Los duendes de las estadísticas de WordPress.com prepararon un informe sobre el año 2015 de este blog.
Aquí hay un extracto:
El Museo del Louvre tiene 8.5 millones de visitantes por año. Este blog fue visto cerca de 720.000 veces en 2015. Si fuese una exposición en el Museo del Louvre, se precisarían alrededor de 31 días para que toda esa gente la visitase.
Director: J.J. Abrams (Misión Imposible III, Star Trek, Super 8)
Guión: Lawrence Kasdan, Michael Arndt, J.J. Abrams
Música: John Williams
Fotografía: Daniel Mindel
Reparto
Daisy Ridley
John Boyega
Oscar Isaac
Adam Driver
Harrison Ford
Carrie Fisher
Mark Hamill
Peter Mayhew
Anthony Daniels
Kenny Baker
Andy Serkis
Domhnall Gleeson
Max Von Sydow
Lupita Nyong’o
Gwendoline Christie
El estreno estrella de este final de 2015 es, sin duda, el nuevo episodio de la Guerra de las Galaxias, el séptimo oficial de la franquicia y el primero tras la compra de los derechos de la serie a George Lucas por parte de la todopoderosa Disney (que también es poseedora de los de Pixar y Marvel). Con la vista en varias secuelas y spin-offs que rentabilicen el desembolso realizado por la compra, se trata de una saga que despierta tanto cariño entre el público (no en vano el estreno de la original en 1977 cambió el cine-espectáculo para siempre), y de la que cerca quedan las precuelas que en 1999 intentaron continuar el éxito pero fracasando rotundamente por la exageración de efectos especiales, la proliferación de personajes cargantes y/o demasiado infantiles, la acción adaptada al nuevo siglo pero desvirtuando el concepto inicial, y, sobre todo, la degeneración de una historia interesante en su origen pero pésimamente narrada en tres películas olvidables y repetitivas. Todo esto viniendo a confirmar el gran olfato comercial de Lucas solo comparable a sus desastrosas dotes como director y guionista. Sin embargo todo parece mejorar con el nombramiento de ese resucitador de franquicias que es J. J. Abrams. Ya lo hizo con Misión Imposible III y con Star Trek, que es coger una saga que parecía agotada y ponerla al día con nuevas visiones, giros y tramas que estén a la altura, manteniendo la esencia original. A fin de cuentas, todo se reduce a un buen argumento, y si sabemos que Lawrence Kasdan firma como guionista, podemos respirar algo más tranquilos. Y mi idea es reseñar esta nueva continuación de la saga sin estropear el efecto sorpresa del argumento, así que esta crítica esta libre de SPOILERS que puedan arruinar el visionado.
Han pasado más de 30 años desde la Batalla de Endor y los sucesos ocurridos en “El Retorno del Jedi”, la cinta que culminó la saga galáctica original de George Lucas. Sin embargo, los últimos vestigios del Imperio Galáctico siguen vivos con la Primera Orden, una nueva organización interplanetaria que desea hacerse con el poder en toda la galaxia, y contra la cual lucha la Resistencia, comandada por antiguos luchadores de la Rebelión. Junto con nuevos personajes como Finn, un desertor de las tropas de asalto, Poe Dameron, el mejor piloto de cazas de la Resistencia, y Rey, una recolectora de chatarra del planeta Jakku, antiguos héroes de la Rebelión como Leia, Han Solo y Chewbaca se unirán a una nueva cruzada por restaurar la libertad en la galaxia y evitar que Kylo Ren, un nuevo caballero del lado oscuro de la fuerza se haga con el poder de la galaxia.
Con esta saga, a pesar del destrozo que hizo George Lucas con el rodaje de las tres primeras precuelas, uno no puede menos que sentir cierto cariño y afecto. Nuestro sentido friki del cine, ése que hace que disfrutemos más con naves espaciales o con un tipo con látigo que con las películas de “El Padrino”, se dispara con las películas originales que vinieron en los primeros años ochenta por las historias, personajes y efectos especiales que nos mostraron. Y uno no podía sentir a priori otra cosa más que pavor pensando en si el retomar esta franquicia no sería otro vano intento de explotar la gallina de los huevos de oro mientras se estropean unos personajes o universo de tramas. Pero la espera ha merecido la pena, y J.J. Abrams supera la prueba con nota a base de no cometer los mismos errores que Lucas con el Episodio I, sobre todo. Y es que usar los personajes originales y, en concreto Han Solo, ya era una apuesta segura de éxito. En efecto, el carismático personaje de Harrison Ford era y es uno de los pilares principales de esta saga, capaz de mantener por si solo el peso de una cinta o de una trilogía, a la vez que no acapara todo el protagonismo y cede espacio a otros coprotagonistas. Es de lo que más se echaba de menos en las historias protagonizadas por Ewan McGregor y Hayden Christensen, entre otros muchos errores, y el volver a verle en pantalla es una delicia. Y en esta ocasión Ford consigue salir mejor parado que cuando revisitó a Indiana Jones hace pocos años por cuarta vez, gracias a la historia que se sirve en bandeja y a otros aciertos. Por ejemplo, el uso de efectos digitales CGI están reducidos al mínimo, dando más la sensación de estar frente a maquetas que a pantallas verdes, como ocurrió en los ochenta. Y las luchas con espadas láser están lejos de las fanfarrias y volteretas con las que nos abrumaron con el Episodio I, II y III; son más terrenales, más creíbles, y precisamente por eso tienen más emoción y tensión.
Entre los defectos que presenta El Despertar de la Fuerza, el principal es el conservadurismo de J.J. Abrams para no caer en los errores de las precuelas, alejándose de éstas para acercarse demasiado a la trilogía original. Las situaciones, argumentos y personajes son un calco de cosas que ya vimos en el episodio IV, V, y VI (hasta el punto de que hay quien habla de remake encubierto). Aunque no es un defecto que lastre demasiado la manufactura final, sí que es cierto que la sensación de evocar algo ya visto (tal como apunta Jordi Costa en la crítica de Fotogramas) es continua a lo largo de toda la cinta. Ya sea a través de homenajes directos o más soterrados y sutiles, o del reflejo invertido proporcionado por el juego de espejos con la trilogía original con los personajes y situaciones, la verdad es que esta película está diseñada para contentar al fan más ortodoxo. Y el espectador audaz y menos sentimental, aquél que la nostalgia no le pesa en su criterio, sí que puede echar en falta innovación y capacidad de sorpresa (a pesar de todos los giros argumentales habidos, que no tienen nada que envidiar a los de los años ochenta). Pero a éstos, les sugiero la excelente “Guardianes de la Galaxia”, una puesta al día del género de la space opera (también de Disney por medio de su filial Marvel), con grandes personajes que en nada tienen que envidiar a los de Lucas, y con ese toque macarra que aporta el ser más actual y menos ingenua que el cine de los ochenta.
