterio a pesar de no ser el policía encargado del caso. Como resultado tenemos una película asfixiante en todos los sentidos, ante la proliferación de pruebas y datos que no llevan a ningún sitio, tal y como ocurrió con el caso real. En efecto, al contrario que en “Perdida”, se echa en falta algún giro argumental o golpe de efecto que nos dé algo de acción para que el espectador se lo lleve a la boca. Y éste es el principal fallo de la cinta, en la que la sensación de que la trama no nos lleva a ningún sitio es continua. A lo largo de sus dos horas y media el espectador espera una resolución del caso que nunca llega, mientras se esfuerza por seguir todos los datos de la trama un tanto inconexa. Quizá es por sus anteriores trabajos, como Seven o The Game, donde la resolución argumental que sorprendía al espectador estaba totalmente a la altura de las tramas emocionantes y sorprendentes. Pero lo cierto es que las expectativas eran muy altas y al final no se puede dejar de decir que Zodiac defrauda un poco. Pero es que esta es la grandeza de Fincher, precisamente: su capacidad para cambiar de registro y renegar de trabajos anteriores que le puedan encasillar como un realizador que busca la sorpresa fácil y el golpe de efecto.

En Zodiac tenemos una película con exceso de datos e información pero también de creación de personajes. La evolución del dibujante protagonista a lo largo de varios estamentos en su vida es notable, pero también vemos cómo el caso degrada al resto de secundarios; como el personaje interpretado por Robert Downey Jr, que es victima de su propio éxito profesional. O el policía interpretado por Mark Ruffalo, a veces obsesionado, a veces desbordado por el caso. En todos los casos se pueden decir que las interpretaciones están a la altura y no desmerecen la labor de Fincher, quien también ha cuidado bastante el diseño de producción al recrear la ambientación de la época. Los lugares icónicos de la ciudad de San Francisco son recreados minuciosamente, y en algunos momentos nos da la impresión de que la gente está desprotegida en una ciudad tan grande. Desde luego que nos da qué pensar el hecho de que cualquier loco pueda coger un arma y sembrar el pánico, y a ello contribuyen los grandiosos planos cenitales que nos sirve Fincher en determinados momentos.

Desde luego que tanto Zodiac como Perdida no son de sus mejores películas, a pesar de que ambas rinden a un gran nivel y son buenos ejemplos de la grandeza de un director que no busca el taquillazo fácil. Y es por eso por lo que esperamos sus nuevos estrenos con emoción.

Calificación: Buena/entretenida

Lo Mejor: La recreación minuciosa del San Francisco de la época, con la psicosis que sembró el asesino del Zodiaco entre la población incluida.

Lo Peor: Un exceso de información que algunas veces puede llegar a aturullar.

La vería de nuevo: Sí.

La Recomiendo: Sí, por ser de Fincher ya merece un visionado.

Películas similares: Seven, The Game, Perdida

Ficha en IMDB: http://www.imdb.com/title/tt0443706/combined

Tráiler en You Tube (español):

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Archivado bajo Bueno, Película - Thriller, Pelicula, Puntuado

Película – Boyhood

Boyhood poster

Reseñado por 0017

Ficha técnica

Título original: Boyhood

Año:

Director: Richard Linklater (Antes del amanecer, Antes del atardecer, A Scanner Darkly)

