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Película – El Hipnotista

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Reseñado por 0017

Ficha técnica

Hypnotisören

Año: 2012

Director: Lasse Hallström ¿A quién ama Gilbert Grape?, Las normas de la casa de la sidra, Chocolat, La pesca del salmón en Yemen)

Guión: Paolo Vacirca

Basado en el libro de Lars Kepler (link al libro en Amazon)

Música: Oscar Fogelström

Fotografía: Mattias Montero

Reparto

  • Tobias Zilliacus
  • Mikael Persbrandt
  • Lena Olin
  • Helena af Sandeberg
  • Oscar Pettersson

El Hipnotista es la primera incursión en el thriller de Lasse Hallström, director de Chocolat y Las Normas de la Casa de la Sidra. Un género que a priori, no tiene mucho que ver con el resto de su filmografía y, visto el resultado, una mala decisión que esperemos no se vuelva a repetir. Malosa se había leído el libro y le pareció interesante, por lo que me convenció para ver esta cinta; pero dado el aburrido resultado que ha perpetrado el director sueco, todavía me está pidiendo perdón por haberme arrastrado al cine (Malosa, no Hallström).

No voy a dar muchos detalles sobre el libro, de ello ya se ocupará Malosa, pero decir que está escrito por Lars Kepler, seudónimo de un matrimonio sueco que se han subido al carro del éxito de la narrativa policíaca escandinava iniciado con el éxito de la trilogía Milenium. En un derroche de optimismo han planeado una serie de ocho novelas policíacas, siendo El Hipnotista la segunda de ellas. La comparación con la obra de Larsson no es gratuita, y dado que en breve reseñaré la excepcional adaptación de Fincher, lo primero he de señalar que comparte muchos de sus elementos de partida, a saber: crímenes sórdidos y desagradables, un reflejo de una sociedad nórdica no tan idílica como cabría suponer, y con un frío ambiental que ayuda a crear un clima desasosegante y perturbador. Sin embargo, no sé a nivel literario, pero lo que es fílmicamente hablando, El Hipnotista me dejó tan gélido como los escenarios en los que se desarrolla.

Un investigador perteneciente a la brigada policía judicial llamado Linna intenta resolver los salvajes crímenes de una familia entera asesinados a cuchilladas. Tan sólo ha sobrevivido el hijo de la familia, aunque herido de gravedad, y la hija mayor, en paradero desconocido. El caso corre el riesgo de llegar a un punto muerto y quedarse estancado, por lo que Linna toma medidas fuera de lo común: le pide a Bark, un médico del hospital, que realice una sesión de hipnosis con el muchacho inconsciente y malherido. La idea es que bajo los efectos de la hipnosis y de manera inconsciente el chico aporte toda la información acerca del suceso y de su hermana desaparecida. Sin embargo, todo se torcerá debido a posibles efectos adversos sobre la salud del chico, que hacen recomendable no seguir con la terapia. Mientras, Bark se enfrenta a problemas en su vida familiar. No está pasando por los mejores momentos con su insegura esposa, su hijo está en una fase adolescente y pasota, y él se ha convertido en un adicto a los somníferos sin los cuales es incapaz de dormir por las noches. Pero todo esto pasará a un segundo plano cuando el caso al que ayuda a Linna a resolver repercuta en su vida y pase a tener un protagonismo activo, poniendo a su familia en peligro. En ese momento deberá dar lo mejor de sí mismo y aunar esfuerzos con el investigador para abandonar sus temores y antiguos traumas profesionales, todo ello orientado a resolver el misterio.

La verdad es que así explicado da la impresión de que el argumento es llamativo y que reúne lo mejor del cine negro y policíaco, pero lo cierto es que me he esforzado por aparentar que la trama resulte atractiva sobre el papel después de dos horas de absoluto aburrimiento en la sala. Con un arranque prometedor, es normal que pensemos que los primeros minutos de película estén destinados a colocar las piezas del rompecabezas que luego nos afanaremos en recomponer de manera animosa y entretenida. Pero conforme va pasando el metraje, nos encontramos con un torpe desarrollo de los acontecimientos que no interesa a nadie, mezclado con un tratamiento de los personajes aburrido e irritante. Los devenires del matrimonio Bark están tan mal expuestos que hace que acabemos odiando a la cargante esposa y su cambios de humor (interpretada por Lena Olin, mujer del realizador, se supone que se preparó el papel intentando buscar testimonios de familias que se han enfrentado a traumas similares a los expuestos en el argumento). Si en Milenium el personaje de Blomkvist era capaz de tener relaciones liberales con las mujeres con las que se relacionaba, aquí el personaje de Simone Bark resulta tan celosa y desconfiada por una infidelidad pasada de su marido que hace que no tenga sentido ninguno de sus actos. La actuación de Mikael Persbrandt como Bark tampoco es que haga mejorar mucho la situación, pareciendo que tenga horchata en las venas debido a su ya mencionada adicción a los somníferos y dando una impronta permanentemente somnolienta a su personaje. Unos diálogos lentos y repetitivos hasta la extenuación a base de monosílabos hace la trama más pesada si cabe en la cinta en general y en estas escenas en particular.

Pocas cosas me hicieron tener buen sabor de boca al salir del cine. La interpretación de Tobias Zilliacus como investigador deja indiferente, lo cual no ayuda mucho a compensar las irritantes escenas del resto de personajes. Si se pretendía hacer una reflexión sobre la tipología de la familia escandinava poniendo al personaje de Zilliacus como modelo de soltero de mediana edad imposible de desconectar de su trabajo (en contraposición a su compañera de trabajo, siempre con el niño a cuestas), ésta no ha sido muy afortunada. Hasta el final de la cinta, con algo de acción que hasta el momento se nos había negado, está resuelta de manera ilógica y estúpida.

Resulta incomprensible el producto que ha desarrollado Hallström, más habituado a un cine poético y metáforico. El cuento de hadas que fue Chocolat, que desarrollaba una luminosa historia sobre la libertad a contracorriente del poder establecido (al igual que Las Normas de la Casa de la Sidra), choca frontalmente con esta cinta oscura y enferma que, parece que se ha atiborrado a somníferos como el personaje del título (poco comprensible también, dado que “hipnotista” no existe en español según la RAE, suponemos que ha sido una traducción literal del título original “Hypnotisören”, pero lo correcto hubiera sido decir “hipnotizador”). Todo esto nos hace pensar sobre las pobres cualidades del director sueco como realizador de thillers, presentándonos una aburrida y lenta adaptación con un guión desafortunado que malgasta un buen material de partida (si en el libro ocurren cosas desde las primeras páginas, ¿por qué aquí se empeñan en demorarlas hasta pasado medio metraje?). Esperemos que no haya más adaptaciones de estos escritores, y que el realizador sueco vuelva al tipo de cine reflexivo y pausado que mejor se le da hacer.

Calificación: Mala

Lo Mejor: Me quedo con muy poco de esta película, como mucho la escena final con un autobús en la nieve pero poco más.

Lo Peor: Las interpretaciones (el tratamiento de los personajes, su psicología y motivaciones son pésimos), y el ritmo lento y soporífero de la trama.

La vería de nuevo: No.

La Recomiendo: No.

Películas similares: Millennium (tanto las versiones suecas como la de Fincher), El alquimista impaciente.

Ficha en IMDB: http://www.imdb.com/title/tt1556243/

Link a la reseña del libro:

El hipnotista – Lars Kepler

Tráiler en You Tube (español):

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Película – El Atlas de las Nubes (Revisión)

Poster Atlas de las nubes

Reseñado por 0017

Ficha técnica

Año: 2012

Director: Lana y Andy Wachowski (Matrix, V de Vendetta, Speed Racer), Tom Tykwer (Corre, Lola, Corre; El Perfume, historia de un asesino)

Guión: Hermanos Wachowski, Tom Tykwer

Basado en el libro de David Mitchell (link al libro en Amazon)

Música: Tom Tykwer, Johnny Klimek, Reinhold Heil

Fotografía: Frank Griebe, John Toll

Reparto

  • Tom Hanks
  • Halle Berry
  • Jim Broadbent
  • Hugo Weaving
  • Jim Sturgess
  • Bae Doona
  • Ben Wishaw
  • Hugh Grant
  • Susan Sarandon

Ante nosotros tenemos una de las películas más complejas de 2012, uno de los posibles  taquillazos que sin embargo pinchó estrepitosamente en la taquilla americana y quizás por esa razón su estreno en España pasó en marzo pasado sin pena ni gloria. Un fracaso dado lo coral de su reparto y la reputación de sus directores – productores, unos hermanos Wachowski (tras el cambio de sexo de Larry a Lana) que buscaban repetir el éxito de Matrix; y un Tom Tykwer que ya demostró su buen hacer con el bizarrismo de Corre, Lola, Corre y El Perfume. Con un reparto coral de gran nivel y uno de los planteamientos más audaces de los últimos tiempos, El Atlas de las nubes se basa en una novela de David Mitchell, con una estructura narrativa también rompedora. Las distintas partes e historias que se narran en el libro tienen una simetría concéntrica según la época, y cada una de ellas está escrita con un estilo propio (en forma de diario, cartas entre dos amantes, etc). Este proceder ha hecho que los Wachowski hayan intentado innovar en el lenguaje narrativo del filme, adaptando todo aquello que no funcionaría en la pantalla. En su lugar, han hecho una exquisita labor de montaje a base de cortes de escenas en momentos claves, para pasar a otra historia estableciendo las conexiones cósmicas de la película a base de sugerencias implícitas, algunas muy sutiles y otras no tanto, pero que exigirá de seguro varios visionados para acabar de entender obra tan magna.