Pero obviando este fallo, que hace que la nota final no llegue al sobresaliente y se quede en un notable alto (a falta de que el paso del tiempo acabe de calificar esta cinta, superado el entusiasmo inicial y viendo este inicio de trilogía final en su conjunto), el resto es un agradable retorno a un universo y unos personajes tratados con el mayor mimo posible por Abrams (entendiendo “mimo” como la mejor manera de dotar del argumento más digno, sólido y trepidante a una historia y personajes ya conocidos). Rellenando huecos y situaciones de lo que ha pasado en estos últimos 30 años, presentando nuevos protagonistas que cojan el relevo generacional, y con un diseño de producción que sitúa a la nostalgia en su justo lugar (en este sentido, los planos y decorados con las ruinas de antigua maquinaria de las batallas anteriores son geniales, gran metáfora del reciclaje que hace Abrams de toda la imaginería visual de la primera trilogía).
El villano Kylo Ren, en mi opinión, está más que justificado, tanto por motivaciones como por estética; Adam Driver le otorga un gran carisma gracias a su especial físico, y no estoy de acuerdo con los fans más acérrimos que le critican no estar a la altura de Darth Vader. De eso se trata, de aportar otra visión por edad y experiencia. Las nuevas incorporaciones para luchar contra el lado oscuro también son carismáticas; tanto Oscar Isaac como John Boyega nos pueden hacer olvidar al reparto original en muchos momentos. Y mención especial para Daisy Ridley, el personaje femenino con más fuerza de toda la franquicia. Todo lo que Natalie Portman no pudo hacer con Amidala, y lo que Carrie Fisher dejaba entrever (en otra época cuyos personajes femeninos eran meras comparsas) aquí Ridley lo lleva a otra dimensión de protagonismo, haciendo que una gran parte de la trama lo aguante ella sola. Incluso el nuevo robot, BB-8, desbanca a R2D2 en expresividad sin decir una sola palabra, genial soplo de aire fresco frente a los droides ya vistos y explorados hasta la saciedad (junto con C3PO, ellos eran los únicos que repetían en las precuelas, presentando síntomas de agotamiento por dicho tratamiento en unas películas tan flojas).
Y si a esto le sumamos la partitura de John Williams retomando los temas orquestales originales, que subrayan los mejores momentos como hizo treinta años atrás, tenemos el mejor envoltorio que un guión coescrito por Kasdan y Abrams nos podía otorgar. Más de dos horas que nos proporcionan las mismas emociones que vivimos años atrás, tanto tiempo esperando saber qué sucedía con unos personajes que formaban parte de nuestra imaginería, y que nos deja un gran regusto tras salir del cine. Lo único que espero es que la decisión de Disney de producir una película por año (sumando a las continuaciones del Episodio VII unos spin-offs que explicarán los orígenes de los personajes) no nos produzca una sensación de hartazgo similar a la de “Los Vengadores” y el resto de héroes de Marvel. Porque es demasiado fácil errar el tiro con este tipo de películas, y dar un paso en falso que estropee este universo (y la lleve al lado oscuro) es una situación probable de la que deberían tomar nota los nuevos dueños de esta franquicia.
Calificación: Buena – muy buena
Lo Mejor: Que adquiere las mejores virtudes de la trilogía original y ninguno de los defectos de las precuelas.
Lo Peor: Sensación de dejá-vu con muchas similitudes con la trilogía original.
Cuentos de Terror de los Objetos Malditos – Chris Priestley
Chris Priestley es un autor inglés criado entre Gales y Gibraltar. Tras hacer carrera como dibujante de tiras cómicas comenzó a escribir historias de terror juvenil con las que ha ganado diversos premios. En el caso del libro que nos ocupa ha ganado la prestigiosa Carnegie Medal que es el máximo reconocimiento para libros juveniles de Reino Unido.
Como curiosidad, este libro se ha publicado en castellano con un título traducción del original «Cuentos de terror del tio Montague» y con este título «Cuentos de terror de los objetos malditos» que viene a dar más pista de lo que va el libro pero quizá me gusta menos.
Sinopsis
Edgar tiene 9 años y adora ir a ver a su «Tío» (más bien una especie de Tio Abuelo) Montague. Su tío es un hombre huraño que vive en una casa en medio del bosque y le encanta contar historias. Edgar tiene poca o nula atención por parte de sus padres así que es con extraño personaje con el que Edgar encuentra un adulto que le escucha y le cuenta historias oscuras.
Cuando Edgar visita la enorme mansión solo visita un único cuarto lleno de objetos, y pese a que Montague afirma vivir solo, múltiples ruidos y pisadas se oyen en la misteriosa casa en la que habita. Para evitar su inquietud, su tío le va revelando la historia que acompaña a cada uno de los misteriosos objetos que pueblan la habitación: Un reloj, una muñeca de porcelana, un marco dorado, una fotografía, una madera tallada en forma de demonio, un extraño dibujo, un cuadro… todos son protagonistas de malignas historias que el tío va desgranando dejando solamente una sin contar: Como ha llegado a conocer todas esas terroríficas historias si no estuvo presente.
Edgar está convencido de que su tío está loco y sin embargo… una sensación de inquietud le avisa de que quizá no esté tan loco y que detrás de las historias haya algo aún más oscuro.
Opinión personal
El libro sorprendentemente me ha gustado y mucho. No digo que me haya dado miedo, pero si ha conseguido despertar mi inquietud leyendo de noche.
No es un libro de terror para adultos pero tampoco para niños. No son historias con final «feliz» o suave, sino que suelen terminar con una suerte funesta para los protagonistas de la historia. Desde mi punto de vista es un libro juvenil para pre-adolescentes (11 a 13 años), porque los niños más pequeños pueden realmente pasar miedo con estas historias.
Es cierto que las historias son algo irregulares, pero ya desde la segunda empiezan a ser seriamente siniestras. Quizá mi preferida es la del demonio tallado en madera, que es de lo más adulta y seria. Y mi segunda preferida por lo desasosegante es sin duda la dedicada al marco dorado, genial en su factura. Pero lo importante es que en general la media es alta, merece la pena desde luego.
