Archivo del Autor: 0017

Película – La Red Social (Revisión)

la-red-social-poster

 

Reseñado por 0017

Ficha técnica

Título original: The Social Network

Año: 2010

Director: David Fincher (The Game, Seven, El club de la lucha, Zodiac, Millenium)

Guión: Aaron Sorkin

Basado en el libro de Ben Mezrich, Multimillonarios por accidente: El nacimiento de Facebook. Una historia de sexo, talento, dinero y traición En versíón Kindle

Música: Trent Reznor

Fotografía: Jeff Cronenweth

Reparto

  • Jesse Eisenberg
  • Andrew Garfield
  • Justin Timberlake
  • Rooney Mara
  • Brenda Song
  • Rashida Jones
  • Max Mingella

Uno de los realizadores contemporáneos que más me gustan últimamente (con permiso de Christopher Nolan, que para mí juega en otra liga) es David Fincher. El director de Seven, El club de la lucha y la versión americana de Millenium gana con el tiempo conforme va dirigiendo nuevas películas y proyectos personales. La tercera entrega de Alien (su debut en la dirección) resultó excesivamente bizarra y la etiqueta de película de encargo pesó demasiado en su factura. Sin embargo, el toque que dio en El club de la lucha fue el de una cinta rompedora en todas sus facetas, desde el argumento con sorpresa final hasta el planteamiento antisocial y crítico que desprende toda la obra. Con Seven nos volvió a sorprender reformulando el género policíaco y de asesinos en serie, aunque con Zodiac no le salió tan redonda la jugada y nos brindó una película más densa todavía a lo que nos tiene acostumbrados.

La película es una adaptación libre de la biografía no autorizada de Mark Zuckerberg, y del proceso de creación que siguió para alumbrar uno de los mayores fenómenos de la informática del siglo XXI: la red social Facebook. De cómo una ruptura amorosa creó un proceso en cadena en la privilegiada y obsesionada mente del protagonista, ridiculizando a su novia en su blog primero y hackeando la base de datos estudiantil de Harvard después. El rápido número de visitas en una web creada para comparar las fotos de las chicas del campus y la caída del servidor del mismo le dio la idea para crear un sitio donde la gente crea amistades basadas en las invitaciones privadas para gente de la universidad. Mediante un oportuno juego de flashbacks y flashforwards simultáneos se nos muestra las múltiples demandas judiciales a las que se enfrenta por el robo de una de las mayores y más lucrativas ideas del siglo. Por un lado los gemelos Winklevoss, quienes se sienten estafados por Zuckerberg al que le contratan para desarrollar el código de una web similar. Por otro lado su amigo y cofundador Eduardo Saverin, quien colabora en la financiación del proyecto, se verá desplazado del mismo en cuanto aparezca la figura del oportunista Sean Parker, creador de Napster. La tensión empezará a aflorar en cuanto éste empiece a influenciar las relaciones entre los dos fundadores. Porque, como dice el lema de la película, “no haces 500 millones de amigos, sin hacer algunos enemigos”. Por mucho que empieces la empresa más lucrativa del momento por el desamor hacia una chica.

Que David Fincher es un director con un talento y carisma especial salta a la vista después de ver La Red Social. Nadie esperaba en 2010 que la insulsa historia de la creación de Facebook se convirtiera en un ensayo sobre la ambición y la envidia humanas, digno del mejor Shakespeare. Como suele ser habitual en sus películas, el protagonista es un tipo marginal con cualidades y obsesiones especiales que le hacen resaltar respecto al resto de la tipología humana que pueblan las tramas, como pueden ser Tyler Durden (El Club de la Ducha), Robert Graysmith (Zodiac) o Lisbeth Salander (Millenium). En este caso, la versión de Mark Zuckerberg que dibuja Fincher es la de un superdotado, un genio incomprendido que se sabe superior intelectualmente al resto de la humanidad y que suple con inteligencia sus carencias sociales. Sabe que nunca será un atractivo atleta del equipo de remo con una familia adinerada a sus espaldas, pero en agilidad mental nadie le gana y poca gente es capaz de seguirle en sus razonamientos. En la línea de Zodiac, donde la trama avanza incesantemente sin dar un respiro al espectador, con nuevos datos y giros argumentales, aquí asistimos como meros convidados de piedra al proceso mental del protagonista, donde a veces se nos hace cuesta arriba entender los diálogos del mismo. La diferencia con aquella será que en La Red Social, las conversaciones son más rápidas y fluidas, mejorando el ritmo de la cinta y haciendo que se nos pase en un suspiro.

Cinta fundacional de la era online en la que nos ha tocado vivir, en la que la paradoja de su planteamiento da pie a la tragedia que se articula después: el creador de una de las mayores herramientas de unión de nuestra época, es un marginado social que no logra integrarse en el sistema de exclusividad y fraternidades de la élite universitaria. El catalizador de tal creación que es la chica que rompe con él por considerarle un capullo y un creído con un ego desmedido, es medio y a la vez fin de tal proceso de creación intelectual, una excusa para mostrarnos el ascenso del genio y la caída de los que se encuentran a su lado. Los paralelismos que se despliegan entre la vida social que se destila por aquellos que forman parte de la élite, y el aislacionismo de los que permanecen al margen, alcanza su punto culmen en los momentos en que nuestro protagonista se bebe una cerveza mientras alumbra su idea frente al ordenador, mientras la fraternidad más exclusiva realiza una de sus fiestas más privadas con las mejores chicas y el mejor ambiente. La dificultad para formar parte de esa élite la plasma su amigo Saverin y las pruebas que pasa para entrar en el grupo de los más afortunados. Y la escena de la regata de los hermanos gemelos es brillante en su conjunción y mixtura formal de música e imágenes.

Salvo en estos detalles en los que se aprecia claramente el estupendo toque del director, la que puede que sea la película más redonda de Fincher es probablemente la que menos se nota su labor en detrimento del estupendo trabajo actoral y de guión. Es decir, que salvo algunas escenas, la mayor parte del mérito de la cinta es del guionista, Aaron Sorkin, y la visión de Zuckerberg que brinda Jesse Eisenberg, un tipo que roza la genialidad y la falta de cordura a partes iguales. Rooney Mara ya apuntaba maneras antes de ser la estrella en la versión USA de Millenium, mientras que Andrew Garfield dio motivos más que suficientes para que después le ofrecieran papeles de superhéroes.

Es una película que se convirtió en clásico instantáneo, imprescindible por ello y que ganó varios Globos de Oro y tres Óscar por su guión, música y montaje. Es de esas películas que es para ver varias veces, básicamente porque la primera vez los personajes irán demasiado rápidos para nuestro gusto. Y en posteriores visionados iremos captando más detalles de la trama y se nos desplegarán cada vez más matices en la cinta. Y eso, en mi opinión, sólo lo suelen conseguir las obras maestras.

Calificación: Imprescindible

Lo Mejor: El guión, el montaje, los actores, los diálogos,…

Lo Peor: Que nuestra inteligencia quede en entredicho al no seguir los diálogos con toda la rapidez que quisiéramos.

La vería de nuevo: Sí, los posteriores visionados son imprescindibles en esta cinta.

La Recomiendo: Totalmente, por la reflexión de la era de Internet en la que vivimos y la manera en que han evolucionado las relaciones sociales.

Ficha en IMDB: http://www.imdb.com/title/tt1285016/combined

Tráiler en You Tube (español):

1 comentario

Archivado bajo Imprescindible, Película - Drama, Película - Historia, Pelicula, Puntuado

Película – Ocho apellidos vascos

Ocho apellidos vascos - poster

Reseñado por 0017

Ficha técnica

Año: 2014

Director: Emilio Martínez Lázaro (El otro lado de la cama; Las 13 rosas)

Guión: Borja Cobeaga y Diego San José

Música: Fernando Velázquez

Fotografía: Gonzalo F. Berridi, Juan Molina

Reparto

  • Dani Rovira
  • Clara Lago
  • Karra Elejalde
  • Carmen Machi

No tengo preferencia por el cine español, he de reconocerlo. Me parece un cine sin talento, politizado, y alejado de los intereses del público. No se trata de comparar con el cine USA y evidenciar las carencias a nivel técnico que se logra con un presupuesto elevado y derroches de efectos especiales. Tampoco es la típica postura que critica todo lo que sea patrio por moda o peor, por ese deporte nacional que tenemos en la península ibérica de denostar todo lo denostable que le dé por asomar la cabeza del resto, basado en la envidia.

En este sentido, el paradigma de mis excepciones favoritas es Amenábar y ese cine de género tan fabuloso que hace, usando (en sus orígenes) escaso presupuesto pero exprimiendo cada céntimo del mismo sin malgastarlo en derroches innecesarios. Nos ha demostrado que con un guión potente se puede mantener el interés y la tensión desde el principio hasta el final, mientras vemos situaciones cinematográficas más propias de otras cinematografías (persecuciones, etc.) pero aplicadas en entornos más reconocibles. Y en su ópera prima “Tesis”, es totalmente proverbial la declaración de intenciones que hace en boca del discurso de un personaje, de doble lectura en el desarrollo de la trama: que el cine es una industria que gasta dinero para ganar dinero, que el cine USA es el competidor directo en taquilla, y que para no dejarse comer el terreno hay que darle al público lo que quiere.

Pero a pesar de esto, se sigue insistiendo en presentar situaciones bizarras, desdeñar un buen guión y pensar que a los espectadores nos gusta más el cine intimista (o peor, revanchista con la historia) en vez de una buena película de evasión. Y a partir de ahí, le puedes contar al público las subtramas que quieras y hacer pensar al que quiera pensar, pero antes dale algo con lo que le diviertas y le enganches.