El denso argumento nos desgrana varias narraciones expuestas a lo largo de los siglos con cierta conexión entre cada una de ellas ya sea por similitudes con los personajes (los actores interpretan varios papeles cambiando en ocasiones de sexo y de raza incluso) o interacciones entre ellos. El mismo actor puede interpretar a un personaje puramente malvado que con sus actos se redime en un futuro. Por lo tanto, toda la película coquetea con la idea del karma y la redención cósmica a través de nuestros actos. Las distintas historias que se entrecruzan el la cinta son las siguientes (en el libro cada una de ellas tiene un título):

  • Pacífico sur, 1849, Un joven abogado es encargado de volver a California con un contrato comercial para su futuro suegro. Durante el viaje de vuelta cae enfermo y pasa a recibir los cuidados del médico del barco, aunque probablemente esté más motivado por la codicia que por la salud del joven. La amistad del abogado con un esclavo que se ha colado de polizón en el barco será clave para que aquél pueda llegar a los USA y volver a ver a su prometida.
  • Cambridge, 1936. Frobisher, un joven compositor homosexual y su amante Sixmith, estudiante de ciencias, viven un amor prohibido narrado a través de las cartas que le escribe el primero al segundo. En ellas se explica como Frobisher es contratado por un gran compositor musical en el final de sus días para que le ayude a transcribir las obras musicales que todavía le rondan por la cabeza. Mientras realiza esta labor, el joven Frobisher logra obtener la inspiración para crear El Atlas de las Nubes, su gran obra maestra. Sin embargo, pronto surgirán las disputas acerca de la autoría de tan magna obra, y la disoluta vida de Frobisher supondrá el desencadenante de la tragedia.
  • San Francisco, 1973. Una periodista afroamericana, Luisa Rey, recibe una información de un anciano físico nuclear llamado Sixmith, acerca de un posible sabotaje en la central nuclear de la zona, motivado por oscuros intereses empresariales. La investigación se torna más peligrosa cuando un asesino a sueldo empieza a liquidar a todos los que pueden tener información acerca de la trama. Una historia de amor inacabada con un técnico de la central, y el continuo peligro a los que estará expuesta Luisa, hará que ésta se esfuerce por descubrir el escándalo energético.
  • Londres, 2012. Un editor literario en el ocaso de su vida, Timothy Cavendish, debe desaparecer del mapa cuando su último bombazo editorial escrito por Hoggins, un mafioso con ínfulas de escritor, es un éxito y éste, desde la cárcel, le exige un porcentaje mayor de las ganancias. El hermano de Cavendish simula ayudarle pero acaba internándole en una clínica de la tercera edad regido de manera dictatorial por una enfermeras con poco aprecio por sus ancianos residentes. Lo tragicómico de la situación exigirá a Cavendish lo mejor de él para escapar de la clinica.
  • Neo Seul, Corea, 2144. En un futuro distópico, las empresas crean clones para que trabajen como sirvientes. En un restaurante de comida rápida, una de las camareras llamada Sonmi-451 empieza a tener consciencia acerca de su destino y es liberada por un joven miembro de un grupo rebelde que buscan cambiar el esclavista sistema de capas sociales. Ambos emprenden un viaje a una estación de radio en Hawai donde Sonmi pueda enviar un mensaje a todas sus compañeras clones, mientras son perseguidos por agentes del orden, antes de liderar una revolución que cambie todo el orden establecido.
  •  Hawai, 2321. Una tierra postapocalíptica en la que los humanos que quedan han involucionado tecnológicamente y están establecidos en diferentes tribus. Zachry, un pastor de cabras es testigo de la muerte de su cuñado a manos de una tribu caníbal rival. El miedo y la visión de un antiguo diablo que permanece en su mente y que despierta sus más bajos instintos de supervivencia le impiden hacer nada. Zachry recibe la visita de Meronym, una viajera espacial perteneciente a una raza humana con tecnología avanzada que han colonizado otros planetas y que están en peligro de extinción. Meronym necesita la ayuda de Zachry para alcanzar una estación de radio abandonada y dirigirse a todos los antiguos habitantes de la tierra, para así salvar el destino último de las distintas razas supervivientes de la humanidad.

Como ya he dicho, la cinta pasó sin pena ni gloria en su momento, siendo un fracaso para las expectativas que se tenían proyectadas y el presupuesto invertido (más de 100 millones de dólares). La complejidad de la novela y de la trama desde luego que no han ayudado en su carrera comercial, así como el denso metraje de tres horas que dura la obra. Sin embargo, una cosa juega a favor de ella, y es que el escaso público que ha acudido a verla no ha quedado indiferente ante el filme, teniendo papeletas para convertirse en una cinta de culto si es que en los años venideros al público le da por redescubrir esta obra. Lo que sí que está claro es que quien se anime a verla necesitará varios visionados y echar un vistazo a alguna lista del casting actoral (http://es.wikipedia.org/wiki/Cloud_Atlas#Reparto) para volver a captar detalles inadvertidos colocados estratégicamente por el guión y el montaje. Tenemos a los mismos actores interpretando distintos papeles una y otra vez, en distintas épocas, razas e incluso sexo (Halle Berry pasa por esclava negra del XIX, mujer blanca en los años 30, periodista afroamericana en los 70, belleza fugaz en una fiesta en 2012, cirujano cibernético coreano en 2144, y mujer humana de una raza evolucionada en 2321,… ahí es nada…). A modo de ejemplo he encontrado en internet este esquema con los distintos actores protagonistas y los papeles que interpretan. Simplemente, necesario una vez la hayas visto.

El atlas de las nubles quien es quien

En algunos momentos puede hasta resultar ridículos los maquillajes para hacer pasar por coreanos a algunos personajes (Jim Sturgess, Hugo Weaving) o a la inversa, pero yo creo que el resultado es intencionado para que el público los reconozca, con lo que me chirría pero lo veo necesario.

A favor yo veo algunos puntos como pueden ser la imaginería visual que crea en cada historia, algo que con Matrix ya vimos que los Wachowski eran especialistas. No solo en los segmentos futuristas, también las escenas ambientadas en Cambridge y en el Pacífico merecen mención. Otro acierto es que la citada complejidad argumental da para muchas reflexiones acerca del karma, del destino y de la redención a través de nuestros actos, de la lucha del bien y del mal dentro de cada uno de nosotros,… Distintos tonos y líneas argumentales, que va desde el thiller ciberpunk hasta la comedia costumbrista, pasando por el drama de época y el cine policíaco setentero. Tiene incluso la capacidad de hacer que Hugh Grant nos sorprenda con sus dotes actorales estando creíble en sus papeles decimonónicos así como los contemporáneos (el dueño del lobby nuclear), algo risible como anciano en 2012 y coreano en 2144 e, increíblemente sorprendente como malvado líder de la tribu rival en el lejano 2321 – quién lo iba a decir…

Es posible que el ritmo narrativo haga aguas en algunos momentos, haciendo que el espectador se pregunte muchas veces que es lo que está viendo y a donde se quieren dirigir los realizadores. Todo ello da como resultado una película extenuante que hace que salgamos del cine agotados por intentar haber seguido la trama sin perdernos. Eso es un punto negativo que se va difuminando con posteriores visionados, y es la razón por la que recomiendo dar a El Atlas de las Nubes no una, sino varias oportunidades. Como también animo a la lectura de la novela de David Mitchell, solo por el espíritu renovador con el que se afronta el caleidoscopio coral que suponen todas las historias.

Calificación: Buena

Lo Mejor: El planteamiento novedoso de la historia. Las escenas de introducción iniciales; los detalles de los que está plagado el argumento.

Lo Peor: Su excesivo metraje; la labor de maquillaje necesaria pero sonrojante en algunos casos

La vería de nuevo: La he visto dos veces y la vería una tercera, es algo necesario en esta cinta en concreto

La Recomiendo: Sí, por lo menos un par de visionados si la primera vez no te disgusta en demasía.

Si quieres comprar el DVD de El Atlas de las Nubes

El Atlas De Las Nubes [DVD]

Películas similares: Matrix, Forrest Gump, La Fuga de Logan, El Árbol de la Vida, La delgada línea roja

Ficha en IMDB: http://www.imdb.com/title/tt1371111/

Tráiler en You Tube (español):

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Película – El Gran Gatsby

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Reseñado por 0017

Ficha técnica

Año: 2013

Director: Baz Luhrmann (Romeo & Julieta de William Shakespeare, Moulin Rouge, Australia)

Guión: Baz Lurhmann, Craig Pearce

Basado en el libro de Francis Scott Fitzgerald

Música: Craig Armstrong

Fotografía: Simon Duggan

Reparto

  • Leonardo DiCaprio
  • Tobey Maguire
  • Carey Mulligan
  • Joel Edgerton
  • Elisabeth Debicki
  • Jason Clarke

Cuando un director como Baz Lurhmann se hace cargo de un proyecto, podemos esperar todo un festival de excesos visuales y artísticos. Si este proyecto se trata de una de las obras magnas de la literatura  norteamericana del siglo XX, sobre los excesos de una clase social y el inicio de una nueva era, podemos pensar si nos hará olvidar todas las versiones cinematográficas anteriores rodadas hasta la fecha. Yo personalmente tenía mis dudas, visto la exageración de musical que hizo en Moulin Rouge. Al final, el resultado ha sido una obra -algo- más reposada que sigue fielmente la novela de Fitzgerald, aunque el sello Lurhmann orbita constantemente por la cinta (como es natural, por otro lado). Y, en el fondo, es bastante normal que se haya hecho cargo de esta historia amor tan similar a sus anteriores filmes.

De El Gran Gatsby me había leído una versión reducida del libro en inglés para estudiantes intermedios, y es de las que más me acuerdo que me hayan influido con el paso de los años. La novela de Fitzgerald siempre me había cautivado no tanto por la historia de amor que cuenta, sino por la estructura novelística en que se desarrolla la trama y por el desencanto que transmite;  una unidad temporal que transcurre a lo largo de un verano, donde las emociones y los sentimientos van incrementándose gradualmente hasta que llega “the hottest day in the summer”, como título del capítulo en el que ocurre el clímax de la trama. También es cautivante el sobrenombre del grupo de escritores al que perteneció el autor, conocidos como la “lost generation”, la generación perdida (denominación usada de nuevo con motivo de la crisis de los últimos tiempos), que tuvieron su esplendor en el periodo de entreguerras siendo fiel reflejo de la felicidad y el consumismo desmedido de aquella época, así como de la desilusión de los años que vinieron después.

 Se habían hecho otras cuatro versiones de la obra, siendo la película de 1974 de Jack Clayton la más conocida por tener a un Robert Redford en su época de mayor esplendor vital, junto a Mia Farrow. Desde luego que es más reposada que la versión que ha rodado ahora Luhrmann, sin caer demasiado en los excesos típicos de los años 70. Es por esto por lo que tanto director como el actor DiCaprio lo tenían difícil para hacer olvidar esta magnífica versión; aunque al final se ha hecho un producto algo diferente que complementa esta versión setentera que no alcanzó tanta notoriedad en su día como hubiera merecido esta obra. He aquí la principal razón para este remake que, a priori, se me antojaba innecesario si no hubiese sido Luhrmann el principal artífice de esta versión.