Encontraremos historias de todo tipo pero principalmente «moralizantes» es decir, que siempre son los protagonistas niños o jóvenes que tienen un comportamiento malo, o deseos negativos
Está escrito de forma ágil y se lee enseguida y pese a estar hecho en formato libro de cuentos, no se puede ir saltando de historia porque hay una historia común que va uniendo las historias que no es otra que la del propio Tío Montague.
Respecto a las ilustraciones no puedo decir más que que son correctas y tienen un tono tenebroso adecuado pero no tienen más relevancia, no me incomodan pero me sobran un poco en un libro con un «terror» un poco más adulto de lo habitual en libros juveniles.
Calificación: Bueno
Lo Mejor: Historias adultas
Lo Peor: Alguna historia es más floja, las ilustraciones no me dicen nada
Lo Releería: Si, y se lo regalaría a algún niño mayor
Lo Recomiendo: Para pre-adolescentes sin duda, no apto para niños miedosos.
Director: Steven Spielberg (La Lista de Schindler, Salvar al soldado Ryan, Minority Report, Atrápame si puedes, Munich, Lincoln)
Guión: Matt Charman, Joel y Ethan Coen
Música: Thomas Newman
Fotografía: Janusz Kaminski
Reparto
Toma Hanks
Amy Ryan
Alan Alda
Eve Hewson
Mark Rylance
De lo mejorcito que hemos tenido en este año marcado por el estreno de todas clases de cine de espionaje (Bond, Misión Imposible, Operación Uncle, Kingsman, Pierce Brosnan), el broche de oro no lo podía poner otro que no fuera el mejor Spielberg que hemos tenido en años. Con un guión de los hermanos Coen que deja al lado la habitual excentricidad de los directores de Fargo y El Gran Lebowsky, Spielberg hace un drama histórico con uno de sus actores fetiche que mejora con los años, poniendo a Tom Hanks a la altura del James Stewart más clásico, bonachón e íntegro (o el Atticus Finch interpretado por Gregrory Peck de “Matar a un Ruiseñor”). Con uno de los escenarios clásicos del género como es el Berlín dividido de los años 60, en plena construcción del muro que separaría el éxodo de ciudadanos en busca de la libertad y la prosperidad, “El puente de los espías” (el puente Glienicke) toma el nombre de la zona tranquila de la ciudad alejada de miradas indiscretas que servía como lugar de encuentro e intercambio de espías prisioneros entre los dos bandos. Con este leitmotiv, Spielberg fabrica un peliculón con dos actos diferenciados que le sirve para plasmar una historia como las que le gustan, de héroes cercanos y familiares cuya mayor virtud es la honradez y la escala de valores inquebrantable.
A finales de la década de los cincuenta el espía soviético Rudolf Abel es capturado en suelo americano ejerciendo actividades conspiratorias en contra de los Estados Unidos. La guerra fría está en su apogeo y la paranoia occidental acerca del peligro atómico sobrevuela la sociedad. Para dar la sensación de que se le proporciona un juicio justo basado en los pilares democráticos americanos, el gobierno contrata al abogado privado James Donovan para que lleve su defensa. Abel es un buen hombre, de edad algo avanzada y alejado del prototipo de espía malvado mostrado por la propaganda, y su forma de ser cautiva a Donovan quien empieza a tomarse su trabajo más en serio de lo que esperaba la opinión pública. Coacciones, amenazas, y poca justicia en el tratamiento legal hacen que el íntegro abogado se tome el asunto como algo personal y defienda con pasión a su cliente, lo que incluso llega a poner en peligro a su familia. La posibilidad de usar el espía soviético para ser intercambiado por prisioneros estadounidenses que estén en la misma situación en territorio ruso es usada como argumento en la defensa, y cobra su sentido cuando poco tiempo después el piloto Gary Powers es derribado con un avión espía en la Unión Soviética. Donovan será el designado para viajar al Berlín más tenso desde la II guerra mundial, en pleno momento de la construcción del muro, y negociar la liberación del prisionero americano, dando muestras de la integridad de un hombre que hace lo que su honor y su decencia le dicta.
Una delicia para disfrutar durante casi dos horas y media, cumpliendo el principal requisito de toda película sobresaliente, que es el que el tiempo pase volando sin que se haga pesada ni nos haga mirar el reloj continuamente. Sus dos partes están claramente diferenciadas, en la que el segundo acto cambia el tono y los derroteros argumentales de lo que parecía inicialmente un drama judicial, lo que le sienta estupendamente bien al ritmo del metraje. Desde la escena inicial nos cautiva la intriga argumental que humaniza al espía enemigo, saliéndose del canon habitual en este tipo de historias. El espía Rudolf Abel es un hombre de a pie, corriente, que en ningún momento reniega de su condición ni traiciona a su totalitario país. Spielberg sabe como no caer en el maniqueísmo fácil, y por momentos pone a los USA y su opinión pública en contra del espectador. Aunque también hay que decir que el contraste occidente-comunismo está polarizado, claro (no es cuestión de mostrar que los rusos eran hermanitas de la caridad). Pero por lo menos se deja claro la posición de integridad del protagonista, lo único sin claroscuros del filme.
Dejando a un lado las lecturas morales y políticas de la película, decir que sobresale la labor de casting realizada, con actores semidesconocidos en alto porcentaje del reparto. Tom Hanks está fabuloso, sí; pero del resto de los actores no se puede decir que nos suenen sus caras, favoreciendo este semi desconocimiento el impacto que sus interpretaciones nos deja. La anodina mujer de Donovan (interpretada por Amy Ryan) la hemos visto en Birdman, pero su look de mujer abnegada en plenos años cincuenta nos deja entrever el papel de mujeres florero de la época, descontenta con las labores que hace su marido pero con poco margen de maniobra para actuar o quejarse. A Mark Rylance le pasa lo mismo: es un actor veterano con un rostro poco prodigado en películas conocidas pero que le viene a Spielberg como anillo al dedo para reforzar el carácter anodino del espía soviético, humanizándolo como pocos harían.