Por esto suelo bastante reticente cuando surge de vez en cuando el típico taquillazo actual fruto de una mezcla de carambola de bombardeo publicitario sin descanso y un boca-oreja que dé en el clavo en la oportuna semana de su estreno. En estos momentos tenemos el último bombazo del cine español: “Ocho apellidos vascos”, una comedia de Emilio Martínez Lázaro cuyo principal reclamo es la carcajada continua del espectador provocada por un humor basado a más no poder en los tópicos y estereotipos regionales españoles. Es decir, que todo aquel que no esté familiarizado con relación a los distintos acentos y maneras de vivir de sur al norte de España, perderá muchos detalles y la mayoría de las gracias de la cinta. Lo que no quita que Hollywood ya le haya echado el ojo a la que es ya la cinta más taquillera de nuestro cine, y esté preparando un remake con el sugerente título de “Spanish Affairs”. Tampoco se escapa de la continuación que también está en ciernes, en un intento de aprovechar el tirón taquillero de la cinta.

Amaia está de despedida de soltera en Sevilla. Es vasca de pura cepa y por eso no acaba de estar demasiado cómoda con la celebración. Además, su boda no se va a celebrar por lo que tiene motivos para no estar alegre. Tras ser echada de un local por montar una escena con uno de los empleados, acaba en la cama con él, a pesar de quedarse dormida al instante. Al día siguiente Rafa, que así se llama el chico, ya no la encuentra en su casa pero se da cuenta que se ha dejado su bolso. Tan prendado ha quedado de ella que decide emprender un largo viaje hasta la otra punta del país para aparecer en su casa y convencerla de que es el hombre de su vida, a pesar de todos los prejuicios y miedos que puede tener un señorito andaluz para adentrarse en lo más profundo del independentista País Vasco. Tras ser confundido por un abertzale radical, la inesperada visita del padre de Amaia y con la perspectiva de una reconciliación paternal, ésta le pide a Rafa que se haga pasar por su novio y prometido por unos días para que siga la farsa y su padre se quede tranquilo. Como el padre no comulga mucho con la idea de que Amaia tenga una relación con alguien que no tenga profundas raíces euskeras, Rafa se hará pasar por Antxon e intentará convencer, acento incluido, que tiene auténtica sangre vasca por sus venas, y sus ocho apellidos son vascos. Las situaciones graciosas y los malentendidos estarán a la orden del día, y Rafa se planteará si realmente merece la pena pasar tantas dificultades por una chica que vive en la otra punta del país, en un sitio ajeno a su tierra y con unas costumbres tan diferentes… ¿o realmente no somos tan diferentes?

Con “El otro lado de la cama”, Emilio Martínez-Lázaro supo demostrar buena mano con el género de la comedia española. Sin caer en clichés y con capacidad para hacer reír a pesar de guiones endebles, en aquel caso fue capaz de mezclar humor y musical para dar con la tecla del espectador y hacer que éste se olvidara de la nacionalidad de la cinta que estaba viendo. Con “Ocho apellidos vascos” hace tres tantos de lo mismo. Solo que esta vez precisamente incide en la españolidad de la cinta. Recoge los clichés y estereotipos más habituales de las dos regiones más extremas de nuestra geografía y hace de los gags y chistes gamberros la piedra angular de la película. No tiene miedo de tocar temas políticos que son tabú en el país, para hacer bromas a cada cual más exagerada. Aunque no se moja ni se posiciona de ningún lado del conflicto vasco (ni lo esperaba, la verdad, dado el momento de corrección política que atravesamos), a nivel de estereotipos desde luego que no deja títere con cabeza. Y esto es lo que hace que las carcajadas sean continuas entre el público. Todas las bromas que podemos hacer entre amigos pero que no se nos ocurriría hacerlas públicas para no ofender al personal, están en el metraje. El público lo sabe y desde los primeros minutos está predispuesto a la risa floja, lo que es el gran acierto de la cinta. Al igual que sus otras comedias, el guión es flojo y hace aguas por muchos sitios, pero otro acierto de Martínez-Lázaro es hacer que al espectador no le importe y la trama avance sin mucho sentido. Es decir, que de la comedia gamberra va pasando sin darnos cuenta a la comedia de enredo, con situaciones absurdas pero que funcionan sin más. El éxito lo logra con la complicidad del espectador, que a cambio de grandes carcajadas no exige demasiada coherencia argumental. Y al final, tenemos una deriva hacia la comedia romántica, ésa que hemos visto mil veces en las pantallas USA (estilo Mathew McConaughey, Tom Hanks o Meg Ryan).

En definitiva, tenemos a los actores de siempre haciendo de sí mismos (Karra Elejalde, Carmen Machi), junto con jóvenes promesas de la TV del momento (Clara Lago) y la revelación del andaluz Dani Rovira en su debut derrochando vis cómica. En vez de una comedia típica de cine español que acaba siendo insulsa y descafeinada, “Ocho apellidos vascos” vuelve a hacer lo mismo que con “El otro lado de la cama” y prima el género por encima de lecturas trascendentales. Si bien no se le puede exigir mucho a una cinta que basa su punto fuerte en el tono gamberro y el gag regional, sí que se puede decir que está por encima de sus competidoras nacionales. Su capacidad para reventar las taquillas españolas está justificada y, sólo a veces, se podría decir que trata de tú a determinadas cintas made in Hollywood pero dándole un marcado carácter Spain is Different.

 Calificación: Entretenida

Lo Mejor: Dani Rovira y su capacidad para cambiar de acento. Los gags descerebrados que se suceden uno detrás de otro.

Lo Peor: Falta de coherencia argumental, demasiada incluso para una comedia de enredo.

La vería de nuevo: No

La Recomiendo: Sí, aunque sólo sea por acercarnos a ver qué tiene el último gran éxito español.

Películas similares: El otro lado de la cama, Tres bodas de más.

Ficha en IMDB: http://www.imdb.com/title/tt2955316/combined

Tráiler en You Tube (español):

2 comentarios

Archivado bajo Entretenido, Película - Comedia, Pelicula, Puntuado

Película – El juego de Ender

El juego de Ender poster

Reseñado por 0017

Ficha técnica

Título original: Ender’s Game

Año: 2013

Director: Gavin Hood (X-Men Orígenes: Lobezno; Tsotsi)

Guión: Gavin Hood

Basado en el libro de Orson Scott Card

Música: Steve Jablonsky

Fotografía: Donald McAlpine

Reparto

  • Asa Butterfield
  • Harrison Ford
  • Hailee Steinfeld
  • Viola Davis
  • Abigail Breslin
  • Ben Kingsley

El Juego de Ender, uno de los mayores éxitos de la narrativa de Ciencia Ficción, ganadora de los premios más influyentes del género, llevaba años buscando ser adaptada al cine. Decir que es la novela favorita de Bitterblink (aquí dejo un enlace a su reseña), es decir mucho y hace que sobren las presentaciones. La verdad es que la película se estrenó hace ya bastantes meses, a finales de 2013, pero pasó con tan poca pena ni gloria, que perdí la ocasión de verla por esperar un par de semanas para ir al cine. Todas las expectativas generadas durante su rodaje y con las prometedoras imágenes que se iban filtrando se desinflaron en el momento que se estrenó y el poco éxito que cosechó en su corta carrera comercial. Y es una pena, porque la cinta tiene cierta calidad y está bastante bien rodada; además, tiene la proporción adecuada entre un reparto poco conocido, joven y prometedor, junto con reconocidas figuras de la interpretación que son garantía de éxito (a pesar de que Harrison Ford lleva años sin un gran taquillazo). Pero el mundo del cine a veces es una incógnita y, quien sabe si por falta de publicidad, las declaraciones homófobas de Scott Card o que, sencillamente no encontró el “feeling” necesario con el público, la crítica o la taquilla, la película no tuvo el éxito esperado a este lado del océano (en la taquilla USA sí que ha llegado a cubrir las expectativas).

Desde luego que la novela es un hito de la ciencia ficción de los 80, y aporta muchas cosas nuevas a un género más que trillado. Es un estudio psicológico sobre el liderazgo y la motivación, y analiza las causas que llevan a los gobiernos a actuar de manera totalitaria por el bien común. Las cuestiones filosóficas que plantea y el dilema moral de si el fin justifica los medios planea sobre todo el libro; y anticipa de manera premonitoria la manipulación mediática y de la opinión pública de las redes sociales… ¡30 años antes de que se creara Twitter! Y sobre todo estaba la duda de cómo se plasmaría en imágenes todas las escenas de la escuela de batalla en gravedad cero, y si tendría la suficiente potencia visual y narrativa para ser trasladado al lenguaje cinematográfico. Y mi respuesta es que se trata de una muy digna adaptación de la novela en la que se basa, a pesar de que no pasará a los anales del género.