Un joven llamado Nick Carraway se encuentra en un psiquiátrico intentando curarse de sus adicciones y superando sus problemas vitales cuando el doctor le recomienda que escriba sobre aquello que le angustia. Es entonces cuando reconoce que no le tiene estima a ninguna persona que haya conocido antes excepto a Jay Gatsby, el único tipo íntegro, optimista y con una gran fuerza vital, y se decide a escribir sobre él y sobre cómo le conoció. Es así como empieza la historia del verano de 1922. Nick Carraway, proveniente del medio oeste deseoso de probar fortuna en la ciudad de las oportunidades,  se ha ido a trabajar como agente de bolsa a Nueva York, y alquila una pequeña casa al lado de las mansiones multimillonarias de Long Island. Estamos en los felices veinte, y el dinero corre a espuertas, la gente adinerada sólo quiere pasarlo bien y olvidar los rigores de la última guerra. Las fiestas en estas urbanizaciones son frecuentes aunque las de la casa de al lado de Carraway suelen ser las más famosas de la zona. Nadie conoce a dueño y muy pocos de los asistentes están realmente invitados, pero el nombre de Gatsby resuena en todas las bocas con un halo de misterio mientras el alcohol fluye, la música suena y los rumores se suceden. ¿Quién es el enigmático dueño de la mansión con las fiestas más grandiosas? ¿De dónde ha sacado su fortuna? ¿A qué se dedica? ¿Dónde estudió? ¿Qué hizo durante la guerra? Mientras tanto, la soñadora prima de Nick, Daisy Buchanan y su infiel marido Tom, que viven al otro lado de la bahía, le introducen en este mundo de fiestas despreocupadas y moralidad laxa, y le presentan a Jordan Baker, una joven deportista con el ánimo de que inicien una relación amorosa. Una noche coinciden ambos en una de las grandiosas fiestas de Gastby, y será en ese momento en el que nuestro protagonista conozca a su vecino y anfitrión. Gatsby y Carraway se harán amigos y conocerá de primera mano el origen de este misterioso personaje, de manera que pronto entenderá la razón de todas estas pomposas  y excesivas fiestas: Daisy Buchanan.

Con este punto de partida Fitzgerald hacía una crítica a la sociedad estadounidense y occidental de principios del siglo XX y de la decadencia moral que precedió a la gran depresión, como visionario involuntario de la primera gran crisis capitalista. Dado los tiempos tan revueltos que vivimos, parecería adecuado retomar esta historia para adaptarla a la época que vivimos y hacer una relectura en clave actual.

Sin embargo, Lurhmann va más allá y nos ofrece un relato acerca del optimismo y la integridad del ser humano, donde los oscuros negocios de Gatsby no empañan su empeño por alcanzar esa luz verde que luce al otro lado de la bahía, símbolo de un estatus social que le servirá para llegar a su primer y único amor. Al igual que en Romeo y Julieta, y Moulin Rouge, tenemos otra gran tragedia amorosa condenada de antemano, que intenta ser una puesta al día de los anhelos humanos y sentimentales.

Para ello, el director presenta una versión hipervitaminada en la que opta por el camino de en medio y se toma algunas licencias creativas (mostrarnos al personaje de Carraway como escritor de la historia) que hace que nos dé más mascada la historia explicando de manera explícita algunas vertientes del argumento y de la personalidad de los personajes. Por ello, me gusta cómo nos muestra en planos secuencia aéreos una visión de la ciudad de Nueva York y de las mansiones de Long Island, con el valle de las cenizas entre medias como símil de los distintos estratos de la sociedad neoyorkina. Por el contrario, como si las nuevas generaciones no fueran a entender determinados momentos de la trama, ahí tenemos al autor omnisciente explicándonos que la tristeza que siente Daisy al volver a ver a su gran amor no es por la ropa que tiene, si no por el tiempo desperdiciado que ya no volverá. Quizás son estos momentos en los que le sobra a Lurhmann dar demasiadas explicaciones, igual que las letras sobreimpresas en pantalla de la novela que va escribiendo un Carraway transmutado en Fitzgerald, algo que a mí me sobró del todo por intentar impregnar a la cinta de una poética pretenciosa, totalmente innecesaria dado el excelente material novelístico del que partimos. Es quizá por ello por lo que los últimos momentos de la cinta se hacen demasiado pesados para mi gusto, empañando una película que hasta el momento ha sabido avanzar de manera más o menos rápida.

Con El Gran Gatsby, continua DiCaprio con su buena racha de interpretaciones magistrales, dado que hace que se disipen todas mis dudas iniciales sobre si haría olvidarme de la interpretación que hizo Redford en el 74. Si bien el protagonista de El Golpe todavía sigue en mi imaginario colectivo como el misterioso multimillonario, DiCaprio está a la altura del mismo y hace que elegir entre uno u otro se antoje más difícil que cuando nos preguntan si queremos más a papá o a mamá. Estamos ante la etapa de madurez del actor (ya lo dije en Diamante de Sangre), ante un año que lo ha tenido plagado de estrenos como Django Desencadenado (y todavía pendiente de estreno The Wolf of Wall Street). La elección de Mulligan como Daisy también me parece bastante acertada por el carácter soñador y etéreo que le imprime a un personaje que continuamente está en una nube de algodón, si no fuera por las bofetadas de realidad que le propina su marido a base de infidelidades. Cuando está junto a DiCaprio se produce una química bastante oportuna, y no hay más que ver la escena del primer encuentro entre los amantes para corroborarlo (una vuelta de tuerca estilo Luhrmann, por otro lado, totalmente reminiscente con la de Romeo y Julieta). También es agradable ver a Maguire en pantalla, aunque el papel de Carraway no le ofrecía muchas dificultades puesto se acerca bastante al tipo de personajes que suele interpretar, siempre en medio de todo pero sin tener muy claro que hace ahí. Quizás por eso no pegan demasiado los momentos iniciales donde se le ve en una actitud más cínica de lo normal, y que en la novela inicial no existían.

Por lo tanto, y aunque a ratos sea un espectáculo megalómano y excesivo en su planteamiento visual y artístico, la versión Luhrmann de El Gran Gatsby está a la altura de su referente novelístico y de la versión setentera, con algunas licencias artísticas que funcionan en determinados momentos (en otros no eran necesarias) y que, salvo un clímax-desenlace en el que se detiene demasiado, funciona correctamente como adaptación actual de la gran novela sobre el sueño americano.

Calificación: Buena/muy buena

Lo Mejor: La pareja DiCaprio – Mulligan. El espectáculo visual que nos propone Luhrmann

Lo Peor: Se detiene demasiado en dar explicaciones, como si tuviera miedo de que haya detalles de la trama que no se capten en un primer momento.

La vería de nuevo: Probablemente

La Recomiendo: Sí.

Películas similares: Chicago, Moulin Rouge, El Gran Gatsby (versión de 1974),

Ficha en IMDB: http://www.imdb.com/title/tt1343092/combined

Tráiler en You Tube (español):

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Película – Drive (Revisión)

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Reseñado por 0017

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Ficha técnica

Año: 2011

Director: Nicolas Winding Refn (Bronson, Valhalla Rising)

Guión: Hossein Amini

Basado en el libro de James Sallis

Música: Cliff Martinez

Fotografía: Newton Thomas Sigel

Reparto

  • Ryan Gosling
  • Carey Mulligan
  • Bryan Cranston
  • Oscar Isaac
  • Albert Brooks
  • Christina Hendricks
  • Ron Perlman

Silence is cinema! We are so used to sounds; we’re always talked at. Silence is very rare for us for a long duration of time. It makes people very uncomfortable. But what it does, it also forces us to perceive on a much deeper level because we can no longer just be told things. Silence is like gold. It forces the audience to engage more, because they’re not being told what to think.

Estas palabras pertenecen a Nicolas Winding Refn, director de Drive. Se trata de una película de 2011 que se llevó la Palma de Oro del festival de Cannes al mejor director, sorprendiendo a propios y extraños. Desde luego que son toda una declaración de intenciones del tipo de propuesta cinematográfica que ofrece Refn, puesto que Drive se convirtió en la sorpresa de ese año al ofrecernos una cinta neo noir con aires de los ochenta en algunos detalles (la grafía de los créditos, la banda sonora a base de sintetizadores, el look del protagonista, retazos de la trama). La cinta es un ejercicio de estilo con grandes silencios basados en un personaje que habla poco y momentos rodados a cámara lenta que nos dejarán absortos mientras contemplamos todo lo que aparece en el plano, de lo cual no sobra nada; todo lo que aparece en pantalla es relevante y aporta información, explicando más con lo que no se dice que con lo que se dice, y siendo más importante lo que no se muestra que lo que se muestra.

El protagonista es un anónimo y solitario personaje al que se refieren los demás como “el conductor”. Un mecánico de un taller que en sus ratos libres trabaja como doble en las escenas de riesgo de persecuciones de alguna producción de cine. El tiempo que le deje esto lo dedicará a trabajar como conductor especializado en huidas para delincuentes. Sus reglas son claras: no quiere saber nada de las personas para las que trabaja, no lleva armas, y después del trabajo no volverán a saber nada de él. Tiene un compañero-mentor en horas bajas, que le asesora y trabaja como su manager, a la vez que le da trabajo en su taller. Se trata de Shannon, que ve en él una manera de superar las frustraciones que ha ido sufriendo en su propia vida, y considera que la solución a sus problemas económicos pasa por encontrar patrocinador para competir en carreras de coches. Lo que da pie a que Shannon se relacione con amistades no muy recomendables. Por otro lado, nuestro protagonista conoce a una vecina suya, Irene, una joven y abnegada madre que tiene a su marido en la cárcel. La relación entre ambos será especial, así como con el hijo de Irene, con quien se entenderá perfectamente. Cuando le den la libertad al marido y éste vuelva a casa, el personaje protagonista prestará su ayuda para evitar que la mafia intente hacer daño a la familia de Irene. Es entonces cuando las cosas se torcerán y veremos cómo el conductor irá resolviendo esta complicada situación.