Todo ello aúpa a una cinta que es de lo mejor de Spielberg en los últimos años (claramente superior a War Horse y Lincoln, por ejemplo), demostrando que está en plena forma esforzándose por hacer un cine que resulte novedoso y que no caiga en sus viejos clichés de antaño. Sin resultar espectacular en acción o set pieces, la iconografía que deja después de 141 minutos demuestra que todavía es capaz de dar grandes hallazgos visuales en sus cintas. Sirva como ejemplo la escena final del puente, con una magistral dirección de fotografía, en tonos azules, que logra capturar el momento de la madrugada donde se desarrollaban este tipo de operaciones, con niebla o heladas, digna de todo un John Lecarré (desde luego que Tom Hanks es todo un espía que surgió del frío). Y teniendo ya una visión de lo que ha sido este 2015, podemos decir que es de las grandes cintas del año; oscarizable, dramática, con grandes momentos para el recuerdo, y con ese buen sabor de boca que nos deja el saber que hemos asistido a una nueva lección de cine de uno de los grandes.
Calificación: Muy buena
Lo Mejor: El ritmo, la historia, los escenarios, los actores y Tom Hanks en su búsqueda de la integridad.
Lo Peor: El dibujo polarizado del enfrentamiento de los bloques americanos y comunistas.
Kwaidan Cuentos Fantásticos del Japón – Lafcadio Hearn
Este es uno de esos libros del que he oído hablar mucho, tanto que estaba casi seguro de haberlo leído. Pero hablemos del autor: Lafcadio Hearn es un periodista greco-irlandés (hijo de un médico militar irlandés durante la ocupación de Grecia y de una campesina griega) que vivió a finales del siglo XIX.
La vida de Lafcadio es casi tan apasionante como su obra literaria, siendo abandonado primero por su madre al anular su matrimonio, y después por su padre al casarse este de nuevo dejándolo al cuidado de una tía que tras su bancarrota financiera decidió deshacerse del miserable huérfano con un billete solo de ida a Nueva York.
Allí su formación académica en varios idioma y su capacidad como escritor le permitieron convertirse en periodista de un periódico local, que lo despidió poniendo como excusa su matrimonio con una afro-americana (ilegal en aquel tiempo).
Vivió posteriormente en Nueva Orleans donde escribió sobre todo tipo de temas de los bajos fondos, incluyendo el vudú, para luego viajar a Martinica (Guyana Francesa) donde siguió escribiendo del folklore y la vida en la colonia tanto en artículos como el libros.
Finalmente recala en Japón, país del que se enamora y se libra de las cadenas de los editores occidentales. Se casa con una japonesa de una antigua familia samurai, nacionalizándose japonés y haciendose budista bajo el nombre de Koizumi Yakumo.
Sus escritos tienen un profundo valor histórico al ser la principal mirada «occidental» en la época Meiji con escritos minuciosos tanto de tipo costumbrista, como recogiendo mitos y leyendas tradicionales. Este es el objeto de este libro que ha sido convertido en película en 1999 («Kwaidan» / «El más allá» en Castellano) y en 2002 (Tales of the Moonlight Rain).
Sinopsis y opinión personal (difícil es separarlas)
Kwaidan es una recopilación de historias en el que el autor simplemente rescata y traduce muchas leyendas tradicionales de fantasmas, con múltiples referencias y definiciones de conceptos intraducibles (como una suerte de magia por imitación japonesa tipo vudú) para contar las historias de fantasmas sin juzgarlas.
Las historias son de todo tipo, desde algunas más orientadas a «asustar» a la audiencia, otras con «moraleja» donde censuran un comportamiento determinado y otras un tanto más extrañas donde se cuenta una historia porque si o donde la intención no es precisamente moralizante ni ofrece un relato «de terror» pero sí nos permite vislumbrar la mentalidad de los japoneses de la época, lo que encuentran enternecedor, lo que encuentran pusilánime etc…
En alguna historia el escritor pasa de ser narrador a ser intérprete e intentar explicar un concepto complicado ilustrándolo con una o varias leyendas, para mi son los capítulos más interesantes.
Seremos testigos de como el Japonés del Meiji cree mucho en la voluntad fuerte como una especie de «magia» capaz de conseguir cosas, así en una historia una nodriza «cura» a una señora con solo desear con todas sus fuerzas que la que muera sea ella en su lugar.
También frecuentemente veremos como personaje principal a un monje puesto que estos son personajes omnipresentes en las historias de fantasmas.
Las historias son muy cortas, apenas 2 a 5 páginas en media, pero son suficientemente distintas como para que el interés no decaiga en su lectura añadiendo la ventaja de poder abrir el libro por donde se quiera, leer una o dos historias y dejarlo.
Esta es la obra occidental imprescindible para entender la mentalidad del japonés de la época. Entiendo su valor cultural y entiendo lo importante para alguien interesado en Japón que es leer este libro, puesto que seremos testigos desde ojos occidentales de las leyendas, traducidas y adaptadas para que podamos digerirlas.
Lo pondría imprescindible pero solo es apto para aquellos interesados en Japón, al resto le resultará un anodino libro de leyendas medievales.
Calificación: Muy bueno
Lo Mejor: Para mi gusto las historias «de miedo» y cuando el escritor explica o interpreta conceptos
Lo Peor: Por poner algo, las historias son de calidad irregular
Lo Releería: Sin duda
Lo Recomiendo: Especialmente para amantes de la cultura japonesa
M. J. Arlidge es un guionista y productor inglés que ha trabajado principalmente en el mundo de la televisión, sobre todo en series policíacas y dramas. Tú te vas, tú te quedas es su primera novela, también encuadrada en el género policíaco. Ha tenido cierto éxito y ha publicado ya una secuela a la misma, titulada No lo ves ni lo verás.
Creo que he leído y leo tantos libros policíacos, de crímenes y de asesinos en serie que hay pocas cosas que me sorprendan ya. Con esto no quiero decir que la novela que nos ocupa sea mala, no, es correcta, rápida y suficientemente entretenida. Pero tampoco me ha resultado diferencial, ni especialmente vibrante, ni el inglés se va a convertir en mi escritor de cabecera en el género. Pero bueno, ya os digo que puede que sea un tema de saturación…
Sinopsis
Una chica sale del bosque casi moribunda. Su historia parece increíble. Pero es verdadera. Cada una de las terribles palabras que pronuncia. Días después otra persona aparece en similares circunstancias. Poco a poco comienza a quedar claro un modo de actuar. Alguien está secuestrando a sus víctimas por parejas, las recluye y les hace afrontar un dilema: matar o morir. ¿Qué preferirías: perder la vida o perder la razón?
La inspectora de policía Helen Grace ha tenido que hacer frente a sus propios demonios y ha llegado a lo más alto. Mientras dirige esta investigación para dar caza al monstruo que anda suelto descubre que quizá sean los propios supervivientes quienes tengan la clave para resolver el caso. Y, a menos que lo consiga, morirán más inocentes.