Estamos en un futuro en el que la humanidad ha estado al borde de la extinción como consecuencia de la invasión de unos seres alienígenas conocidos como “fórmicos” o “insectores” (por su parecido con insectos de tamaño natural). Aunque años atrás se consiguió evitar la extinción de la raza humana gracias a la pericia de un genio militar conocido como comandante Mazer Rackham, es de suponer que en algún momento del futuro se vuelva a repetir el desastre. Es por ello por lo que los países reclutan a los niños más superdotados del planeta para entrenarlos y convertirlos en líderes militares que sean capaces de impedir una nueva invasión que suponga el final de la raza humana. En este marco es donde encontramos a Ender Wiggin, el menor de tres hermanos brillantes que por una razón u otra fueron rechazados para la academia de la Flota Internacional. El joven Wiggin es un muchacho fuera de serie pero que vive acosado por los matones (tanto en las academias como con su propio hermano mayor, Peter). Sólo su tremendo ingenio y su enorme capacidad de liderazgo le permitirán salir indemne de los conflictos en los que se verá envuelto. El coronel Graff descubre su innato talento para la batalla y la supervivencia y ve en él la última posibilidad de forjar un héroe y líder militar con el que evitar la inminente derrota terráquea ante los insectores. Es por ello por lo que Ender será reclutado para la Academia estelar por Graff, e instruido contrarreloj para aprender tácticas militares y de guerra interestelares. A través de complejas simulaciones y juegos de batalla, se entrenará en una estación orbital junto con más niños con los que aprenderá liderazgo y diplomacia, y tendrá que dar lo mejor de sí mismo para conseguir superar las distintas fases y retos que le irá exigiendo, sin ser consciente de ello, el coronel Graff. Siempre con la perspectiva de que Ender es la única esperanza que le queda a la humanidad para la supervivencia al filo, a lo largo de su periplo nos preguntaremos si todo esto es necesario, y si es realmente un juego de niños.

A pesar de que en la adaptación de la novela al guión se han tenido que sacrificar determinados pasajes por el bien de la narración cinematográfica (la historia de los hermanos de Ender como manipuladores de la opinión pública, las distintas escuadras por las que pasa en la academia estelar), ésta en ningún momento se resiente por la falta o exceso de información. Para el espectador inexperto que no haya leído la obra original, la película avanza rápido y sin atascarse demasiado. La imaginería visual con la que se otorga a este mundo futurista que trata a los niños como herramientas bélicas destinadas a erigirse en los líderes militares del mañana, es bastante acertada y no cae en ningún truco efectista que menosprecie el argumento antes que la acción. Es cierto que hay veces que la información está algo condensada y a los personajes les falta profundidad psicológica por todas las páginas y descripciones que se han tenido que sacrificar. Pero Gavin Hood no ha caído en la trampa de Peter Jackson de hacer una cinta de tres horas de duración a lo El Hobbit para comprimir toda la novela. En su lugar, se centra en hacer que parezcan creíbles unos niños jugando a juegos de guerra y simulaciones militares, y en aportar su granito de arena al mundo de las naves espaciales sin que las imágenes nos recuerden demasiado a Star Wars.

Destacar la interpretación de Asa Buterfield como Ender, quien nos transmite la mezcla de debilidad física y superioridad intelectual sin resultar arrogante, atrapado en conflictos éticos y personales. Cumple con creces su misión de plantar cara al personaje de Harrison Ford y al resto del reparto juvenil por igual.

Como conclusión, decir que este Juego de Ender es una digna adaptación de la novela, mucho mejor que otras grandes obras literarias que pasaron con más éxito por las salas. Quizás en su mensaje no deja medias tintas y se ha optado por la claridad de la moraleja frente al posible oscurantismo que el espectador medio no entendería. Un punto en contra es la manera en que se empeñan en estropear el final sorpresa de la cinta, una de las fortalezas de la novela y que es de lo que más ayuda a dejar un buen sabor de boca al lector. Pero desde luego que el mensaje de la obra queda intacto y hace al espectador replantearse los mecanismos de defensa de nuestras sociedades actuales.

Calificación: Entretenida

Lo Mejor: Digna adaptación visual y argumental de la novela.

Lo Peor: Que se empeñen en estropearnos el final de la cinta.

La vería de nuevo: Puede

La Recomiendo: Totalmente si has leído el libro.

Películas similares: La Chaqueta metálica, 2001 una odisea en el espacio

Ficha en IMDB: http://www.imdb.com/title/tt1731141/combined

Tráiler en You Tube (español):

2 comentarios

Archivado bajo Entretenido, Película - Aventuras, Película - Ciencia Ficción, Pelicula, Puntuado

Película – Al encuentro de Mr. Banks

saving mr. banks poster

Reseñado por 0017

Ficha técnica

Título original: Saving Mr. Banks

Año: 2013

Director: John Lee Hancock (Un sueño posible, El Álamo – La Leyenda)

Guión: Kelly Marcel, Sue Smith

Música: Thomas Newman

Fotografía: John Schwartzman

Reparto

  • Emma Thompson
  • Tom Hanks
  • Paul Giamatti
  • Colin Farrel
  • Jason Schwartzman
  • Bradley Whitford

Un0 de los biopics que faltaban por hacer en estos tiempos era el de la figura de Walt Disney, el creador de la mayor factoría de entretenimiento audiovisual que ha dado el cine. Con “Saving Mr Banks” (desafortunado título en español el que se ha propiciado) se intenta suplir estas carencias gracias a la narración de cómo se forjó uno de los mayores éxitos de la compañía, Mary Poppins, toda una odisea creativa. De esta manera y a través de este pequeño episodio sobre el rodaje, la productora Walt Disney nos cuenta una historia de la factoría Disney, basada en la vida de Walt Disney; con lo que ya asumimos de antemano que va a haber poca capacidad de sorpresa y autocrítica en esta producción.

La mágica historia imperecedera de Mary Poppins que le llevó veinte años al bueno de Walt adaptarla a la gran pantalla, todo debido a la tozudez de la escritora P. L. Travers que se negó en redondo a ceder los derechos sobre su personaje. Sólo cuando los problemas económicos asomaron a la vuelta de al esquina,  se vio en la obligación de coger un vuelo a Los Ángeles y reunirse con el equipo creativo de la Disney para intentar que no arruinaran con fantasías estrambóticas un personaje en el que había vertido todos sus traumas vitales e infantiles. La película, de esta manera, nos cuenta las tensas reuniones con los hermanos Sherman (creadores de los arreglos musicales del clásico) y el guionista Don DaGradi, todas a puerta cerrada y bajo los micrófonos de una grabadora, según instrucciones de la propia Travers. Los tiras y aflojas respecto al tratamiento del señor Banks, padre de los niños protagonistas; la inclusión de canciones con letras absurdas; la combinación de dibujos animados y actores reales; un chófer parlanchín y optimista; el exceso de almíbar edulcorado en todos los aperitivos de trabajo; la inmensidad de peluches de todo tipo de referentes animados… cualquier situación estaba diseñada para irritar a la escritora y ponía en peligro el rodaje de la cinta. A la par, se nos va mostrando por medio de flashbacks la infancia australiana de Travers, donde un padre enfermo no hará que su hija sienta menos admiración por el, y donde se podrá ver el origen de la verdadera inspiración de la niñera más famosa del cine.

Uno no esperaba una mirada demasiado crítica a la figura de este creador de sueños, teniendo en cuenta que no se trata de un biopic imparcial. En su lugar, tenemos una divertida comedia con sus toques de melodrama en los que la peor parte se la lleva la escritora P. L. Travers, puesto que su personaje está dibujado a base de manías sociópatas en las que de antemano nos predispone en su contra. Sin embargo, la justificación de tales manías no está para nada explicado en la cinta aunque se suponga que ése es el objetivo último de la misma. Es decir, por medio de flashbacks cada vez más largos se nos narran los traumas infantiles de la escritora con su padre. Historia redentora acerca de la culpabilidad y la paternidad, el problema es que  lo que los paralelismos de la ficción con la realidad no acaban de estar demasiado claros ni definidos, con lo que es inevitable verla como la mala de la película y difícil sentir empatía por ella.  Teniendo en cuenta estos factores, cada vez tiendo a creerme menos la presunta verosimilitud de las películas que llevan la etiqueta de “basado en hechos reales” o son biopics de personajes reales. Todo depende de quien esté contando la historia, y en este caso es de suponer que, ni Disney era ese genio bonachón (poco se deja entrever acerca de su conocido autoritarismo), ni Travers una bruja intentando sabotear el trabajo de la fábrica de sueños. Entre un punto y otro, tenemos alguna puñalada certera (los reproches de Travers acerca del poder mercantilista de Disney) para pasar a un momento en el metraje en el que acaba rindiéndose -como era de esperar- al poder redentor de Walt. En ese sentido, hay escenas mejores que otras (el momento en el que empieza a mover los pies al son de una de las canciones claves de la cinta, la “Let’s go fly a kite” del final de Mary Poppins, es más revelador que los momentos más forzados en los que vemos la noche del estreno mundial).

Y ciertamente, si asumimos esta falta de objetividad manifiesta que sobrevuela todo el metraje, por lo menos nos quedamos con una cinta que funciona a otros niveles de sensibilidad pero siempre usando como espejo la cinta clásica en la que se basa la historia. Tenemos risas, tenemos las mismas canciones, tenemos alegrías y tenemos lágrimas. Y eso complementado con las interpretaciones de un gran grupo de actores encabezado por un mimético y excelente Tom Hanks, continuando por una Emma Thompson que está a la altura de su réplica masculina, y con unos secundarios fabulosos (Paul Giamatti, Jason Schwartzman). El menos creíble quizás es Colin Farrell, pero también es posible que las escenas de sus flashbacks sean las más pesadas de la cinta por prolongarse demasiado. Una cinta más que correcta, con un gran diseño de producción ambientado en los 60, que hace que el metraje pase casi sin darnos cuenta  mientras que nos intentamos imaginar los momentos mágicos en los que un clásico vio la luz hace ya 50 años.

Calificación: Buena

Lo Mejor: Los actores, sobre todo Tom Hanks, Emma Thompson y Paul Giamatti.

Lo Peor: Una cierta falta de verosimilitud manifiesta.