Decía que Drive es todo un ejercicio de estilo en toda regla. Había oído hablar de ella y la tenía en mi lista para ver y comprobar si lo que decían de ella era cierto. No defrauda, y lo mejor de todo es que tiene unos toques tarantinianos que no me esperaba pero que me vienen fenomenal para señalar los defectos del director de Pulp Fiction. Las cualidades de Drive son las carencias de Tarantino. Es decir, a la película no le sobra ni un minuto de metraje (no llega a los 100) y maneja los diálogos de manera sublime; está plagada de silencios y miradas que lo dicen todo. A momentos de gran belleza le acompañan escenas de ultraviolencia que nos dejan impactados (no son mis escenas favoritas puesto que a mí particularmente la sangre me sobra cuando veo una película, pero en ésta se cuentan con los dedos de la mano y tiene la delicadeza de no mostrar demasiado, justo lo contrario que Tarantino). La violencia ocurre cuando menos te lo esperas y dura un segundo, para luego seguir con el ritmo normal de la trama. Las escenas a cámara lenta son de lo mejorcito de que he visto últimamente, donde lo mismo sigue con la cámara la mirada del conductor a una pareja sospechosa, muestra en plano el accidente de un coche por la ventanilla de atrás, o nos otorga una escena tremendamente romántica y violenta a partes iguales en un ascensor mientras las luces se atenúan. Esta escena, junto con unas cuantas más, son de las que se nos quedarán en el imaginario cinéfilo después de ver Drive, y eso es algo a lo que no mucho cine es capaz de llegar.

Es decir, que Drive juega con el ritmo que da gusto. Uno se esperaría un Fast & Furious de serie B (de hecho se llegó a anunciar así en algún cine, y hubo un espectador que presentó una demanda por publicidad engañosa) pero lo cierto es que, persecuciones, las justas y no a la típica usanza. Acelerones y frenazos, eso es lo que nos ofrece Refn. Una auténtica montaña rusa en las secuencias.

Los personajes y las interpretaciones están magistralmente dibujados con muy breves retazos, en muy poco metraje ya tenemos todo lo que hay que saber de ellos, y el resto nos lo imaginamos. Empezando por Ryan Gosling, a quien ya no me imagino en otros papeles, con su personaje tierno,  melancólico y brutal a partes iguales, verdadero caballero andante con el símbolo del escorpión en su cazadora retro de color claro; del que no necesitamos que nos cuenten nada de él para imaginarnos su vida y una infancia algo marcada. Por mucho que añore una vida al lado de Irene y su hijo, sabemos que no encontrará la redención a su lado, por el modo de vida que lleva y del que intenta apartarse. Vive al lado de Irene pero con un apartamento de separación, y esta puerta será metáfora de la que les separen, por mucho que ella salga al vestíbulo a tomar un poco el aire y a desahogarse. La misma metáfora del ascensor que se cierra con ellos a cada lado. Carey Mulligan, que también está en racha tras papeles como los de Wall Street: Money Never Sleeps o El Gran Gatsby, demuestra estar a la altura como mujer indefensa y carente de cariño. Verla en pantalla competir en los planos con Gosling es una maravilla. Y si seguimos con los secundarios, destacar a Bryan Cranston (Argo, Breacking Dad), en uno de sus mejores papeles aquí de mentor envejecido, con su cojera a cuestas y proyectando sus sueños incumplidos en este conductor protagonista. También vemos a Ron Perlman (Hellboy), Chistina Hendricks (Mad Men) o Albert Brooks, con lo que el nivel interpretativo queda bastante bien parado en esta categoría.

En definitiva, Drive es una lección de cine de acción. Una pequeña joya contemporánea y un ejercicio de estilo visual y narrativo, tanto en las persecuciones y peleas como en los diálogos y planos, resulta sorprendente hasta en su final, poco convencional y para nada malogrado, quizás algo difuso, pero que deja buen sabor de boca.

Enlace al Blue-Ray de la película en Amazon.es

Calificación: Muy buena

Lo Mejor: Los silencios y el uso de la cámara lenta. Los personajes genialmente descritos y las secuencias de acción, dosificadas e inesperadas. El ritmo y la trama.

Lo Peor: Las escenas más violentas

La vería de nuevo: Sí

La Recomiendo: Sí, sobre todo a aquellos que les gusta Tarantino.

Películas similares: Jack Reacher, Payback, Reservoir Dogs, Taxi Driver,

Ficha en IMDB: http://www.imdb.com/title/tt0780504/combined

Tráiler en You Tube (español):

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Película – La Noche más Oscura (Zero Dark Thirty)

la noche mas oscura zero dark thirty poster

Reseñado por 0017

Ficha técnica

Año: 2012

Director: Kathryn Bigelow

Guión: Mark Boal

Música: Alexandre Desplat

Fotografía: Greig Fraser

Reparto

  • Jessica Chastain
  • Jason Clarke
  • Joel Edgerton
  • Taylor Kinney
  • Kyle Chandler
  • Mark Strong
  • Edgar Ramirez
  • Jennifer Ehle
  • Chris Pratt
  • James Gandolfini

Con esta reseña pongo punto y final a mi particular análisis de las cintas más oscarizables de 2012, haciendo un repaso a (casi) todas aquellas que estaban nominadas al Óscar a mejor película. Aunque ya hace unas semanas de la gala y sabemos que Zero Dark Thirty no se llevó más que un premio de las categorías menores  (mejor sonido), sí que era una de las favoritas y, tras el visionado de la película, hay que reconocerla su nivel y calidad, junto con la valentía del tema tratado.

El mundo que dejó los atentados del 11 de septiembre cambió en muchos aspectos y trajo muchas cosas nuevas. A nivel cinematográfico, que es lo que nos atañe aquí, se creó un nuevo subgénero a partir de dichos acontecimientos: el thriller de acción o espionaje ambientado en oriente medio. Kathryn Bigelow no es profana en el tema tras triunfar en los Óscars de hace tres años con En Tierra Hostil, dejando de ser conocida únicamente como la ex-mujer de James Cameron para convertirse en la primera mujer en ganar un Óscar a la mejor dirección. Pero es que más reciente tenemos el ejemplo de Argo, arrasando en los premios de la Academia de este año. Y si echamos un poco la vista atrás, podemos recordar títulos como Tres reyes, Syriana, Red de Mentiras, o la decepcionante Green Zone: Distrito protegido.

Precisamente Zero Dark Thirty tiene todo lo que le falta (o sobra) a la cinta de Paul Greengrass. Es más reposada, con un mejor uso de la cámara (no tan mareante como la manía de Greengrass de rodar en plan cámara en mano estilo amateur), e incluso hasta la selección del género es más adecuada que en Green Zone. Es decir, las dos cuentan lo mismo en esencia (la injerencia –por no decir invasión- de los USA en Oriente Próximo, como medio de buscar responsables y tomar represalias tras los atentados del 11S). Sin embargo, lo que en Green Zone era un confuso thriller de acción con dosis de espionaje en Oriente Medio, (un pseudo Bourne por tierras árabes), en Bigelow es una cinta de espionaje con toques de acción ambientado en los mismos lugares, sólo que más afortunado en el mensaje y en las formas.

El título hace referencia al momento más oscuro de la noche del 2 de mayo de 2011 (treinta minutos pasada la medianoche), en la que capturaron en Pakistán a Osama Bin Laden, el responsable de los fatídicos atentados del 11 de septiembre. Todo ello como metáfora de la oscuridad con que se gestan las operaciones más secretas y encubiertas de la CIA, en este caso contra el terrorismo internacional.

La película se inicia con la pantalla en negro mientras se oyen los gritos angustiados de las primeras llamadas de socorro tras los atentados de 2001. Acto seguido pasamos a 2003, donde se nos muestra a Maya, una joven agente de la CIA a su llegada a Pakistán dispuesta a hacerse cargo de las investigaciones resultantes de los interrogatorios a prisioneros. Todo ello con el único objetivo de descubrir el paradero de Osama Bin Laden, el hombre más buscado del mundo y responsable del mayor atentado de la historia USA. A lo largo de los años vemos una crónica centrada en la protagonista y basada en los hechos reales según los informes desclasificados de la investigación que culminó con la citada operación encubierta de la captura del terrorista, operación que está reflejada en la última parte de la cinta. Desde los primeros interrogatorios más o menos crueles en campos de prisioneros de la CIA, hasta los seguimientos, las escuchas, y las dudas gubernamentales sobre si realmente las pistas que siguen son las correctas o no. De la misma manera que vemos como el personaje de Maya va cambiando con el paso de los años, con su evolución personal: su reticencia inicial (e implícita, dado que no dice nada pero se la nota incómoda) a las torturas, y cómo se va tornando en fijación casi enfermiza con el paso de los años y los ataques y atentados (algunos de los cuales sufre en persona).

Bigelow logra una película inteligente que puede llegar a incomodar a los estamentos gubernamentales americanos, por entrar en el mundo de los recovecos más inconfesables de los servicios secretos americanos. Si en Argo la visión era más idílica, donde los agentes secretos no disparan a nadie y sólo se idea una operación secreta ante la ira de los fundamentalistas musulmanes y como defensa para los desafortunados funcionarios diplomáticos americanos, aquí tenemos la visión opuesta: torturas, juego sucio, el asalto a una fortaleza sin tener la certeza de los habitantes, etc. Todo ello como justificación de los atentados sufridos y por venir (durante el metraje vemos como suceden el resto de atentados reales que vinieron después del 11S: Londres, Islamabad, …).

He leído críticas en el sentido de que es una película bastante objetiva, dado que te muestra los hechos narrados sin involucrarse mucho emocionalmente, para que luego nosotros saquemos precisamente nuestras propias conclusiones, de ahí su valentía y capacidad de autocrítica americana. No estoy de acuerdo. Desde luego que la película no escatima en puyas hacia los métodos y las organizaciones, pero desde luego que el discurso es light. Las escenas de las torturas en nigún momento llegan a incomodar, porque sabemos (o por lo menos me imagino) que se pueden hacer cosas peores que poner una toalla en la cabeza de un prisionero y echarle un cubo de agua encima para que tenga la sensación de que se ahogue. Sufrí más por DiCaprio (y los dedos de sus manos) en Red de Mentiras que aquí. Como he dicho en el párrafo anterior, la visión es menos idílica que en Argo, pero Bigelow se cuida de que no nos olvidemos de las razones de porqué Bin Laden era el más buscado de la década. Evolucionamos con el personaje de Maya, vemos las noticias a la vez que ella, nos sobresaltamos con los intentos de atentados que sufre, nos enfurecemos con las altas esferas que no quieren arriesgarse en una operación encubierta (hay un personaje en una escena que dice que invadieron Irak con más porcentaje de certeza de la presencia de armas de destrucción masiva). No hay que meter tanta caña a los estamentos gubernamentales, a fin de cuentas, estamos en la era Obama, donde el demócrata presidente USA actual es más humanitario que la administración Bush. Vamos, que recomiendo ver esta película con la distancia crítica suficiente habitual en el cine americano (igual que dije en la reseña de Argo: hay que saber separar el grano crítico de la paja propagandística).