Opinión personal
Tú te vas, tú te quedas es una novela muy rápida, con las ventajas e inconvenientes que esto supone. Las ventajas van de la mano del ritmo que será siempre elevado, con mucho diálogo, pocas descripciones, capítulos muy cortos que invitan a seguir leyendo y la sucesión de un asesinato tras otro, sin que al lector le dé tiempo apenas a respirar. Los inconvenientes se derivan de la escasa descripción de los personajes. El autor está tan preocupado por imprimir velocidad a su novela que se olvida de caracterizar mínimamente a sus individuos. Este defecto se pone aún más de manifiesto en el caso de la protagonista de la historia, la inspectora Helen Grace. Apenas sabremos nada de ella, ni de su vida, ni de su pasado, ni de por qué reacciona así, ni tan siquiera de sus pensamientos y sensaciones. Esto hace que Helen no genere ningún tipo de empatía en el lector, que asistirá como espectador pasivo al transcurso de las investigaciones y será testigo de los denotados esfuerzos de Grace por atrapar al asesino. Pero no se involucrará con su suerte, ni con la de ella ni con la de las víctimas y la verdad es que le importarán todos más bien poco. Y si de la protagonista sabremos nada, ya de los secundarios, ni hablamos, porque no están ni siquiera esbozados.
Hablando de nuevo en su favor decir que el escritor recrea de forma correcta la disyuntiva de una persona inmersa en una situación límite (matar o morir) y de cómo las personas somos capaces de lo mejor y también de lo peor en tales circunstancias. Derivado de esto se habla también de la culpa del superviviente y cómo este fenómeno puede destruir del todo a una persona que lo sufre.
Sí tengo que añadir que en ocasiones he encontrado algunas reacciones en las víctimas totalmente irreales y que para mí le restan realismo a la historia. Un ejemplo de esto es el momento en el que una de estas víctimas intenta atrapar una rata para comérsela porque no soporta ya el hambre. Esto sería creíble si no fuera porque sucede a las 48 h de estar encerrada la persona en cuestión. Podría creer que estuviera muerta de sed, pero dispuesta a comerse una rata tras 2 días sin comer, vamos, no se lo cree nadie.
Respecto al final, es cierto que no es malo y tiene su punto de originalidad, pero como he dicho en otras novelas del estilo, también es un final tramposo. Resulta casi imposible resolver el caso y averiguar quién es el asesino mientras leemos, no hay pistas ni podemos hacer deducción alguna que nos lleve a la identidad del asesino. Sí es verdad que de forma alterna se suceden capítulos a lo largo de la novela donde alguien, supuestamente el asesino, nos va relatando retazos de su infancia, pero no nos cuentan lo suficiente como para deducir el desenlace. Este aspecto tampoco me convenció del todo.
Por resumir, libro correcto en su género. Ni especialmente distinguido, ni con excesiva calidad. Pero tampoco aburrido y con un cierto toque de originalidad, lo que hace que al menos adquiramos y nos leamos esta obra sin mayor esfuerzo. Entretenido, que no es poco.
Por qué decidí leerlo: Me gustó el título y lo que se podía adivinar de la sinopsis.
Lo mejor: La rapidez y la efectividad de la novela. El ritmo nunca decae y por tanto no da pie al aburrimiento, lo cual ya es un aspecto positivo en sí mismo.
Lo peor: El escaso desarrollo de los personajes, imperdonable en el caso de la protagonista de la novela, a la que casi no conoceremos y cuya suerte nos dará un poco igual. Algunas incoherencias localizadas en el argumento, sobre todo de reacciones exageradas de los personajes.
¿Volvería a leerlo?: No, para nada. Aunque igual le doy una oportunidad a la secuela publicada este año.
¿Lo recomendaría?: A los que les gusten las novelas con mucho ritmo, muy amenas y en las que apenas hay que pensar y sólo debes dejarte llevar. Sin esperar profundidad ninguna. Y si no te importa leer alguna escena algo desagradable.
No culpes al Karma de lo que te pasa por Gilipollas – Laura Norton
Laura Norton es el seudónimo una escritora madrileña (no confundir con la actriz británica) dedicada a sus libros pero también a la publicidad y al cine. Esta es su primera novela que tras 8 ediciones y más de 50k ejemplares vendidos va a ser llevada al cine. Su siguiente obra «Gente que viene y Bah» parece ser la revelación en ‘chick lit’ de estas navidades de 2015, pero vamos a lo que vamos.
Sinopsis
Sara es una treintañera algo desencantada cuya vida va un poco a la deriva. Opositando para una posición de profesor de química que realmente no quiere y con un novio estupendo (Roberto) que ha tenido que emigrar a Francia para encontrar trabajo de Arquitecto.
Toma la decisión más difícil de su vida al decidir que su futuro está ligado a la vieja tienda de costura de su abuela y a hacer ropa basada en plumas exóticas. Este sueño viene del único momento en su vida en el que fue enteramente feliz, cuando el chico más guapo del instituto (Aarón) la felicitó efusívamente por el vestuario basado en plumas de una obra del instituto. Tras la obra ella no se atrevió a lanzarse y Aarón desapareció para siempre de su vida pese a que siempre esté presente en su mente.
Su aventura con las plumas viviendo en la antigua casa de su abuela no parece ir mal, incluso se plantea vivir de ello, y cuando por primera vez vislumbra una verdadera oportunidad de salir adelante todo se estropea.
Su familia es un caos, su hermana modelo (Lu) anuncia que se casa, su novio viene acompañado de un enorme finlandés de su viaje y lo aloja en su casa por sorpresa y cuando parece que nada podía ir peor, Sara descubre con horror que el prometido de su hermana no es otro que Aarón, su Aarón.
Así en una casa llena de gente variopinta, con distintos desastres de por medio, Sara intenta llevar adelante su negocio y su relación, negándose a admitir lo enamorada que sigue de aquél chico que era el único que creía en su talento en el instituto.
Sara tendrá que tener la cabeza fría para intentar entender qué es lo que quiere hacer con su vida y cómo va a salir del tremendo lío en el que se va a meter por no aceptar la realidad tal y como es.
Opinión personal
La ‘Chick Lit‘ es un género por derecho propio. Para mí la impulsora real del género fue Helen Fielding con El Diario de Briget Jones y aunque es un género muy anglosajón (Marian Keyes, Nancy Mitford…) en lengua castellana cada vez tenemos más autoras de este género. Laura Norton ha sabido hasta cierto punto subirse a esta ola con las particularidades de escribir en Castellano.