La vería de nuevo: Si

La Recomiendo: Si

Ficha en IMDB: http://www.imdb.com/title/tt2140373/combined

Tráiler en You Tube (español):

Deja un comentario

Archivado bajo Entretenido, Película - Comedia, Película - Drama, Película - Historia, Película - Musical, Pelicula, Puntuado

Película – The Monuments Men

The Monuments Men Poster

Reseñado por 0017

Ficha técnica

The Monuments Men

Año: 2014

Director: George Clooney (Buenas noches y buena suerte; Los Idus de Marzo)

Guión: George Clooney

Basado en el libro The monuments men: allied heroes, nazi thieves and the greatest treasure hunt in history, de Robert M. Edsel

Música: Alexandre Desplat

Fotografía: Phedon Papamichael

Reparto

  • George Clooney
  • Matt Damon
  • Bill Murray
  • John Goodman
  • Cate Blanchett
  • Jean Dujardin
  • Hugh Boneville

De la segunda guerra mundial se han hecho películas para todos los gustos y sensibilidades. Dejando a un lado el tono lúdico y bélico de las tempranas Doce del Patíbulo, Los Cañones de Navarrone o El desafío de las águilas, los últimos tiempos se han caracterizado por asumir el conflicto que dividió al siglo XX como un terrible drama humano e histórico. De esta manera, entre pianistas, Schindler, soldados Ryan o Benigni, hemos tenido en los últimos tiempos una visión cruda de lo que supuso uno de los peores capítulos en la historia de la humanidad. Con Monuments Men, Clooney adapta una visión más amable del conflicto aunque no por ello menos importante, que es la de salvar no vidas o países, sino las obras de arte del viejo continente, la cuna de la civilización occidental. Los paralelismos con la desgarradora “Salvar al soldado Ryan” serán evidentes, aunque aquí lo realmente diferente será el tono y la vertebración argumental de la trama.

Basada en una historia real, la película nos cuenta cómo en los últimos años de la II guerra mundial, el teniente Fran Strokes convenció al mismísimo presidente de los Estados Unidos para la creación de un batallón específico formado no por soldados, sino por académicos e historiadores del arte. El objetivo era infiltrarse en las zonas conquistadas a los alemanes e ir recopilando todas las obras de arte expoliadas por los nazis para devolverlas a sus legítimos dueños y países. De esta manera, este grupo tan particular y poco prodigado en combate se verá enfrentado a una peligrosa misión en la que tras las líneas enemigas los alemanes han ido escondiendo sus valiosos trofeos, con la orden de destruirlas antes de que caigan en manos enemigas. A la presión de esta carrera contrarreloj se sumará el avance soviético por el frente oriental, quienes también buscarán quedarse el arte robado como compensación por el latrocinio sufrido por el conflicto. Siglos de historia y de arte de civilización occidental se verán abocados al olvido y a la destrucción; lo único que impedirá que esto suceda será la labor de este escuadrón conocido como Monuments Men.

El precedente más claro de esta historia bélica lo tenemos en el cine español con la cinta de Antonio Mercero “La Hora de los Valientes”, donde se respondía a una pregunta: ¿durante la Guerra Civil española, quién se ocupó de salvar las grandes pinturas de la gran pinacoteca que era el Museo del Prado? A través de este planteamiento, se narraba una historia de honor y valentía en mitad del caos de un conflicto. La verdad es que aquí Clooney ha bajado el nivel de la épica para centrarse en una crónica de las actividades de este grupo tan peculiar, en los últimos años del conflicto. La historia se resiente por ser algo inconexa y no tener un objetivo claro a lo largo del argumento, más bien la cinta se dedica a avanzar por la narración deteniéndose por aquí o allá. Otras críticas han hecho hincapié sobre la falta de definición del discurso de Clooney, acerca de los leitmotivs de la cinta y si es más valiosa la vida de un hombre frente a una obra de arte. En el festival de Berlín se ha llevado unos cuantos palos en este sentido.

En mi opinión, creo que la mayoría de estas críticas son injustificadas. La película, si bien no alcanza el grado lacrimógeno o tremendista de las aproximaciones de Spielberg al conflicto, tiene ciertamente la cualidad de arrojar otro tono sobre este tema tan manido. Es una película delicada, poética, como las obras de arte que buscan estos hombres. En “Salvar al soldado Ryan”, el macguffin era buscar a un único soldado que arrojaba la cuestión moral de si era necesario arriesgar varias vidas para salvar solo una. Aquí, tal como he comentado arriba, no llega a hacer esa pregunta porque ya la responde de antemano. Estos hombres están en la retaguardia de la guerra, asumiendo riesgos mínimos. La manera en que se resuelven las dos o tres escenas contadas en que hay violencia y muerte es sin ver ni un solo tiro y con un lirismo y sensibilidad que me llegó al alma. Nada que ver con la brutalidad de la cinta citada de Spielberg. Y Bill Murray está cada vez más irreconocible desde que se dedicó a poner cara de palo en “Lost in Traslation”, y no sólo por su creciente envejecimiento. La capacidad dramática de la escena en la que está en la ducha, confundiéndose sus lágrimas con el agua del grifo, nos desvela nuevos registros de un actor al que nos hemos pasado la vida viéndole como un payasete simpático.

Pero que nadie se equivoque, esta cinta es una comedia ligera y alegre. Como en Ocean’s Eleven, Clooney se dedica a reclutar a un equipo, aunque los momentos de gags cómicos no son tan potentes como el lirismo dramático. El resto del reparto funciona perfectamente, hasta el anquilosado Matt Damon que encaja aquí menos que en otras cintas suyas. Y una vez que el argumento encuentra el norte y encaja su recta final, es cuando nos llegan los mejores momentos, como esa escena en la que se interroga al oficial alemán con un paquete de cigarrillos. La verdad, una vez ya conocidos los momentos más amargos de esta guerra vista a través de las grandes películas del género, no está de más ver esta Monuments Men para relajar los sentidos y pasar un buen momento lúdico.

Calificación: Buena

Lo Mejor: Los momentos de lirismo dramático, poéticos y de buen gusto.

Lo Peor: Un argumento que se pierde a mitad de cinta.

La vería de nuevo: Sí

La Recomiendo: Sí

Películas similares: Salvar al Soldado Ryan, La Hora de los Valientes, La Lista de Schindler, Ocean’s Eleven, Doce del Patíbulo, El Desafío de las Águilas, Evasión o Victoria

Ficha en IMDB: http://www.imdb.com/title/tt2177771/combined

Tráiler en You Tube (español):

1 comentario

Archivado bajo Bélica, Bueno, Película - Aventuras, Pelicula, Puntuado

Película – Jack Ryan: Operación Sombra

Jack Ryan Operación Sombra poster

Reseñado por 0017

Ficha técnica

Jack Ryan: Shadow Recruit

Año: 2014

Director: Kenneth Branagh (Los amigos de Peter, Mucho ruido y pocas nueces, Frankenstein de Mary Shelley, Hamlet, Thor)

Guión: Adam Cozad, David Koepp

Basado en los libros de Tom Clancy

Música: Patrick Doyle

Fotografía: Haris Zambarloukos

Reparto

  • Chris Pine
  • Kevin Costner
  • Keira Knightley
  • Kenneth Branagh

Nueva precuela del personaje creado por el escritor de espionaje e intriga política USA Tom Clancy. Jack Ryan va camino de convertirse en uno de los espías de la ficción que menos termina de calar en el gran público. Recordemos que lo interpretó por primera vez Alec Baldwin en La Caza del Octubre Rojo en 1990, donde el protagonismo se lo arrebató Sean Connery como el medio-villano de la función. A continuación, Harrison Ford le dio un toque humano y familiar, propio del que es más estratega que soldado, en Juego de Patriotas y Peligro Inminente. Y con Ben Affleck intentaron hacer un reboot de la saga tomando al personaje en sus inicios, llevándolo al período actual e introduciendo elementos de la guerra fría, nazis e incluso el estallido de una bomba atómica en suelo estadounidense. Después del escaso éxito que logró la adaptación (y la pobre interpretación) de Affleck, tenemos una nueva pirueta argumental y, usando un guión que no se basa específicamente en ninguna obra de Clancy, otro reinicio de los orígenes del personaje para intentar dar en el clavo de una nueva saga que pueda hacer frente a otros agentes secretos fílmicos que se prodigan una y otra vez en películas más o menos rentables. Para ello tenemos al guapo y joven Chris Pine, al que no le resulta novedoso el meterse en la piel de antiguos héroes y darles un lavado de cara. Me refiero está claro, a su interpretación de un joven capitán James T. Kirk en las dos recientes películas de Star Trek.

Jack Ryan actores

Los cuatro Jack Ryan hasta el momento.

 

La verdad es que Ryan tiene su hueco en el olimpo particular de espías y agentes secretos, ya que se sitúa en terreno que no exploran otros personajes. James Bond es mujeriego, elegante y letal. A Ethan Hunt le van las cabriolas imposibles y las misiones con escasas posibilidades de éxito. El desmemoriado Jason Bourne es un eficaz y experimental instrumento de contrainteligencia gubernamental que sólo busca tranquilidad emocional. Y ya no digo nada si buceamos en los personajes literarios de Le Carré o Forsyth, con espías más parecidos a tranquilos funcionarios que se encuentran con la acción de manera ocasional (Alec Leamas o John Preston serían los paradigmas). El personaje de Clancy rondaría esta tipología del espía pensante, ya que es un tipo que no le gusta volar, tuvo una lesión de espalda que le hizo volver a aprender a andar (explicado en La Caza del Octubre Rojo y mostrado en Jack Ryan: Operación Sombra), está felizmente casado y con hijos, es un analista financiero con un título de doctorado y las armas no le gustan nada.