Una vez tengamos claro el sesgo en el que se mueve la película, sí que podremos disfrutar de las concesiones que hace Bigelow en aras de la objetividad de la trama, con detalles como los niños asustados en el asalto final, o algún detalle de los interrogados en el que se nos muestra su humanidad al disfrutar de un cigarrillo con la cara amoratada de los golpes. Así como también podremos disfrutar de las interpretaciones de Jessica Chastain y el resto del reparto (Kyle Chandler, que parece que se apunta a todo, tras La Trama y Argo, repitiendo papeles parecidos; el siempre reconfortante Mark Strong; Jason Clarke y su sorprendente transformación de agente de interrogatorios a oficinista con corbata en la CIA).

Como conclusión, destacar el alto nivel de Zero Dark Thirty frente a otros títulos del mismo género lo que da idea de su grandeza, con una trama que no se hace pesada, y que va avanzando lenta pero inexorablemente hacia un final que ya conocemos, pero que no por ello se hace menos interesante. Le pasa lo que a Argo (siendo ésta menos valiente y más convencional, y por ello la razón por la que se ha llevado el Óscar), que engancha poco a poco hasta que al final tenemos un clímax álgido y no muy previsible aunque sea conocido de antemano. Y aunque sea light en su tono, no deja de estar rodada con maestría, enganchando en su planteamiento, sorprendiendo en su nudo y aleccionándonos en su desenlace.

Calificación: Entre buena y muy buena

Lo Mejor: El ritmo de la trama, la protagonista y el resto del reparto. La objetividad con la que (en ocasiones) realza la historia.

Lo Peor: La crítica hacia las operaciones encubiertas de la CIA se ha quedado en un mero rapapolvo que hará que haya gente que no sepa ver más allá de un discurso proamericano. A veces la distancia objetiva con la que Bigelow cuenta la historia es en ocasiones engañosa y un poco manipuladora.

La vería de nuevo: Sí

La Recomiendo: Bastante recomendable, por el tema que trata, como por lo entretenida que resulta.

Películas similares: En tierra hostil [Blu-ray], Green Zone: Distrito protegido [Blu-ray], Argo, Black Hawk Derribado [Blu-ray], Syriana [Blu-ray], Red De Mentiras [Blu-ray], Tres Reyes [Blu-ray], United 93 [Blu-ray]

Ficha en IMDB: http://www.imdb.com/title/tt1790885/

Tráiler en You Tube (español):

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Película – Lincoln

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Reseñado por 0017

Ficha técnica

Año: 2012

Director: Steven Spielberg (La Lista de Schindler, Atrápame si puedes, War Horse)

Guión: Tony Kushner

Basado en el libro de Doris Kearns Goodwin ”Team of Rivals: the Political Genius of Abraham Lincoln”

Música: Janusz Kaminski

Reparto

  • Daniel Day-Lewis
  • Sally Field
  • Jospeh Gordon-Levitt
  • David Strathairn
  • Tommy Lee Jones
  • James Spader

Continúo con mi particular especial de reseñas de las películas más oscarizables de este año. En esta ocasión voy a comentar la gran favorita de esta temporada, que con doce nominaciones sitúa a Spielberg en el olimpo particular de los dioses cinematográficos al que ya está más que acostumbrado. En los Globos de Oro sólo ha conseguido uno de los siete a los que estaba nominado, siendo Daniel Day-Lewis premiado con el galardón a mejor actor, repartiéndose los premiados entre Argo, Los Miserables, La Noche Más Oscura y Django Desencadenado. Por lo tanto, la antesala de los Óscar ha renunciado a que Spielberg arrase en la toma de premios como ya ha hecho innumerables ocasiones. ¿Ocurrirá lo mismo en los premios de la Academia?

La historia de los últimos meses de Abraham Lincoln, decimosexto presidente americano que se enfrentó a un gran dilema moral mientras la guerra civil americana llegaba a sus últimos días tras años de sangrientas batallas. Su empeño por aprobar la decimotercera enmienda de la constitución, que aboliría la esclavitud como derecho constitucional de los estados sudistas, sería un gran avance humanitario si se hace antes de que acabe la guerra. El problema es que prolongar unas semanas más el conflicto supondría más bajas a las que añadir a la conciencia de toda una nación. Todo ello sumado al dilema moral de “convencer” a la mayoría de diputados de la cámara de representantes (incluyendo a los de su propio partido republicano y a los rivales demócratas), y a los problemas familiares que supone lidiar con su propia esposa (inestable psicológicamente tras la muerte de uno de sus hijos) y con la carrera militar que quiere emprender otro de sus hijos.

Decía un gran crítico de cine que Spielberg peca de pretencioso en muchas ocasiones, y que lo que más le fastidia de la historia del cine era que Orson Welles ya hubiera filmado Ciudadano Kane, puesto que es una película que le hubiera encantado rodar a él. Esta frase  resume perfectamente lo que es y lo que supone este cineasta para la industria de Hollywood y para los anales del séptimo arte. La verdad es que a mi me tiene dividido, porque sí que es verdad que muchas veces intenta hacer la película definitiva sobre el tema que le haya tocado filmar en el momento. El holocausto nazi, la segunda guerra mundial, el esclavismo…  Son temas recurrentes sobre los que da vueltas y, cuando se pone totalmente serio, pierde mucho fuelle y hace productos que a los académicos oficiales les encanta pero con el peligro de acabar siendo un solemne tostón. Spielberg cuando más gana y hace productos más reseñables es cuando se dedica al cine de evasión y deja de lado los grandes dramas históricos. Quizás pierde en profundidad del mensaje, pero gana en diversión y en memorabilidad. Tras sus inicios en los que diseñó el concepto actual de cine-espectáculo por medio del blockbuster de temporada por el que se rige el Hollywood actual (creando grande mitos cinéfilos como Indiana Jones o ET), tuvo una época en la que se pasó a los grandes dramas históricos (La Lista de Schindler, Salvar al Soldado Ryan), mientras se relegaba a sí mismo a labores de productor asociado para financiar cine de evasión dirigido por cineastas menores. Es esta época la del cine más aburrido de su filmografía, dedicado a ganar premios y a contar historias serias. Sólo me reconcilié con él cuando llegaron cintas con una profundidad moral mas ligera del estilo de “Atrápame si puedes”, “Minority Report”  o “Las Aventuras de Tintín”, que retoma el testigo del  cine de evasión de sus inicios pero con la capacidad de darnos un discurso ético escondido en el argumento, como técnica aprendida de sus grandes dramas.

La pregunta de si Lincoln pertenece al primer o al segundo grupo parece respondida de antemano (desde luego que es un drama histórico del que ya sabemos el final cogiendo el libro de historia), pero con matices. Con una segunda mitad que gana en ritmo narrativo (para ser un drama político), su primera hora resulta bastante lenta y farragosa, centrándose en los vericuetos legales y políticos que gobernaban Washington en la época, y exigiendo conocimientos medios-avanzados de historia americana, dificultando la labor al espectador no iniciado. Con una fotografía oscurantista y centrada en interiores, vemos al Lincoln político y al padre de familia, hombre ajado y friolero, envejecido por la guerra, aficionado a los discursos breves y a las anécdotas largas, que nos muestra las cloacas de la política americana (extrapolable a cualquier otro país). Aquí Spielberg no ahorra en críticas hacia el sistema político, demasiado envilecido para llevar tan poco tiempo, con congresistas vociferando e insultándose de forma creativa, periodistas al acecho del titular del siglo, lobbies de presión intentando que sus intereses prevalezcan sobre la mayoría y decisiones que se toman en despachos cerrados de una Casa Blanca que todavía está en construcción.

Daniel Day-Lewis hace suyo el personaje, junto con una labor de maquillaje excepcional, donde cada arruga de la cara parece contar una historia. Si ganara el Óscar, sería tremendamente merecido. El resto de secundarios están magníficos, destacando la escena que Lewis con Sally Field escenifican en un momento  de crisis matrimonial y que parece sacada de las bambalinas de un teatro de primer orden. Tommy Lee Jones parece haber esperado toda su vida para este papel, mientras que Gordon-Levitt está en gracia tras encadenar papeles de secundario en unas últimas películas de lujo.

Y destacar la delicadeza de Spielberg en el modo de contar el final de este presidente americano, quizás lo más conocido a priori por el espectador, alejado del magnicidio grandilocuente esperado.

En definitiva, una obra de madurez de Spielberg, que por momentos se acerca a lo más convencional de su cine dramático, con ese tono de gravedad que aporta siempre, pero que mejora en el tercio final.  No es mala película, dado que nos habla de los grandes dilemas morales de la vida y de la historia (¿el fin justifica los medios?), y que lo resume todo en la fabulosa frase del personaje de Tommy Lee Jones a su ama de llaves (“la medida más importante del siglo XIX, urdida gracias a la corrupción del hombre más puro de América”); pero recomiendo ir al cine con los ojos y los oídos bien abiertos por la densidad de la trama, que resulta muy didáctica pero algo apabullante por momentos. Y es que las comparaciones con la película que mejor ha reflejado la guerra de secesión americana y ha trascendido la lírica y la épica (con la historia de amor y coraje más tormentosa de todos los tiempos, me refiero por supuesto a Lo que el viento se llevó) resultan odiosas pero, en este caso, inevitables.

Calificación: Entretenida – Buena

Lo Mejor: Daniel Day-Lewis, y todos los demás secundarios de la historia. El tramo final.

Lo Peor: Un inicio algo renqueante, que resulta demasiado complejo para los no iniciados en historia americana.

La vería de nuevo: No

La Recomiendo: Sí, para todos aquellos que quieran ver los orígenes de “El ala oeste de la Casa Blanca”

Películas similares: Lo que el viento se llevó; Amistad; Salvar al soldado Ryan; War Horse; Invictus

Ficha en IMDB: http://www.imdb.com/title/tt0443272/

Tráiler en You Tube (español):

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Película – El lado bueno de las cosas

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Reseñado por 0017

Ficha técnica

Año: 2012

Director: David O. Rusell (The Fighter, Tres Reyes)

Guión: David O. Rusell

Basado en el libro de Matthew Quick El lado bueno de las cosas” («Silver Linings Playbook»)

Música: Danny Elfman

Reparto

  • Bradley Cooper
  • Robert De Niro
  • Jennifer Lawrence
  • Jacki Weaver
  • Chris Tucker

Con ocho nominaciones a los Óscar de este año en los mejores campos artísticos, El Lado Bueno de las Cosas puede ser la gran sorpresa o la gran derrotada de la ceremonia. Tanto actores principales como de reparto, director, guionista y mejor película están en la recta final para dar un posible campanazo frente a Spielberg, Tarantino, Ang Lee y compañía.