Guión: Richard Linklater

Música: Megan Currier, Randall Poster

Fotografía: Lee Daniel, Shane F. Kelly

Reparto

  • Ellar Coltrane
  • Ethan Hawke
  • Patricia Arquette
  • Lorelei Linklater

En 2002 Richard Linklater reunió a un grupo de actores (incluyendo un niño de siete años elegido en un casting entre varios cientos) para realizar uno de los experimentos cinematográficos más especiales que haya podido alumbrar el séptimo arte. Durante doce años, juntaría a todos los actores una semana para rodar unas pocas escenas de una película que fuese mostrando el paso del tiempo y el cambio físico que supone ver crecer al mismo personaje sin maquillaje ni actores distintos para cada época. No sé si habréis visto el video en Internet de un chico que se hizo una foto al día durante varios años y luego las montó juntas resultando un video de pocos minutos espectacular; o seguro que tenéis en mente cualquier serie de TV de éxito que dure varias temporadas, en las que vemos el crecimiento físico de los actores infantiles año tras año. Pues bien, aquí tenemos el mismo efecto conseguido en formato película con su argumento, su montaje y su puesta en escena. El resultado es que el rodaje de esta película se ha prolongado de 2002 a 2014, y es ahora cuando se estrena esta crónica del paso de la infancia a la juventud rodada en tiempo real, y donde asistimos con asombroso pasmo a un viaje iniciático de los protagonistas al mundo de su propio crecimiento (o envejecimiento, según se mire).

Mason es un niño de siete años hijo de divorciados. Tanto él como su hermana mayor fueron errores de juventud de sus padres, quienes intentan proseguir con sus vidas mientras les intentan criar lo mejor que pueden. El padre, buscavidas sin oficio ni beneficio, con un coche deportivo americano de los años 70, les inculca lo mejor de la vida los ocasionales momentos que pasa con ellos. La madre, más responsable y madura, se dedica a acabar sus estudios universitarios mientras intenta rehacer su vida con nuevos y fallidos amores. Desde los años de escuela de Mason hasta su entrada en la universidad, seremos testigos mudos de sus cambios de ciudad, de los diferentes amigos que pasarán por su vida, de los distintos hogares en los que parará su madre, y de sus primeros amores así como decepciones amorosas. Todo ello a base de pequeños retazos, de momentos y escenas puntuales, de un costumbrismo inusitado que no se centra en acontecimientos centrales sino en las conversaciones cotidianas que podemos tener en cualquier momento pero que son las que nos van forjando nuestras personalidades poco a poco sin saberlo.

Richard Linklater ya nos tenía acostumbrados a sus experimentos centrados a festejar la cotidianeidad del paso del tiempo en el cine. Suya es esa curiosa trilogía de un amor que se va encontrando cada nueve años de manera casual: “Antes del amanecer”, “Antes del atardecer” y “Antes del anochecer” y protagonizada por el mismo Ethan Hawke de aquí. De una inicial película etérea y platónica que nos narra la relación soñadora de dos desconocidos que deciden pasar una impulsiva noche en Viena, se nos obsequia con sendas secuelas con los mismos personajes que nos muestra la evolución en su madurez y en la de los propios actores y el director; para dar paso al triunfo de la realidad sobre lo pasional en una reflexión contada tras 20 años de intervalo temporal.

Pero es que en Boyhood ha ido más allá, y este proyecto personalísimo supone casi tres horas de apabullantes imágenes cuya mera sucesión sin apenas aspavientos dramáticos logra conmover tan solo con los cambios físicos de los protagonistas. Al igual que en la trilogía “Antes del…”, no esperéis grandes momentos argumentales en la trama. Salvo alguna escena concreta relacionada con los nuevos amoríos de la madre, la grandeza de esta cinta está en el encadenamiento de conversaciones fluidas, reflexiones que tienen los protagonistas entre ellos, momentos cotidianos sin deriva dramática. No vemos el momento en que se divorcian los padres, ni sabemos los motivos; no vemos el primer beso ni el primer encuentro sexual del protagonista; no vemos en qué momentos los padres rehacen sus vidas con nuevas personas, ni cuándo ni porqué cambian de trabajo. A modo de documental, se nos presentan las situaciones conforme pasan los años, y vamos aprendiendo de ellas por los datos al azar que se desprenden de charlas casuales. Una compañera que da un paseo al salir de clase con el protagonista, una acampada con su padre, unas cervezas con un grupo de amigos: cualquier situación que no se salga de lo corriente sirve para apreciar la evolución que se produce en el viaje iniciático de cualquier persona que busque su lugar en el mundo en el difícil tránsito de la niñez a la madurez.