Este género habla de valores y esperanzas de mujeres de clase media alta, occidentales, solteras o sobrevenidas, de entre los 20 y los 30 y… intentando hacer como si fuera una «chica cualquiera». Laura sigue este patrón y le sale bien… con algunos matices.
Para empezar una pequeña crítica, no es que sea importante porque creo que es una característica del género. Igual que Bridget Jones era «muy» de Londres, Sara es muy «de Madrid». Habla de locales míticos ya desaparecidos como el Nasti o del ambiente del Barrio de Malasaña donde vive, de comida típica española y otra serie de datos que a veces son difíciles de entender para aquél ya no sólo que no sea español, sino incluso que viva en Madrid. Ya el título hace referencia a un insulto español «gilipollas» (la RAE lo define como alguien muy estúpido, tonto), pero esto le resta un poco de atractivo para el lector no español porque tiene que hacer un esfuerzo extra para entender algunas cosas (por ejemplo, en una escena hablan todo el rato de «Sumial» que es un medicamento para la ansiedad bastante común en España pero que no se llama igual en todos los países).
El libro arranca con fuerza. Tiene un par de gags que son bastante cómicos al principio (mención aparte merece la llamada por Skype que es muy graciosa). Pese a este arranque con tanta fuerza, luego los gags empiezan a ser demasiado absurdos hasta para el género que representa. En vez de a la carcajada te lleva a la media sonrisa. Quizá los mejores gags los provee Eric el finlandés que es toda una caricatura pero que es un personaje de lo más gracioso.
Respecto a los personajes, son como suele ser en este género, demasiado arquetípicos, Aarón es el guapo perfecto, sensible y que cree en ella, Lu es la niñata creída e inestable, y los padres son un par de caricaturas de la crisis de los 60, muy en la línea de los padres de Bridget Jones pero aún más absurdos y con demasiado protagonismo.
Mi personaje preferido sorprendentemente es Roberto, el novio eterno de Sara, el único que es sensato, bueno, abnegado, fiel y por supuesto… no suficientemente atractivo por lo que la autora se dedica a librarse de él, aunque con más elegancia que otras escritoras. No hay «final feliz» en pareja para él, y es una lástima porque claramente es que más se lo merece.
Los diálogos son ágiles, con muchos chistes fáciles y en ocasiones demasiado «monólgo de humor» pero creo que están bien resueltos sin gozar de un humor especialmente inteligente.
En fin, es un libro entretenido que no creo que «indigne» a nadie, con personajes caricaturescos pero más o menos bien llevados. Hará sonreír a los lectores/as que gusten de este tipo de literatura, aunque Bridget Jones sigue estando por encima.
Calificación: Entretenido
Lo Mejor: El principio del libro, Eric, que esté escrito en castellano
Lo Peor: Demasiado caricaturizado todo, alguna situación es en exceso absurda para ser graciosa de verdad
Lo Releería: No, pero no me cierro a no leer «Gente que viene y Bah»
Lo Recomiendo: Si te gusta este tipo de literatura te entretendrá pero no es un salto cualitativo en el género
Las novelas de Jo Nesbø han sido traducidas a más de 40 lenguas y sus ventas superan los 25 millones de ejemplares en todo el mundo. Se dice pronto.
Siempre os he comentado que me encanta el noruego, me parece de lo mejor que hay actualmente en el género. Pero tengo que reconocer que esta última publicación me ha dejado más bien fría y que ya es el segundo volumen del escritor que me gusta menos que más. ¿Nesbo, qué te está pasando? ¿Demasiadas presiones editoriales para publicar novedades? Si la razón es esta, cuidado, porque te está pasando factura…
Sinopsis
Cuando Harry Hole se marchó a vivir a Hong Kong creyó que su vida cambiaría para siempre: dejaba atrás su pasado en Oslo y su carrera como detective. Sin embargo, un acontecimiento del todo insospechado le hace regresar una vez más a su ciudad natal: Oleg, el niño que ayudó a criar y a quien tanto quiso, ha sido arrestado, acusado de asesinato.
Harry no cree que Oleg sea un asesino, así que decide volver a Oslo para tratar de encontrar al verdadero culpable. Sin embargo, hay muchas pruebas que señalan a Oleg como asesino… Harry Hole está fuera del cuerpo de policía, pero, en virtud de sus contactos de otros tiempos, se verá inmerso en el mundo más lumpen de Oslo: peligrosas bandas de traficantes han puesto en circulación una nueva droga de algo potencialmente mortífero que se está volviendo muy popular entre los consumidores. Este es un caso muy especial para Harry, muy personal: deberá enfrentarse a su pasado y a una verdad incómoda sobre Oleg.
Opinión personal
Lo primero y más importante, comentar que ha sido el libro que menos me ha gustado de toda la saga, con bastante diferencia. El anterior de la serie no me entusiasmó (El leopardo), pero este Fantasma me ha parecido todavía inferior. Espero que no se esté marcando una tendencia a la baja, sería una pena que nuestro mejor escritor contemporáneo de novela negra baje el nivel de forma tan acusada.
La trama gira en torno al mundo de los bajos fondos de Oslo y el mercado que mueve el tráfico de drogas, centrándose en este caso el argumento en una nueva droga llamada violín. Además y de forma paralela Nesbo realiza una crítica despiadada del consumo de drogas y de la permisividad legal/policial frente a las mismas. Reflexiona también sobre cómo su consumo destroza a las personas y lleva a las mismas a realizar acciones inesperadas sólo por quitarse el mono.
A pesar de la temática a priori interesante, el noruego sólo logra una trama descafeinada, sin un ápice de suspense, basada en repeticiones sobre el mismo tema. El hecho además de que la parte más negra del género, la relacionada con los asesinatos, se vea reducida no va en favor del interés por seguir leyendo.
Personajes apenas descritos, fácilmente confundibles unos con otros, sin ninguna profundidad, que entran y salen por las páginas de esta novela sin ton ni son e incluso desaparecen sin más, sin que Nesbo finalice sus subtramas argumentales. Esto nunca antes había pasado de forma tan clara y evidencia la falta de consistencia de este relato.