Esta circunstancia hace que uno se acerque al cine más cercano embaucado por semejante publicidad con una mezcla de recelo y expectación ante lo que puede ser el  posible tapado de este año, si bien su paso por ceremonias previas se ha saldado con pocos triunfos (mejor actriz principal en los Globos de Oro para Jennifer Lawrence y poco más).

Desde luego que lo que nos encontramos es una película muy atípica, una comedia romántica poco habitual que nos mete de lleno en un mundo muy particular y extraño, con un universo de personajes a cada cual más “particular”. Es una especie de viaje a la locura interior del protagonista, una locura que a veces se hace molesta porque nos resulta algo familiar, como si fuera algo que de vez en cuando también nosotros sufrimos. Viaje que se materializa de manera jocosa en el concurso de baile final, en el número que montan los dos protagonistas después de semanas de ensayos (y que a la vista de los mismos, parecían más serios de lo que acaba siendo).

La película empieza con el personaje de Pat saliendo de un sanatorio mental. Pat sufre trastorno bipolar y era profesor de historia en el instituto de un barrio de Filadelfia. Su enfermedad se agravó cuando tuvo un primer estallido de violencia al descubrir la infidelidad de su mujer con un compañero de trabajo. Desde entonces tiene una orden de alejamiento y debe medicarse para contener su enfermedad, a la vez que un policía le controla sus idas y venidas y debe hacer terapia con un psicólogo. Desde entonces, su vida girará en torno a fijaciones enfermizas para recuperar a su exmujer, tales como leer compulsivamente los libros que ella enseña en el instituto, o adelgazar a base de hacer deporte a diario con una bolsa de basura encima de la ropa, para favorecer la sudoración…

En su casa, las cosas no pintan mejor. Su padre está obsesionado con las apuestas y no puede ver un partido del equipo de fútbol local sin su ritual de manías y supersticiones, entre las que se incluye la presencia de Pat a menudo, mezclándose el empeño por ganar dinero con el intento de reconciliación paternofilial. El hermano mayor de Pat es el triunfador de la familia, lo que no mejora las cosas demasiado. En medio de todo este mundo de obsesiones y neurosis, Pat conoce a Tiffany, con quien comparte enfermedad. La diferencia está en que después de enviudar Tifanny se convirtió en ninfómana, con la consiguiente pérdida del empleo. Sin embargo, la obsesión de Pat por su exmujer es tal, que a ella solo la verá como una amiga y confidente, hecho que la subyugará por ser la primera persona en meses que no la perciba ni la trate como un objeto sexual. Conforme avance la trama, nos daremos cuenta de las cosas en común que tienen ambos, de que las fijaciones y las obsesiones no son exclusivas de las enfermedades mentales, y de que a veces la auténtica esencia de la felicidad no reside en las cosas que creíamos en un principio. Y que no es difícil encontrar dicha felicidad, siempre que seamos capaces de ver, como repite el protagonista en más de una ocasión, el lado bueno de las cosas.

Como decía más arriba, estamos ante un caso atípico de comedia romántica, porque se trata de la típica fórmula “chico-conoce-a-chica” con la variación de “pero-no-saben-que-quieren-estar-juntos-hasta-el-final-del-metraje”. Lo excepcional del caso es que aquí uno no se da cuenta del género de la película hasta que llevamos una hora de cinta aproximadamente. De manera afortunada, los primeros compases son una presentación de eventos derivados del trastorno bipolar de Pat, más próximo a “Alguien voló sobre el nido del cuco” que a las películas de Nora Ephron. El momento en que se produce el primer ataque neurótico de Pat en casa de sus padres es de lo mejor de la película, una joya del montaje que mezcla tomas rápidas con la música.

Conforme avanza la trama, ésta se vuelve más comercial. Los personajes que rodean al protagonista siguen siendo igual de excéntricos (la verdad es que no se salva ni uno), pero ya no están rodeados de ese amargor inicial que nos desconcertaba al principio de la película. Descubrimos que el psicólogo que hace terapia con Pat es un hincha del equipo de fútbol; la hermana de Tifanny casada con el amigo no es tan bruja como pensábamos. Y la exmujer de Pat hace acto de presencia al final, con lo que ya no tiene ese halo de misterio que supone la continua mención de su personaje a lo largo de la película. Robert De Niro hace un personaje fuera del corsé de lo que llevaba interpretando estos últimos años; tanto, que por primera vez hubiera deseado escucharlo en V.O, sin la voz tan carismática de su doblador oficial en España. Realmente emociona verlo tan maniatado respecto a la enfermedad de su hijo. Jennifer Lawrence es capaz de darle veracidad a su personaje de ninfómana desbocada sin que en ningún momento veamos ese pasado suyo tan turbador, sólo lo deja intuir. Y Bradley Cooper, al elegir este papel demuestra que es del grupo de los actores guapos que va a intentar construir una carrera alejada de los papeles estereotipados de galanes y de resacones (o por lo menos, simultaneándolos). Lo cual dice mucho de él y lo demuestra el estar nominado por esta cinta, en la que a veces nos hace dudar acerca de su enfermedad y de la naturaleza de su carácter. No sabemos si va a resultar un tipo violento, o, por el contrario, existencialista de él, no son más que las circunstancias las que le arrastran al mundo problemático en el que se ha metido.

En definitiva, a diferencia de otros títulos también nominados (y que es probable que sean los que arrasen en los Óscar), ésta es una cinta más entretenida por lo que siempre digo que tiene que tener una película: un buen ritmo que no haga decaer la trama. No embauca con historias grandilocuentes del gusto de los ajados académicos de Hollywood, y precisamente no ganará en las categorías  de mejor película y mejor director precisamente por eso. Y precisamente, ésa es la razón por la que animo a acercarse al cine a verla.

Calificación: Entre entretenida y buena.

Lo Mejor: La capacidad de los actores protagonistas. Los citados momentos de crisis del protagonista buscando el video de su boda, y el concurso de baile final. Los chispazos graciosos que nos brinda de vez en cuando.

Lo Peor: Que pueda desconcertar al empezar como una cosa y terminar como otra.

La vería de nuevo: No, de momento.

La Recomiendo: Sí, como alternativa intimista a las grandes historias nominadas de los Óscar de este año.

Películas similares: Alguien Voló Sobre El Nido Del Cuco; Notting Hill; Amor Y Otras Drogas

Link a la BSO en Amazon.es: B.S.O. Silver Linings Playbook

Ficha en IMDB: http://www.imdb.es/title/tt1045658/

Tráiler en You Tube (español):

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Película – Los Miserables

Los Miserables

Los Miserables

Ficha técnica

Año: 2012

Director: Tom hooper («El discurso del Rey«)

Guión: William Nicholson

Basado en el libro de Victor Hugo

Música: Claude-Michel Schönberg

Reparto

  • Hugh Jackman
  • Russell Crowe
  • Anne Hathaway
  • Amanda Seyfried
  • Sacha Baron Cohen
  • Helena Bonham Carter

La acción se remonta a Francia, 1815. El preso Jean Valjean acaba por fin su cautiverio de diecinueve años condenado a galeras y es puesto en libertad condicional. El guardia que ha estado encargado de vigilarle, Javert, le informa de que va a seguir estando detrás de él y va a tener que mostrar donde quiera que vaya los papeles que demuestran que sigue siendo un convicto. Tras intentar buscar trabajo sin éxito por esta razón, acaba siendo acogido de manera fraternal por el obispo de Digne, a quien le roba para acto seguido darse a la fuga. No tarda en ser capturado con todo el botín y llevado frente al obispo quien, para sorpresa suya, decide encubrirle y no delatarle. El obispo le dice que realmente Dios puede tener un plan preparado para él, con lo que le deja libre y le regala, además, un par de candelabros de plata que estarán presentes el resto de la vida de Valjean, recordándole este noble gesto de manera perpetua. En este momento, Valjean decide romper los papeles de su libertad condicional y escapar, para dejar de rendir cuentas a Javert y vivir con una personalidad falsa el resto de su vida.

Los años pasan, para encontrarnos con una fábrica de costureras y el personaje de Fantine, a quien el capataz despide simplemente por descubrir que tiene una hija ilegítima y deducir que es una mujer de moral dudosa. Da la casualidad que el dueño último de la fábrica es Valjean, que ha conseguido redimirse para acabar siendo un ciudadano respetable, gracias a haber ocultado su verdadera identidad. Tras enterarse de que Fantine ha sido obligada a prostituirse, y estar ésta enferma gravemente y al borde de la muerte, decide ocuparse de su hija, Cosette, adoptándola como si de su propia hija se tratara. Cosette está al cargo del mesonero sin escrúpulos Thénardier y su mujer, quienes a pesar del dinero que les paga su madre por cuidarla, la tienen obligada a barrer la posada y a realizar demás tareas denigrantes. Valjean le compra su libertad y la salva de la garras de los malvados hostaleros.

Mientras tanto, los caminos de Javert y Valjean se entrecruzan sin conocer la verdadera identidad de este último, pero por desgracia el primero no tarda en sospechar del segundo. La tenacidad del otrora guardián por atrapar al preso fugado es legendaria, pero la justicia acaba atrapando a otro reo fugado creyendo que es Valjean, para pasar a juzgarle en su lugar. El dilema moral de nuestro protagonista es inmenso, pero al final decide confesar para salvar al recluso inocente, lo que supone automáticamente la vuelta a la clandestinidad y a esconderse entre las sombras de nuevo. Ahora además, con su recién adoptada hija a cuestas.

Continúan pasando los años, Cosette se convierte en una atractiva jovencita. Estamos ahora en el París de 1832, con la revolución burguesa en ciernes. El joven revolucionario Marius prepara junto a sus compañeros de barricadas un levantamiento popular cuando se cruza por un momento con Cosette, siendo el flechazo entre ellos instantáneo. Marius le pide a Eponine, -enamorada en secreto de él, y que es la joven hija de los mesoneros Thénadier y criada entonces junto a Cosette- que les presente y que interceda con ella. Los acontecimientos a partir de ahora se irán precipitando, dado que Javert acecha y Valjean volverá a verse en peligro. Él y su hija deberán huir una vez más sólo que ahora Cosette ha encontrado el amor en Marius. Valjean se da cuenta y en un acto desinteresado, la noche previa a la revuelta se une a los revolucionarios para evitar que el amor verdadero de su hija sea acribillado por el ejército parisino. Es en este marco histórico y con Javert siempre pisándole los talones,  donde se alcanzará el clímax final de esta historia de amor, honor, destino y redención.