Boyhood evolucion

Es posible que en algún momento esto se vuelva pesado para el que busque una narración convencional de una película más al uso (con el planteamiento de sus conflictos y sus resoluciones); y es que lo que es “acción”, hay poca (en el sentido de que pasan pocas cosas), pero es que el mero hecho de encadenar años de una vida aporta una carga de significado contextualizado que es el que le da la coherencia a la película. El tono es el mismo al empezar el rodaje que cuando finaliza doce años después (una de las cosas que tenía claro el director desde el principio era cuál iba a ser la última escena de la cinta). Al no enfatizar las desgracias de los momentos más ásperos, “Boyhood” presenta una humildad inusitada para la grandeza de este proyecto, y ése es de hecho el punto fuerte de esta pequeña joya. Al igual que con los cortes de pelo de los personajes, también el espectador va creciendo en madurez con los cambios que se describen. Valga como ejemplo los distintos videojuegos a los que juega el protagonista, la ropa, el cine (Star Wars o el fenómeno de Harry Potter), la política (Bush u Obama) o la música, todo un viaje por la sociedad de estos últimos años donde se nos muestra que también nosotros envejecemos y evolucionamos, al igual que Mason. Y que la suma de los pequeños momentos también nos impactan en nuestro moldeo como personas.

La acertada elección del niño protagonista, su hermana y la solvencia de los protagonistas adultos (Ethan Hawke y Patricia Arquette) ayudan a la grandeza del proyecto grandioso pero a la vez humilde que es “Boyhood”. Quizás no sea una cinta del agrado de todos, puesto que el espectador impetuoso la encontrará algo lenta en su desarrollo; por otro lado, la crítica especializada la está encumbrando a los altares de las obras maestras. Si nos posicionamos en un punto medio, podemos decir que es una gran película que merece ser descubierta, sólo por lo innovador de su propuesta.

Calificación: Muy buena

Lo Mejor: La belleza está en los pequeños momentos.

Lo Peor: Que el espectador convencional hambriento de acontecimientos no sepa entenderla.

La vería de nuevo: Puede

La Recomiendo: Sí, por lo menos merece ser vista por su planteamiento innovador.

Películas similares: Antes del amanecer, Antes del atardecer, Antes de anochecer

Ficha en IMDB: http://www.imdb.com/title/tt1065073/fullcredits

Tráiler en You Tube (español):

 

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Película – Interstellar

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Reseñado por 0017

Ficha técnica

Título original: Interstellar

Año: 2014

Director: Christopher Nolan (Memento, El truco final: el prestigio; Batman Begins; El Caballero Oscuro; Origen)

Guión: Jonathan Nolan

Música: Hans Zimmer, Thomas Bergersen

Fotografía: Hoyte van Hoytema

Reparto

  • Matthew McConaughey
  • Jessica Chastain
  • Anne Hathaway
  • Michael Caine
  • Wes Bentley
  • John Lithgow
  • Casey Affleck

Dado que Christopher Nolan es mi realizador actual favorito, capaz de impresionarme en la butaca con películas como “El Caballero Oscuro” u “Origen”, cada estreno suyo es todo un acontecimiento que merece la pena ser recordado. Experto en combinar blockbuster de éxito con obras maestras instantáneas, en su filmografía tenemos películas con grandes finales sorpresa; experimentos narrativos sorprendentes; cintas aparentemente de encargo que esconden visiones oscuras de héroes atormentados; grandes tramas que redefinen los tempos y clímax del metraje… Y esta manera de presentar grandes historias rodadas con inteligencia hace que las alargadas duraciones de sus películas no se resientan en absoluto ni nos den la sensación de aburrimiento. En esta ocasión se ha metido de lleno en la ciencia ficción con mayúsculas, combinando las dos vertientes usuales en el género: la Space Opera (películas del espacio que sacrifican el rigor científico en aras de la evasión y el divertimento) con visión científica y filosófica (donde “2001: una odisea en el espacio” o “Contact” son los mayores referentes en este caso). Pero es que esta incursión en el género toca referentes de toda clase y condición: Solaris, Horizonte Final, Alien, La Guerra de las Galaxias,… y lo mejor es que en todo momento crea un imaginario visual propio, con hallazgos visuales que ya forman parte de la marca de la casa del director y que se ha ganado a pulso.