De describir todo esto con un toque actual y saliéndose ligeramente del cánon creado por Clancy va esta precuela (no olvidemos que la guerra fría queda muy lejos, los sucesos del 11 de septiembre cambiaron todo el panorama geopolítico, y las altas finanzas se han convertido en parte fundamental de cualquier intriga internacional). Un mucho más joven que de costumbre Jack Ryan está acabando sus estudios de económicas en Londres cuando presencia por televisión los atentados de las torres gemelas en 2001. En ese momento decide ser parte activa en la defensa de su país y se enrola en el cuerpo de marines. Cuando alcanza el grado de teniente, y mientras hace un viaje de rutina en un helicóptero en Afganistán, es víctima de un atentado aéreo y sufre un accidente que le provoca graves lesiones de espalda. Obligado a una lenta y dolorosa rehabilitación, conoce a la doctora Cathy Muller, de quien se enamora en un primer momento. También conoce a William Harper, un alto oficial de la CIA, quien le «sugiere» que acabe su rehabilitación, prosiga sus estudios de doctorado, y consiga un trabajo en una firma de inversión de Wall Street. Todo ello mientras es un agente encubierto del servicio de inteligencia, para dedicarse al análisis económico y detectar transacciones financieras sospechosas que supongan actividad terrorista. Tras realizar este trabajo unos cuantos años, un día detecta movimientos extraños en los mercados que no tienen la adecuada correlación con las últimas noticias geopolíticas y económicas que vienen de Rusia y de las Naciones Unidas. También descubre que organizaciones y fondos rusos están despareciendo liquidando sus posiciones y que el responsable de estas cuentas es un magnate de los negocios ruso llamado Viktor Cherevin, antiguo veterano en Afaganistán. Al no tener acceso a sus cuentas personales Harper fuerza a Ryan a viajar a Moscú para entrevistarse con él con la excusa de hacer una auditoría a sus fondos. Pronto se dará cuenta de que la misión es más peligrosa de lo que se imaginaba un simple analista financiero, con lo que Ryan es activado como agente operativo para descubrir una trama que planea desestabilizar la economía americana mediante atentados terroristas en suelo USA. Ryan intentará vencer sus miedos y reticencias iniciales al trabajo de agente secreto sobre el terreno para evitar la conspiración, aunque el hecho de que Cathy haya decidido darle una sorpresa y aparezca en Moscú complicará las cosas aún más, añadiendo un nuevo factor de riesgo a la misión para desenmascarar los planes de Cherevin.

Para esta entrega se ha decidido contratar a un Kenneth Branagh cada vez menos preocupado por versionar a Shakespeare y demás clásicos, y más centrado en el blockbuster de encargo destinado a reventar taquillas. Además, se ha reservado el papel de villano con acento ruso. De su interpretación, decir que es sobria y elegante, derrocha buen gusto y además tiene el punto adecuado de angustia e inquietud, creyéndole capaz de cualquier cosa en su lucha. Uno de los mejores villanos de película de acción que he visto en los últimos meses. Como director, ha resuelto un intento de reboot de manera efectiva y sin demasiadas florituras. Si bien en las escenas de acción es bastante convencional y no se arriesga mucho (el declive de la cinta viene en un apresurado último tercio final donde descubren toda la trama y el objetivo terrorista en apenas pocas horas, para dar acto seguido a las típicas escenas carentes de credibilidad), ha sido capaz de contarnos los inicios del personaje sin que perdamos el interés en todo momento, mientras nos regala alguna que otra escena de intriga propia del género. La novedad aquí es la introducción del personaje de la novia (que en posteriores entregas será su mujer) en la acción, jugando la trama con las peleas conyugales en medio de una misión internacional. Si bien aquí Keira Knightley se muestra como una inadecuada elección (a primera vista parecía estimulante tenerla en el reparto), dado que su interpretación no está a la altura, con un personaje mal dibujado que resulta irritante e incoherente a partes iguales como novia celosa y desconfiada.

La verdad es que esta cinta, como entretenimiento, cumple su cometido. No se hace larga y los momentos en que Ryan juega su papel de espía más interesado en el análisis geopolítico y económico son los más convincentes. También resultan convincentes los momentos iniciales en los que se ve envuelto en acción por primera vez. Lo malo es que todo esto se tira por la borda en las escenas finales en las que se olvida de estos temores iniciales y se convierte en un héroe de acción convencional. O esas escenas con un ordenador que en cinco minutos es capaz de hacer lo que nosotros en nuestros equipos domésticos nos lleva horas. Por lo menos Chris Pine está correcto para lo guaperas que es, al igual que Kevin Costner, que está por fin escogiendo buenos papeles después de toda una carrera equivocándose (en la última Superman también hacía un gran papel). Desde luego, lo que tenemos aquí es un prometedor reinicio de franquicia que está por encima de la anterior Pánico Nuclear, a pesar de que sea un remedo de varias películas del género. Esperaremos con interés nuevas entregas.

Calificación: Entretenida

Lo Mejor: Los inicios de la cinta y del personaje, perfilándonos un nuevo Ryan. Las escenas de intriga en Moscú. Branagh, Costner y Pine hacen buenas interpretaciones.

Lo Peor: Keira Knightley no está muy sembrada, y el final de la película está muy forzado-

La vería de nuevo: Puede.

La Recomiendo: Sí, es una cinta de acción y espionaje convencional pero que cumple su función sin aburrir.

Películas similares: El Cuarto Protocolo, La Caza del Octubre Rojo, Juego de Patriotas, Peligro Inminente, Pánico Nuclear, Misión Imposible III, Casino Royale

Ficha en IMDB: http://www.imdb.com/title/tt1205537/combined

Tráiler en You Tube (español):

1 comentario

Archivado bajo Bueno, Entretenido, Espionaje, Película - Acción, Pelicula, Puntuado

Película – La gran estafa americana

American Hustle Poster

Reseñado por 0017

Ficha técnica

American Hustle

Año: 2013

Director: David O. Russell (El lado bueno de las cosas, The Fighter, Tres Reyes)

Guión: David O. Russell, Eric Warren Singer

Música: Danny Elfman

Fotografía: Linus Sandgren

Reparto

  • Christian Bale
  • Bradley Cooper
  • Amy Adams
  • Jennifer Lawrence
  • Jeremy Renner
  • Robert De Niro

Ahora mismo hay en la cartelera dos películas que se están llevando el gato al agua en la taquilla, tanto por crítica como por público. Las dos son comedias; las dos hablan de estafas y fraudes; las dos están ambientadas en Nueva York en décadas pasadas (los 70 y los 90); las dos nos presentan una clase de personajes un poco gañanes que se mueven entre el honor y la cicatería, la infidelidad y la ética. Las dos están regadas de nominaciones a las mejores categorías para los Óscar de 2014, incluyendo mejor película, mejor director, mejores actores, mejor guión. Una es El lobo de Wall Street, de la que ya di cuenta hace unas semanas, con cinco nominaciones y una de las mejores interpretaciones de DiCaprio que haya visto nunca. La otra es la presente La gran estafa americana, de David O. Rusell, quien busca repetir el éxito que nadie se esperaba el año pasado cuando irrumpió con les mejores nominaciones en la anterior edición de los Óscar con El lado bueno de las cosas, que hizo llevarse la estatuilla a Jennifer Lawrence. La verdad es que aunque similares en  el planteamiento, a la cinta de David O. Russell destaca por tener una moraleja distinta y un mayor respeto a sus personajes principales. El protagonista interpretado por un soberbio e irreconocible Christian Bale, tiene unos principios y una ética de los que carece completamente el personaje que hace Leonardo DiCaprio; al contrario que los agentes del FBI que intentan dar caza a estos timadores, donde aquí vemos a un cargante Bradley Cooper víctima de su falta de integridad (al contrario que el bueno del personaje de Kyle Chandler que intentaba dar caza al lobo de Wall Street).

Nueva York, finales de los 70. Irving Rosenfeld es un timador de poca monta que tiene unos cuantos negocios repartidos por la ciudad. Un día conoce a la buscavidas Sydney Prosser y se enamora de ella. Sydney es muy lista y tiene un talento innato para las estafas, con lo que encaja a la perfección con los trabajos que realiza Irving y se convierte en su socia y cómplice. El único (y mayor problema) es que Irving está casado con la insoportable Rosalyn, con la que la vida a su lado es sumamente desagradable. Rosalyn tiene un hijo al que Irving ha adoptado como suyo, y al que le trata como si fuera su padre de verdad. Por esta razón y por el hecho de que Rosalyn es incapaz de enfrentarse a los problemas, a Irving le resulta imposible romper con su mujer e irse a vivir con Sydney. Un día, el agente del FBI Richi DiMaso descubre los negocios ilegales de nuestros protagonistas, y a cambio de no arrestarlos, les pide colaboración con el gobierno para atrapar a delincuentes especializados en fraudes y estafas financieras. Dentro de este objetivo aparece Carmine Polito, el nuevo alcalde de Nueva Jersey, a priori un tipo íntegro y familiar, y a DiMaso le brillarán los ojos de ambición ante la posible detención de un pez gordo de la política. La trama se irá complicando cuando nuevos elementos de la política y el crimen organizado aparezcan en el plan. Toda esta situación hará tensar no solo la integridad de los protagonistas sino también la relación de Irving y Sydney, y la pondrá a prueba.