Como positivo hablar de dos cosas: por un lado de Harry Hole como personaje con sus luces y sobras, su peculiar personalidad y sus salidas de tono. Nos sigue gustando también en esta entrega. Y por otro lado el desenlace, la sorpresa y los giros argumentales en el último momento (aunque se vieran venir desde el último tercio de la novela) y la resolución abierta que Nesbo le imprime a esta obra, bastante inesperada y desde luego impactante.
Como curiosidad, deciros que esta novela me ha recordado en argumento, estilo y entretenimiento al último libro publicado por Jussi Adler-Olsen, El efecto Marcus. Lo cual no es una buena noticia, porque tampoco me convenció nada la propuesta del danés. No sé si se han puesto de acuerdo para liarla o han escrito los libros juntos, porque ya os digo que los veo muy similares.
En resumen, pasable y bien pasable. Y porque es de Nesbo, sale Harry Hole y el final convence, que si no, iba al cajón de los malos. El noruego sabe hacerlo muchííííísimo mejor, sabe mantenernos pegados a sus páginas como nadie, disfrutando de cada frase, cada situación y cada personaje. Lamentablemente con este Fantasma no lo consigue.
Por qué decidí leerlo: Me encanta el escritor. Hasta el día de hoy para mí estaba en el top one de novela negra nórdica.
Lo mejor: Sin ninguna duda el final. Por lo que descubriremos de los personajes y por ese desenlace abierto y osado. Aunque dudo que Nesbo se atreva a mantener el órdago que se echa con este final…
Lo peor: En general, todo lo demás. Excepto la presencia y las acciones de Harry, que siempre gustan, el libro falla en suspense, claridad, entretenimiento, complejidad, profundidad y originalidad. Parece que no lo ha escrito Nesbo, vamos…
¿Volvería a leerlo?: Claramente no.
¿Lo recomendaría?: Tampoco. El autor cuenta con libros muchísimo mejores dentro de la saga. Sin ir más lejos el primero, El murciélago, es una novela infinitamente mejor. Si eres fan de la serie no te queda más remedio que zampártelo, aunque ya aviso que probablemente te decepcione.
Supongamos por un momento que el meteorito que acabó con la vida de los dinosaurios en la Tierra pasara de largo. Con este punto de partida, miles de años después, tenemos una familia de Apatosaurus que se dedican a cultivar la tierra mientras sus tres hijos dinosaurios crecen y ayudan en las tareas. De todos ellos tenemos a Arlo, el más pequeño y miedoso, tan inseguro que en algunas ocasiones más una carga que una ayuda. Tras una desgracia, se ve arrastrado por la corriente de un río lejos de su casa junto con un pequeño y primitivo humano llamado Spot, al que se une y adopta como mascota en su peligroso viaje de vuelta. En una época en la que coexisten ambas especies, la amistad que surgirá entre ellos hará que Arlo aprenda a superar sus miedos e inseguridades y convertirse en ejemplo y ayuda ante su familia.
Tras el último exitazo que supuso “Del revés” (Inside Out) tanto de taquilla como de calidad fílmica, Pixar vuelve en menos de una año a hacernos comprar una entrada de cine y arrastrarnos a la sala. En este caso se vale del subgénero de dinosaurios, que nos puede recordar en algún momento a “En busca del valle encantado”, esos intentos de los 90 de la competencia de Disney por llevarse alguna migaja del pastel de la animación de la época. Con una historia de realización personal marca de la casa (tragedia familiar incluida, que hará a los más pequeños de la sala soltar alguna lagrimita), Pixar usa un recurso argumental curioso para invertir los roles y humanizar al animal protagonista (esto lo hemos visto millones de veces), a la vez que “animaliza” al personaje humano y le hace comportarse como si de una mascota perruna se tratase (esto ya no es tan frecuente en el cine de dibujos). Y lo primero que salta a la vista es el contraste visual entre el esbozo rápido de los dinosaurios, de una simplicidad en los trazos apabullante, y la expresividad máxima lograda con el niño humano, tierna a más no poder. Si algunas veces viendo a Arlo nos parece que Pixar no se lo ha currado mucho esta vez en la creación digital de personajes, al ver a Spot estas dudas se disipan y hará que admiremos el apartado técnico de esta cinta. Y como tercer contraste tenemos unos paisajes verdaderamente asombrosos e hiperrealistas, donde Pixar ha echado el resto y se ve el auténtico salto cualitativo en los avances técnicos. Es gracias a estos paisajes con los que por momentos nos veremos transportados al género del western, como si de una cinta del mismísimo John Ford se tratase.
El problema es que, para lo que es Pixar, en esta película se aprecia un bajón de calidad considerable. Aparte del genial giro argumental del meteorito, el argumento se presenta flojo y repetitivo, con unos minutos iniciales en la presentación de los personajes que nos da la impresión de haberlo visto miles de veces. Esta parte inicial no logra enganchar a pesar de todo lo que veremos después, y luego el resto de la cinta es un viaje iniciático más o menos velado que no consigue que remonte el interés por el argumento. A nivel infantil no hay ningún pero, ya que los niños disfrutarán de esta cinta como todas las anteriores de Disney: alegría, tristeza, risas y miedo, todos los ingredientes mezclados con el habitual mensaje de superación. Es a nivel de adulto donde no vemos grandes guiños en la trama, ni esa complicidad que permite una lectura a varios niveles de edad. “El viaje de Arlo” sale ganando en los momentos en que la pareja protagonista está junta, beneficiándose de una química que destila ternura y simpatía a partes iguales. Una buena película infantil, ideal para que disfruten los peques en estos días de fiesta que se acercan. Pero que se queda a medio camino de la extraordinaria calidad a la que nos están acostumbrando habitualmente la factoría Pixar.
Calificación: Buena / Regular
Lo Mejor: El diseño de Spot, su ternura, y la calidad en los paisajes
Lo Peor: El flojo argumento
La vería de nuevo: Puede
La Recomiendo: Ideal para llevar a los más pequeños, como todo lo de Disney
Jacqueline Kelly es una Neozelandesa que siendo niña se mudó a Canadá. Desde pequeña siempre demostró un precoz interés por la ciencia, ganando un premio de ciencias a la edad de 12 años. Desde Canadá su familia se mudo a El Paso, Texas, donde estudió medicina y derecho y donde comenzó a ejercer como médico en Austin. Su primera novela es esta y es publicó en 2009 siendo un éxito de ventas en diversos países.
Sinopsis
Verano de 1899, Calpurnia Virginia Tate es una niña de 12 años que vive en una mansión señorial en Texas con sus padres, sus 4 hermanos y su abuelo el Capitán Tate.