En un (posible) futuro no muy lejano, la tierra está al borde del colapso climático y alimenticio. Tormentas de arena y polvo diezman las cosechas y obligan a la población a malvivir con la situación. La sociedad ha retornado a un esquema agrario y se intentan olvidar los grandes logros aeroespaciales. En este marco tenemos a Cooper, un padre de familia viudo con un pasado de piloto de pruebas de la NASA centrado en la granja familiar que comparte con su suegro. Por un extraño suceso que presencia en su habitación la hija de Cooper, Murphy, descubren las coordenadas de una base ultrasecreta de la NASA gestionada por el profesor Brand y su hija, Amelia. Allí les revelan a Cooper el plan del gobierno para crear una expedición con el fin de explorar otros puntos del universo con posibilidad de ser habitados por la raza humana, tras el descubrimiento de un agujero espacio-temporal cerca de Saturno que facilite los viajes interestelares entre galaxias. Convencen a Cooper para que se una a la expedición junto a Amelia, a pesar de que supondría abandonar a su familia durante años sin saber el tiempo que pasará hasta que vuelva. Con el corazón destrozado tras despedirse de sus hijos Tom y Murphy, emprende el largo viaje que puede suponer la última esperanza de supervivencia para la humanidad, y donde la exploración espacial tiene que hacer frente a conceptos desconocidos para la ciencia tales como agujeros negros, nuevas dimensiones y distorsiones de la gravedad y el espacio-tiempo.

Como decía al principio, uno de los mayores logros de Nolan con “Interestellar” es haberse atrevido con la mezcla de subgéneros espaciales en esta cinta. Parte de un planteamiento científico verosímil pero no comprobado empíricamente, como es la posibilidad de los viajes interestelares entre galaxias, para edificar el concepto de aventura en estado puro con dichos pilares científicos. En algún momento los dinamita con escenas fantasiosas y poco creíbles que desafían a la astrofísica (esas maniobras con naves espaciales, esos robots con inteligencia artificial) pero ya da igual: el método científico se ha usado para plantear el problema (al igual que lo reprocha el protagonista a su hija), y a partir de ahí tenemos el nudo y desenlace de una trama que mezcla los conflictos familiares con la necesidad de supervivencia como especie. Y recuerda tanto a la odisea espacial de Kubrick que en algún momento nos podemos llegar a temer que se ponga tan filosófico y oscurantista como él. Afortunadamente, Nolan no es Kubrick y está más cerca por momentos de la visión del espacio y la vida inteligente fuera de la Tierra de Zemeckis y su “Contact” (en la que también sale McConaughey como hombre de fe confrontado con la visión cerril de la ciencia). La resolución del último tercio en Interstellar puede pecar de peliculera en algún momento, pero al final es coherente con el espíritu de aventura que ha prevalecido todo el metraje y es una declaración de intenciones de que a Nolan le interesaba más las reflexiones acerca de la familia y el amor entre un padre y su hija, que las respuestas a las preguntas científicas formuladas. En algunos momentos la verborrea científica puede llegar a abrumar y hacer que nos perdamos en la trama, pero hay que reconocerle a Nolan su capacidad para hacernos ver que todo son excusas argumentales para ofrecer emoción e intriga a partes iguales.