Lo primero que llama la atención de esta película es la metamorfosis setentera a la que han sido sometidos los protagonistas, con un diseño de vestuario que merece la nominación al Óscar, o una lograda ambientación en los decorados y las escenas urbanas. Christian Bale no sólo ha hecho uno de sus sorprendentes cambios físicos engordando varios kilos de más, sino que la escena inicial con su falso y ridículo peluquín mientras se peina a lo cortinilla es toda una declaración de intenciones del personaje, al igual que los falsos rizos de Bradley Cooper o el imposible tupé mega lacado de Jeremy Renner. Son una metáfora de que los personajes no son como realmente son, sino que todos tienen una fachada tras la que se ocultan sus verdaderas personalidades. El timador profesional de poca monta realmente tiene un corazón de oro y su problema es que está atrapado en un matrimonio sin salida. El agente del FBI en realidad busca reconocimiento profesional y que le tomen en consideración, a pesar de que se autoengaña continuamente diciendo que quiere acabar con la corrupción del sistema. El político de clase baja que acepta sobornos porque realmente está preocupado por su electorado. La verdad es que todos los actores hacen un gran trabajo y están irreconocibles en sus papeles. De Bale ya nos lo esperábamos, de Cooper o de Renner también. Amy Adams está deliciosa con maquillaje o sin él, a pesar de sus generosos escotes que distraen la atención continuamente. Y Jennifer Lawrence (también con escotes) resulta fabulosamente repugnante e irritante como esposa con pocas -poquísimas- luces que está harta de que su marido no la tenga en consideración (a pesar de que es ella misma es la causa de dicha situación). Hasta Robert De Niro nos obsequia con el mismo papel de mafioso con el que se ha especializado en su trayectoria, en una episódica aparición.

A pesar de todos los claroscuros iniciales de los personajes, O. Russell ha sido claro en  la definición y, sobre todo, en la resolución argumental de los mismos. El final presenta una moraleja clara y otorga absolución a los buenos, y condenación a los malos. Por ello, aunque forzado en algunos aspectos, me gusta que se premie al que es en esencia bueno porque le da una adecuada lectura moral a la cinta; al contrario que en El lobo de Wall Street, donde DiCaprio no hace más que drogarse y pasar de su familia para, al final, traicionar a sus compinches y obtener gracias a ello una rebaja en su condena. Aquí, por el contrario, vemos a un personaje engañar, esnifar cocaína y engañar a su prometida; mientras que a otro le vemos en una escena clave tomar algún tipo de sustancia que más tarde descubriremos que es por una dolencia cardiaca. Ni que decir tiene que cada uno de dichos personajes tendrá un final distinto en función de sus actos y sus motivaciones. El director aquí es muy hábil en mostrarnos distintas caras de los mismos pecados. No son iguales todas las infidelidades que aparecen en la película, ni la relación de los protagonistas con sus respectivas familias, ni la manera en que quebrantan la ley unos y otros. Unos y otros tendrán una catadura moral distinta, en función de sus motivaciones éticas.

Como aspectos negativos, tenemos que la cinta intenta ser una reedición de El Golpe, la obra maestra del cine de timos y estafas, pero se queda a medio camino. Al argumento le falta empaque y cautivación, puesto que engancha en el principio pero a mitad de cinta pierde fuelle e interés, para recuperarlo en el segmento final. Pero la verdad sea dicha, se trata más bien de una película de personajes, donde no es tan importante el argumento sino los conflictos que surgen al abrigo del mismo. Es por esto por lo que, si bien La gran estafa americana no es una película redonda, sí que es una buena opción y por lo tanto recomendable dada la cartelera actual.

Calificación: Buena

Lo Mejor: Todos los actores y las distintas lecturas a nivel ético y moral que le dan todos a la cinta. La ambientación y el vestuario, algo exagerados pero tal y como corresponde a la década.

Lo Peor: Pierde ritmo e interés a medida que avanza el metraje.

La vería de nuevo: Puede

La Recomiendo: Sí.

Películas similares: El Golpe, Casino, El lobo de Wall Street,

Ficha en IMDB: http://www.imdb.com/title/tt1800241/combined

Tráiler en You Tube (español):

1 comentario

Archivado bajo Bueno, Película - Comedia, Película - Drama, Película - Historia, Pelicula, Puntuado

Película – Los juegos del hambre: en llamas

Los juegos del hambre - en llamas poster

Reseñado por 0017

Ficha técnica

The Hunger Games: Catching Fire

Año: 2013

Director: Francis Lawrence (Constantine, Soy leyenda, Agua para elefantes)

Guión: Simon Beaufoy, Michael Arndt

Basado en el libro En llamas, de Suzanne Collins

Música: James Newton Howard

Fotografía: Jo Willems

Reparto

  • Jennifer Lawrence
  • Josh Hutcherson
  • Liam Hemsworth
  • Woody Harrelson
  • Elizabeth Banks
  • Lenny Kravitz
  • Philip Seymour Hoffman
  • Jeffrey Wright
  • Stanley Tucci
  • Donald Sutherland

Hace pocos días hemos tenido la triste noticia del fallecimiento del actor de 46 años Philip Seymour Hoffman, victima de una sobredosis en su propio apartamento de Nueva York. La casualidad hace que tuviera pensado reseñar esta semana uno de sus últimos trabajos estrenados recientemente, la adaptación de la segunda parte de la trilogía de Suzanne Collins, Los juegos del hambre – En llamas. A pesar de que al fallecido actor le quedan un par de filmes por estrenar este 2014, se tiene pensado desdoblar el último título de esta saga (Sinsajo, o Mockingjay en el original), en dos partes (para 2014 y 2015). Y estaba tan adelantado el proyecto, que Seymour Hoffman tenía rodadas la práctica totalidad de las escenas de la primera parte, y sólo le quedaba una semana de rodaje de la segunda. Esto hace que, a diferencia de otros casos fílmicos en los que la prematura muerte de uno de los actores principales obligaba a los responsables a agudizar el ingenio (el caso de Brandon Lee en “El Cuervo” o Heath Ledger en “El imaginario del doctor Parnasus”), aquí no vaya a haber grandes problemas para continuar esta saga que mezcla circo, reality show y opresión gubernamental a partes iguales.

El malogrado actor interpreta a Plutarch Heavensbee, el relevo de Seneca Crane (el personaje de Wes Bentley en la anterior entrega) como la mano ejecutora del malvado presidente Snow (Donald Sutherland), el organizador de los Juegos del Hambre que se dedica a controlar el desarrollo de los mismos. Ha pasado un año desde que Katniss Everdeen y su compañero del Distrito 12, Peeta Mellark, ganaron contra todo pronóstico la 74ª edición de los Juegos del Hambre, una herramienta del Capitolio (la capital de un país futurista conocido como Panam construido sobre lo que una vez fueron los Estados Unidos) usada para controlar las revueltas de la población del país y recordar a sus habitantes el aplastamiento de una insurrección años atrás. Ahora se dedican a ir de gira por el resto de distritos  mientras ven la realidad de las zonas más pobres del país. La insatisfacción cada vez es mayor en la población, y Katniss es vista como una heroína del pueblo para muchos, lo que irrita al presidente Snow porque crea inestabilidad y descontento social. De hecho, es lo que piensa el amor frustrado de Katniss, Gale, que la revolución cada vez está más cerca, y que ella debería jugar un papel activo en la misma. Para que esto no ocurra, Snow y Heavensbee idean que para conmemorar el 75 aniversario de los Juegos del Hambre, se realizará el Vasallaje de los 25: una edición especial en el que participarán ganadores de ediciones pasadas y en el que nuestros protagonistas del Distrito 12 se enfrentarán a todo tipo de contrincantes y asesinos especializados. El triángulo amoroso en el que se verá envuelta de nuevo Katniss (simulando un amor que no siente por Peeta como medio para sobrevivir), y la delicada situación social en que se encuentran los Distritos contrastará con la brutalidad del Capitolio para aplacar sus problemas. ¿Serán capaces nuestros protagonistas de volver a salir indemnes de esta edición de los Juegos del Hambre?

En esta ocasión se ha cambiado al director de la primera entrega Gary Ross, por Francis Lawrence, ya conocido por la mediocre Soy Leyenda, quien se hará cargo de las siguientes entregas que cierren esta saga, alargada innecesariamente en su tomo final mediante el recurso actual de dividir en dos algo que en libros se contaba de una vez. Veremos si ocurre como siempre en estos casos y resulta un error, de momento la sensación de deja vu en esta cinta es total. Hemos cambiado el estilo caótico de Ross por un mayor presupuesto y una fotografía más oscura (hay escenas rodadas de noche en las que no se aprecia nada de lo que ocurre en pantalla), pero el esquema de la primera parte es el mismo: una parte inicial sobre la vida en las zonas pobres, que intenta recordar en las formas totalitarias de control de la población a la obra maestra de Orwell, 1984; un interludio en el que volvemos a ver al personaje de Woody Harrelson y el resto de aliados mientras les instruyen para el combate y las pasarelas como medio de caer bien a la audiencia y sobrevivir a cualquier medio; y por último, las escenas finales en la Arena, con los combates muerte a muerte entre los protagonistas y las distintas alianzas que se forman. Salvo el final de la película (lo único sorprendente y realmente diferente a la anterior entrega), el resto del metraje es un calco y no aporta nada nuevo, ni siquiera el interés por ver cómo evolucionará el argumento. El exceso de secundarios de lujo son incapaces de darle calidad a la cinta, solo el ya mencionado Seymour Hoffman hace un papel algo reposado y para nada excéntrico, lo que se agradece viendo las tonterías en las que caen Stanley Tucci o hasta un inverosímil Jeffrey Wright. Y por supuesto, Jennifer Lawrence, auténtico descubrimiento y acierto de la saga, que se va haciendo una gran carrera con títulos como “El lado bueno de las cosas” o la reciente “La gran estafa americana”.