Cuando se intenta llevar grandes obras escritas al cine pasan cosas como ésta. Una joya literaria universal imperecedera, germen a su vez de una de las más aplaudidas adaptaciones al género del musical broadwaiano desde hace más de treinta años, merecía una película a la altura. Tirando de presupuesto y un gran reparto, que hiciera olvidar antiguas adaptaciones fallidas o poco notorias -en wikipedia he contado más de diez-. Por lo menos son recordables la adaptación que se hizo en 1998 con Liam Neeson, Geoffrey Rush y Uma Thurman. O la miniserie de 2000 con Gérard Depardieu y John Malkovich.

Sin embargo, la versión que tenemos entre manos se lo juega todo -o por lo menos aparentemente- a una carta. Muy arriesgado a priori lo de hacer un musical de arriba a abajo con diálogos ocasionales, una especie de ópera filmada. Digo lo de aparentemente porque al final no parecía  tan temerario hacer una adaptación directa del musical que ha triunfado en Paris, Londres y Broadway.

Y a pesar de todo el esfuerzo por hacer una de las versiones más dignas de la obra cumbre del siglo XIX francés y de algunos aciertos puntuales, como película acaba siendo tediosa y de un ritmo lento y dispar. A la cinta le sobra metraje y números musicales. La trama avanza de manera desigual; los acontecimientos en ocasiones se suceden vertiginosamente, para a continuación detenerse en seco y mostrarnos un número musical introspectivo de quince minutos que nos muestra los sentimientos del personaje de turno. Esto mata todas las posibilidades épicas del planteamiento, que podría haber contado la historia de los personajes de manera implícita a través de sus actos en el marco histórico en el que se desenvuelve, pero que al final se centra en números musicales accesorios dejándonos con la sensación de que al final están algo desdibujados, de que les faltan escenas adicionales. Algo por otro lado imposible de hacer porque hubiera alargado el metraje hasta límites insoportables.

Es decir, todo un contrasentido que solo tiene significado si nos vamos a la obra literaria o al musical original. Es aquí donde entra en juego la teoría que siempre comento sobre las desafortunadas adaptaciones de libros-películas: lo que cabe en 700 páginas, no tiene porqué caber en dos horas de metraje, ni tiene porqué ser igual de bueno. Una novela está hecha para ser leída en varios días o semanas. Hay tiempo de sobra para desarrollar descripciones, la personalidad de los personajes, realizar ensayos y disquisiciones de cualquier ámbito moral… En una película hay que recortar de donde se pueda, el metraje es lo que es, y punto. Tienes que meter en aproximadamente dos horas un planteamiento, nudo y desenlace. Todo lo que quieras decir de los personajes tiene que estar sugerido, más que narrado (o cantado, dado el caso que nos ocupa). Y además, el planteamiento tiene que atraer, y hasta que llegue el nudo no puedes irte mucho por las ramas o se corre el riesgo de perder al espectador. Por supuesto que hay excepciones de grandes películas de gran metraje estilo Lawrence de Arabia, pero realizar esas obras no están al alcance de cualquiera y, mucho me temo que Tom Hooper no es David Lean, por mucho que haya hecho El discurso del Rey. Y de la adaptación de la obra desde un musical, pasa tres cuartos de lo mismo, con la salvedad además de que en este caso tienes quince minutos de descanso entre acto y acto.

No todo va a ser malo. De los personajes sobresalen Hugh Jackman y Russell Crowe. Están inmensos, y realizan unas interpretaciones soberbias, sobre todo en el plano musical. Precisamente son los personajes más desarrollados y toda la trama gira alrededor de ellos, con lo que entendemos bien sus motivaciones, aunque algunas veces resulte inverosímil la fijación de Javert con Valjean. Anne Hathaway también está perfecta en lo poco de metraje que sale, aunque tendente a la sobreactuación. Al resto les pasa lo que he comentado antes, que les falta minutos en escena sin cantar. Por ejemplo, parece que a Sacha Baron Cohen y Helena Bonham Carter nadie les dijo que ya no estaban en Sweeney Todd, por mucho que se esfuercen en darle el toque cómico a sus apariciones.

Otro punto fuerte de la película es el espectacular diseño de producción y la ambientación. Desde las galeras del inicio, al Paris revolucionario del siglo XIX, todos los decorados de la cinta contribuyen a darle el toque épico a la trama que los números musicales se empeñan en quitar.

Como conclusión final, la verdad es que Los Miserables deja un regusto contradictorio. Por un lado es una gran trama épica que trasciende lo argumental y habla de las grandes miserias y virtudes del hombre. El honor, el destino y la redención tanto divina como humana de nuestros actos. El problema es que precisamente, esto no es mérito de la película sino de la obra en la que se basa. Técnicamente está muy bien realizada, y hay que reconocer el mérito de las interpretaciones siempre que un actor se arriesga a poner su voz al servicio de la música. Sin embargo, para mí pesa más el tedioso ritmo de la trama y eso es un pecado que en una película no puedo perdonar, a pesar de que -dejando a parte mis prejuicios preconcebidos de algunos realizadores- suelo ser bastante condescendiente con la mayoría de películas que suelo ver, siempre que me hagan estar enganchado a la butaca sin mirar el reloj la mayor parte del metraje. Es por ello que para mí esta cinta no llega al aprobado, lo que no quita que se la pueda recomendar a más gente dado que considero que la experiencia fílmica de cada uno pueda ser distinta. Avisados estáis.

Calificación: Entre pasable y mala.

Lo Mejor: Las interpretaciones del Jackman, Crowe y Hathaway. La ambientación.

Lo Peor: Excesivo metraje. No está a la altura a nivel de ritmo narrativo.

La vería de nuevo: No

La Recomiendo: Sí; como ya he dicho, creo que a mucha gente no le importe las dos horas y pico, y que sepan valorar mejor que yo los números musicales.

Películas similares: Moulin Rouge (Combo blu_ray + DVD), Sweeney Todd [Blu-ray], El Conde De Montecristo (G.Depardieu) [Blu-ray], Oliver! (Musical de Carol Reed, 1968), Oliver Twist (versión de David Lean en DVD, 1948), Oliver Twist (versión de Roman Polansky, 2011),

Link a la banda sonora en Amazon.es: Les Miserables: Highlights From The

Link a los DVD del Espectáculo de Broadway en DVD en Amazon.es: Los miserables: El musical [DVD]

Ficha en IMDB: http://www.imdb.es/title/tt1707386/

Tráiler en You Tube (español):

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Película – En la casa

Reseñado por 0017

Ficha técnica

Año: 2012

Director: François Ozon (“Potiche, mujeres al poder”; “Mi refugio”; “Angel”)

Guión: François Ozon (basado en el libro de Juan Mayorga, El chico de la última fila)

Música: Philippe Rombi

Reparto

  • Fabrice Luchini
  • Ernst Umhauer
  • Kristin Scott Thomas
  • Emmanuelle Seigner
  • Diana Stewart
  • Denis Ménochet,
  • Jean-François Balmer
  • Fabrice Colson
  • Bastien Ughetto

“En la casa, todo tiene que ocurrir dentro de la casa, entre las cuatro paredes” es la frase que le dice el profesor al alumno de literatura viendo la incipiente obra que escribe el talentoso pupilo en un momento de la película, frente a la pizarra. Y, como siguiendo el paralelismo docente, toda la película en sí es un tratado de escritura que nos muestra de primera mano los pasos estilísticos y argumentales que toda obra artística narrada o filmada (y pintada, puesto que el personaje de Scott Thomas regenta una galería de arte a la que se le aplican las mismas reflexiones) debe seguir para salir de la mediocridad. Los fallos típicos, los recursos usuales de los grandes clásicos, la búsqueda de conflictos entre los personajes… Como si fuéramos siguiendo paso a paso el manual del perfecto escritor, todo ello se va trasladando a la película en un ejercicio metalingüístico y narrativo de aúpa. En algún celebrado momento vemos incluso a personajes que no deben estar en la escena, debatiendo entre ellos cómo tendrían que desarrollarse los acontecimientos, mezclando realidad con ficción, confundiendo al espectador con pasos atrás en los capítulos del libro y en las escenas del guión, realizando flashbacks y flashforwards…

“En la casa” es la ganadora de la Concha de Oro del último festival de San Sebastián, así como del premio del jurado al mejor guión. Está basada en el libro El chico de la última fila, del español Juan Mayorga, y nos cuenta la historia de un profesor de lengua y literatura de un instituto francés que pide a sus alumnos que escriban sus vivencias del fin de semana. Hastiado por el bajo nivel que muestran todos, se entusiasma al llegar a la sobresaliente lectura que ha escrito Claude, el chico que se sienta en la última fila, explicando la ayuda en matemáticas que prestó a uno de sus compañeros. El texto, donde muestra su apasionamiento por la casa típica de una familia normal, “con el característico olor de la mujer de clase media”, enseguida despierta el interés del profesor, no sólo por el tono paródico y burlesco del alumno hacia la familia de su compañero, también por la curiosidad que supone el inicio de una historia con sucesivos “continuará” y que va desvelando un interés malsano por la madre de su amigo… el planteamiento dramático (como si de una tragedia clásica al estilo de Ulises se tratase) está servido. Y no sabemos hasta qué punto el alumno manipula al profesor, y en cuál aquél necesita realmente a éste para continuar formándose en lo que parece ser el inicio de una meteórica carrera literaria.

La interpretación del joven Ernst Umhauer, como Claude, el protagonista literario resulta, cuanto menos, desasosegante. A sus 23 años, clava el papel de imberbe quinceañero pelín guaperas. Pero lo hace tan bien, que a ratos la película roza el género del terror psicológico (sin serlo) gracias únicamente a su interpretación. Resulta totalmente creíble como un adolescente intentando seducir a la madre madura de su amigo.

Más inverosímil resulta la película conforme va avanzando en la trama y en los sucesivos giros, tanto que llega un momento que ya no sabes qué pensar, si es realidad o ficción. De hecho, hasta el profesor lo recrimina en algún momento, hablando de la redacción. Papel interpretado por Fabrice Luchini, algunas veces resulta repelente cual verdadero profesor, pero sobre todo por la enfermiza curiosidad rayana en el cotilleo, de la que hace gala al querer saber más sobre la historia que está leyendo.