Como siempre, tenemos un ramillete de interpretaciones con una gran estrella de Hollywood en su mejor momento. En este caso le toca a un Matthew McConaughey que viene de la TV (True Detective) y sobre todo, Dallas Buyers Club, que hace que esté en estado de gracia. Algo más ajado y más envejecido que en sus papeles de juventud como ídolo de jovencitas, consigue trascender su físico y emocionarnos como padre a su pesar. El otro fichaje de la cinta, Jessica Chastain (Zero Dark Thirty) está a la altura del nivel emcional requerido. Y como viene siendo habitual en Nolan, tenemos a sus actores fetiche, el siempre bien recuperado Michael Caine (da gusto que un actorazo como él esté teniendo una vejez interpretativa tan bien aprovechada), o una Anne Hathaway que cada vez más demuestra ser una todoterreno capaz de descolgarse la etiqueta de la comedia infantil (Princesa por sorpresa) o caústica (El diablo viste de Prada) para brindarnos en esta cinta uno de los mejores monólogos sobre el amor que podamos escuchar.

Porque al final, la carga lírica de “Interestellar” es importante. Al igual que Kubrick nos plasmaba las estrellas y los monolitos con la música de Strauss, aquí se recitan versos que luego he podido aprender que eran de Dylan Thomas, mientras tenemos el enfrentamiento de la humanidad contra el espacio y los misterios de la ciencia. Pero en este caso sabemos que no estamos solos en el universo, por lo menos nos tenemos a nosotros mismos. Y como siempre, Nolan rinde a niveles excelentes de calidad.

Calificación: Muy buena/Imprescindible

Lo Mejor: La mezcla de aventura con ciencia.

Lo Peor: Algún momento inverosímil para las verdades empíricos planteadas

La vería de nuevo: Sí, tiene mucha profundidad en sus casi tres horas de metraje

La Recomiendo: No es para el que quiera ver una película de ciencia ficción fácil.

Películas similares: Contact, 2001: una odisea en el espacio; Solaris

Ficha en IMDB: http://www.imdb.com/title/tt0816692/fullcredits

Tráiler en You Tube (español):

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Película – El juez

el juez poster

Reseñado por 0017

Ficha técnica

Título original: The Judge

Año: 2014

Director: David Dobkin (Fred Claus, De boda en boda)

Guión: Nick Schenk, Bil Dubuque

Música: Thomas Newman

Fotografía: Janusz Kaminski

Reparto

  • Robert Downey Jr
  • Robert Duvall
  • Vera Farmiga
  • Billy Bob Thorton
  • Vincent D’Onofrio
  • Jeremy Strong

Otra de esas películas que en principio uno no tendría en mente ir a ver, en parte por su escasa publicidad (y eso que tiene grandes actores-reclamo), en parte por no ser de un género atractivo para las multisalas. En efecto, “El juez” es un melodrama de manual, con todos los ingredientes para sufrir por las desgracias de los protagonistas que no se basan ni más ni menos que en el día a día que nos podría pasar a cualquiera. Camuflada como thriller judicial al estilo de “Algunos hombres buenos”, tiene la fabulosa cualidad de hacer que la coartada judicial sea lo suficientemente atrayente como para que no nos despeguemos de la butaca, mientras se nos despliega una tragicomedia humana y familiar (porque también presenta momentos desternillantes) que va enganchando de manera gradual, de modo que al final no nos interesa el destino último del juez, sino por la deteriorada relación paterno filial presentada. No tiene un “happy end” como nos tiene acostumbrado Hollywood en general, y eso es otro punto a favor de esta pequeña joya de pocas pretensiones pero sorprendente resultado. Y más sorprendente si investigamos la filmografía de su director, David Dobkin, especializado en comedias gamberras de poco recorrido comercial de ésas en las que salen actores como Vince Vaughn u Owen Wilson. Ya con eso digo todo, y es por eso que, viendo el resultado final de “El juez”, resulta difícil encuadrarle en ese tipo de cine.