Lawrence es, junto con Seymour Hoffman, la única que le da cierto empaque emocional y profundidad a la historia, que repite los problemas de la primera parte. Es decir, la película es un subproducto para adolescentes con el toque Crepúsculo (triángulos amorosos imposibles, en esta ocasión el planteamiento de lo que le ocurre a la protagonista parece existencialista), aderezado con una crítica social estilo orwelliano que no llega ni a la altura de la obra maestra crítica con los totalitarismos. Y el estilismo de los personajes sigue rayando el ridículo. Como resultado, tenemos una película que a mí me resultó tremendamente aburrida y carente de interés, y no dejo de pensar lo que se podría haber hecho si se hubiera destinado el dinero de la producción a otros proyectos. Es lo que tiene que los responsables de esta industria estén buscando continuamente la gallina de los huevos de oro.

Calificación: Mala

Lo Mejor: El final, que nos da esperanzas acerca de un cambio de rumbo en los títulos que cerrarán la saga. Jennifer Lawrence sigue haciendo el buen trabajo con el que sorprendió en la primera entrega.

Lo Peor: Que es más de lo mismo

La vería de nuevo: No

La Recomiendo: Sólo si sois fans de la saga literaria.

Películas similares: Los Juegos del Hambre; Battle Royale

Ficha en IMDB: http://www.imdb.com/title/tt1951264/combined

Tráiler en You Tube (español):

1 comentario

Archivado bajo Película - Aventuras, Película - Ciencia Ficción, Película - Drama, Película - Romántica, Pelicula

Película – El lobo de Wall Street

El-lobo-de-Wall-Street-poster

Reseñado por 0017

Ficha técnica

The Wolf of Wall Street

Año: 2013

Director: Martin Scorsese (Taxi Driver, Malas Calles, Uno de los nuestros, Casino, Gangs of New York, Shutter Island, Infiltrados)

Guión: Terence Winter

Basado en el libro de Jordan Belfort

Música: Howard Shore

Fotografía: Rodrigo Prieto

Reparto

  • Leonardo DiCaprio
  • Jonah Hill
  • Margot Robbie
  • Matthew McConaughey
  • Kyle Chandler
  • Jean Dujardin
  • Jon Favreau

Definitivamente, 2013 ha sido el año de Leonardo DiCaprio, tras ser villano de lujo de Tarantino en Django Desencadenado, y protagonista de la función en El Gran Gatsby.  Y todavía le quedaba pendiente de estreno esta sátira alocada y excesiva sobre el mundo de las altas finanzas, basada en una historia real que llevaba varios años empeñado en adaptarla y con la que ha conseguido sacar del retiro al mismísimo Martin Scorsese, quien ha asegurado que se trata de la última película que rodará. Desde luego que el director de Uno de los nuestros y Casino ha llevado a cabo la evolución lógica de los personajes centrales de su filmografía, la quinta colaboración con DiCaprio y convirtiéndole en su musa en toda regla. Si en otras ocasiones mafiosos y matones eran el hilo conductor de la particular visión de América según Scorsese, ahora tenemos a la misma tipología de personajes en el ámbito de las grandes finanzas pero conservando el hálito perdedor y de degradación moral que implica una vorágine autodestructiva de drogas y dinero fácil. Los mafiosos de los casinos se transmutan ahora en engominados agentes de bolsa, pero el transfondo será el mismo. No hay mucha diferencia entre el Robert de Niro de Casino y este DiCaprio de las altas finanzas, con drogas, dinero y rubias fatales de por medio. La novedad ahora es el tono cómico que le ha dado Scorsese, realmente acertado sin caer en ningún tipo de situación forzada ni sin que nos resulte extraño el género en el que nos propone este viaje lisérgico.

La película está basada en las memorias escritas por Jordan Belfort, un joven y ambicioso broker de los noventa que llegó a Wall Street dispuesto a ganarse la vida en los mercados de valores. Empezando desde cero y sin licencia bursátil en una firma de intermediación, ahí conoce a su mentor Mark Hanna, y pronto le enseña los dos grandes secretos del mundillo: que no importan nada las ganancias de los clientes sino las comisiones que se les cobran, y la cocaína como método para tener la mente lúcida y poder aguantar el frenético ritmo que supone trabajar en la bolsa. Sin embargo, al poco de obtener la licencia los cimientos del sistema temblaron con el crack bursátil de 1987, y se vio en la calle buscando otra empresa donde desarrollar la actividad financiera. Con el apoyo de su esposa empieza en una menos glamorosa sociedad de inversiones de baja capitalización, donde todo es más cutre pero las comisiones son mayores y es entonces cuando es consciente del filón para ganar dinero de verdad. Reúne a un grupo de inadaptados sociales a los que enseña el arte de vender por teléfono instrumentos financieros, incluyendo al que será a partir de entonces su más fiel amigo, Donnie Azoff. Donnie no sólo será el contrapunto cómico que evolucionará con Jordan en su desarrollo profesional y económico; también le acompañará en su descenso a los infiernos (o paraíso, según se mire) de fiestas y bacanales con sexo y drogas por doquier, donde el dinero será despilfarrado sin miramientos conforme vaya prosperando la agencia de valores creada desde cero. Los desaforados discursos motivacionales a sus empleados, la locura en que se convertían las oficinas con cada nueva ocurrencia, las nuevas mujeres que iban llegando a su vida, los grandes cochazos deportivos, las mansiones y los yates, hicieron que la revista FORBES le calificara como “el lobo de Wall Street” y le convirtió en el foco de las investigaciones del FBI. La acusación de estafa financiera a sus clientes y blanqueo de dinero planeará sobre Jordan y desde entonces el tira y afloja entre Belfort y la justicia será patente en ese descenso a los infiernos moral y laboral.

Lo que ha hecho Scorsese al adaptar esta historia ha sido alejarse de la visión chulesca y cínica que alcanzó Oliver Stone con la obra maestra de las películas bursátiles, Wall Street, estando más cerca de “Entre pillos anda el juego” (“Trading Places”, 1983), con Eddie Murphy y Dan Aykroyd. En este sentido, vemos como una serie de inadaptados sociales convertidos en alto ejecutivos hacen de la picaresca su modo de vida. A base de hacer a los protagonistas simpáticos y para nada estirados, el director se garantiza que el público simpatice con estos gañanes más parecidos a los matones de Casino que a los sofisticados brokers de Wall Street. Resulta hilarante, por ejemplo, que uno de los corredores que forman parte del equipo de DiCaprio sea Ethan Suplee, el hermano grandote, tontorrón y con pocas luces de la serie “Me llamo Earl”, en un papel que no tiene ni una sola frase pero que no hace más que permanecer en segundo plano continuamente y desviando la atención en todo momento.

En general la cinta rinde a unos niveles muy altos de calidad. Es por esto que tiene tres fallos que considero que resalten más. En primer lugar, su excesiva duración. Son tres horas de metraje que para mucha gente pasan rápidamente, pero que a mí me resultaron excesivas. Quizás con media hora ó 40 minutos menos hubiera sido perfecta, quitando algunas escenas que no aportan nada a la resolución del argumento (pero que aportan grandes carcajadas, eso sí).

El segundo defecto que le veo es el exceso de drogas, puteríos e infidelidades que nos brinda la película. Sabemos que Scorsese no se caracteriza por mostrarnos el lado tierno y melindroso de la vida, y que él mismo no ha sido un monje de clausura. Pero llega un momento que ya aburre ver esnifar cocaína encima de mujeres desnudas; así como también cansa la desastrosa vida amorosa del protagonista consecuencia de una falta total de moralidad, que a mí personalmente hace que no sienta lástima por el final al que se enfrenta. Será que yo soy un idealista, pero creo firmemente que se puede llevar una vida exitosa en lo profesional sin traicionar tus principios, ni dejarte vender por el dinero fácil (lo que no quita que se pueda ganar dinero).

Lo que me lleva al tercer defecto principal de la película, algo habitual en el cine de hoy en día en el que la realidad actual se ha visto golpeada por la crisis financiera global en la que nos hemos sumergido. De hecho, la relectura de los “malvados mercados” como causantes de la crisis actual me irrita tremendamente por lo demagógico de la totalidad de las propuestas actuales; desde el subgénero creado con propuestas como “Margin Call”, “Inside Job” o “Wall Street: el dinero nunca duerme”, hasta películas aparentemente ajenas al tema como “Millenium” o “Los juegos del hambre”, donde los malos de la función son financieros o ricachones causantes de la pobreza actual mientras ellos se lucran aún más. Para los entendidos en finanzas, las operaciones y situaciones presentadas en “El lobo de Wall Street” están vagamente descritas y hace uso continuo del recurso fácil del narrador de despachar las explicaciones farragosas aduciendo que el espectador no entenderá nada de OPVs y demás. En ningún momento se explica en qué consisten los fraudes que comenten (aunque el DiCaprio narrador nos deja claro que engañan a los clientes continuamente). Básicamente usa la técnica contraria a Margin Call y el resto de películas arriba mencionadas: la descripción minimalista del ambiente bursátil, frente al exceso de tecnicismos abigarrados que dejan al espectador confundido y perplejo (y que no tiene más intención que confundir al oído experto). En este sentido, Wall Street (1987) sigue siendo la reina en retratar el mundillo con pinceladas fugaces y a la vez certeras y verosímiles.