Calpurnia o Callie Vee como la llaman sus allegados es una niña tremendamente curiosa que un buen día se da cuenta así por que sí que hay dos tipos de Saltamontes, amarillos y verdes, y que mientras los verdes son torpes y fáciles de atrapar los amarillos son gordos y «listos». Este intrigante hecho junto con la cantidad de preguntas que hace, termina con otro punto de inflexión en su vida: Su hermano mayor Harry (17 años) le regala un cuaderno para que anote sus observaciones como haría un «naturalista».
Calpurnia, intrigada termina preguntando a su huraño abuelo pese a que el hombre le produce algo de respeto. Su abuelo es un hombre que se dedica por completo a su proyecto de laboratorio: Elaborar whisky a partir de nueces de pecán (o pacanas como le llaman en la traducción).
Así es como Calpurnia descubre casi accidentalmente que su Abuelo es todo un científico que en su casa hay cientos de libros y que entre otras cosas él se dedica a observar y catalogar su entorno. Entonces crece dentro de ella las ganas de ser una científico también. Incluso colaborará con él para descubrir una nueva especie de planta.
Pero no todo es tan sencillo, puesto que estamos a final del siglo XIX y en la sociedad Texana el papel de Calpurnia está muy delimitado: Debe ser una señorita, aprender a cocinar, coser y tejer, ser presentada como una «debutante» y buscar marido pronto.
Sin embargo la pequeña Calpurnia es todo menos conformista. Curiosa e inquisitiva Calpurnia tendrá que equilibrar los deseos de su madre de convertirla en un ama de casa con sus propios deseos de convertirse en una científica, y así irá viviendo aventuras con el apoyo y la ayuda de su abuelo para evolucionar y madurar como mujer y como científica dentro del restrictivo marco del final del siglo XIX.
Opinión personal
Lo cierto es que me ha gustado esta novela y eso que no es un género que cultive porque esta novela es una novela histórica costumbrista. Si, Constumbrista. No es que pase «nada» en concreto, no es una aventura sino es un relato del día a día de una niña que vive en un pueblo de tejas tras la derrota de los confederados.
Me ha gustado sobre todo por el sobresaliente personaje de Calpurnia. Es inteligente pero no en exceso, es curiosa por encima de todo y suficientemente inquisitiva como para preguntarse por qué debo ser un ama de casa y no puedo ser otra cosa, por qué no puedo ganar mi propio dinero, por qué tengo que casarme y así un largo etcétera. No se resigna ante nada y sigue luchando por lo que desea. Es un personaje que señala frecuentemente la hipocresía social con desparpajo y prosa afilada, como por ejemplo cuando señala que la razón por la que su madre toma el famoso tónico femenino cuando los niños la sacan de quicio: tiene más de 20º de alcohol y así un montón de comentarios afilados.
A su vez Calpurnia es niña y gusta de jugar o tiene dudas sobre cosas evidentes y se queja mucho de que la traten como a una niña, pero ella misma reconoce sus limitaciones respecto a lo mal que cocina o que cose, a su inexperiencia en temas amorosos o a lo mucho que le cuesta entender el dichoso libro de Darwin.
Es un personaje estupendo que es digno de leerse seas niño o adulto, chico o chica. Y si algún día tengo una hija es el tipo de libro que le animaré a leer, uno que la anima a ser lo que ella quiera y no tiene por qué limitarse a ser nada de lo que la sociedad elija para ella.
Me parece también un genial contrapunto el abuelo, que de vez en cuando le recuerda lo sensato de saber hace según qué cosas (ej. cocinar o coser, porque te permite ser autosuficiente), y que es parte de tu educación y es recomendable saber hacer aunque no sea en eso en lo que quieras gastar tu vida. El abuelo es cómplice y es consejero, sueña mucho y se ilusiona con una nieta que ha conseguido que siga sus pasos. Es un hombre que busca iluminar el mundo de la mano de la ciencia tras la catástrofe que supuso para la profesión científica estadounidense la guerra civil. Es huraño y despistado pero a la vez probablemente sea el personaje más coherente de la novela.
El resto de los personajes están más desdibujados porque Calpurnia interactúa menos con ellos, sin embargo siguen siendo diferentes, desde el enamoradizo Harry, el sensible Travis o el malicioso Lamar, cada uno de los hermanos de Calpurnia tiene su carácter, aunque no profundiza en exceso en ellos.
Me gusta también que no se amilane a la hora de hacer referencia a temas problemáticos como el racismo de un Texas post-esclavitud. Si bien es cierto que la autora endulza el tema hasta cierto punto, no cae en el exceso de «La cabaña del Tio Tom». Puede que para Calpurnia sea una gran incógnita por qué hay actividades que son «de negros» como recoger algodón o que ella quiera y respete a su cocinera que «sólo tiene un cuarto de sangre negra» pero el resto del mundo acata esas normas que separan a blancos y negros aún.
Del mismo modo que hay actividades que son «de mujeres» y que plantearse que no sea así es un pensamiento peligroso, al igual que anota como la sociedad critica duramente a aquellas mujeres que trabajan y tienen un salario como su maestra o la primera telefonista del pueblo.
Me encanta esa conciencia de que aún hay mucho que descubrir que tiene la sociedad en general y lo poco que les cuesta aún maravillarse. La cocacola, el primer automóvil… todo pensando en el inicio del siglo XX…
Es cierto que como cada capítulo son mini historias pues hay alguno que te aporta poco o nada, pero no dejaron de gustarme.
En fin, para ser un cuadro costumbrista este libro me encantó. Son como pequeños relatos encadenados donde Callie vierte sus reflexiones pero lo que más me ha gustado son los valores que adopta Callie: Da igual que sea una chica, puedo ser lo que yo quiero ser, y puede que no quiera enfrentar a la sociedad frontalmente pero buscaré mi sitio y conseguiré mis sueños. Fabulosa.
Calificación: Muy bueno
Lo Mejor: Los valores, los personajes.
Lo Peor: Algún capitulo aporta poco.
Lo releería: Si, y leeré el siguiente (El curioso mundo de Calpurnia Tate)
Lo Recomiendo: Sin duda, pero solo a aquellos que puedan leer un libro en el que en el fondo «no pasa nada» (salvo descubrir una algarroba «muntante»)
Por cierto y a modo de curiosidad, la Vicia Tateii que aparece en el libro es una planta real, lástima que no fuera descubierta por una niña llamada Calpurnia 😛