Hank Palmer es un abogado de éxito de Chicago, aunque su vida familiar no pasa por su mejor momento debido a su deteriorada relación con su mujer. Debido al fallecimiento de su madre, se ve obligado a volver por unos días a Carlinville, su pueblo natal, una idílica población de Indiana, uno de esos sitios donde todo el mundo se conoce y se saluda por la calle. Pero Hank hace años que no pisa por la casa de su familia, dado que la relación con su padre, el juez titular del condado, es tensa y agria. Hank no siempre fue el aplicado estudiante de derecho y siempre se culpó por el accidente que frustró la carrera de baseball de su hermano mayor. Y su padre es un hombre de leyes duro e inflexible con un carácter no siempre fácil de sobrellevar. Ambas personalidades antagónicas chocarán entre sí cuando el coche del juez aparezca con una abolladura, y le acusen del homicidio de un antiguo delincuente del pueblo al que el juez no pudo encarcelar por un motivo extrajudicial. En ese momento, el mejor abogado de la gran ciudad deberá defender al juez más inflexible del condado, aunque para ello padre e hijo deberán limar las asperezas acumuladas durante años y retomar una relación anquilosada por el orgullo y la soberbia.

Aunque “El Juez” no es la película dramática definitiva por la que será recordado Robert Downey Jr., sí que es un buen hito en su carrera. Una demostración de porqué el actor que sorprendió en “Chaplin” y se malogró con las drogas y la justicia ha conseguido reflotar su carrera en los últimos años gracias a Iron Man y Sherlock Holmes. La verdad es que su personaje es de lo más atractivo y seductor, un abogado implacable de gran rapidez mental y léxico fluido y poderoso, a veces con gran poder de deducción (al estilo del personaje de Holmes), contrapunto perfecto de la ingenua e idílica comunidad en donde el resto de los suyos decidieron seguir viviendo. Tanto su personaje como los demás están perfectamente perfilados a base de retazos y golpes de carácter, donde vamos adivinando poco a poco la historia personal detrás de cada uno. Desde el matrimonio fracasado del protagonista, su amor por su hija y sus amores de juventud, hasta su pasado macarra y su tensa relación con su padre. También tenemos al hermano mayor con su carrera deportiva truncada (Vincent D’Onofrio), al hermano pequeño con su ligero retraso mental y su amor por las grabaciones en super 8 (un Jeremy Strong que hace un personaje delicioso y emotivo, todo hay que decirlo; suyo es el momento íntimo en que Hank se enfrenta a su madre fallecida y que captura con su cámara). Y al patriarca de la familia, el juez que da nombre a la película, un Robert Duvall perfectamente acorde con la edad y autoridad que representa el personaje. Enfermo tanto por dentro como por fuera, autoritario y respetable, idealista y coherente. Hay actores que envejecen muy bien y escogen papeles que les vienen muy bien a su edad y condición. El trío de interpretaciones lo completa un sobrio y comedido Billy Bob Thorton, gélido tal y como lo exige su papel. Y acierto también lo es una Vera Farmiga que cada vez sale más del tipo de papeles de secundaria semidesconocida, para hacerse un hueco en la retina del espectador medio.

Porque el punto fuerte de la cinta no es sólo el ramillete de interpretaciones que nos obsequia el realizador. También tenemos una mezcla de drama y comedia muy de agradecer y que están integrados perfectamente en la trama, así como el toque justo de intriga judicial que no disimula ni distrae el desarrollo del género en que se mueve. Y unos planos de cámara que enfatizan determinados momentos de los actores (esos momentos de superioridad del fiscal en el juicio). Es por todo esto, por lo que “El juez” resulta una sorpresa francamente agradable que recomiendo ver.

Calificación: Buena

Lo Mejor: Robert Downey Jr. en su mejor momento, enfrentándose a Robert Duvall y Billy Bob Thorton sin complejos. El resto de secundarios, y la mezcla de drama y comedia tan bien avenida (es tan fácil reir como llorar viendo esta cinta).

Lo Peor: Comprobar la carrera fílmica del director.

La vería de nuevo: Sí

La Recomiendo: Sí

Ficha en IMDB: http://www.imdb.com/title/tt1872194/

Tráiler en You Tube (español):

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