Pero si obviamos estos tres defectos y vemos a la cinta con la adecuada distancia moral (y no como un dogma de actuación vital, como hay que hacer con el resto de la filmografía de Scorsese) nos encontraremos con una de las mejores películas de los últimos meses, con un DiCaprio inmenso como actor que confirma su plenitud artística (algo de lo que ya hablé en Diamante de Sangre o El Gran Gatsby) y su capacidad para destacar frente a sus rivales en el olimpo actoral (sobre todo frente a Tom Cruise y Brad Pitt, los otros dos grandes divos atractivos con los que se lleva batiendo el cobre las últimas dos décadas de taquillazas). Aquí está mucho más gracioso que en “Atrápame si puedes”, y más físico que nunca: salta, grita, se enfada, da discursos, baila, se arrastra, gatea,… Y todo ello sin perder la compostura ni la dignidad (algo de lo que, por ejemplo, Ben Stiller no podrá hacer jamás, como comenté en mi anterior reseña). Los puntazos cómicos que nos ofrece la película son innumerables; y en el saco también hay que meter a Jonah Hill, auténtico gran descubrimiento de la cinta y sin el que la mitad de las escenas en las que nos tronchamos no tendrían tanta gracia (el momento en que conoce a la rubia Naomi en la fiesta es brutal, y así tenemos una docena de situaciones). Hasta Matthew McConaughey está increíblemente brillante, con su personaje pasado de vueltas que solo sale en los diez primeros minutos; o el otro descubrimiento de la película, Margot Robbie (vista hace poco en un pequeño papel en “Una Cuestión de tiempo”), actriz que está en boca de todo el mundo (y no es de extrañar viendo las sugerentes escenas que nos ofrece).

En definitiva, Scorsese nos presenta una excesiva e hilarante historia que retrata la adicción que produce la mayor de las drogas: el dinero (con el que se pueden comprar otras drogas y el resto de las cosas como coches, yates, sexo y amigos). Es excesiva a todos los niveles, pero lo bueno que tiene es que después de esbozar las triquiñuelas de la bolsa y la degradación moral de sus trabajadores, nos señala que nadie esta exento de caer en las mismas trampas que la codicia sin límite nos impone. Da igual que sean millonarios de buena familia o gente de a pie, todos se ven corrompidos ante la perspectiva de ganar dinero aunque sea a costa del engaño ajeno. Y en este sentido, la escena final con que se cierra “El lobo de Wall Street” es totalmente reveladora de este aspecto, y sintetiza de manera genial todo lo que hemos visto durante los anteriores 178 minutos de la película. Recomiendo verla.

Calificación: Muy buena/Excelente

Lo Mejor: DiCaprio está inmenso en su papel cómico; los puntazos de comedia se cuentan a pares, gracias también a Jonah Hill.

Lo Peor: La duración puede resultar excesiva al divagar en determinados momentos centrales de la cinta. La apología de las drogas y las infidelidades resultan tan excesivas como moralmente reprobables, y en ningún momento nos da una lección sobre lo inadecuado de estas conductas.

La vería de nuevo: Sí.

La Recomiendo: Sin duda.

Películas similares: Wall Street, El gran farol, Casino, Atrápame si puedes, Entre pillos anda el juego.

Ficha en IMDB: http://www.imdb.com/title/tt0993846/combined

Tráiler en You Tube (español):

8 comentarios

Archivado bajo Imprescindible, Muy bueno, Película - Comedia, Película - Historia, Pelicula, Puntuado

Película – La Vida Secreta de Walter Mitty

The Secret Life of Walter Mitty (2013)

Reseñado por 0017

Ficha técnica

The Secret Life of Walter Mitty

Año: 2013

Director: Ben Stiller (Reality Bites, Zoolander, Tropic Thunder)

Guión: Steve Conrad

Basado en el libro de James Thurber

Música: Theodore Shapiro

Fotografía: Stuart Dryburgh

Reparto

  • Ben Stiller
  • Kristen Wiig
  • Sean Penn
  • Adam Scott
  • Shirley McLaine
  • Patton Oswalt

“La vida secreta de Walter Mitty” es una de las incursiones de Ben Stiller en la dirección, tarea en la que no resulta principiante dado que ya en 1994 nos obsequió con la radiografía de la llamada Generación X en “Bocados de Realidad”; cinta que reflejaba la decepción vitales de aquellos nacidos a finales de los setenta que se encontraron con un jarro de agua fría al pasar a la madurez, y chocarse contra el muro que la sociedad impone para convertirse en adultos responsables. Stiller tenía reservado un papel secundario pero fundamental en la trama, cómico a ratos pero comedido dentro de lo que es su histrionismo. Sus siguientes incursiones en la dirección incluyeron la descerebrada Zoolander (soberana ida de olla pseudo-intelectual que critica la superficialidad de la moda, pero elevada a la categoría de culto por un gran número de seguidores), y Tropic Thunder (otra locura crítica esta vez con el mundo del cine y los grandes egos interpretativos, con algo más de tino a la hora de desarrollar la trama). Si en la primera nos encontramos a un Stiller desbocado y sin control a la hora de actuar y ser crítico con el sistema, en la segunda le vemos más tranquilo y cediendo protagonismo al resto de secundarios, pero con una mala leche igual o peor. Es por ello por lo que uno afronta “La vida secreta de Walter Mitty” con cierto recelo, ya que los que no somos admiradores del cómico nos temíamos un festival de situaciones ostensiblemente diseñadas para hacer reír, mientras se va haciendo poco a poco más detestable. Afortunadamente esto no es así, y si bien la cinta no rinde a un nivel brillante, sí que nos presenta a un protagonista más relajado y no demasiado repelente, con grandes momentos bien rodados y con un planteamiento visual que parece a ratos sacado del mundo de la publicidad, rozando el pasteleo sentimental.

Inicialmente esta historia fue concebida como un relato corto publicado en 1939 por James Thurber, y la esencia de la narración era que un protagonista que tendía a soñar despierto con vidas y aventuras que se escapaban a la realidad de su rutina. De hecho, en su momento dio lugar a la creación de la palabra en inglés “Mittyesque”, para referirse a esas situaciones en las que se presta más atención a la fantasía que a la realidad. En 1947 se realizó una primera adaptación de dicho libro, con Danny Kaye como protagonista de la cinta, y desde hace unos cuantos años Samuel Goldwyn Jr, el sucesor del productor original, venía buscando rodar un remake de la cinta, sonando nombres como Jim Carrey, Owen Wilson, Mike Myers y Sacha Baron Cohen para el papel principal.

Walter Mitty es un anodino trabajador del departamento de fotografía de la revista LIFE. Se ocupa de escoger las mejores fotos que irán en la portada de la revista. Como contrapartida a su gris vida, suele fantasear despierto imaginando que vive aventuras emocionantes que nunca ha tenido, o que cruza unas palabras con la guapa chica nueva de la oficina. Pero el mundo digital llega a la empresa, y una nueva gerencia amenaza con despidos masivos de la plantilla. El fotógrafo estrella de la revista, Sean O’Connell, envía una remesa con las mejores fotografías que haya hecho nunca para el último número en papel de la revista, a la atención de Mitty. Pero la mejor fotografía de todas, el negativo número 25, no está donde debería estar y Mitty deberá buscarla por todas partes dado que su empleo estará en juego. De hecho, emprenderá un repentino e inusual viaje, saliendo de su rutina carente de emociones, y donde la fantasía se mezclará con la realidad para encontrar de una vez el negativo número 25. En este viaje, Walter Mitty descubrirá no solo a personas o lugares extraordinarios, también se descubrirá a sí mismo y comprenderá la esencia de la vida real, que es más importante y ofrece más aventuras que cualquier tipo de ensoñación.

Decía que una de las cosas que se agradecía de esta película es que Ben Stiller no hace demasiado de sí mismo, con lo que tiene la delicadeza de no obsequiarnos con su habitual recital de histrionismo gafe y perdedor. Básicamente se limita a estar en pantalla para ofrecernos un relato de autoayuda sobre la necesidad de no encerrarnos en nosotros mismos y dedicarnos a vivir cada momento de la vida como si fuera el último, enmarcado en una época de crisis empresarial en la que son más importantes las nuevas tecnologías que el capital humano, con lección moralista incluida. Cayendo en ocasiones en un pasteleo propio del lenguaje publicitario, la cinta nos ofrece grandes momentos visuales y poéticos, con el recurso estilístico de mostrar letras sobreimpresas en pantalla que nos va llevando a lo largo de la narración. Es precisamente este exceso de sensiblería lo mejor y lo peor de la cinta, perfecta para la época navideña en la que se ha estrenado, rozando el espíritu de las películas de Fran Capra en ocasiones. Es decir, al principio nos dejamos subyugar por lo correcto e impresionante de algunas escenas rodadas con buen hacer; sin embargo, a lo largo del metraje se va dejando de lado el juego de combinar ficción con realidad, para ofrecernos por momentos escenas inverosímiles a cada cual más increíble. Finalmente, tanto lirismo bien rodado hace que el relato se torne más vacuo y el mensaje pierda efectividad. Al final, sólo nos quedamos con un buen rato sin más, salimos del cine con una dulce sensación de momentos bien rodados que caen con facilidad en el olvido al cabo de las horas. Entre medias, tenemos a Shirley McLane, Sean Penn, y un juego de buscar el fotograma perdido por medio mundo en una historia iniciática de descubrimiento personal. Francamente, no pasa nada por ir a verla, no se hace lenta y deja buen sabor de boca. Pero frente a otras opciones en cartelera, recomiendo no dar prioridad a Walter Mitty ya que poco más nos aportará después de casi dos horas de película.

Calificación: Pasable

Lo Mejor: El espectáculo visual que nos ofrece. Un Ben Stiller más comedido de lo habitual.

Lo Peor: Exceso de sensiblería que poco aporta después del mensaje inicial.

La vería de nuevo: No.

La Recomiendo: Sólo si no tenemos más opciones en cartel.

Películas similares: Forrest Gump, El Show de Truman

Ficha en IMDB: http://www.imdb.com/title/tt0359950/combined

Tráiler en You Tube (español):

3 comentarios

Archivado bajo Pasable, Película - Aventuras, Película - Comedia, Película - Romántica, Pelicula, Puntuado