La mujer del profesor, interpretada por Kristin Scott Thomas, es de los rostros más conocidos de la cinta y que internacionaliza el reparto, aportando su grave y sólida presencia británica. Sin embargo, en mi opinión, es la que menos convincente resulta, sobre todo por sus actos finales, que no son consecuentes con lo que hemos venido viendo a lo largo del metraje. Quizás también por la cadena de acontecimientos que se van desencadenando y que no sabemos si tienen mucho sentido o no, dando ese toque de irrealidad a la película. Scott Thomas es la que más desentona en el capítulo interpretativo, quizás porque es ella de quien más esperamos una gran actuación. Tampoco quiero ser muy duro, es una gran actriz y su presencia es siempre gratificante, sólo que o no está a la altura o que su personaje está demasiado desdibujado, quizás le faltaba alguna escena más para acabar de definir y justificarse.

Porque la verdad, el resto del reparto están geniales. Los otros actores, la familia de “En la casa” (padre,  madre e hijo) nos abren las puertas de par en par (bueno, más bien al personaje de Claude) para mostrarnos sus dramas diarios, los pequeños problemas rutinarios, las diversiones mundanas de la clase media, la insatisfacción y frustración de la mujer que no trabaja, el hijo único celoso carente de afectividad, el trabajador agobiado por un trabajo sin futuro… En definitiva, la clase media occidental con sus miserias y… miserias.

François Ozon nos hace cómplices del voyeurismo que hay en él y en cada uno de nosotros, haciendo un guiño a “La ventana indiscreta”, y realiza una película de impecable manufactura aunque algo caótica e inverosímil en su desenlace final, que reflexiona acerca de los requisitos que debe cumplir toda obra artística (al arte pictórico moderno le da bastante leña), aparte de darle un rapapolvo monumental a la vida matrimonial y a la familia media clásica en general.

Calificación: Entre Muy buena y Buena

Lo Mejor: La interpretación de todos, sobre todo Ernst Umhauer; los momentos de metaficción que hacen avanzar la trama, y el fugaz momento de realismo donde vemos pinceladas de la vida de Claude que nos explica su background.

Lo Peor: El personaje de Scott Thomas, no muy definido del todo; pasar tanto de realidad a ficción hace que te descuelgues y que pierdas el interés por momentos, sobre todo en el desenlace.

La vería de nuevo: No creo, puede llegar a ser un poco liosa.

Lo Recomiendo: Al igual que en mi reseña anterior, para todos aquellos con espíritu intelectual que quieran recibir una lección de creación artística. También, para todos aquellos voyeurs de la clase media que no se atreven a reconocerlo.

0017

Ficha en IMDB: http://www.imdb.es/title/tt1964624/

Tráiler en You Tube (subtítulos en español):

Películas similares e influencias: Swiming Pool (también del mismo realizador); La ventana indiscreta (el plano final nos remite directamente a Hitchcock, y básicamente toda la película ha hecho lo mismo que James Stewart: cotillear en las vidas ajenas); La Rosa Púrpura del Cairo (Woody Allen ya introducía personajes que entraban y salían de la narración).

Libros similares: El chico de la última fila (Juan Mayorga, por ser la obra de teatro en la que se basa); 

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Película – La vida de Pi

Reseñado por 0017

Ficha técnica

Año: 2012

Director: Ang Lee (Deseo, peligro; Brokeback Mountain; Hulk; Tigre y Dragón)

Guión: David Magee

Basado en el libro de Yann Martel

Música: Michael Danna

Reparto

  • Suraj Sharma
  • Irrfan Khan
  • Tabu
  • Adil Hussain
  • Gerard Depardieu

Esta semana, aprovechando que se trata de un libro que Bitterblink acaba de comentar, y dada la naturaleza literaria de este blog, la crítica va a ser sobre la película “La vida de Pi” reseñada desde el punto de vista estrictamente cinematográfico, dirigida por Ang Lee y basada en el libro de Yann Martel. De esta manera realizamos un ejercicio de equilibrio temático y complementamos la visión literaria. De paso, y leyendo las dos reseñas,  se puede ver si la adaptación a la gran pantalla desmerece o no el trabajo de una obra en papel, algo habitual en la historia del cine (y más en el cine moderno, donde la falta de ideas acuciante que impera en Hollywood ha sido la seña de identidad en las últimas décadas).

Desde luego si hay algo que no se le puede reprochar a Ang Lee es la mezcla de géneros. Ya sorprendió, escandalizó y triunfó (todo de una vez) al pasearse por las arenas movedizas de la tempestuosa relación homosexual en la oscarizada Brokeback Mountain, a la vez que dinamitaba los cimientos del género cinematográfico americano por excelencia. Más sorprendente resulta examinando sus películas anteriores: la comiquera Hulk, o la matrixiana Tigre y Dragón. Resulta clara la naturaleza de obra de encargo de, sobre todo, la primera de éstas. Sin embargo, las similitudes formales afloran en su filmografía, y en este caso la marca de la casa de Lee son los juegos de pantallas partidas y las originales transiciones entre escenas, que en Hulk le ayudaba a recordarnos la naturaleza de cómic, y aquí le da un toque poético a la historia. Además, ya venía de adaptar a Jane Austen en Sentido y Sensibilidad, con lo que se puede confirmar el tipo de películas en las que está más interesado.

La novela llevaba varios años en busca de director con personalidad para ser llevada a la pantalla. M. Night Shyamalan, Alfonso Cuarón,  Jean Pierre Jeunet fueron algunos de los tanteados, hasta que cayó en las manos de Lee.

Aunque Bitterblink ya ha desgranado el argumento del libro, para aquellos que lean antes esta reseña, comentar que la historia trata de lo siguiente: un escritor, en busca de material para su próximo libro, contacta con Piscine Molitor, quien tiene una gran historia de descubrimiento personal digna de ser contada. Desde muy pequeño, el joven Piscine rebosa personalidad propia, como lo demuestra el hábil truco que realiza para que sus compañeros de colegio obvien su malsonante diminutivo -Pis- y le llamen por el nombre que tiene la famosa constante matemática. El joven Pi vive en la India francesa, sus padres regentan un zoo y sus inquietudes religiosas y existenciales le llevan desde muy pequeño a la búsqueda de una religión que dé sentido a su vida. Por motivos económicos, su familia decide trasladarse de la India a Canadá, pero en el viaje en barco por el océano, se produce una tormenta y acaban naufragando y a la deriva en un bote salvavidas Pi y un enorme tigre del zoo de sus padres que, por mucho que Pi haya querido convertirlo en su mascota, no deja de ser un depredador capaz de acabar con cualquiera que le sirva de alimento.

Las penurias que el joven Pi pasará a la deriva intentando sobrevivir con tan inesperado compañero de balsa, les llevarán a ambos a un viaje trascendental en busca de lo divino y lo humano que se oculta en las grandes miserias y alegrías de la vida, tanto en el interior de cada uno, como en el exterior del mundo que les rodea, capaz de mostrarnos la naturaleza en su estado más hermoso y poético, pero también en la crudeza sin piedad de los elementos más embravecidos.

En La vida de Pi tenemos una fábula religiosa, bíblica como si de Noé se tratara, pero también oriental, bebiendo de la obra de Rudyar Kipling. La búsqueda vital del protagonista a través de Dostoievski o Albert Camus, y a través de todas las religiones que va probando, nos pone en antecedentes del viaje épico e interior que va a vivir el protagonista, y de la lucha perpetua que se produce en todo momento para que el bien triunfe sobre el mal.

La fotografía de la película, con tonos apastelados (en ocasiones la pantalla parece un fresco impresionista decimonónico) produce momentos de gran espectáculo visual e incluso oníricos, necesarios para profundizar acerca del sentido de la vida y de la naturaleza creada por alguien supremo. Los mayores efectos visuales de la película (aparte de las características pantallas verdes usadas para simultanear en el mismo lugar al tigre y al protagonista) son los utilizados en el diseño de producción, que incluyen paisajes preciosistas de amaneceres y atardeceres, incluso hasta la estructura de las nubes. Además, la película se ha rodado en 3D, con lo que se garantiza la espectacularidad de algunas escenas (el naufragio, las ballenas luminosas o los peces voladores), demostrando que esta tecnología se puede aplicar a cintas de cualquier género sin que necesariamente se trate de aventuras, acción o terror.

En el capítulo de interpretaciones, la mayoría del peso de éstas recae en el trabajo del joven actor protagonista, Suraj Sharma, quien interpreta a Pi de joven. Pasa por todo el abanico de emociones posibles: miedo, rabia, desesperación, odio, tristeza, alegría,… Se puede decir que supera con nota la prueba. Irrfan Khan, el actor que interpreta al Pi adulto, transmite la serenidad y madurez de un hombre que ha alcanzado el conocimiento que buscaba gracias a esa epopeya en balsa que vivió de joven. Cabe destacar en el elenco una breve aparición de Gerard Depardieu como el cocinero francés del barco.

No voy a decir que sea una película densa. Sin haberme llamado mucho la atención antes de entrar en el cine, lo que sí que puedo decir es que es profunda, colorista y animada, que te hace salir del cine con ganas de vivir, cualquiera que sea la religión que profeses (o ninguna, como el personaje del escritor) con un final que abre la puerta a nuevas interpretaciones de lo narrado y te hace replantearte la historia que acabas de ver desde nuevos prismas.

El resultado de La vida de Pi es la concepción del cine como arte en el sentido más estricto, diseñado para provocar sentimientos y emociones; en este caso se nos permite reflexionar acerca de la existencia o no de la fe, a través de la plasticidad vitalista de unas imágenes y una historia. Aunque en algún momento decaiga en su ritmo, se puede decir que es una obra que cumple los objetivos de aquello para lo que se ha creado, funcionando mejor a nivel visual y sensorial.

Calificación: Muy buena

Lo Mejor: El espectáculo visual casi pictórico, que logra conectar directamente con la historia que  cuenta.

Lo Peor: Que no entusiasme si no es éste el tipo de cine que te guste ver.

La vería de nuevo: Probablemente no, salvo para revisar algún aspecto que se haya pasado por alto.

Lo Recomiendo: Es una película para ver con la pareja, o para aquellos con inquietudes intelectuales que creen que hay vida más allá de la existencia del Blockbuster hollywoodense. También es perfecta para verla cuando no tengas el día muy animado.

0017

Ficha en IMDB: http://www.imdb.es/title/tt0454876/fullcredits

Tráiler en You Tube (español):

Películas similares: Naúfrago, El libro de la selva, Slumdog Millionaire, Titanic (sí, lo sé; pero la escena del hundimiento del barco le debe mucho al taquillazo de Cameron)

Libros similares: La vida de Pi (obviamente),

El Emperador – Frederick Forsyth (por lo de supervivencia en alta mar y la superación personal)

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